Re: WEB NOVELA "Reencuentro con la tentación" DE WENDY ROSNAU

por EsperanzaLR Miér Oct 14, 2015 9:56 am

SuenoLR escribió:
Sique mi Kat

Ahora sigo mi Tonia

por EsperanzaLR Miér Oct 14, 2015 9:59 am

Le besó la palma de la mano.
‐Fue una decisión peligrosa.
‐No me arrepiento.
‐Yo no sé muy bien qué pensar sobre el asunto ‐dijo‐. Podrían haberte matado y no me hace
gracia pensar en esa posibilidad. Pero como no fue así... Dicen que hay una razón para que las
cosas pasen de un modo determinado. Si no te hubieran tiroteado y no hubieras venido a mi casa,
entonces tal vez no hubiéramos...
‐¿Dormido juntos?
‐No puedes negar que estamos hechos el uno para el otro.
‐Nunca lo negué. ¿Por qué me dejaste hace dos años?
No había sido su intención preguntarle eso. Siempre había sentido que la excusa que Will le
había dado entonces, a pesar de lo mala que había sido, era suficiente. ¿Cómo podía importarle el
porqué, cuando lo esencial era que so la quería más junto a él?
‐Es una larga historia ‐se afanó de nuevo con el brazo de Maite, y después echó la pequeña
toalla manchada de sangre en el lavabo‐. Hace dos años mi trabajo se interpuso entre nosotros
‐sacudió la cabeza y empezó a vendarle el brazo. Me había resignado a aceptarlo. Encontré un
modo de vivir con ello ‐la miró y sonrió‐. La vida no era maravillosa, pero conseguí seguir adelante
‐terminó de vendarle el brazo‐. Lo cierto es, cariño, que he estado viviendo una mentira y no quiero
seguir haciéndolo.
Le deslizó las manos entre las piernas y se las separó ligeramente. Se puso de rodillas y se
colocó en el hueco entre sus piernas. Lentamente, sus manos se movieron en sentido ascendente
pasando por sus muslos, por su estrecha cintura y hasta sus pechos, que acarició con ambas
manos. Maite cerró los ojos y aspiró hondo. Entonces empezó a besarla ardientemente y a Maite
se le aceleró el corazón. Cuando ambos jadeaban ya, se echó para atrás.
‐Abre los ojos. Quiero que me mires cuando te diga esto.
Maite los abrió e hizo lo que él le pedía.
Will aspiró hondo y soltó el aire despacio.
‐De acuerdo, allá va. Yo... nunca dejé de amarte. Es la pura verdad. Te hice pensar lo
contrario, pero fue porque no me quedaba otro remedio, debes creerme, Maite, yo nunca he
dejado de quererte.
Intentó besarla otra vez, pero ella se retiró en ese momento. No podía amarla y haber hecho
lo que hizo. No era posible hacerle a nadie el daño que él le había hecho, y decirle que
siempre la había amado. ¿Estaría intentando engañarla otra vez? Dejó caer las manos sobre el
regazo.
‐Cuando amas a una persona, no la destruyes, Will. Recuerdo muy bien que el día que me
dejaste me dijiste...
‐Te dije que quería que siguieras viva.
‐Eso no tiene sentido.
Él se puso de pie rápidamente.
‐Sé que es una locura, pero hubo una buena razón por la que me comporté como un miserable.
Te lo explicaré cuando lleguemos a casa.
‐¿A casa? Nunca he dicho que fuera a volver a tu casa contigo.
‐No puedes quedarte aquí.
‐Puedo si quiero.
‐¿Tienes ganas de saber la verdad?
Maite vaciló. Deseaba más que nada en el mundo saber la verdad, pero...
‐Tal vez me equivoque ‐dijo de repente‐. Quizá fuera más fácil si no lo supieras. Si siguieras...
Maite se erizó.

por EsperanzaLR Miér Oct 14, 2015 10:04 am

‐No soy una cobarde, Will. Si hay algo que deba saber, entonces quiero escucharlo.
Por un momento se miraron fijamente en silencio. Entonces él le tendió la mano y le sonrió.
‐Entonces, vamos a casa.
Will condujo por el Distrito Jardín en silencio. No estaba seguro de cómo le iba a explicar a
Maite esos dos años perdidos sin que ella terminara odiándolo, pero habían hecho un trato y
tenía que cumplir su parte.
En realidad, no había pensando contarle lo del caso Koch Menaro hasta no haber resuelto el
que tenía entre manos. Lo había estado analizando mientras la escuchaba cantar y había decidido
que el método antiguo era el mejor. Para ganarse de nuevo a Maite lo haría igual que lo había
hecho dos años atrás, despacio y con inventiva. Entonces, cuando estuviera seguro de que volvía a
confiar en él, se sentaría con ella un día, tal vez en par de meses más tarde, y se sinceraría.
Pero esa noche la había mirado a los ojos y había cambiado de opinión. Merecía conocer la
verdad, cada uno de los sórdidos detalles. Y al final ella decidiría si quería perdonarlo o no.
Will y Maite entraron en la cocina de su casa momentos después de meter el coche en el
garaje. Había dejado la radio encendida, como de costumbre, y en ese momento sonaba una
balada lenta y triste. La cafetera estaba a la mitad. Maite fue hacia el armario, sacó dos tazones
amarillos y se dispuso a preparar dos cafés.
En los últimos días se había acostumbrado a verla en su cocina, aunque se le antojaba extraño.
Se preguntó qué diría Maite si supiera que la escritura de la casa estaban a su nombre.
‐¿Por qué no subes y te quitas esa ropa mojada? Date un baño si te apetece, pero no te
mojes la venda. Yo te subiré el café ‐le prometió.
Ella se volvió a mirarlo.
‐¿Eres siempre tan amable con todos tus invitados?
‐Ya te lo he dicho, yo no tengo invitados. ¿Qué quieres saber en realidad, Maite?
Ella alzó la cabeza y suspiró levemente como hacía siempre que le hacían una pregunta que
no deseaba contestar.
‐No tiene importancia.
‐Pregúntamelo.
‐De acuerdo. ¿Ha estado Charmaine Stewart aquí alguna vez?
Will no iba a detallar la visita de Char, pero tampoco iba negarla.
‐Una vez.
‐¿Una vez?
‐Llegó sin ser invitada y no se quedó mucho tiempo. No nos hemos acostado si esa va a ser
tu próxima pregunta.
No pensaba contarle los detalles de la noche en que Charmaine Stewart se le había
presentado por sorpresa mientras él estaba soñando con ella. Eso sería demasiado revelador en
ese momento y no quería sentirse más vulnerable de lo que ya se sentía. Antes de que terminara
la noche, tal vez Maite saliera de su vida para siempre. Si eso ocurría, quería que al menos su
orgullo quedara intacto.
‐Estaré arriba ‐dijo en tono suave‐. No tengo prisa por tomar café. He decidido que un baño
me hará bien.
Una hora después, Will estaba de pie en su dormitorio cuando Maite entró. Había dejado de
llover; el cielo estaba despejado y la luna inundaba de luz el jardín. Oyó sus suaves pasos y percibió
el seductor aroma de su cuerpo, entonces se dio la vuelta despacio. Llevaba puesta una de sus
camisas y, al ver sus piernas tan torneadas y sus pies descalzos, se le aceleró el ritmo cardíaco.
Maite miró la cama sin hacer.
‐Estás empeorando, Will. Pensaba que te hacías la cama.
‐Me la hago, pero no con un dolor terrible en las sienes y tú en mi cabeza. Me desperté con

por EsperanzaLR Miér Oct 14, 2015 10:08 am

ambas cosas.
Ella bajó la vista y miró al suelo.
‐No intenté matarte.
‐Lo sé.
Maite lo miró.
‐ No deberías haberte comido esa tercera hamburguesa. No debería haberte dejado.
‐Pero estaban tan ricas... ‐le dijo, intentand
o animarla.
Se acercó a la mesilla, sirvió una taza de café y se la pasó a Maite.
‐¿Por qué tienes todas esas pastillas en el botiquín?
Con esa sencilla pregunta, Will se dio cuenta de que había llegado el momento. No podía
seguir posponiendo el contarle la historia del caso Koch Menaro y de lo que le siguió.
‐Siéntate Maite ‐señaló la butaca y, cuando se hubo sentado, él paseó hasta la ventana‐.
Estuvimos juntos aproximadamente un mes. Si recuerdas bien, esa última semana yo empecé a...
‐Comportarte de un modo distinto.
‐Aún te oigo decir «¿Estás locamente enamorado, o qué?». Lo dijiste así.
‐Me acuerdo.
‐Tenías razón. Estaba locamente enamorado. Te había amado tanto tiempo que cuando
finalmente nos juntamos pensé que mi vida no podía ser más perfecta ‐Will vio que le temblaban las
manos y se las metió en los bolsillos‐. Había un tipo. Lo detuve por asesinato meses antes de
empezar a salir contigo. No pudieron probar que era culpable y lo soltaron. En cosa de pocas
semanas fue detenido de nuevo por otro cargo, pero pasó lo mismo ‐maldijo entre dientes al
recordar lo frío y calculador que había sido Koch; entonces se volvió hacia Maite‐. Koch decidió
divertirse un poco conmigo y unos cuantos policías más.
‐¿Koch?
‐ Koch Menaro, así se llamaba el tipo ‐le explicó Will. Hizo un par de amenazas de muerte a
los miembros de mi brigada. Al principio no le di importancia. Ese tipo de cosas pasan de vez en
cuando. La vida siguió. Tú y yo empezamos a salir juntos un par de meses después y, entonces,
tres semanas más tarde encontré otra amenaza de muerte. Igual les pasó a cada uno de los demás
policías. El jefe decidió que teníamos que poner vigilancia a nuestros familiares porque las
amenazas los mencionaban también a ellos.
‐¿Esos dos hombres que me vigilaban estaban protegiéndome?
‐Sí. Eso era lo que deberían haber estado haciendo, pero tú no dejabas de despistarlos y
Menaro me lo puso mucho más difícil ‐Will empezó a pasearse de nuevo‐. Pensé en lo vulnerable
que eras, y también en tu madre. Incluso en Blu. A pesar de que él y yo estuviéramos algo
enfrentados, no quería que le pasara nada. Me pareció que tan solo me quedaba una alternativa.
Se detuvo y la miró.
‐Alejarte de mí.
Will no pensó que le iba a costar tanto recocerlo. Finalmente dijo:
‐Sí. Pensé que tal vez, si me apartaba lo bastante deprisa, Koch jamás sabría nada de ti de tu
familia.
‐¿Y?
Will sonrió con amargura.
‐Y funcionó. Koch se centró primero en los otros dos policías, vigiló sus casas y siguió a sus
familiares. Tan solo fue cuestión de suerte que decidiera ir por mí el último. Dos hombres
perdieron a miembros de su familia antes de que lo detuviéramos y...
Will oyó a Maite tomar aire, vio que dejaba a taza de café sobre la mesita.
‐Pero lo atrapasteis, ¿no?

por EsperanzaLR Miér Oct 14, 2015 10:11 am

‐Uno de mis soplones me pasó una información. Dijo que Koch estaba planeando asaltar el
domicilio de uno de los oficiales. El oficial y su familia se habían marchado, pero una de las hijas
había vuelto inesperadamente. Solo que no fue inesperado. Koch le había enviado una carta y la
había animado a volver a casa.
‐Oh, Dios mío.
‐Llegamos a tiempo de desactivar la bomba. La chica salió ilesa.
La escena de pronto le volvió a la memoria. Se había sorprendido totalmente cuando Koch
salió de entre las sombras. Will estaba en la casa solo, haciendo una última comprobación antes de
volver a la comisaría a archivar un informe.
‐Koch estaba en la casa. Estaba allí cuando llegamos. Llevaba puesto un abrigo negro y
sonreía. Tenía un paquete en la mano. Un paquete envuelto en papel marrón. Me recordó al papel
que utilizaba tu madre para envolver el pescado.
Will vio que Maite se abrazaba. Él cerró los ojos con fuerza.
‐Pensé que se había enterado de tu existencia. Pensé que tal vez... que tal vez os hubiera
hecho algo horrible a tu madre o a ti. Me volví loco y me tiré a él. No creo que se esperara eso. Lo
derribé, el paquete se le cayó de la mano. Fui tras él y lo golpeé. De repente empezó a gritar que
había una bomba, pero le dije que ya la habíamos desactivado. Dijo que no, y señaló el paquete
del suelo. En ese momento me enteré de que había una segunda bomba. No estaba seguro del
tiempo que quedaba para que explotara, pero por la cara que puso Koch, adiviné que no era
mucho. Él intentó ponerse de pie. Estaba de rodillas cuando me di la vuelta y eché a correr. La casa
explotó justo cuando yo acababa de cruzar la puerta. La onda expansiva me lanzó a treinta metros.
Se produjo un largo silencio. Finalmente Maite habló.
‐¿Y Koch?
‐Muerto. Todo el mundo dijo que estaba muerto. Que no había podido salir. Dijeron que yo
fui el único que salí por la puerta.
Will se volvió hacia la ventana y se quedó arando el cielo nocturno.
‐Pero no estabas seguro, ¿no?
‐Yo quería un cuerpo, una prueba de que aquella pesadilla había terminado. Fui a casa de tu
madre y te vi en la ventana de arriba ‐ Will sacudió la cabeza‐. Pensé en todas las cosas horribles
que podrían haber ocurrido. Pensé en cómo habría sido todo si no hubieras estado allí.
‐Pero estaba allí, y estaba bien.
Will se dio la vuelta.
‐Necesitaba un cuerpo para saber que no habría peligro. Necesitaba saber que Koch jamás
podría volver a hacerte daño. Nunca lo encontraron. Nada. La bomba arrasó la casa y destruyó
todo. Había planeado decírtelo todo cuando lo hubiéramos pillado. Nunca pensé en apartarme de
ti indefinidamente. Cuando se me ocurrió la idea de dejar lo nuestro, no suponía que fuera a ser
para siempre, tan solo hasta que se resolviera el caso. Un mes, dos a lo sumo. Me parecía mucho
tiempo sin ti, pero podría haber sido para siempre si Koch hubiera sabido de tu existencia. No me
costó mucho convencerme a mí mismo de que había hecho lo correcto y de que debía seguir
haciéndolo.
‐Porque no había ningún cuerpo que te demostrara que todo había terminado.
‐Exactamente. De modo que decidí...
‐Alejarte para siempre.
Maite habló con voz extraña, temblorosa. Will se pasó las manos por los cabellos.
‐Tu seguridad era lo prioritario. Cada vez que me sentía débil y pensaba en contarte la
verdad, pensaba en lo que había sentido al ver a Koch con aquel paquete marrón en la mano. Lo
eres todo para mí, cariño. No podía arriesgarme a que Koch estuviera esperando ahí fuera a que
yo empezara a vivir de nuevo. Si hubiera podido escapar a la explosión... ‐Will sacudió la cabeza‐.

por EsperanzaLR Miér Oct 14, 2015 10:14 am

Hice todo lo posible para alejarme de todas las personas que me importaban. Incluso vendí mi
mitad del rancho en Texas.
‐¿Crees que Koch está muerto?
Will vaciló.
‐El jefe me recordó el otro día que han pasado dos años. Dijo que si Koch estuviera vivo, ya
me habría enterado. Supongo que he dejado que los fantasmas del pasado me marquen el futuro.
‐¿Y ahora?
‐Estos días pasados me han hecho ver que no hay garantías de que ninguno de los dos
lleguemos al final de la semana. A ti te pegaron un tiro en el muelle de DuBay mientras yo dormía
en la hamaca del porche. Mañana podrían pegarme a mí un tiro.
‐Háblame de las pastillas.
Will odiaba sobre todo aquella parte de la confesión. No resultaba agradable reconocer que
se había convertido en un inútil. ¿Podría llegar a entender Maite hasta dónde era capaz de caer
un hombre? ¿Hasta dónde se había hundido él?
‐Will... ‐
‐Estaba enfadado. Quería un cuerpo, maldita fuera. Sin cuerpo, significaba que o bien podía
jugar con tu vida una vez más o bien tenía que aprender a vivir sin ti. Me decidí por lo último y
después lo pasé muy mal. Durante mucho tiempo no le serví a nadie de nada. No comía ni dormía.
Estuve a punto de perder mi trabajo ‐Will intentó sonreír, pero fracasó‐. Entiéndeme, cariño, tú
también eras mi adicción. Mi vida me parecía inútil si no estabas conmigo. El jefe intentó
ayudarme, incluso mi viejo soplón vino a verme un par de veces. Al final, empecé a ver a un
psiquiatra. Así fue cómo empecé a tomar pastillas.
Ella dio un paso hacia él, un paso tímido, con la mirada llena de preocupación.
‐Mejoraste, ¿no? Ya no tomas pastillas, ¿verdad?
‐No, ya no.
‐¿Entonces el psiquiatra te ayudó?
‐No.
‐Entonces, ¿cómo...?
‐¿Cómo salí de todo ello?
‐Sí.
Will le acarició la mejilla. ¿Lo entendería Maite? Si no intentaba explicárselo, nunca lo sabría.
‐Tú acababas de empezar a trabajar en el Toucan y yo me obligué a ir a verte actuar. Te
había evitado hasta ese momento, de modo que sentarme en aquella mesa esa primera noche y
tener que estar en el mismo sitio que tú fue una de las cosas más duras que he tenido que hacer
en mi vida. Esperaba sentirme peor, sentirme hundido después, pero lo más extraño fue que me
sentí mejor. Verte allí viva y sonriendo a toda esa gente me hizo darme cuenta de que el sacrificio
había valido la pena. Y esa noche me sentí en paz por primera vez en un año. De ese modo, aún
tenía una parte de ti. Siempre tendría una parte de ti.
Maite estaba temblando y Will la estrechó entre sus brazos.
‐Calma, cariño, no te he contado todo esto para disgustarte. Yo solo...
Ella se apartó de él.
‐No. No me confundas.
‐¿Qué quieres decir con eso? Pensaba que estaba aclarando las cosas ‐Will sintió que sus
esperanzas se desvanecían‐. ¿Me estás diciendo que es demasiado tarde?
‐No lo sé.
‐¿Me estás diciendo que es a Brodie a quien amas?
‐No lo sé.
‐Una vez me amaste.

por EsperanzaLR Miér Oct 14, 2015 10:16 am

Visiblemente enfadada, Maite sacudió la cabeza.
‐¿Crees que el amor es algo que una persona puede apagar y encender?
‐No, por supuesto que no. Sabía que necesitarías tiempo para...
‐¿Para enamorarme perdidamente de ti una segunda vez?
‐Reconozco que me gusta cómo suena eso. Sí, eso me gustaría mucho.
‐¡Deberías haberme dicho la verdad, maldita sea! Deberías haber confiado en mí lo
suficiente como para jugar limpio y dejarme tomar mis propias decisiones.
‐Era fundamental que todo se llevara en secreto para mantener a Koch alejado de ti. Hice lo
que debía hacer. Sigo creyendo que fue lo mejor que podía hacer para que siguieras con vida. No
quiero ir a visitar el cementerio como otros ‐Will intentó abrazarla pero ella lo evitó‐. Maite, sé que
no te ha resultado fácil escuchar todo esto. Siento mucho todo el daño que te hice, pero tal vez
ahora podamos...
‐Podríamos habernos marchado. Haber desaparecido. Podríamos...
‐Sí, pensé en huir. Pero quedaban Rose y Blu. Koch podría haber ido por ellos, y de ese
modo habría ganado también.
‐Tienes respuesta para todo, ¿verdad? Se volvió y fue hacia la puerta.
‐¿Adónde vas?
‐Necesito tomar el aire. No me sigas.
Will le dejó marchar. A lo mejor ella tenía razón; a lo mejor necesitaba tiempo para asimilarlo
todo lo que le había contado. La oyó bajar las escaleras y después el portazo de la puerta trasera.
Nervioso, fue a buscar un cigarrillo. Le daría diez minutos, decidió, diez minutos y después...
Will tiró el cigarrillo sin encender al suelo y salió corriendo por la puerta.

por EsperanzaLR Jue Oct 15, 2015 9:42 am

Capítulo 12
LA ENCONTRÓ en el balancín que había entre los dos robles gigantes del patio trasero.
Estaba allí sentada con las rodillas dobladas y la cabeza apoyada sobre ellas. Will no esperó a que lo
invitara. Simplemente se sentó a su lado, le echó el brazo por los hombros y la abrazó.
Ella no lo rechazó. Will no estaba seguro de si eso era una buena o una mala señal. Empezó a
mover el columpio con ritmo lento y constante. Instantes después, Maite dejó caer las piernas y
se inclinó sobre él.
‐Sabes, compré esta casa hace un año, justo después de que empezara a ir al Toucan a
verte. Me acordé de que me dijiste que cuando eras pequeña soñabas con un patio con un
columpio. No compré este lugar por la casa en sí o por el vecindario. Es una zona bonita, pero...
cuando vine a verla y vi el columpio en este patio tan tranquilo le dije a la de la inmobiliaria que
me la quedaba. Ella quiso enseñarme la casa por dentro y yo dejé que lo hiciera, pero no estaba
prestando atención al tamaño o al número de habitaciones. Lo único que quería era el columpio y
el patio.
‐La casa es muy bonita ‐dijo Maite en voz baja.
‐Está bien construida ‐le aseguró Will‐. Reconozco que el porche me interesó algo porque de
pequeño teníamos una vieja hamaca en el porche delantero de la casa del rancho. Mamá solía
sacarme de ella a la edad de quince años. Debió de utilizar la escoba conmigo al menos dos veces
por semana.
Will bajó la cabeza y besó a Maite en la sien.
‐Después del trabajo, vengo aquí y me imagino que estás sentada a mi lado. A veces me
echo a dormir en la hamaca y pienso que tú me estás mirando desde aquí.

por EsperanzaLR Jue Oct 15, 2015 9:46 am

‐Por favor, déjalo ya ‐enterró la cara en el pecho de Will.
Will le levantó la barbilla.
‐No, no pienso parar. Voy a seguir contándote todas las cosas que pensé, todo lo que hice
para no volverme loco. Como no podía estar contigo, pensaba en ti todo el tiempo. Te imaginaba
pidiéndome que te hiciera el amor sobre el césped.
‐¿Sabes que parece una locura?
‐Claro que sí. El psiquiatra me lo confirmó. Pero el hecho es que funcionó donde las pastillas
y la bebida habían fallado. He repetido esas ensoñaciones una y otra vez en mi mente. Hemos
hecho el amor en cada habitación de esta casa y en cada centímetro del patio. El verte tres noches
a la semana en el Toucan, cantándome esas bonitas canciones...
‐¿Cantándote? ‐dijo con una mezcla de sorpresa y humor.
‐Sí, a mí. Eran todas para mí. Decidí eso desde el principio ‐Will bajó la cabeza y la besó con
ternura‐. Lo que tienes que creer, cariño, es que te amaba entonces y te sigo amando ahora. Fue
culpa mía. Entiéndelo, me hago totalmente responsable de eso, pero ahora tenemos la
oportunidad de empezar de nuevo. Quiero creer que Koch está muerto. Debería haberlo creído
desde el principio.
‐Lo dices como si fuera tan sencillo... Pero no lo es.
Will sintió un nudo en la garganta. Tragó saliva.
‐Quiero que estés aquí. Vente a vivir conmigo, cariño.
Cerró los ojos y esperó a que ella dijera algo. Pero no lo hizo.
Hacía una noche suave y el fragrante aroma del jazmín les llegó desde los arbustos. Pasaron
varios minutos. Finalmente, Maite dijo:
‐¿Recuerdas cuando me preguntaste si estaba acostándome con Brodie? Quiero que sepas
que...
‐Sé que no te ha tocado.
Ella se incorporó rápidamente y lo miró.
‐¿Cómo lo sabías?
Ry siguió columpiándolos.
‐Lo recuerdo todo ‐le sonrió‐. Sobre todo me gustan esos leves gemidos que se escapan de
tu garganta cuando me sientes dentro, el modo en que te ladeas levemente, para después
arquearte como... ‐se calló, y le preguntó lo que ya sabía, o al menos sospechaba‐. Nunca has
hecho el amor con nadie excepto conmigo, ¿verdad?
Ella levantó la cabeza.
‐No ha sido por falta de oportunidades, no te creas; Brodie quería...
Will la estrechó contra su cuerpo y la besó en silencio.
‐No te has acostado con nadie por la misma razón que yo. No tenía sentido.
‐¿Qué estás diciendo?
Will detuvo el columpio.
‐Estoy diciendo que te amo, Maite duFray. Te he amado y te amaré hasta que me muera.
Estoy diciendo que no tiene sentido estarr con otra persona cuando tú eres lo único que he
querido siempre.
Su mirada de sorpresa lo molestó.
‐Mira, yo he tenido un montón de oportunidades. Simplemente no aproveché ninguna de
ellas.
Cuando Maite siguió mirándolo con aquella expresión confundida, Will retiró el brazo y se
puso de pie.
‐¿Adónde vas? ‐preguntó ella.
Will fue hacia la puerta.

por EsperanzaLR Jue Oct 15, 2015 9:51 am

‐Arriba ‐contestó, volviendo la cabeza.
Siguió caminando, esperando oír el chirrido del columpio, esperando que ella lo siguiera. Se
detuvo en el porche y miró hacía atrás; Maite seguía sentada sobre el columpio. Se obligó a sí
mismo a entrar. Estaba en el pasillo cuando oyó unas pisadas apresuradas subiendo las escaleras.
Maite lo alcanzó justo cuando cruzaba la puerta del dormitorio.
‐Will, ¿esperas que crea que has pasado sin una mujer...?
‐Sí ‐se volvió rápidamente y la metió en el dormitorio‐. Sí, espero que me creas. Pero en
caso de que dudes, dime qué puedo hacer para convencerte.
La empujó suavemente contra la puerta y sintió cómo temblaba. Bajó la cabeza y la besó
hasta que empezó a jadear y se abrazó a él.
‐Espera ‐Maite suspiró y fue a desabotonarle la camisa; mientras le quitaba los botones un
rayo de luna se coló por la ventana y los acarició con su luz azulada‐. Ahora yo ‐ le pidió y se apoyó
de nuevo contra la puerta del ropero.
El corazón le latía apresuradamente mientras él le desabotonaba la blusa y se la abría.
Maite vio cómo Will bajaba la cabeza y supo que ya no podría echarse atrás. En cuanto sus
labios le rozaron los pezones, Maite gimió. Ella le agarró la cabeza mientras él continuó
halagándola con su lengua. Will le acarició las caderas y deslizó las manos hasta sus finas y
diminutas braguitas blancas. Entonces se arrodilló y empezó a besarle el vientre plano, a lo largo
de la goma de las braguitas, provocándola con la lengua a través de la seda.
‐Oh, Will...
‐Eres tan preciosa ‐le susurró y el calor de su aliento la volvió loca.
Él le acarició los muslos por atrás hasta llegar al borde de las braguitas, por donde metió las
manos y empezó a manosearle el trasero.
‐He soñado tantas veces con esto ‐confesó mientras sus manos la adoraban con delicada
persuasión‐. Y me excitaba tanto... ‐ Maite se estremeció y aspiró hondo‐. ¿Soñabas tú conmigo,
cariño?
Sorprendida por la pregunta, Maite vaciló. Cuando Will dejó de acariciarla, ella bajó la cabeza
y se encontró con sus ojos azules estudiándola, esperando una respuesta. Intentó hablar. Al ver
que no podía, desvió la mirada.
‐Dime que yo no he sido el único que ha hecho el amor con un recuerdo. Dime que dormí
contigo algunas veces, que te hice el amor en tu habitación a mitad de la noche. Reconoce que
cuando te tocabas hacías como si fuera yo el que te acariciaba.
Se puso de pie y le volvió la cabeza para mirarla a los ojos.
Maite se puso colorada.
‐Sí ‐dijo finalmente‐. Soñaba contigo y me acariciabas en sueños.
En lugar de decirle lo mucho que eso lo complacía, se lo demostró besándola, gimiendo
desesperadamente. Maite le dejó controlar el beso, pero cuando se apartó de ella para tomar
aire, le deslizó la mano por el pecho y el estómago para tocarle a través de los pantalones.
Mientras él gemía de placer, ella cambió de sitio con él y lo empujó contra el armario. De nuevo lo
acarició a través de los pantalones y después le desabrochó el botón y le bajó la cremallera.
Sus dedos lo encontraron caliente y duro y le deslizó el dedo por la punta. Gimió y aguantó
hasta que ya no pudo más. Entonces la levantó en brazos y la llevó a la cama.
‐No más simulacros, no más sueños.
La colocó sobre la cama, se quitó las botas y los vaqueros. Desnudo, bronceado y firme
como una estatua, se inclinó sobre ella. Maite se maravilló al ver la perfección de su cuerpo.
Rápidamente la abrazó con fuerza.
‐Tengo otra cosa más que decirte.
Maite se puso tensa.

por EsperanzaLR Jue Oct 15, 2015 9:56 am

‐¿Algo más? ¿Crees que querré saberlo?
‐No es nada malo.
‐Entonces dímelo.
‐Es sobre esta casa. En realidad no es mía.
‐¿Qué quieres decir? Me dijiste que la habías comprado.
‐La compré, pero la escritura está a tu nombre. En realidad es tu casa.
Su confesión la dejó sin habla. Entonces empezó a llorar.
‐Oh, cariño, no llores.
‐Puedo llorar si quiero ‐Maite sollozó, incapaz de parar; se incorporó un poco‐. ¿Qué voy a
hacer contigo? Es imposible amar tanto a una persona. Ni siquiera sabías si íbamos a volver a
hablarnos, menos aún...
‐Calla... ‐se puso de espaldas y la subió encima de él.
Maite se movió hasta que se colocó a horcajadas.
‐Supongo que ahora querrás oír mi confesión.
‐¿Tienes una?
‐Lo cierto es que tengo un álbum de recortes. Lo empecé antes de que me besaras por
primera vez. En realidad, creo que lo compré la primera semana que nos conocimos. Me pareciste
tan sexy y tan guapo... Cada vez que veía tu nombre en los periódicos, recortaba lo que fuera y lo
pegaba en mi álbum.
Ella lo miró.
‐¿Me estás diciendo...?
‐Sí. Te estoy diciendo que te deseé desde el principio. Yo tenía quince años y...
El no la dejó terminar. Rodó rápidamente y se puso encima de ella. La besó larga y apasionadamente.
La besó hasta que los dos estuvieron jadeando, ardiendo. Entonces la penetró,
prometiéndose a ella en silencio para toda la vida.
Will estaba en el porche escuchando a Jackson, que le estaba haciendo un resumen de las
cuatro horas anteriores. Eran las dos de la madrugada y Maite dormía en la habitación. Habían
pasado varias horas haciendo el amor y, cuando ella por fin se había dormido en sus brazos, él se
había levantado sin hacer ruido y había llamado a su compañero.
‐Tenías razón ‐dijo Jackson‐, esa basura que había en la consigna tal vez sea importante ‐se
sacó el papel del bolsillo y se lo pasó a Will‐. El barco se llama Dungeress. Es más viejo que mi
abuela pero aún sigue en el puerto y de una pieza. Hay un grupo activista que reclama que tiene
valor histórico. La ciudad ha accedido a esperar hasta que decidan si vale la pena conservarlo.
‐¿Dónde está? ‐preguntó Will mientras estudiaba el arrugado artículo de periódico.
‐Esa es la parte más interesante. Está amarrada en River Bay, justo donde Blu duFray amarra
sus barcos. Y hay algo más. A menos de una manzana está el almacén propiedad de Denoux S.A.
Will aguzó los oídos.
‐¿No era allí donde trabajaba el cadáver del río?
‐Eso es ‐Jackson bostezó y se tumbó en la hamaca.
Will reflexionó sobre la información que acababan de intercambiar.
‐¿Has investigado la empresa?
‐Sí ‐Jackson cruzó los brazos detrás de la cabeza‐. Parece legal, pero eso no quiere decir
nada. Una empresa grande como esa puede ser la tapadera para un sinfín de actividades ilegales.
‐¿Cómo de grande?

por EsperanzaLR Jue Oct 15, 2015 9:59 am

‐Eso fue lo que más tiempo me llevó. Volví a la comisaría para conseguir una descripción.
Tienen una oficina en Honduras, otra en Río de Janeiro y otra más en Mónaco. Es una compañía de
importación y exportación que se dedica a una gran variedad de artículos, desde tabaco a
zapatillas de tenis.
Will miró el reloj. Lo más probable sería que Maite durmiera toda la noche. Si la suerte lo
acompañaba, volvería antes del amanecer y ella ni siquiera se daría cuenta de que había salido.
‐Probablemente Maite dormirá toda la noche.
‐¿Estás seguro de eso? ‐preguntó Jackson en tono ligero y, cuando Will lo miró, vio que
estaba sonriendo.
‐¿Qué quieres decir?
Jackson se puso cómodo y cruzó las piernas. Entonces bostezó.
‐Tienes el aspecto de un hombre al que acaban de quitarle un enorme peso de encima. No
te estás metiendo las manos en los bolsillos buscando un cigarrillo, ni paseándote. Algunas
personas las llaman vicios. Yo pienso que son obsesiones que se adquieren para compensar otras
‐hizo una pausa sin dejar de sonreír‐. ¿Es Maite duFray tu obsesión?
Will miró hacia el columpio del patio.
‐Desde hace cinco años ‐reconoció.
‐Entonces ella sería...
‐Demasiado joven como para mirarla. Sí, lo sé. Por eso no fuimos más allá hasta hace un par
de años ‐Will se volvió y se apoyó contra la baranda de hierro‐. La amo, Jackson, pero es una larga
historia. Esta noche, lo que necesito de ti es lo que yo he hecho durante estos días pasados.
Quiero que cuides de Maite mientras voy a echarle un vistazo al Dungeress. Volveré lo antes
posible, y espero que con algunas respuestas.
Will pasó con el coche por delante del muelle de DuBay y aparcó a dos manzanas de River
Bay. Mientras caminaba hacia el paseo localizó con la vista al Dungeress. Era una vieja reliquia. El
tiempo y los elementos lo habían gastado, pero aún tenía las redes colgando. Era muy grande y
fabricado en sólida madera. Will no tenía ni idea de si el barco tenía o no valor histórico, pero en
ese momento no le importaba con tal de que apuntara en la dirección del asesino de Mickey.
Hacía buena noche, las aguas estaban en calma y el cielo tachonado con millones de estrellas.
Sin hacer ruido, subió a bordo y sacó la pistola de la funda mientras rodeaba la timonera.
Muy despacio, abrió la puerta de la bodega. Los escalones crujieron bajo su peso. Cuando llevaba
unos pocos escalones bajados,Will sintió que no estaba solo.
‐Te ha llevado bastante tiempo.
Reconoció la voz, pero le faltaba la arrogancia con la que Blu duFray había nacido.
Dio otro paso, y después otro, hasta que las escaleras terminaron y se vio rodeado por la
oscuridad en las entrañas del Dungeress. De repente una luz se encendió en un rincón alejado. Will
entrecerró los ojos, pero aun así distinguió la silueta de Blu tirado en el suelo con la espalda
pegada a la pared. Tenía muy mal aspecto, con la cara sucia y el negro cabello enmarañado.
Se acercó a Blu y le miró la pierna.
‐Santo Cielo, Blu. Deberías estar en el hospital.
‐Oui. Debería. Iré en cuanto pueda. Eso es, si eres tan buen detective como parecen pensar
todos en esta ciudad.
‐La pista que dejaste en el casillero no fue demasiado, ni la tozudez de tu hermana intentando
proteger a «San Blu».
El comentario hizo sonreír a Blu.

por EsperanzaLR Jue Oct 15, 2015 10:02 am

¿Entonces está bien?
‐Está bien. Preocupada por ti, pero bien.
Eso le quitó un gran peso de encima. Will no se dio cuenta, pero esa vez no sintió celos. Jamás
entendería aquella apasionada relación entre hermanos que compartían Maite y Blu, pero estaba
preparado para aceptarla.
Se arrodilló para examinar el muslo de Blu. Tenía una infección de caballo.
‐¿Has traído a la caballería? ‐le preguntó Blu.
‐No. No estaba seguro de lo que me encontraría. Estoy solo. Vamos, Blu, salgamos de este
lugar.
Blu agarró a Will del brazo.
‐No hasta que hablemos.
Will oyó un ruido a sus espaldas y, al tiempo que se daba la vuelta, Blu enfocó la linterna
hacia el rincón opuesto. Goddard Reese estaba sentado en el suelo, con una cuerda alrededor de
las muñecas que después le habían atado a los tobillos. También estaba amordazado.
‐¿Es tuyo? ‐le preguntó Blu.
‐Sí, es mío.
‐Eso fue lo que dijo él, pero yo no estaba seguro, de modo que Mort lo ató.
‐ ¿Mort?
Will oyó otro ruido y Blu enfocó la linterna hacia otro rincón. Y allí, acurrucados juntos, había
media docena de chiquillos sucios y asustados.
‐El mayor tiene diecisiete años ‐dijo Blu, enfocando el haz de luz sobre una chica que tenía la
cabeza agachada.
Junto a ella, una niña pequeña se acurrucaba con la cabeza sobre el regazo de la mayor.
‐Esa es la más pequeña, tal vez de unos ocho años.
Momentos después se oyó el ruido de pasos en las escaleras y Will sacó la pistola.
‐Ese será Mort ‐dijo Blu‐. Es mi guardián.
‐¿Estás bien? ‐le preguntó Mort a Blu‐. Se parecía al hombre que me describiste; por eso lo
dejé pasar.
‐Has hecho bien; es él.
Un ruido al otro lado recordó a Will que Goddard seguía allí atado y amordazado. Se puso de
pie, le quitó la linterna a Blu y fue a desatar al viejo.
‐Ese ‐dijo Goddard señalando a Mort me dio un golpe en la cabeza y me ató. Eso fue ayer
por la mañana. ¿Dónde demonios has estado, Superman? Este lugar no es apto ni para los cerdos.
Sonriendo, Will se metió la linterna en el bolsillo trasero, sacó un billete de cincuenta del otro
y se lo metió a Goddard en el bolsillo de la camisa.
‐Te dije que te daría un extra si encontrabas a Blu. Aquí lo tienes ‐ayudó al hombre a
levantarse‐. Ahora vete. Iré a verte dentro de un par de días.
‐Que sea una semana. Me llevará todos esos días librarme de este dolor de cabeza.
Mientras God se acercaba hacia las escaleras, dijo:
‐¿Qué vas a hacer con la mercancía? Blu dice que son estos niños.
Era lo que Will había sospechado nada más verlos. La idea le produjo náuseas, y entonces
habló en voz alta para que lo oyeran todos:
‐Van a volver con sus familias en cuando averigüemos quiénes son y de dónde han venido.
Vamos, amigo. Tengo trabajo pendiente ‐cuando Goddard se marchó Will se volvió hacia Mort‐. Ven
y agarra esta linterna.
Mientras Mort hacía lo que le había pedido, Will fue a ver cómo estaban los niños. La mayoría
estaban ilesos. Ciertamente estaban sucios y muertos de miedo, pero Blu había hecho lo posible
para darles de comer; el suelo estaba lleno de envoltorios.

por EsperanzaLR Jue Oct 15, 2015 10:07 am

Will contó seis, dos chicos y cuatro chicas, contando a Mort. Se volvió hacia Blu.
‐¿Entonces cuál es la historia?
‐Taber Denoux se dedica a la trata de blancas, esa es la historia ‐rugió Blu‐. Saca a niños del
país escondidos entre sus mercancías. Yo me topé con los niños de casualidad.
‐¿Y dónde encajaba Mickey Burelly? ‐ le preguntó Will.
‐En realidad no encajaba ‐Blu suspiró‐. Lo conocí hará un par de meses. Cuando llegó a la
ciudad, Mickey había acumulado un montón de deudas. Como se suele decir, era un tipo
insignificante al que le gustaba vivir a lo grande. Acabó pidiéndole prestado dinero a Patch Pollaro,
y así fue como nos conocimos. Se retrasó en un pago y me enviaron a mí a recordarle cómo
funcionaba el sistema. Cuando vi a los niños esa noche, me di cuenta de lo que estaba pasando.
Pensé en marcharme y después en dejarlos en la comisaría. Acabé escondiéndolos aquí. No sabía
quién era el que estaba dirigiendo esta operación y...
‐No estabas seguro de que Pollaro no estuviera implicado ‐terminó de decir por él Will‐. ¿Y si
lo hubiera estado?
‐No lo sé. Cuando me enteré de que no lo estaba, averigüé quién era el responsable. Pensé
que sería mejor si le pasaba los niños a Mickey Burelly. Lo conocía, y me venía bien para
permanecer en el anonimato. Lo llamé y concerté una entrevista con él. Entonces, para
asegurarme de que nada fracasara, dejé ese artículo de periódico sobre el barco en la consigna. Mi
plan era enviar la llave a la comisaría si Mickey no cumplía su promesa y devolvía a los niños a sus
familias.
‐Deberías haberme llamado a mí ‐insistió Will.
‐En el puerto me conocen demasiadas personas; no quería publicidad. Y sabes igual que yo
que cuando la historia salga a la luz, será una noticia bomba.
‐¿Temes quedar como uno de los buenos? ‐Will no podía ocultar lo mucho que la actitud de
Blu lo divertía‐. Si eso ocurre, Patch Pollaro no podría utilizar más tu talento, ¿eh?
‐No me gusta trabajar para Patch. Soy pescador, Will, eso es lo que hago. El haber roto unas
cuantas narices y unos cuantos dedos ha servido para que los Diablos sigan en el agua. Pero no
tendré que seguir haciéndolo durante mucho tiempo.
‐Si necesitas tanto el dinero, ¿por qué no vender a los niños? ‐Will lo estaba provocando.
Blu maldijo.
‐Los hombres con los que yo trato no son víctimas inocentes, William. Tal vez camine en la
cuerda floja, pero no soy un criminal. Esos niños no han hecho nada para estar aquí. No merecen
nada de esto.
‐Bueno, empezaré por ahí.
‐De eso nada ‐le soltó Blu‐. Estuvieron a punto de matar a mi hermana y yo llevo un trozo de
plomo en la pierna. Taber Denoux va a pagar por lo que ha hecho. De aquí en adelante
trabajaremos en equipo.
‐Necesitas ir al hospital, Blu.
‐No voy a ir a ningún sitio hasta que agarremos a Denoux y los niños estén de vuelta en sus
casas.
Sorprendido al escuchar las palabras de Blu sobre los niños, Will estudió al hermano de
Maite con interés.
‐¿Qué? ‐Blu apoyó la cabeza contra la pared y cerró los ojos‐. ¿De qué te ríes?
‐De ti. Maite tenía razón. Dijo que tenías un lado bueno. Jamás lo había visto hasta ahora.
Supongo que tal vez antes estuviera demasiado ocupado detestándote como para darte una
oportunidad.
‐Tú tampoco me caías demasiado bien ‐ Blu abrió los ojos; iguales a los de su hermana, y lo
miró abiertamente‐. Entonces ¿cuál es el plan, viejo? Quiero un pedazo de Denoux por Maite y
otro por cada uno de los niños.
‐Nos lo repartiremos ‐le prometió Will‐. Ahora será mejor que te ayude a ponerte de pie.

por asturabril Jue Oct 15, 2015 8:21 pm

por EsperanzaLR Vie Oct 16, 2015 9:55 am

asturabril escribió:

por EsperanzaLR Vie Oct 16, 2015 9:59 am

Capítulo 13
MAITE se despertó sobresaltada y se incorporó enseguida. Will no estaba a su lado, lo sintió
antes de pasar la mano por la sábana. Pensando que estaba junto a la ventana, dejó caer la
sábana; estaba a punto de levantarse de la cama cuando el hombre que estaba junto a la ventana
habló.
‐Incluso dormida resultas muy bella.
Maite soltó una exclamación entrecortada y se cubrió los pechos desnudos.
‐¿Quién es usted?
El extraño salió de las sombras y al hacerlo la luz de la luna le iluminó la cara.
‐Lo conozco ‐tartamudeó Maite‐. Usted es el pirata que estaba esta noche en el Toucan. El
hombre de la puerta trasera.
‐¿Pirata? ‐sonrió divertido‐. Me llamo Taber Denoux.
Maite no reconoció el nombre. ¿Debería acaso sonarle?
‐¿Dónde está Will?
‐Deberías haber aceptado mi oferta de acompañarte a casa. De haberlo hecho, tu amigo el
de abajo seguiría con vida.
‐No... ¡No!
‐No era Archard. Era el otro.
Maite no podía respirar.
‐¿Jackson? Ha matado a Jackson. ¡Oh, Dios mío!
‐No pueden quedar todos vivos, Bella ‐se sentó en la cama junto a ella y Maite retrocedió,
agarrándose con más fuerza a la sábana‐. Eres verdaderamente despampanante, ¿sabes? La perfección
es difícil de encontrar hoy en día. La perfección y la lealtad. El poseer algo tan extraordinario
como tú, bueno, digamos que no todos los días un hombre puede hacer realidad sus fantasías.
Maite ignoró sus palabras.
‐¿Dónde está Blu?
‐Hasta hace unas pocas horas no podría haber contestado a esa pregunta. Pero Archard
condujo a mis hombres hasta él hará cosa de una hora.
‐¿Will sabe dónde está Blu?
‐Eso parece. ¿No se lo dijo?
Maite estaba confusa. SiWill hubiera sabido dónde estaba Blu, se lo habría dicho. ¿O quizá
no?
‐¿Te gustan las playas tropicales y las margaritas?
‐¿Qué?
‐Vamos a hacer una pequeña excursión, tú y yo. ¿Qué prefieres: una playa tropical o un
refugio de montaña?
‐Usted mató a Mickey Burelly.
‐De manera indirecta supongo que eso es cierto. Yo no apreté el gatillo, pero... ‐se encogió
de hombros y sonrió‐. Has sido un pajarillo muy escurridizo, querida. Tendré que decidir qué tipo

por EsperanzaLR Vie Oct 16, 2015 10:09 am

de castigo mereces por todas las molestias que me he tomado por ti.
Maite se estremeció bajo la sábana.
‐Oh, no te preocupes. No será nada que estropee tu perfección ‐estiró el brazo y le acarició
el cuello con un dedo‐. Como te he dicho, eres una belleza difícil de encontrar. Pero no puedo
permitir que te rebeles contra mí cada vez que quieras. Así que ten cuidado. Puedo hacerte daño
de maneras mucho más satisfactorias para mí y más degradantes para ti.
Era un animal con traje caro, decidió Maite, pero un animal de todos modos.
‐Destruyó mi apartamento.
‐No vas a necesitar ese vestuario de mal gusto; te he comprado otro nuevo ‐se puso de pie;
su traje negro y su cabello largo y rubio le daban un aspecto tan siniestro como verdaderamente
era‐. Ven, deja que te ayude a vestirte para la excursión.
‐Váyase al infierno.
Él arqueó una ceja.
‐Cuidado. Tu hermano y Archard aún no están muertos. Mis hombres los están vigilando en
este preciso momento, esperando instrucciones mías.
‐Está loco.
‐No, tú lo estás si crees que puedes luchar conmigo y salir victoriosa. Si no vienes conmigo, y
no llamo por teléfono en una hora, mis hombres tienen órdenes de matar a tu hermano y después
a Archard.
‐¿Cómo puedo confiar en que lo que dice es verdad?
El hombre levantó un elegante vestido que había sobre el respaldo de la butaca de flores.
Maite se fijó en él y se preguntó cómo no lo había visto antes.
‐No creo que tengas elección.
Podría estar mintiendo, pero ¿y si no fuera así?
‐ Si voy con usted, los dejará vivir a los dos. Le pasó el vestido.
‐La única promesa que puedo hacerte es que estarán muertos dentro de una hora si te
niegas a venir conmigo. Póntelo.
Maite le arrebató el vestido.
‐Dése la vuelta.
Denoux sonrió y se volvió. Maite se levantó de la cama y se puso el vestido en un
santiamén. Entonces se miró y vio que el caro vestido acentuaba cada curva de su cuerpo.
‐Perfecto ‐la admiró.
Maite levantó la vista y vio cómo Denoux se sacaba un par de braguitas de seda del bolsillo.
‐Ahora ponte estas ‐cuando ella no se movió, Taber suspiró‐. Póntelas, o ven tal y como
estás. Pero vendrás, o tu hermano y Archard morirán como el poli de abajo.
Maite agarró las braguitas y se las puso discretamente, para que él viera lo menos posible.
‐Además eres recatada. Un verdadero tesoro ‐se inclinó y levantó del suelo un par de
zapatos blancos que había junto a la silla‐. Ahora estos.
Esa vez Maite no vaciló. Se agachó y se puso las sandalias.
‐No se saldrá con la suya, aunque tal vez lo piense. William Archard es el mejor detective de
la ciudad. Dará con usted.
Taber Denoux obligó a Maite a bajar las escaleras delante de él y, cuando llegaron a la
cocina, vio a un hombre esperándolos a la puerta. Medía más de un metro ochenta, un hombre
fornido con el pelo rubio y corto al estilo militar y con cara de malo. Llevaba un traje tan caro y tan
oscuro como el de Taber Denoux.
‐Este es Gino, mi nuevo hombre ‐le dijo‐. Su trabajo es sencillo: satisfacerme.
El hombretón abrió la puerta y condujo a Maite hasta el porche. Y entonces fue cuando vio
a Jackson Ward sin vida sobre la hamaca.

por EsperanzaLR Vie Oct 16, 2015 10:24 am

Will consiguió poner a Blu de pie con la ayuda de Mort. A pesar de lo mal que tenía la pierna,
Will se dio cuenta de que Blu no iba a ir al hospital hasta estar seguro de que los niños estaban a
salvo y Denoux detenido.
Will apoyó a Blu contra la pared y acababa de darse la vuelta cuando oyó un ruido detrás de
él.
‐ Superman...
Will vio a Goddard Reese bajar las escaleras medio cayéndose.
‐Qué demonios, viejo, te dije que...
‐Tenemos compañía ‐lo interrumpió‐. Hay dos en el muelle. Y llevan dos ametralladoras así
de grandes.
‐¿Te han visto?
‐No.
Blu maldijo.
‐Deben de haberte seguido, Will.
Si eso era cierto, entonces debían de haber estado vigilando su casa, y antes que eso, a
Maite en el Toucan. Por un instante, Will deseó volver para asegurarse de que Maite estaba bien,
pero entonces se dijo que esos hombres que había fuera estaban buscando a Blu y a los niños, no
a Maite. Estaba a salvo vigilada por Jackson.
Fue hacia las escaleras.
‐¿Adónde vas? ‐le preguntó Blu.
‐Voy a ver cómo están las cosas.
‐Voy contigo ‐insistió Blu.
‐Nos han localizado ‐Goddard se cerró el abrigo‐. No hay manera de salir de este barco. No
señor. A menos que uno sepa nadar, y yo no sé.
‐Yo podría distraerlos ‐dijo Mort y se adelantó‐. Yo entro y salgo. Sobre todo para ir por
comida, y sé cómo salir del barco sin que nadie me vea. En cuanto salga, podría...
‐¡No! ‐Blu se apartó de la pared y se puso de pie por primera vez en cuatro días‐. Tú te
quedas con los niños, Mort. Si no vuelvo, este hombre ‐agarró a Goddard de la manga y tiró de élse
asegurará de que lleguéis a comisaría.
‐De eso nada.
Will se volvió y miró a Goddard con dureza.
‐Pues claro que lo harás.
Goddard se apartó de Blu.
‐Pero, Superman...
‐Estamos perdiendo el tiempo ‐gruñó Blu, cojeando hacia la escalera‐. Yo primero ‐le dijo a
Will‐. De ese modo, si me caigo tú podrás interrumpir la caída.
Las bromas de Blu y su leve sonrisa hicieron que Will mirara al hermano de Maite de otro
modo. Decidió que Blu duFray tenía incluso sentido del humor.
Salieron momentos después, ambos arrastrándose por la cubierta. Will paseó la mirada por el
muelle y localizó enseguida a los dos hombres. Vio cómo uno de ellos jugaba con su arma
automática, mientras el otro miraba hacia el embarcadero.
Le hizo una seña a Blu y señaló las cadenas que colgaban de las redes. Will le dijo cuáles eran
sus intenciones; luego ordenó a Blu que se quedara como estaba. Al cabo de un momento estaban
en las redes, al otro lado del barco. Las cadenas eran macizas; agarró una de ellas y poco a poco
fue bajando hacia el agua.
Will se metió en el agua sin hacer ruido y nadó hasta debajo del muelle. Con cuidado se
colocó y esperó. Oyó al hombre caminar a poca distancia. Los tablones del embarcadero no

por EsperanzaLR Vie Oct 16, 2015 10:42 am

estaban lo suficientemente separados como para meter la mano, de modo que Will supo lo que
tenía que hacer.
Cuando llegó el momento de actuar, Will lo hizo con rapidez. Salió del agua como un dragón y
agarró la pierna del hombre. Este gritó sorprendido, pero antes de que pudiera moverse, Will tiró
de él y el tipo perdió el equilibrio. Cayó al agua provocando un enorme ruido. Will lo dejó fuera de
combate rápidamente y tiró de él para esconderlo debajo del muelle.
Entonces oyó al otro gritar, correr sobre los tablones a ver qué había ocurrido. El segundo
hombre dejó de correr de repente.
‐¿Rudy? Rudy, si te has matado, te mataré. ¡Rudy!
Silencio.
Will no entendió por qué Blu escogió ese momento para levantarse, pero si estaba intentando
distraer al hombre, lo consiguió. El tipo notó el movimiento y se volvió y disparó a Blu.
Will vio cómo el hermano de Maite se tiraba al suelo y, cuando el hombre se adelantó para
volver a disparar, salió del agua de nuevo y lo empujó con facilidad al tipo. Unos cuantos
puñetazos después el hombre flotaba junto a su inconsciente amigo.
El ruido de una barca aproximándose a toda máquina llamó la atención de Will y, cuando el
Nightwing apareció delante de él, Blu ya se estaba bajando del Dungeress esperando ver a su
capataz, Brodie Hewitt. Pero el hombre que dirigía el barco por el embarcadero resultó ser Jackson
Ward.
Will salió rápidamente del agua.
‐¿Qué demonios estás haciendo aquí? ¿Dónde está Maite? ‐miró rápidamente detrás de
Jackson y vio que no estaba allí‐. ¿Está aún en casa? ¿Cómo has conseguido sacar este barco del
precinto?
‐Lo robé ‐reconoció Jackson‐. ¡Entra!
‐¡Qué! ¡Santo Cielo!
‐Métete en el barco. Sé lo que estoy haciendo.
‐Será mejor que así sea ‐le avisó Will‐. Ahora contéstame, ¿está Maite en casa?
‐No, ahora probablemente estará en el yate de Denoux ‐Jackson señaló el agujero en su
camisa‐. Estaría muerto si no me hubiera puesto el chaleco antibalas. Menos mal que ese burro
que acompañaba a Denoux no me apuntó a la cabeza.
‐Pues yo lo haré si a Maite le ocurre algo ‐le advirtió Will mientras se metía en el barco.
Al volverse vio a Blu intentando subirse a su barco y lo ayudó.
‐ ¡Vámonos, Jackson!
Antes de que Jackson pudiera responder, Blu tomó el timón y dio la vuelta al Nightwing con
maestría. Entonces se pusieron en marcha, de camino al Golfo.
‐¿Sabes adónde vas? ‐gritó Will.
Por respuesta, Blu aumentó la velocidad.
Brodie tenía un aspecto terrible, pero estaba vivo.
Maite se apartó de Taber Denoux, corrió al lado de su amigo y se lanzó sobre él.
‐Brodie, soy yo. Soy Maite.
‐¿Maite? ‐abrió los ojos; tenía la cara hinchada y llena de cardenales‐. Hola, cielo, ¿estás
bien?
‐No te preocupes por mí ‐se puso de pie‐. ¡Quiero que lo desaten ahora! Y que lo saquen de
este barco ‐exigió, dirigiéndose a Denoux.
Taber Denoux la agarró y la estrechó contra su cuerpo. Era la primera vez que utilizaba la
fuerza con ella.

por asturabril Vie Oct 16, 2015 7:42 pm

por SuenoLR Sáb Oct 17, 2015 6:15 am

Sique mi Kat

por EsperanzaLR Sáb Oct 17, 2015 9:45 am

asturabril escribió:

por EsperanzaLR Sáb Oct 17, 2015 9:46 am

SuenoLR escribió:
Sique mi Kat

Ahora sigo mi Tonia

por EsperanzaLR Sáb Oct 17, 2015 9:54 am

‐Yate, Bella. Esto es un yate, no un barco. Un yate muy caro.
A Maite le importaba un comino cómo lo llamaran o lo caro que fuese. Lo único que sabía
era que en ese momento estaba abandonando el puerto y que el camino por donde Brodie y ella
podrían fugarse quedarla cortado.
Taber sonrió, después miró a Brodie.
‐¿Estás intentando negociar también por la vida de este hombre? ‐sacudió la cabeza y la
estrechó con más fuerza‐. No me sorprende. Parece que te crees responsable del bienestar de
todo el mundo ‐le soltó el brazo para acariciarle el hombro desnudo‐. Muy pronto el único por el
que tendrás que preocuparte será por mí.
Maite le apartó la mano, y él la dejó libre.
‐¡Eso no pasará!
‐¿Hewitt es un amigo?, ¿o un amante, como Archard?
‐Es un amigo. Un amigo inocente que no merece estar aquí ‐Maite se arrodilló junto a
Brodie de nuevo‐. Te sacaré de aquí ‐le prometió mientras adrede le limpiaba la sangre de un ojo
con el vestido blanco.
‐Lo que acaba de decir sobre Archard... ¿Está...? ¿Has vuelto con él?
Maite vaciló.
‐Brodie, tú sabes que yo...
‐Calla... No pudiste olvidarte de él. Lo sé. No pasa nada, cariño. Sabía cuáles eran mis
posibilidades. Siempre lo he sabido.
Maite sintió la mano de Taber en el hombro e intentó quitársela de encima, pero él la
agarró con fuerza y la obligó a ponerse de pie.
‐Está sucio. No quiero que lo toques. Te ensuciará el... ‐vio la sangre en el vestido‐. Has
estropeado el vestido.
‐No me importa tu estúpido vestido ‐ Maite escupió‐. Quiero que Brodie salga de este
barco. Quiero que tanto él como William y Blu salgan ilesos. Si accedes, iré donde quieras y lo haré
por voluntad propia.
Oyó a Brodie protestar a sus espaldas. Gino pasó junto a ella y le dio varias patadas en el
estómago.
‐¡Basta! ‐Maite se volvió hacia Brodie, pero Taber tiró de ella.
‐No tienes poder para hacer ningún trato, mi pequeño ruiseñor. Estás aquí y aquí te quedarás.
Pero tienes razón en una cosa. Hewitt ya no me sirve para nada. Gino, la señorita quiere
que lo saquéis del yate, de modo que dadle lo que pide.
Con horror, Maite vio cómo Gino y otros tres hombres levantaban a Brodie, que estaba
atado a un poste de madera, y lo tiraban por la borda.
‐ ¡No! ¡No!
Maite intentó seguir a Brodie, pero la detuvo la fuerte mano de Taber.
‐No hago tratos cuando tengo todas las cartas en la mano. Lo quieras o no, ahora eres mía
‐se volvió hacia el grandullón que sonreía como un estúpido‐. Gino, quiero que la encierres en mi
camarote. Y recuerda, es tan lista como bella.
El gigante asintió y Maite sintió náuseas mientras la agarraba con fuerza y la llevaba al
interior del yate. Gino abrió la puerta del camarote de Taber y la empujó dentro. El elaborado
camarote estaba todo decorado en blanco y bronce, y era tan elegante como el vestido blanco que
le había obligado a ponerse hacía un par de horas.
Cuando Maite oyó que cerraba con llave, se desplomó sobre una pared. Intentó no sentir
compasión por ella misma, pero tenía miedo. Ya estaban a muchas millas de la costa. Necesitaba
un plan para escapar, pero no tenía ninguno.
Pensó de nuevo en Brodie y en Jackson y empezó a llorar. Minutos después se limpió las

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