Re: WEBNOVELA"Novios por una semana" de Lindsay Armstrong Novios

por EsperanzaLR Dom Ene 10, 2016 4:24 pm

—Ya veo que te has ocupado de todos los detalles. ¡De acuerdo, ahí voy!
Maite se desabrochó la blusa, se quitó los zapatos, los pantalones y metió en anillo en la caja, que llevaba en el bolso. Entonces, tras pensárselo mejor, se puso una camiseta que llevaba también en el bolso.
—¿Vas a nadar o a andar sobre el agua? —preguntó William, mientras se desvestía.
—Quiero protegerme del sol —respondió ella, antes de zambullirse.
En cuanto salió a la superficie, se puso a nadar vigorosamente hacia la playa. Aunque William solo saltó al agua unos segundos después, ella lo ganó.
—Impresionante, señorita Florey —dijo él, mientras salían a la orilla, con el agua chorreándoles por el cuerpo.
—Me alegro de haberte impresionado en algo.
—Me impresionaste con tu trabajo —dijo él, entornando los ojos ligeramente. Luego, se dirigió a unas rocas, salpicándolas de agua para evitar que se quemaran.
—Eso es diferente, aunque incluso en mi trabajo puedo ser un desastre andante.
—¿En las relaciones con los clientes?
—Tal y como has visto, algunas veces hablo más de la cuenta. ¡Esto es el paraíso! —exclamó ella, volviendo a meterse en el agua. para luego salir de nuevo y sentarse al lado de él—. Por el aspecto de esos arbustos, no creo que se pueda llegar aquí por carretera. Ni siquiera a pie.
—Este es uno de los lugares que solo conozco yo.
—Gracias por compartirlo conmigo, especialmente dado que… tal vez yo no sea tu persona favorita en estos momentos.
—¿Quién ha dicho eso?
—Tal vez no lo hayas dicho, pero tu actitud lo implicaba esta mañana cuando nos encontramos en el embarcadero.
—Esta mañana, el mundo entero no era de mi agrado… O tal vez era yo mismo.
—¿Quieres decir que no estás a gusto contigo mismo en estos momentos?
—¿Lo estarías tú, con una ex mujer y una prometida poco entusiasta bajo el mismo techo? Y eso, por no hablar de los demás.
—¡Por Dios, no! —exclamó Maite, riendo—. Esa es una de las razones por las que no me creo que esto sea de verdad. No lo mío, sino lo otro. Creo que ella todavía sigue enamorada de ti.
—¿Es eso lo que te dijo en el embarcadero?
—Sí… no. Quiero decir que se lo pregunté.
—Esa es mi Maite —murmuró él, poniéndole la mano encima de la de ella—. Pero, ¿por qué le preguntaste eso cuando estás decidida a que no haya nada real entre nosotros?

por EsperanzaLR Dom Ene 10, 2016 4:28 pm

—A saber —confesó ella, después de un momento—. Supongo que por curiosidad.
—Anoche te escapaste.
—Es mejor eso que caerse al río.
—¿De qué estabas huyendo exactamente, Maite?
—De ti. De esta situación. Creo que me ha afectado demasiado. Estoy segura de que sería demasiado para cualquiera.
—¿Y has decidido que vas a seguir como chica de alquiler a pesar de todo esto? —preguntó él, con ironía.
—Todavía no he conseguido la cuenta de los vinos Clover, William. Sin embargo, a pesar de que en algunos aspectos pueda ser una chica de alquiler, te aconsejo que no te tomes ninguna libertad conmigo.
—¿Es por eso por lo que llevas puesta una camiseta encima del biquini?
—¡Sí! —replicó ella—. He visto lo que puedes hacer con un traje de seda. ¿Quién podría culparme por protegerte y no despertar tus tendencias de sultán árabe con harén?
—Eso por no hablar de ti —replicó él, empezando a reírse.
—¿De qué te estás riendo?
—Mi querida Maite, ni esa camiseta ni tu biquini, ahora que están mojados, podrían ofrecer ninguna protección contra mí.
Maite se miró y vio que la camiseta, que cuando estaba seca resultaba completamente opaca, estaba tan transparente como una hoja de papel cebolla y se le moldeaba a la figura como una segunda piel. Y el biquini que llevaba debajo tampoco ocultaba las curvas de sus pechos ni la silueta de los pezones.
—No lo sabía —dijo ella, llena de frustración—. Pero puedo asegurarte que esta camiseta irá a la basura en cuanto llegue a casa —añadió, para regocijo de él—. Lleyton…
—Maite, lo siento, pero es que no era lo que yo me esperaba… Te creo —dijo él, sonriendo—. Mira, quítatela. Estás a salvo conmigo. Ahora no estoy en mi fase de sultán.
—Gracias, pero me la dejaré puesta de todas maneras. Tengo que pensar en el sol.
—Como quieras, pero eso no va a impedirme que te diga que tienes una figura estupenda. La espalda recta, deliciosas caderas, largas y esbeltas piernas, tobillos y muñecas muy finas, delicados hombros y pechos pequeños, pero firmes. Tu piel es suave y tiene un ligero bronceado dorado.
—Si eso no es estar en fase de sultán, yo soy una concubina… ¡Aunque te aseguro firmemente que no lo sé!

por EsperanzaLR Dom Ene 10, 2016 4:33 pm

—Estoy seguro de que serías una concubina maravillosa, Maite. Pero, antes de que sientas la tentación de pegarme, ¿qué te parece si nos unimos al grupo?
—¿Tenemos que hacerlo? ¿No podría fingir una migraña? Solo tardamos unos minutos en llegar aquí, así que…
—No si valoras la cuenta de vinos Clover.
—Adelante entonces, señor Vinos Clover —replicó ella, contrariada, zambulléndose en el agua.
Sin embargo, a pesar de que volvió a llegar antes que él al barco, subirse a él no resultó tan fácil como parecía.
—¡Maldita sea! ¡Esta estúpida escalera de cuerda tuya no hace más que desaparecer bajo el barco!
—Todo tiene su arte, Maite. Déjame subir primero y entonces podré ayudarte.
A ella no le quedó más remedio que acceder. Al verlo subir al barco, notó la esbeltez de su cuerpo, lo que le impresionó bastante. Entonces, él le dio la mano y fue su fuerza más que la escalera la que la subió al barco.
—Es mucho más difícil de lo que parece —dijo ella.
—Ayuda tener hombros y brazos fuertes —respondió él, tomándola entre sus brazos para sujetarla cuando otro barco pasó muy cerca y evitando que ella cayera.
Maite suspiró. Se sentía a salvo, apoyada contra él, disfrutando de aquel contacto. Igualmente, se sentía incapaz de moverse, aunque sabía que así solo estaba rindiéndose a lo que él quisiera hacer de aquella situación.
Sin embargo, él no hizo nada. Simplemente se apartó de ella y fue a por una camiseta.
—Me daré la vuelta si quieres cambiarte. O puedes hacerlo en el restaurante.
—Gracias —dijo ella, algo desilusionada, lo que la sorprendió completamente— pero necesito un espejo así que lo haré en el restaurante.
Acto seguido, se puso las gafas y la gorra y se sentó. William arrancó el barco y subió el ancla. Durante los diez minutos que tardaron en llegar al restaurante, ninguno de los dos habló. Mientras se aproximaban al embarcadero, ella dijo por fin:
—¿Es alguno de esos niños tuyo?
—No —respondió él, con lo que a ella le pareció un rastro de tristeza—. Ginny tuvo un aborto.
—Estás muy callada, Maite.
Era Mag la que había hablado. El almuerzo había terminado. Había resultado bastante animado gracias a Amelia. También le había dado a Vivian la oportunidad de ver a toda la familia relacionándose los unos con los otros. Ralph se había portado estupendamente, encantador y divertido y muy cariñoso con Mag y mostrando una

por EsperanzaLR Dom Ene 10, 2016 4:46 pm

buena relación con William. También resultaba evidente la satisfacción de Amelia por la cercanía que mostraban sus tres hijos.
Aquel había sido el primer acercamiento que la hermana de William había tenido con ella. La mesa se había levantado y algunos se habían acercado a la orilla del río a pescar con los niños.
—Demasiado sol, demasiada comida… Ya sabes —replicó Maite—. El almuerzo ha sido delicioso.
—Sí, siempre es muy bueno aquí. Hay gente que hasta viene en avión.
—¡Gracias al cielo porque yo no tuviera que hacer eso!
—William me ha contado que no te gusta volar —comentó Mag. Maite levantó las cejas, muy sorprendida—. No te sorprendas tanto. Es mi hermano. ¿Por qué no iba a contármelo?
—No hay razón alguna, solo es que… me avergüenza un poco…
—¿Cuánto tiempo hace que lo conoces? —preguntó Mag, haciendo la pregunta que Maite tanto temía.
—No hace mucho. Todo ocurrió bastante… repentinamente. Mira, siento mucho que todo esto haya sido algo molesto para ti, especialmente en estos momentos tan memorables. No sabía que todo esto iba a causar tantos problemas.
—A Eddie le caes bien y él cree que eres buena para William. De hecho, se enfadó bastante conmigo por urdir ese plan para que mi hermano volviera con Ginny. Aunque confío mucho en su opinión, ya que si no, no me casaría con él, Eddie no sabe lo mucho que Ginny ama a William o… Bueno, yo no conocía todavía a Eddie cuando William y Ginny estaban juntos, así que no sabe… cómo eran. Sé que algo terrible ocurrió entre ellos. William puede ser muy duro a veces. Creo que por hacerse cargo de Clover tan joven, pero pensé… También creía que te ayudaría saber…
—Mira —dijo Maite—, tu hermano está completamente a salvo conmigo, Mag. Yo… no permitiré que se case conmigo solo por despecho. Te lo prometo.
—¿Cómo… cómo puedes decir eso?
—No sabía nada de Ginny hasta que llegué aquí, así que, supongo que habrá que volver a replantearse las cosas. Por cierto, tampoco soy una cazafortunas.
—Entiendo. En otras circunstancias, me hubieras caído muy bien, Maite.
—Eso fue lo que me dijo tu madre. Si hay algo que deseo de todo corazón, Mag, es que me creas y no dejes que todo esto te arruine la boda. No tengo intención alguna de pelearme por William con Ginny ni de crear más dramas —le aseguró. Entonces, se puso en pie—. No sé tú, pero creo que necesito hacer un poco de ejercicio para bajar la comida o, si no, voy a engordar.
—Tú y yo —dijo Mag, poniéndose de pie y enlazando un brazo con el de Maite—. Juré que perdería un kilo antes del gran día. ¡Si sigo así, va a ser al revés!

por Joanita Dom Ene 10, 2016 4:47 pm

Siguelaáaaaaa por favor! !!!

por EsperanzaLR Dom Ene 10, 2016 4:54 pm

¿Qué te parece si le digo a mi madre que se olvide del croquet y organizamos una competición de tenis cuando lleguemos a casa? ¿Sabes jugar?
—Sí… Y me parece una idea fantástica.
—Pareces haberte ganado también a mi hermana —afirmó William cuando partieron detrás del barco grande—. ¿Cómo lo hiciste?
—Le dije que estabas a salvo conmigo, William y que no dejaría que te casaras conmigo solo por despecho de tu primera esposa… por si era eso lo que parecía —respondió ella. Las manos de William se quedaron inmóviles sobre el volante. Entonces, él la miró con incredulidad para luego echarse a reír—. ¡William! Estás a punto de chocarte con otro barco.
—Lo siento —dijo él, corrigiendo el rumbo—. Tendría que haberme imaginado que sería algo ingenioso y original. ¡Es decir, la pura esencia de Maite Florey!
—Gracias.
—Pero, ¿quién sugirió que yo estaba despechado?
—Ella, pero creo que se ha puesto más contenta ahora. Y no gracias a ti, William.
—Si no se hubieran metido en mi vida, esto no habría ocurrido. ¿Y te creyó?
—Claro que me creyó porque… —empezó ella, contándole toda la conversación que había tenido con su hermana.
—Esa es una nueva valoración sobre el asunto —dijo él, cuando ella terminó—. Otro gato entre las palomas.
—No esperarías que me quedara aquí y que fuera la única mala de la historia, ¿verdad?
—No sabía lo que esperar. Estuviste muy callada durante la comida.
—Me pareció que era la mejor manera de evitar problemas.
—¿No tuvo nada que ver con nuestro anterior encuentro?
—No —mintió ella.
—Solo estaba preguntándome si… no haberte mostrado mi faceta de sultán te habría molestado.
—No. ¿Podría esperar que te hubieras curado de mí?
—En absoluto. Es solo que intento que no sea demasiado evidente.
A partir de entonces, Maite guardo silencio porque tenía que levantar mucho la voz para que él la oyera por encima del ruido. Se contentó con preguntarse tristemente si aquellas palabras hacían que se sintiera mejor o peor porque había mentido. Desde su último encuentro, le había resultado muy difícil pensar en otra cosa y por eso había estado muy callada durante la comida. Sus pensamientos

por EsperanzaLR Dom Ene 10, 2016 4:56 pm

Joanita escribió:Siguelaáaaaaa por favor! !!!

Ok Joanita sigo

por asturabril Dom Ene 10, 2016 4:58 pm

por EsperanzaLR Dom Ene 10, 2016 5:02 pm

trataban de comprender el por qué él la había afectado de aquella manera y, sin embargo, William parecía ser completamente inmune a ella…
El partido de tenis fue emocionante, pero no demasiado serio. Después, todos se refrescaron en la piscina. Entonces, Amelia anunció una barbacoa para cenar y les dio un par de horas para descansar.
Maite se tumbó en la cama, sin poder dejar de pensar. ¿Se lo estaba imaginando, o acaso era cierto que Ralph y Ginny parecían haberse emparejado? Cuando habían ganado la competición por parejas, él la había abrazado durante más tiempo de lo que parecía necesario. Cuando, después, Ralph los había embelesado a todos con su música de bongo, la más entusiasta había sido Ginny…
¿Significaría algo aquello? ¿Utilizaría Ginny a Ralph para conseguir que William volviera con ella?
Debió de quedarse dormida sin darse cuenta porque, dos horas y media más tarde, William fue a recogerla. Cuando él llamó a la puerta, no se despertó pero se incorporó cuando él asomó la cabeza. Estaba todo muy oscuro. Maite estaba muy desaliñada y se sentía algo desorientada, así que él se acercó a la mesilla de noche y encendió la luz.
—¡Oh, no! —exclamó Vivian al ver la hora—. Yo…
—No importa, Maite —dijo él, sentándose en una de las sillas de mimbre.
—¿De verdad? —preguntó, pasándose las manos por el pelo.
Llevaba puesta una camisola de raso, bellamente bordada con flores. Sin embargo, como no llevaba nada debajo, subió la sábana un poquito más.
—No. Es solo una barbacoa y seguro que estabas muy cansada para haber dormido de ese modo.
—Creo que sí. No me he dado cuenta. Creí que dormiría durante una media hora o así. Siento recibirte de este modo. Supongo que todos están ahí abajo, divirtiéndose —afirmó ella. William asintió—. ¿He hecho algo malo?
—¿Qué te hace pensar eso?
—Es que siento algo…
—Tal vez esté otra vez algo enojado, eso es todo. ¿Te apetece algo? —preguntó él. Maite parpadeó, como si no entendiera—. Quiero decir de comer o beber.
—Nada me gustaría más que una taza de té y un bocadillo y luego poder ponerme a leer un libro, pero supongo que con eso no consigo la cuenta de los vinos Clover.
Entonces, él alcanzó el teléfono que había en la mesilla de noche y marcó un número para hablar con la cocina y le encargó justamente eso: té y bocadillos.
—Entonces… ¿significa eso que no tengo que bajar?

por EsperanzaLR Dom Ene 10, 2016 5:03 pm

asturabril escribió:

por EsperanzaLR Dom Ene 10, 2016 5:06 pm

—No. Se te ha concedido un indulto. Y también iba a sugerir un indulto para ambos mañana. ¿Cuánto tiempo necesitas para prepararte para un baile?
Maite consideró aquella pregunta. Tenía un traje de fiesta que estaba preparado en el armario. Se miró las uñas y se pasó una mano por el pelo.
—Media hora. ¿Por qué?
—Maite, la mayoría de los hombres te adorarían solo por eso. ¿Que por qué? Bueno, mañana por la noche va a haber un baile aquí, y en deferencia a los preparativos que hay que hacer, se ha decretado un día relajado. Se me había ocurrido que podríamos escaparnos.
—¿Adónde?
—A Palm Beach. Es precioso. Podríamos nadar en la playa, almorzar… y no tendrías que enfrentarte con mi familia otra vez hasta por la noche.
—Es una gran tentación, William, pero, no tendré que viajar en avión para llegar allí, ¿verdad?
—No, iremos en barco, pero no tienes que olvidarte de lo valiente que eres cuando viajas en avión conmigo.
Maite apretó involuntariamente las manos sobre la colcha. Efectivamente, un día lejos de la familia y de aquella farsa sería como estar en la gloria. Sin embargo, un día a solas con William Dexter podría poner a prueba su resistencia ante él.
—Yo…
—Prometo no hacer nada que tú no quieras que haga.
Ella suspiró. Levantó los ojos y ya no pudo apartarlos de él, sintiendo el campo de atracción magnética que ya no podía negar. Su cuerpo empezó a palpitar de deseo.
Se dio cuenta de que deslizarse con él entre las sábanas, reír con aquel hombre enigmático, amarlo, e incluso escuchar lo que le preocupaba en aquellos momentos sería algo muy peligroso, tal vez una locura. Se le rompería el corazón, pero también tocaría el cielo con los dedos.
Entonces, recordó a Ginny y Ralph y todo pareció encajar.
—¿Es una proposición estrictamente honrada y sincera?
—Todo depende de ti —le aseguró él. Ella se echó a temblar—. No soy ningún casanova, Maite.
—No… De acuerdo entonces.
—Buena chica. ¡Ah! —exclamó, al oír que alguien llamaba a la puerta—. Aquí tienes la cena. Que duermas bien.

por EsperanzaLR Dom Ene 10, 2016 5:11 pm

Capítulo 5
—Ese es el faro de Barranjoey —dijo William.
Habían salido temprano de la casa y habían tardado media hora en llegar a Pitt Water. Allí, habían atracado en el puerto y se habían montado en un Range Rover que había en el aparcamiento. Palm Beach estaba en el lado abierto al mar de una estrecha península que protegía Pitt Water, con el faro de Barranjoey en la punta como centinela.
Maite se había visto fascinada por las hermosas aguas por las que habían viajado y también por las hermosas calas, las islas y las zonas residenciales que solo se podían alcanzar en barco. De nuevo, hacía un día maravilloso, claro y caluroso.
Estuvieron nadando en Palm Beach y luego, recorrieron la punta. Durante toda la mañana, William fue el perfecto acompañante, divertido y relajado, así que Maite había superado sus reservas por lo que el día pudiera traerle.
—¿Tienes hambre? —preguntó él, mientras contemplaban a unos windsurfistas preparar las velas en un parque.
—Es casi mediodía.
—Entonces, vayamos a comer.
Sin embargo, no la llevó a un restaurante. Fueron por la carretera que llevaba a Sidney durante unos pocos kilómetros y luego tomaron un pequeño camino lateral, entre arbustos y árboles. De repente, todo lo que se vio fue la puerta de un garaje, que empezó a abrirse ante ellos por medio de un control remoto.
—¿Qué es esto? —preguntó ella.
—Es mi retiro. Es probablemente el único lugar al que llamo mi casa. No —añadió, al ver que ella se tensaba—, no te he traído aquí para seducirte. Quería que lo vieras. Eso es todo.
Entonces, Maite le miró a los ojos y vio que estos eran serenos y azules como el mar.
A pesar de todo, Vivian entró en la casa con cierta cautela y se quedó asombrada por lo que vio. La casa estaba construida en un lado de un profundo acantilado y las vistas eran sensacionales, al igual que la enorme sala que se abría sobre una cubierta de madera.
Estaba decorada muy acogedoramente, con cómodos sofás y preciosas alfombras. Había hermosos muebles y macetas por todas partes. Daba a una amplia terraza a través de unas puertas de cristal. Allí había más macetas, estatuas y una mesa con sillas.
Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue la intimidad de aquel lugar. Era como estar en una cueva, lejos del bullicio de Palm Beach y del mundo.

por EsperanzaLR Dom Ene 10, 2016 5:13 pm

—¿Qué te parece?
—No creo que las palabras pudieran hacerle justicia. Es… precioso.
—Gracias. Ahora, si todo ha salido según espero, mi genio de la lámpara debería habernos preparado la comida. Vamos a ver.
William la llevó a la cocina, que tenía la misma vista que el salón y estaba diseñada como una galería, decorada de madera y con acero.
—¡Sí! —exclamó él, al abrir el frigorífico.
Entonces, se hizo a un lado para que Vivian pudiera echar un vistazo. Aparte de unas cuantas cosas básicas, no había mucho. Sin embargo, había un enorme bol de gambas cocinadas, un plato de ostras, dos limones, un bote de mayonesa, una ensalada, un magnífico pastel de chocolate decorado con nueces y cerezas y una tabla de quesos.
—¡Vaya!
—¿Das tu aprobación?
—¿Quién no lo haría? Ostras, gambas para comerlas con las manos en un día caluroso. Tu genio es genial. ¿Cómo ha sabido que me encanta el pastel de chocolate?
—Ahí tuve que correr un pequeño riesgo. Solo le dije que preparara algo para postre. ¿Comemos fuera? Debería haber también pan recién hecho.
Y así era. Entre los dos, colocaron la comida en un par de bandejas y salieron a la terraza.
—Oh —dijo Maite, deteniéndose al lado de la mesa—. No creo que pueda avanzar más.
—Se me había olvidado que te daban algo de miedo las alturas —comentó él, apenado—. Pero creo que esto no está más alto que el tercer piso de tu apartamento. Sin embargo, nos quedaremos aquí.
—Gracias. Aquí estoy bien.
Empezaron con las ostras, que estaban deliciosas con un chorro de zumo de limón. Luego, siguieron con las gambas, acompañadas de una cerveza para él y una cerveza con limón para ella.
El sol caía de pleno sobre la terraza, por lo que William fue a por dos sombreros de paja. El mar estaba muy azul y las gaviotas revoleteaban a su alrededor. También había pájaros entre las plantas que rodeaban la casa.
—Esto es maravilloso —dijo ella, enjuagándose los dedos en un bol y luego secándoselos con una servilleta—. Es una celebración del mar, de la comida que nos regala, de comer con los dedos, del sol y de esta parte del mundo.
—Tal vez deberíamos estar bebiendo vino.

por EsperanzaLR Dom Ene 10, 2016 5:16 pm

—No, pero tal vez yo debería empezar a diseñar etiquetas para cerveza. No hay nada mejor en un día caluroso. ¿Es que no consideras Harvest Moon como tu casa? —añadió, cambiando de tema.
—No. La crearon mis padres y, a la muerte de mi padre, se convirtió en el dominio de mi madre. Creo que ella lo ha convertido en lo que es hoy como una compensación por haberlo perdido. Está bien para reuniones familiares, pero, en otras ocasiones, no es para mí. Mag y Eddie pueden vivir allí tranquilamente cuando llegue el momento, si eso es lo que desean.
—¿Y Ralph?
—Él también, si quiere, pero Ralph nunca pasa mucho tiempo allí.
—Mag y tú os parecéis mucho, pero Ralph es tan diferente… Tengo la sensación de que tu madre lo mima en exceso, aunque sabe que no debería.
—Mag y yo nacimos en un corto espacio de tiempo. No creo que mi madre quisiera tener más hijos hasta que… bueno, él llegó mucho más tarde. Supongo que, porque es tan diferente, sintió que debía protegerlo más.
—¿Le hubiese gustado a… Ginny vivir en Harvest Moon?
—Posiblemente sí. Creo que le hubiera gustado.
—¿Por qué le rompiste el corazón, William? A menos que fuera al revés.
—¿Te ha dado Mag o la propia Ginny esa impresión?
—Sé escuchar muy bien, pero solo si tú me lo quieres contar —dijo ella, negándose a contestar—. Tampoco carezco de intuición. Por ejemplo, anoche eras… eras tan diferente y me da la sensación de que tal vez necesitabas escapar hoy de allí tanto como yo.
—Hace dos noches no querías saber nada de lo que pasó entre Ginny y yo, Maite.
—Supongo que, desde entonces, he pensado que podríamos ser amigos, pero si no…
—¿Solo amigos?
—Es… es un comienzo. Es mejor que todas las cosas que se han hecho en nombre de los vinos Clover, por ejemplo.
—¿Significa eso que, cuando tengas la cuenta del vino, considerarás una relación entre nosotros, Maite?
—Yo… no lo sé. Me dejaron una vez, así que sí, supongo que estoy un poco escarmentada. Sé que parece una locura, pero me ayudaría ver que tú también eres, en cierto modo, vulnerable. Tal vez así, no me sentiría como si me estuviera metiendo en la guarida del lobo, sin saber lo que esperar.
—Te puedo asegurar que no hay posibilidad alguna de que te devore.
—¡Estaba hablando metafóricamente!
—Lo sé —replicó él, apartando el plato—. Bien…

por Joanita Dom Ene 10, 2016 5:41 pm

Siguelaáaaaaa por favor! !!!!

por EsperanzaLR Lun Ene 11, 2016 2:10 pm

Joanita escribió:Siguelaáaaaaa por favor! !!!!

Ahora sigo Joanita

por EsperanzaLR Lun Ene 11, 2016 2:17 pm

—Lo que quería decir —insistió Maite, que parecía haber entendido de repente muchas cosas—, es que a ti te dejaron también por lo que parece, aunque ahora ella quiera volver contigo. Así que me preguntaba, porque tú sabes lo que se sufre, si tú comprenderías cómo me siento. Estoy aterrada de que me vuelva a pasar y bueno, me sentiría mucho mejor si no tú no confiaras en otras personas para conseguir tu felicidad, si entiendes a lo que me refiero.
William observó atentamente cómo ella le confesaba su sufrimiento.
—¿Cómo ocurrió? —preguntó.
—Era alguien con el que trabajé en Goodman. Fue el primer… el primer hombre al que sentí realmente cerca. Perdí a mi madre muy joven y mi padre nunca lo superó. De niña, llevé una infancia algo inestable, lo que explicaría el por qué soy un poco solitaria y tengo miedo de… ¿Acaso no es eso lo que Stan te dijo? Él… Algunas veces me parece que me conoce mejor que yo misma.
—No exactamente. Me dijo que eras huérfana. También me dijo que podías ser algo cabezona y que tu entusiasmo por el trabajo algunas veces podía contigo. Entonces, ese hombre, te permitió creer que vuestra relación tenía futuro y luego… te dejó.
—Sí. No, tal vez yo creyera que había más en aquella relación cuando empezamos a acostarnos juntos, que fue algo que tal vez no hubiera hecho si no hubiera pensado… Bueno, creo que efectivamente creí que lo nuestro tenía más futuro de lo que él quería.
—¿Lo amas todavía?
—No. Si lo que quieres decir es si estoy muy triste y todo eso, no. Ya no, pero cuando esto ocurrió, lo pasé bastante mal. Supongo que como cualquiera a quien le pase lo mismo.
—Para mí fue al revés. Yo le dije a ella que se marchara, pero en un momento de humor negro le dije que le hiciera creer a todo el mundo que había sido al revés.
—¿Por qué?
—¿Te parece si recogemos primero todo esto y preparamos algo de café para tomarlo con el pastel?
—Si quieres.
Así lo hicieron. Prepararon el café y como hacía mucho calor en la terraza, decidieron tomarlo en el salón. Maite cortó el pastel y sirvió el café.
—Si has cambiado de opinión sobre contarme lo de Ginny, no importa.
—No, no he cambiado de opinión. De hecho… Creo que es algo que tengo que hacer. Conocí a Ginny a través de Mag. Eso fue unos seis años después de la muerte de mi padre y estaba… algo desilusionado con la vida.
—¿Por qué?
—Supongo que no había esperado ni deseado ganar la responsabilidad de Clover tan pronto. No es que quisiera hacer carrera en las Fuerzas Aéreas, pero antes

por EsperanzaLR Lun Ene 11, 2016 2:21 pm

de que muriera mi padre, los dos estábamos pensando crear una empresa de fabricación de aviones. Era en eso en lo que quería concentrarme. No en el champú, ni en el vino y todo lo demás. Pero era imposible.
Maite esperó en silencio, pero sin impaciencia porque estaba asimilando las nuevas facetas que estaba descubriendo sobre William. Pensaba en él, abandonando las Fuerzas Aéreas con un sueño y encontrarse con que tenía que dirigir un imperio. Se imaginaba cómo la responsabilidad había ido endureciéndolo. A pesar de ir vestido con pantalones cortos y tener el pelo revuelto, no era difícil verlo como el arrollador y divertido amante que cualquier mujer hubiera elegido.
—Era imposible —prosiguió él, por fin—, porque Clover estaba pasando horas bajas, porque mi padre murió de repente y por el clima económico del momento. Costó mucho trabajo y mano dura evitar que todo se viniera abajo.
—¿Estás diciéndome que Ginny entró en tu vida cuando te sentías un poco vulnerable?
—Tal vez. Yo te puedo asegurar que no me di cuenta de que me estaban eligiendo como marido. Por supuesto, me sentía muy atraído por ella…
—No tuvo que resultarte difícil. Es muy guapa.
—Gracias. ¿Eso era para que me sintiera mejor? ¿Estabas intentando decirme que cualquier hombre hubiera tenido el mismo problema?
—Lo siento. No era esa mi intención.
—Puede que no andes tan descaminada. En cualquier caso, antes de que las cosas hubieran podido llegar a ese punto por progresión natural, nos casamos cuando ella descubrió que estaba embarazada. Sin embargo, técnicamente, no debería haber ocurrido. Me dijo que estaba tomando la píldora, pero hasta la píldora puede fallar, o eso es lo que creía yo. De lo que no me había dado cuenta fue del hecho de que su familia estaba pasando por unos momentos muy difíciles. Eran y son ganaderos.
—Entonces, ¿no sabías nada de dónde venía?
—Sí. Se trata de una familia de rancio abolengo en Nueva Gales del Sur y, aunque no los conocíamos personalmente, el apellido sí nos era conocido. Y los conocí, por supuesto. Mi madre se quedó muy impresionada. El apellido Deacon está enraizado con los primeros colonos. También me di cuenta de que habían visto días mejores, pero el hecho de que se enfrentaran a tener que marcharse de su rancho con las manos vacías no se supo hasta el final. La madre de Ginny lo ocultó hasta el final.
—¿Cómo acabó todo?
—Fue una serie de acontecimientos. Ginny tuvo el aborto unas pocas semanas después de nuestra boda. Estaba embarazada de tres meses y, según los médicos, era simplemente un embarazo destinado a terminar de aquel modo. Yo no estuve tan seguro. Ella había estado rara desde que volvimos a casa después de la luna de mil. Tensa y nerviosa. Entonces, un día vino a mí llorando y me dijo que su padre estaba amenazando con suicidarse por sus problemas económicos. Me suplicó que lo ayudara. Y fue entonces cuando empecé a hacerme preguntas.

por EsperanzaLR Lun Ene 11, 2016 2:36 pm

—¿Qué te hizo sospechar?
—Encontré la carta de su madre. Era inequívoca. La situación era desesperada, decía, pero dado que Ginny había conseguido que yo me casara con ella, y aunque había perdido el niño, con toda certeza estaba a lo suficiente segura de mí como para pedirme que les echara una mano.
—Oh…
—Efectivamente. Pero, para darle crédito, su familia, en especial su madre, la sometió a una presión enorme. Es un apellido con mucho orgullo y tenía tres hermanos pequeños, todos los cuales estaban todavía en el colegio o en la universidad. Supongo que Ginny también temía perder el prestigio de su familia.
—Pero, no lo entiendo, ¿por qué tu familia la apoya a ella?
—No saben lo que ocurrió.
—¿Y le echaste una mano a su familia?
—Oh, sí, pero parte del trato, que ellos estuvieron gustosos en cumplir, era que nunca se haría público. Ni siquiera a Mag ni a mi familia.
—Entiendo. Y fue entonces cuando le dijiste a todo el mundo que ella te había dicho que te marcharas.
—Efectivamente. La otra parte del trato era que ayudar a la familia sería nuestro acuerdo de divorcio. Podría haber sido mucho peor, pero no resulta muy agradable saber que te han engañado.
—¡No querrás decir que ella hubiera intentado sacarte aún más!
—No, pero para entonces yo ya estaba muy alerta para asegurarme de que no lo intentaba. Entonces, también descubrí que la píldora no había fallado, simplemente, porque no la había estado tomando. Ese engaño, el haber utilizado a otra persona para conseguir un fin, realmente me afectó. Si hubo algo que no le pude perdonar fue eso.
—Contéstame a algo más, William. ¿Cómo te engañó? No me refiero a lo de la píldora sino a lo de estar enamorada de ti —dijo ella. Se produjo un largo silencio—. ¿Se fue enamorando ella poco a poco de ti?
—Eso fue lo que me dijo.
—¿Y te has parado a pensar que os podríais morir los dos amándoos a pesar de lo que ella hizo?
—Sí, y siento mucho que haya sido eso lo que le haya pasado, pero lo dudo. Y sé que no es lo que me ha pasado a mí, Maite, así que no empieces a darme charlas sobre el orgullo.
—Como tu chica de alquiler, tengo derecho a tener mis dudas. Yo… gracias por decírmelo —dijo ella. William la miró con aire de sospecha—. Bueno, tienes que darte cuenta de que el hecho de que yo esté aquí hace que todo parezca un poco sospechoso.

por EsperanzaLR Lun Ene 11, 2016 3:03 pm

—Una de las razones por las que te estoy alquilando, Maite, es porque no pensé que pudiera conseguirte de otro modo. Mira, lo decidí de repente y por ello tú también tienes que aceptar cierta responsabilidad. Desde el momento en que entraste en mi despacho sin zapatos, me sentí muy intrigado.
—Esos zapatos, que por cierto me costaron una fortuna, nunca han valido los problemas que me causaron.
—Eso depende del resultado.
Maite se encogió de hombros y frunció el ceño. De repente, le pareció que se había producido un cambio en él, aunque ella no pudiera señalar la razón. Entonces, comprendió que, a pesar de haber intercambiado confidencias muy íntimas, el abismo que había entre ellos parecía haberse hecho aún mayor.
Aquellas palabras parecían haber borrado la amistad sin interés que habían compartido por la mañana y durante el almuerzo. Incluso eran contrarias al espíritu que le había llevado a mostrarle su casa. ¿Acaso se había arrepentido de haberle hablado de su desastroso matrimonio?
—¿Maite?
—Lo siento… ¿qué me decías?
—¿Te gustaría ducharte y cambiarte de ropa antes de regresar?
—Oh, sí, gracias —respondió ella, sintiéndose como si le hubieran echado un jarro de agua fría por la cabeza.
—Entonces, te mostraré la habitación de invitados.
Maite se dio una larga ducha en un intento por lavarse no solo la sal sino también la extraña sensación de sentirse como un grano en la playa, de ser insignificante. Luego, se puso la ropa limpia que había llevado, unos pantalones cortos azul marino y una camisa vaquera. Sin embargo, como se había olvidado del sujetador, se tuvo que poner otra vez la parte de arriba del biquini.
Se sentó para cepillarse el pelo delante de la cómoda y miró el reflejo de la habitación en el cristal. No era lujosa pero tampoco espartana. Pensó que aquel cuarto necesitaba algo que le diera un poco de vida, de color. Sin embargo, al mirarse en el espejo, supo que era ella la que carecía de algo. Le hacía falta una clave que le ayudara a descifrar a William.
Justo entonces, él llamó a la puerta y entró. A Maite no se le ocurrió nada que decir. Solo pudo mirarlo. Notó que él también se había duchado y cambiado de ropa.
Deseó de todo corazón poder decir algo alegre, pero no podía encontrar nada. Entonces, ocurrió algo peor. Se le saltaron las lágrimas, lo que le obligó a bajar la cabeza y a cepillarse el pelo con el cepillo.
—¿Maite?
—No tardaré ni un minuto. ¡Mi pelo! —exclamó, sin poder evitar que se le escapara un sollozo. —¿Qué te pasa?

por EsperanzaLR Lun Ene 11, 2016 3:09 pm

Maite abrió la boca para decir que no le pasaba nada, pero empezó a tener hipo.
—¡Oh, no! Tal vez las ostras, las gambas y el pastel de… ¡hip!… no van tan bien juntos —dijo ella. Cerró la boca y respiró profundamente, pero empezó a hipar otra vez, haciendo que se sintiera avergonzada y desesperada.
—Maite, estate quieta —le ordenó él, poniéndola de pie. Luego, la estrechó contra él y empezó a acariciarle el pelo.
Cinco minutos más tarde, el ataque de hipo había desaparecido.
—No sé cómo lo haces, William, pero gracias. Y no te preocupes por mi pelo. Me limitaré a metérmelo debajo de la gorra.
—¿Qué te hizo llorar?
—Yo…
—Estabas llorando, ¿por qué?
—No lo sé. En realidad, no era nada.
—Cuéntamelo.
—No puedo, de verdad. Ni siquiera lo sé yo, así que…
—Estoy seguro de que tienes que tener alguna idea.
—Yo… bueno. Me sentía como un grano de arena en la playa. Algunas veces, me siento muy sola, eso es todo. Pero siempre se me pasa… También estaba pensando que esta habitación necesita un poco de vida. Es uno de esos momentos en los que soy la rubia tonta que te pensaste que era al principio —añadió, intentando sonreír sin conseguirlo. Entonces, él murmuró algo y empezó a besarla—. No, por favor, no.
—Por alguna razón, no puedo soportar verte triste.
—Solo empeoraríamos las cosas.
Sin embargo, William no le prestó atención. Le besó los párpados y le recorrió el cuerpo con las manos, estrechándola contra él. A partir de aquel momento, las circunstancias se apoderaron de ellos.Maite experimentó sensaciones que solo había sospechado que existieran. Y no pudo resistirse.
La emoción de sentir cómo un hombre tan corpulento le hacía sentirse tan delicada y el aroma masculino que emanaba de su piel tuvieron en ella el mismo efecto que el vino. Después de un profundo y apasionado beso, él empezó a desabrocharle los botones de la blusa. Mientras se miraban fijamente a los ojos, Maite sintió como si se estuviera ahogando en aquellas profundidades azules, como si la estuviera absorbiendo, como si William solo tuviera una cosa en mente: Maite Florey.
Lentamente, le apartó la blusa y le desabrochó el biquini del cuello. Tras bajar la mirada durante un largo rato, volvió a levantar los ojos para depositar los labios en la comisura de los labios de ella.

por EsperanzaLR Lun Ene 11, 2016 3:21 pm

—Yo tenía razón —susurró. Ella tembló al sentir cómo las palmas de las manos de él cubrían suavemente los pechos—. En realidad, no. Son mayores de lo que yo había pensado. Exquisitos. Tú eres exquisita, tan suave y tan esbelta, con unas curvas tan delicadas y, sin embargo… —añadió, moviendo los dedos sobre los pezones—… tan cálida y viva.
Maite echó la cabeza atrás al sentir cómo los pezones le florecían bajo sus caricias y le rodeó el cuello con los brazos.
—Necesitaba algo a lo que agarrarme… Es tan agradable…
Ella cerró los ojos al tiempo que la boca de William se deslizaba sobre su garganta y las manos le bajaban a las caderas, haciéndola arder de deseo.
—Agárrate todo lo que quieras.
—Algunas veces, me pareces un árbol. Eres tan fuerte…
—Y tú eres como una sirena, cantándome una canción a la que no me puedo resistir.
Maite se detuvo. De repente, había recuperado la cordura por aquellas palabras. Él le había dicho algo parecido en otra ocasión. Lo recordaba demasiado bien. Algo como que era una tentación hacia los placeres terrenales que él debería poder resistir. Y lo había dicho con desprecio.
Siempre había creído que aquello sería una prueba para que ella pudiera demostrar su integridad y que podía resistirse a William. Ya sabía la historia de lo que le había pasado en su matrimonio con Ginny. Ella había estado a punto de romperse el corazón una vez y tenía todavía menos seguridad que entonces de que aquella no fuera a ser otra experiencia similar, incluso peor…
Rápidamente, se volvió a atar el biquini al cuello.
—¿Por qué has hecho eso?
—Yo… Yo sí que no estoy tomando la píldora.
—Hay otros modos.
—Lo sé pero… Fue algo que me juré que nunca haría para conseguir el contrato de los vinos Clover.
—¿Quién ha dicho algo sobre los vinos o sobre Clover?
—William, yo…
—¿Quién te ha dicho que hubiéramos ido mucho más allá, Maite?
—Ya no había mucho más que hacer.
—Fuera quien fuera tu primer amante, evidentemente no tenía mucha imaginación si fue eso todo lo que te enseñó y lo que verdaderamente crees. Créeme a mí.
Ella intentó levantar una mano para abofetearle pero él se la atrapó y la dobló bajo la suya, sacudiendo al mismo tiempo tristemente la cabeza.

por EsperanzaLR Lun Ene 11, 2016 3:25 pm

—¿Es que no tienes sentido de autoprotección, Maite?
—No podrías, no serías…
—¿Capaz de vengarme? No. Bueno, al menos no en especia. Sería mucho más agradable y algo que sé que no te molesta del todo. Para ser alguien que odiaba besar, pareces haber experimentado un cambio de actitud notable.
—¡Deja de burlarte de mí, William! —exclamó ella, furiosa—. Tú eres el que cambia de caliente a frío. ¡Tú eres el que me ha traído aquí y me hablaste de tu matrimonio y luego te volviste a incomunicarte conmigo! Tú eres el que me comparó con una sirena, como si yo estuviera aquí para conducirte a las rocas. Tú eres el que me dijo que deberías ser lo suficientemente fuerte para resistir los placeres terrenales que yo representaba. Por no mencionar el hecho de que, un día sí y otro no, estabas en plan sultán… No sé lo que se me ha metido en el cuerpo, pero si esa es la única manera de conseguir el contrato de los vinos Clover, el trato queda anulado —añadió ella con orgullo, a pesar de que tenía los ojos inundados de lágrimas.
—Toma —dijo él, soltándola por fin y dándole un pañuelo. Cuando ella terminó de sonarse, le recogió la camisa y la acompañó hasta el salón—. Siéntate. Voy a traerte algo de beber.
Maite se sentó en el sofá y se puso la camisa. Se sentía algo temblorosa por lo que agradeció la copa de vino que él le daba. Luego, se sirvió una para él y fue a la puerta de la terraza, para contemplar el mar.
—El problema es que pensé que los dos éramos iguales —dijo él.
—¿En qué sentido? —preguntó ella, con voz ronca.
—Capaces de controlarnos.
—No estoy segura de saber a lo que te refieres.
—A dos personas que se sienten atraídas, pero que no quieren necesariamente un compromiso a largo plazo.
—¿Es eso lo que te parecí, William? —preguntó ella incrédula.
—Te comportaste del modo en que yo lo hice. Y accediste a esto —añadió, mirando el anillo.
—Yo… no tenía intención alguna de acostarme contigo. Eso ya te lo he dicho…
—Y ahora me lo has demostrado —replicó él, con ironía.
—Y me comporté del modo en que tú lo hacías solo por dos razones: para mostrarte que no eras irresistible y por el bien de la agencia Goodman —dijo, sin confesar lo desesperadamente que la agencia necesitaba aquellas cuentas—. Por eso… aunque tú me podrías haber deseado… ¿vas a decirme que nunca tuviste ningún tipo de compromiso en mente?
—Así es.
—¿Y nada sobre mí te ha hecho cambiar de opinión? —preguntó ella, incapaz de esconder su dolor

por EsperanzaLR Lun Ene 11, 2016 3:39 pm

—Muchas cosas… Por eso odiaría hacerte daño.
—¿Qué te hizo cambiar de opinión? —quiso saber ella, tras respirar profundamente.
—El modo en que has actuado. Una luchadora hasta el final. Y lo que me dijiste antes, lo que explica por qué te has resistido tanto a pesar de que ha habido tanta atracción entre nosotros. Una mujer a la que le rompieron el corazón, ¿no,Maite? —añadió él, mirándola a los ojos.
—Sí —susurró ella, incapaz de apartar la mirada—. Por esto estaba tan segura de poder manejarte, William. Pero me equivoqué y parte de mi problema fue… que, a veces, me siento muy segura contigo y no la idiota que tiene miedo de volar, de las alturas y de los ascensores, a la que le dan ataques de hipo, se cae en los ríos, pierde los zapatos y todo lo demás.
—Por eso te dije la verdad sobre Ginny —confesó él, sentándose a su lado—. Había decidido durante el almuerzo que ya era hora de que acabáramos con esta farsa… Bueno, después de esta noche y pensé que al menos te debía una explicación. Sin embargo, nunca me habría imaginado que mis buenas intenciones te podrían hacer tanto daño.
—¿Estás en contra de los compromisos por lo que hizo Ginny?
—Sí y no. Supongo que, después de Ginny, resulta natural tener algo de cautela, pero el verdadero problema es que soy el hombre equivocado para una chica como tú, Maite.
—¿Cómo?
—Creo que lo último que necesitas es un hombre que esté sin parar constantemente como yo, especialmente ahora que mis sueños están a punto de hacerse realidad.
—¿La fábrica de aviones?
—Mmm. Voy a tener que dedicarle la mayor parte de mi tiempo durante los próximos años.
Maite le miró a los ojos y, durante un terrible momento, se vio abrumada por aquel hombre. El recuerdo de estar en sus brazos, de sentir cómo podía encender el deseo dentro de ella con una ligera caricia, el modo en que podían reír y disfrutar juntos… El mundo parecía haberse hundido sobre ella como un castillo de naipes.
—¿Estás bien?
En silencio, Maite lo maldijo. Allí estaba, con la cabeza sobre su hombro y sintiendo que el corazón se le rompía. ¿Dónde estaba su espíritu, su orgullo? ¿Cómo podía acabar con aquello de una vez por todas?
—Sí. Me imagino que sería una tonta si pensara que pueda competir. Si fuera otra cosa en vez de aviones… tal vez hubiera tenido una oportunidad, pero bueno sí, ya lo entiendo —mintió ella, intentando recuperar su dignidad—. Por cierto, preferiría no ir al baile esta noche. Creo que tienes razón. Deberíamos terminar esto de una vez por todas —añadió, quitándose el anillo y dándoselo con decisión.

por EsperanzaLR Lun Ene 11, 2016 3:46 pm

—Entonces, ¿no hay rencor? —preguntó él, mirándola a los ojos.
—Un par de ellos, pero los superaré —respondió ella, con un gesto desenfadado. Luego, sonrió—. Para serte sincera, será un alivio volver a la cordura, si no te importa que te lo diga. Desde el momento en que te conocí, me he sentido como Alicia en el país de las maravillas o como si me hubiera metido en un manicomio.
—Tienes tus cosas en Harvest Moon.
—Oh… Tal vez podría quedarme aquí esta noche o en algún lugar de Palm Beach y me las podrías enviar mañana. Te aseguro que podría volver a casa yo sola sin ningún problema.
—Preferiría que vinieras al baile.
—¿Por qué?
—Porque sigue estando pendiente la cuenta de los vinos Clover.
—¿Cómo dices?
—Todavía no la has conseguido —dijo él con frialdad—, y, además, sé que Goodman la necesita desesperadamente. Sé que habéis perdido vuestras cuentas más importantes recientemente.
—¡Lo sabías! —exclamó ella, atónita—. ¡Lo sabías desde el principio!
—Sí. ¿Qué importa eso?
—¿Estás diciéndome que, desde un principio, has sabido la razón verdadera que me empujaba a participar en esta ridícula farsa, William?
—Una de las razones, porque la otra era que no pudiste contenerte.
—¿Puedo decirte algo? —le espetó ella—. Fue la única razón de que no me marchara de tu despacho en cuanto empezaste a hablar de chicas y melocotones.
—Tampoco tenías zapatos.
—¡Eso no tenía ninguna importancia! ¡Hubiese vuelto andando a Brisbane con los pies descalzos si no hubiera sido por la agencia!
—Bien, Maite, pues aquí tienes tu oportunidad de salvar la agencia. Creo que un baile será un placer comparado con ir andando descalza a Brisbane.
—¡No te creas que no sé por qué estás haciendo esto, William! —dijo ella fríamente.
El ceño de él tembló un poco, pero, aparte de parecer profundamente divertido, William se limitó a que ella siguiera. De todas las cosas que ella había creído amar en él: sus ojos azules, la fuerza, la amabilidad, la caballerosidad, la seguridad que le daba… solo quedaba aquello.
—Yo te lo diré —añadió Vivian—. Esta noche necesitas que te sirva de parapeto, ¿verdad? Por si ese baile te deja expuesto delante de Ginny y de toda su belleza. Y no solo eso. También por si el baile demuestra que tu ex mujer está utilizando a tu propio hermano para darte celos. ¿Acaso crees que no me di cuenta
de eso ayer? ¿Crees que no me he dado cuenta de que ha sido por eso por lo que has tenido que huir de allí hoy?
William se levantó, pero Miate no se acobardó ni lo más mínimo.
—¿Acaso podrías estar planeando utilizarme para darle celos a ella esta noche, William? ¿Por qué no te atreves a decirlo? Así sabría el terreno que piso.

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