Re: WEB NOVELA LEVYRRONI "Placer imprevisto" De Lean Banks

por EsperanzaLR Vie Ene 29, 2016 2:06 pm

asturabril escribió:

por EsperanzaLR Vie Ene 29, 2016 2:17 pm

Capítulo 11

Maite había pensado que cuando le dijera que, según el médico, ya podía hacer su vida normal, lo primero que Will haría sería llevarla a la cama. Pero en lugar de eso la llevó a cenar al restaurante del mejor hotel Megalos-DeLuca de Las Vegas. Y con el niño al cuidado de Mana, eran libres para pasarlo bien.
—Este sitio es precioso —suspiró Maite, admirando la hermosa panorámica de la ciudad que ofrecía la tenaza—. La verdad, no imaginé que querrías cenar fuera.
—He pensado que nos merecíamos una noche de fiesta —dijo él, con una críptica sonrisa—. Imagina que es la cena del día que nos casamos… la que nunca pudimos terminar.
—Por culpa de David —se rió Maite.
Will estaba tan guapo con el traje y la camisa oscura… cada vez que imaginaba cómo terminaría la noche se quedaba sin aliento.
—Sí, es verdad —asintió él, sirviéndole olía copa de champaña.
—¿Por qué no hay más clientes?
—He pedido que nos reservaran la terraza —contestó Will—. Estamos solos, así que podemos hacer lo que queramos —añadió, en tono seductor.
Maite miró la mesa. Fue la primera posibilidad que se le ocurrió.
—¿Quieres decir aquí, en público?
—Pero si no hay nadie…
—Pero…
Will se levantó entonces y tomó su mano.
—Vamos a bailar.
A través de los altavoces llegaban los acordes de una melodía romántica que Maite identificó enseguida.
—Puede parecer un poco cursi, pero es una de mis canciones favoritas.
—Una vieja canción de Elvis cantada por Michael Bublé. No puedo evitar enamorarme de ti.
—¿Sabías que me gustaba?
—He mirado en tu habitación. Tienes el CD.
—Eres diabólico.
—Y haré que eso te guste —sonrió Will.
Maite tenía la impresión de que Will DeLuca podría hacer que le gustasen muchas cosas prohibidas.

por EsperanzaLR Vie Ene 29, 2016 2:21 pm

Mientras bailaban, apoyó la cara en su pecho y cerró los ojos. Era una sensación deliciosa estar entre sus brazos bajo aquel cielo estrellado, un poco mareada por el champán…
—Nunca he esperado tanto tiempo por una mujer —musitó él, inclinando la cabeza para besar su cuello.
Estaban tan cerca que Maite podía sentir algo duro rozando sus muslos. Y ese roce la excitaba como nunca.
—Quiero saborear cada centímetro de tu piel —siguió Will, acariciando sus pechos por encima del vestido—. ¿Te gusta? Porque pienso tocarte así por todas partes.
Instintivamente, Maite intentó acercarse más. Quería tocar su piel desnuda, besar su torso, quería saber si podía hacerlo sudar. Excitada, soltó el nudo de su corbata y empezó a desabrocharle los botones de la camisa.
—¿Qué haces?
—Quiero estar más cerca, todo lo que pueda.
—Pero es nuestra primera vez y no quiero que termine en cinco minutos —protestó Will—. Terminaremos en casa, cariño.
Frustrada, Maite dejó que tomara su mano para salir del restaurante y, mientras bajaban en el ascensor, intentó calmarse. ¿Qué pensaría de ella?, se preguntó. ¿Que la excitaba de tal forma que se olvidaba de todo?
—¿Por qué estás tan callada?
—Es que… me siento un poco avergonzada.
—¿Por qué?
Maite se encogió de hombros.
—Porque me habría acostado contigo encima de una mesa y tú sólo…
—¿Yo sólo qué?
—Sólo estabas jugando.
Will la miró, incrédulo.
—¿Crees que no te deseaba? Maite, te he deseado desde el día que te conocí. He estado en el infierno una docena de veces por tener que contenerme cuando lo único que deseaba era hacerte el amor.
Pero no has tenido relaciones sexuales en mucho tiempo y no quiero ir demasiado rápido. No quiero hacerte daño.
—Ah —murmuró ella, sorprendida.
Y luego, impulsivamente, le echó los brazos al cuello, frotando sus pechos contra el torso masculino.
Will inmediatamente la envolvió en sus brazos, besándola con la misma pasión, invadiéndola con su lengua. Hasta que recuperó el sentido común.

por EsperanzaLR Vie Ene 29, 2016 2:26 pm

—No me quejo, pero… ¿qué ha pasado?
—Es que es tan dulce que te preocupes por mí…
—¿Y me recompensas de esa forma? —sonrió él—. Nadie me había llamado dulce en la vida. Pero si es así como vas a reaccionar, creo que intentaré ser más dulce a partir de ahora —se rió, besándola de nuevo.
Luego, cuando por fin llegaron a casa, la tomó en brazos.
—¿Qué haces?
—Para que nos dé buena suerte. No soy supersticioso, pero… por si acaso.
Cuando llegaron a su habitación, la dejó en el suelo, despacio, dejando que sintiera su erección.
—He comprado un camisón muy bonito, pero está en mi cuarto.
—Otro día —dijo Will, tomando su cara entre las manos.
Su boca era ardiente, sus calidas, aún más, haciéndola sentir sexy y preciosa al mismo tiempo. Maite tuvo la impresión de que la habitación empezaba a dar vueltas.
Will le desabrochó el vestido y lo dejó caer al suelo mientras ella le quitaba la chaqueta y empezaba a desabrocharle la camisa. Y aquella vez él no la detuvo. Al contrario.
Maite dejó escapar un suspiro que no sabía que estuviera conteniendo mientras Will apretaba su trasero para frotarla contra su erección, enardecido.
Sus dedos la excitaban como nunca la había excitado nadie y sentía un calor torturante entre las piernas. Deseaba tenerlo dentro, llenando un vacío que sólo él podía llenar.
Mirándolo a los ojos, Maite le bajó el pantalón y los calzoncillos al mismo tiempo, sintiéndose atrevida.
—Tócame —dijo Will.
Y ella lo hizo. Era enorme, duro, y no pudo evitar preguntarse si quizá su preocupación había sido lo más prudente. Cuando empezó a acariciarlo, él dejó escapar un gemido ronco.
—No sigas —murmuró, tirándola sobre la cama y alargando una mano para sacar un preservativo de la mesilla.
Maite tragó saliva. Los ojos castaños oscurecidos de deseo, el cuerpo fibroso, la erección formidable… le recordaba a un semental y una parte secreta, primitiva de ella, se sintió orgullosa por haber sido elegida.
Pensó que la tomaría enseguida. Estaba listo, preparado. No había nada que lo detuviera.
Pero, en lugar de eso, Will inclinó la cabeza para buscar su pechos con la lengua mientras metía una mano entre sus piernas, haciéndola gemir de placer con sus sabías caricias

por EsperanzaLR Vie Ene 29, 2016 2:28 pm

—SWill…
—¿Qué quieres, cariño?
—A ti, te quiero dentro de mí…
—Abre los ojos —le ordenó él, con voz ronca.
Maite obedeció y Will se hundió en ella con una embestida que la dejó sin aire.
—¿Demasiado fuerte?
—No, no… Más, quiero más.
Will empezó a moverse, entrando y saliendo al ritmo que ella deseaba. La sensación de tenerlo dentro hacía que sus lugares secretos, húmedos, se contrajeran con un placer abrumador.
Las sensaciones se intensificaban con cada embestida hasta que Maite perdió el control, hasta que Will se derramó den tío de ella dejando escapar un gemido de placentera agonía.
Después levantó la cabeza y buscó su boca, el beso fue tierno y seductor a la vez.
—Ahora eres mía.
Will la mantuvo en la cama durante las siguientes ocho horas… sin dormir apenas. Después, se levantó para darse una ducha y devolver algunas llamadas de trabajo. Maite se duchó también y luego fue a ver a David para bañarle y darle de comer.
Con los ojos muy abiertos, el niño emitía sonidos y movía las manitas como si estuviera hablando con ella.
—Eres un niño tan bueno… Has dormido toda la noche. María está muy contenta y yo también —se rió Maite, tomando un libro de la cesta—. A ver si te gusta. Érase una vez un príncipe…
Alternaba entre leerle el cuento y mirar la preciosa carita de su hijo. Le hacía cosquillas, lo apretaba contra su corazón. Y entonces, de repente, vio que David levantaba las comisuras de los labios…
—Te estás riendo. ¡David se está riendo! —gritó, para quien quisiera oírla—. Mí niño se ríe. David ha sonreído por primera vez.
Un segundo después, Will apareció en la habitación con el móvil pegado a la oreja.
—Espera un momento, Jim. ¿Ocurre algo, Maite?
—¡David ha sonreído por primera vez!
—¿Estás segura?

por EsperanzaLR Vie Ene 29, 2016 2:33 pm

—Pues claro que estoy segura. Lo que pasa es que me ha hecho tanta ilusión que me he puesto a gritar… y creo que lo he asustado.
—A lo mejor eran gases.
—No eran gases —protestó ella—. David no sonríe cuando tiene gases. Ha sido una sonrisa de verdad.
—Espera un momento. Tengo que comentar una cosa con Jim… vuelvo enseguida.
No la creía, pensó Maite. Yeso la molestaba. Quería que estuviera tan contento como ella. Quería que quisiera al niño tanto como ella… pero quizá eso era esperar demasiado.
Aunque después de algún tiempo lo querría.
No podría evitarlo. David miraría a Will como si fuera un héroe y la adoración de un niño sería capaz de penetrar la dura coraza del hombre de hierro, pensó. No sabía si ella sería capaz de entrar en su corazón y seguramente lo más sensato sería no intentarlo siquiera.
Esa noche, después de dar de mamar a David y meterlo en su cuna, Maite encendió el monitor y volvió a la habitación de Will. Agotada, sólo tenía ganas de dormir, pero se encontró con él en el pasillo… con dos copas de vino en la mano.
—¿Podemos seguir con nuestra luna de miel?
A pesar del cansancio, a Maite se aceleró el pulso.
—Si tomo un sorbo de vino, caeré en coma.
—¿Cansada? —preguntó él—. ¿El niño te agota con sus gases?
—¡No eran gases!
Estaba sonriendo.
—¿Ha vuelto a hacerlo?
—No, pero…
—¿Lo ves?
—Soy su madre, yo sé que estaba sonriendo.
—Bueno, eso es verdad —sonrió Will—. He pensado que te apetecería un baño en el jacuzzi.
—Sí, pero necesito un bañador.
—No, de eso nada.
—¿No nos verá nadie?
—Se les paga para que no vean nada.

por EsperanzaLR Vie Ene 29, 2016 2:35 pm

—Pero…
—Si te da vergüenza, podemos apagar las luces —dijo Will, llevándola al jardín—. Hace fresco, pero el agua del jacuzzi está calentita.
Era más fácil desnudarse delante de él cuando estaban en la cama, cuando no tenía tiempo para pensar.
—Tú primero.
—Muy bien —Will dejó las copas en el suelo y empezó a quitarse la ropa sin un ápice de pudor.
Su piel morena brillaba a la luz de la luna. Tenía los hombros anchos, el estómago plano, las nalgas firmes…
¿Por qué iba a sentir vergüenza?, se preguntó Maite. Tenía un cuerpo que debería ser esculpido en mármol. Y un rostro de rasgos duros, pero cuando sonreía, podía poner su mundo patas arriba.
—Venga, vamos —la llamó él desde el jacuzzi.
—Apaga la luz.
Cuando apagó la luz, Maite se quitó la ropa y, respirando profundamente, entró en el jacuzzi.
—¿Mejor?
—Está muy caliente.
—Pareces Ricitos de oro: me da vergüenza, está muy caliente. ¿Vas a dejar de protestar de una vez? Tienes un cuerpo precioso, Maite.
—Sí, ya…
—Me encantan tus pechos —sonrió Will, dándole un pellizco doloroso y placentero al mismo tiempo—. Lo del jacuzzi no ha sido tan mala idea, ¿verdad?
—No, la verdad es que me gusta —sonrió ella, acariciando su torso.
—Ya sabía yo que te gustaría. ¿Tienes hambre? Puedo pedirle a Ada que nos traiga algo…
—¡No! Sería capaz de ahogarme para que no me viese.
Riendo, Will la apretó contra su pecho.
—Yo te ayudaré a olvidar esa timidez. ¿Sabes una cosa? No sabía si me gustaría estar casado, pero la verdad es que me encanta.
—Llevamos seis semanas casados —suspiró Maite, intentando concentrarse en algo que no fueran los bíceps de su marido—. Pero ahora que lo pienso…
—¿Qué?
—Si queremos que este matrimonio funcione…
—Eso es lo que estamos haciendo.
—Pero yo no sé lo que buscas en una esposa.

por EsperanzaLR Vie Ene 29, 2016 2:41 pm

—Por ahora, lo estás haciendo muy bien —sonrió Will, buscando sus labios.
—No, quiero decir fuera de la cama.
—Ahora mismo no estamos en la cama.
—Will…
—De acuerdo, de acuerdo, sé a lo que te refieres. Pero ahora mismo deberías concentrarte en otras cosas —se rió él, metiendo una mano entre sus piernas.
—¿Cómo voy a concentrarme en nada sí sigues tocándome así?
—¿Quieres que pare?
—No…
—No sabes lo sexy que eres a la luz de la luna —murmuró Will, colocándola a horcajadas sobre su pelvis y levantando las caderas para hundirse en ella.
Su lengua llenaba su boca al mismo ritmo que llenaba su cuerpo. Lenta, eróticamente, el movimiento la mareaba de placer.
—Me vuelves loco…
Y él la hacía sentirse desesperada por darle placer… el mismo que estaba recibiendo.Maite sintió que el orgasmo empezaba en sus pechos, para viajar hacia abajo, sus músculos internos contrayéndose alrededor del miembro masculino.
—Oh, Maite…
Cuando pronunció su nombre, Maite sintió algo por dentro y supo que eso era lo que buscaba.
Quería que aquello fuera más que sexo para Will.
Quería que significase algo para él. Aunque quizá no fuera sensato querer tales cosas de un hombre que no creía en el amor.
Pero estando entre sus brazos era muy difícil ser sensata.

por asturabril Vie Ene 29, 2016 4:44 pm

por Joanita Vie Ene 29, 2016 7:12 pm

Siguelaáaaaaa por favor! !!!

por SuenoLR Sáb Ene 30, 2016 8:38 am

Sique mi Kat

por EsperanzaLR Sáb Ene 30, 2016 1:17 pm

asturabril escribió:

por EsperanzaLR Sáb Ene 30, 2016 1:25 pm

Joanita escribió:Siguelaáaaaaa por favor! !!!

Ahora sigo Joanita

por EsperanzaLR Sáb Ene 30, 2016 1:25 pm

SuenoLR escribió:
Sique mi Kat

Ahora sigo mi Tonia

por EsperanzaLR Sáb Ene 30, 2016 1:29 pm

Capítulo 12

Will se levantó muy temprano por la mañana.
Se sentía inquieto, no sabía por qué. Pero, al mismo tiempo, le habría gustado quedarse en la cama disfrutando de los encantos de su mujer.
Estaba poniéndose la corbata cuando Maite abrió los ojos.
—¿Qué hora es?
—Las seis.
—¿Las seis? ¿Y ya te vas a la oficina?
—Tengo mucho trabajo esperando. Y me temo que esta noche volveré tarde.
—¿Cómo de tarde?
—Alrededor de las nueve.
Maite asintió con la cabeza.
—¿Quieres que te prepare el desayuno?
—No hace falta, me voy directamente a la oficina. Mi ayudante me llevará algo de comer —contestó él.
La ternura que veía en sus ojos hacía que desease abrazarla, pero algo, no sabía qué, lo obligaba a salir corriendo.
—Pásalo bien, preciosa Maite —murmuró, inclinándose para darle un casto beso en la frente.
—Tú también. Sí David vuelve a sonreír, le haré una foto con el móvil y te enviaré un mensaje.
—¿Quieres decir si vuelve a tener gases? —bromeó Will.
Pero cuando iba a salir de la habitación, una almohada lo golpeó en la cabeza.
—¡Estaba sonriendo!
Unas horas más tarde, mientras Lilli paseaba a David en su cochecito, sonó su móvil.
—Hola, Maite —oyó una voz familiar.
—¡Devon! Hacía mucho que no sabía nada de ti. ¿Cómo están tus padres?
—Él está muy mal —contestó su amigo—. El cáncer es terminal y también acabamos de ingresar a mi madre en el hospital. Tienen que ponerla en diálisis.
—Oh, Devon… cuánto lo siento. ¿Puedo hacer algo por ti?

por EsperanzaLR Sáb Ene 30, 2016 1:32 pm

—No quería pedírtelo, pero me dijiste que te llamara si algún día necesitaba algo…
—Lo que quieras.
—Tengo que cuidar de mi padre las veinticuatro horas del día, así que no puedo trabajar. Y la pensión que recibe es muy pequeña…
—Entiendo —Maite lo interrumpió para no hacerle pasar un mal trago—. ¿Cuánto necesitas?
—Depende… de lo que mí padre tarde en morir —contestó su amigo, emocionado—. Es horrible, no puedo creer que tenga que decir algo así.
—Lo entiendo, de verdad.
—Yo no quiero que muera… debería estar preparado para esto, pero no lo estoy.
—Es tu padre, Devon, lo entiendo perfectamente. Dime dónde debo llevarte el dinero, se me ha olvidado tu dirección —Maite sacó una agenda del bolso y anotó el nombre y el número de la calle.
—No sabes cómo te lo agradezco…
—No tienes que agradecerme nada. Y puedo quedarme con tu padre un rato mientras tú sales a dar un paseo… tienes que airearte un poco, Devon, yo se lo terrible que es cuidar de un enfermo terminal.
—No puedo pedirte algo así…
—Claro que puedes. Tú fuiste maravilloso con mi madre. Iré esta tarde, alrededor de las tres. David estará durmiendo entonces.
—Ah, tu hijo. ¿Cómo está?
—Muy bien, precioso —sonrió Maite—. No apagues el móvil, por sí acaso tienes que darme instrucciones para llegar a tu casa.
—De acuerdo. Y muchas gracias, de verdad.
Maite llevó su Toyota en lugar del enorme Mercedes que su marido se empeñaba en que condujera. Y aunque se perdió dos veces, por fin llegó al apartamento.
Devon la recibió en la puerta, pero su padre había empeorado y se negó a dejarla sola con él.
Después de acompañarlo un rato, Maite se despidió del amable gigante, entristecida. La visita le despertaba recuerdos de los últimos días de su madre… perderla poco a poco había sido una tortura, pero no cambiaría los últimos momentos con ella por nada del mundo.
La sensación de estar sola la golpeó mientras paraba en un semáforo. No recordaba a su padre, su madre había muerto… y, aunque estaba casada, a veces se sentía muy sola. De repente, sus ojos se llenaron de lágrimas.
Tenía a David. Tenía a su niño, se dijo. No estaba sola.

por EsperanzaLR Sáb Ene 30, 2016 1:37 pm

Consolada por ese pensamiento, giró a la derecha cuando el semáforo se puso en verde y luego a la izquierda… pero veinte minutos después se dio cuenta de que se había perdido.
Y cuando llamó a Devon, su amigo tenía el móvil apagado. Luego pensó parar en una tienda para pedir indicaciones, pero había varios hombres en la puerta bebiendo y le dio miedo.
—Deberías haber traído un plano de la ciudad —se dijo a sí misma, enfadada—. Habrías tardado diez minutos en llegar a casa, diez minutos.
Por fin, tuvo que llamar al chófer de Max, Ricardo, que se ofreció a ir a buscarla, pero Maite rechazó el ofrecimiento, avergonzada. Afortunadamente, siguiendo sus instrucciones, logró llegar a casa una hora después y se alegró al ver el coche de Will en el garaje.
Su marido estaba en el jardín, de espaldas, aún con el traje de chaqueta.
—¡Hola, Will! Pensé que hoy volverías tarde.
—Eres tú la que llega tarde —replicó él, en tono cortante—. ¿Dónde has estado?
—He ido a visitar a un amigo y me perdí a la vuelta.
—Ricardo me ha dicho que llamaste desde uno de los peores barrios de la ciudad.
—Sí, bueno… me perdí y no llevaba un plano.
—Si es tan amigo tuyo, ¿cómo es que necesitas un plano para ir a su casa?
Maite se negó a dejarse amedrentar.
—Hacía mucho tiempo que no iba a su casa. Pero ya estoy aquí —le dijo, retándolo con la mirada—. Bueno, voy a subir a ver al niño…
—Está con María —la interrumpió Will—. ¿Quién era ese amigo?
—Devon Jones, el enfermero que cuidó de mí madre durante sus últimos días. Su padre ha empeorado y su madre está en el hospital.
—No le habrás dado dinero, ¿verdad?
—Pues sí, la verdad es que le he prestado dinero —contestó Maite, sin pestañear—. Ha tenido que dejar su trabajo para cuidar de su padre, así que no tiene medios económicos.
—No deberías dejar que se aprovechase de ti.
—No estoy dejando que se aproveche de mí, Will. Fue muy bueno con mi madre y se lo debía. Además, era mi dinero. Tengo una cuenta de ahorros…
—Ese no es el asunto. El asunto es que ese hombre podría aprovecharse de ti —insistió Will.
—No es verdad, Devon tiene un corazón de oro. No, quizá ésa no sea la mejor descripción. Tiene un corazón blando, nada de metal.

por EsperanzaLR Sáb Ene 30, 2016 1:42 pm

—Al contrario que tu marido, que lo tiene de hierro. ¿Es eso lo que querías decir?
Maite suspiró, cansada.
—Yo no he dicho eso. Pero creo que no entiendes que hay personas que no quieren aprovecharse de otras.
—Una persona que vive en la peor zona de la ciudad…
—No todo el mundo puede vivir como tú —lo interrumpió ella.
—No vuelvas a visitarlo sin decírmelo —le advirtió Will entonces.
—Soy una adulta y no tengo que soportar una bronca de mi marido porque quiero ayudar a alguien que fue muy bueno conmigo y con mi madre.
—No puedes ponerte en peligro —insistió él—. Tienes que pensar en tu hijo. Hay gente que cuenta contigo.
¿Gente? ¿En plural? El corazón de Maite empezó a latir con fuerza.
—¿Por qué estás enfadado, Will?
—No quiero que te pase nada.
—No me ha pasado nada.
—Pero podría haberte pasado. La próxima vez que sientas el ardiente deseo de ir a un barrio como ése, ¿te importaría al menos decirle a Ricardo que te lleve?
—¿Y si está ocupado?
—Entonces espera a que no lo esté o llámame a mí.
La preocupación que había en su voz restó un poco de energía al desafío.
—Muy bien —concedió Maite por fin—. Pero si vuelves a enfadarte así por una tontería, no te haré ni caso —dijo luego—. Voy a subir a ver a David.
Unos minutos después, volvía a bajar con el niño en brazos. David no dejaba de moverse y parecía inquieto.
Will apartó el periódico que estaba leyendo.
—Veo que alguien no tiene sueño.
—No, creo que quiere jugar al fútbol o al baloncesto y está frustrado porque no puede hacerlo.
—Voy a encender el jacuzzi…
—¿No pensarás meterlo en el agua?
—Claro que no. Pero he pensado que el sonido de las burbujas podría calmarlo.
—Ah, buena idea. Y si eso no funciona, a lo mejor lo tranquiliza oír una voz masculina.

por EsperanzaLR Sáb Ene 30, 2016 1:47 pm

—¿La mía?
—Podrías leerle algo.
—¿Qué? ¿El Wall Street Journal?
—Sí, claro. Eso lo dormiría de inmediato, ¿no crees?
—Sí tú lo dices… —Will tomó el periódico y empezó a leer un artículo sobre la economía de Gales.
—Sería mejor si lo tuvieras en brazos.
—Bueno, de acuerdo. ¿Algún consejo?
—Le gusta que lo aprieten —sonrió Maite, poniendo al niño en sus brazos—. Se siente más seguro cuando sus bracitos y sus piernecitas no cuelgan por todas partes.
Era un reto sujetar el periódico mientras sostenía al niño, pero Will lo intentó. Él se enfrentaba a negocios multimillonarios todos los días y había sido capitán del equipo de fútbol en la universidad. Podía hacerlo, de modo que siguió leyendo, pero David no dejaba de protestar.
—A veces ayuda mecerlo un poquito —sugirió Maite.
Will meció al niño mientras intentaba seguir leyendo el artículo. Pero el movimiento impedía que viese las palabras con claridad y empezó a inventárselo.
—… y entonces la economía se llevó una patada en el trasero debido al precio del petróleo.
—No creo que ponga eso en el Walt Street Journal —dijo Maite.
Él miró a David, que había cerrado los ojitos.
—No, pero mira qué bien ha funcionado.
—Sí, es verdad. Pero ¿puedes meterlo en la cuna sin despertarlo?
Otro reto. Picado en su espíritu competitivo, Will dejó el periódico sobre la mesa y se levantó.
—¿Y qué me darás sí lo consigo?
—¿Una palmadita en la espalda? —sugirió ella.
—No, más abajo. Y no en la espalda.
—Muy bien. Si eres capaz de dejarlo en la cuna sin que se despierte, puedes pedir lo que quieras. Pero te advierto que suele despertarse.
—Ya veremos —dijo Will, más motivado que nunca.
—Y ten cuidado de no taparle la cara con la mantita.
—Muy bien.
—Y dale un beso de buenas noches —Maite se levantó.
—¿Un beso?
—Pues claro. Si no, no puede dormir.

por EsperanzaLR Sáb Ene 30, 2016 1:53 pm

—Muy bien, le daré un beso. Volveré en cinco minutos.
—Sí tienes que volver a sacarlo de la cuna, no cuenta.
—¿No te acostarás conmigo?
—Yo no he dicho eso —sonrió ella.
—Dame unos minutos. Soy un aficionado.
Maite sonrió.
—Te espero en la habitación.
Sonriendo, Will subió la escalera con el niño en brazos.
—No debes despertarte —dijo en voz baja—. Estás cansado y quieres dormir hasta mañana… estás agotado. Tienes la barriguita llena y lo has pasado muy bien dando un paseo con Maite esta mañana.
Con cuidado, intentó depositarlo en la cuna.
David tenía los ojos cerrados y parecía dormido, pero en cuanto su espalda rozó el colchón, empezó a mover las manilas. Will contó hasta veinte y luego lo intentó de nuevo. Y, de nuevo, David empezó a despertarse. Contó hasta veinte otra vez y, con mucho cuidado, consiguió meterlo en la cuna.
Y, oh, sorpresa, su hijo no abrió los ojos.
Entonces recordó el beso. No podía ser tan importante, se dijo. El niño estaba dormido. Eso era lo más importante, ¿no?
Pero como sabía que Maite iba a interrogarle, se inclinó sobre la cuna y le dio un beso en la cabecita. Luego se dio la vuelta sin hacer ruido. Había llegado el momento de ir a buscar su recompensa.
Cuando entró en la habitación, se encontró a Maite sentada en medio de la cama, con un diminuto camisón blanco de encaje que era a la vez inocente y perverso.
—¿Cómo sabías que conseguiría dormir a David?
—¿Además de porque no te habrías atrevido a venir hasta que el niño estuviese dormido?
Will tuvo que sonreír.
—Me gusta mucho ese camisón, por cierto.
—Quería darte las gracias por el esfuerzo —sonrió Maite, seductora—. Te había prometido una recompensa…
—Muy bien. ¿En qué postura quieres que me ponga?
—Túmbate.
Will se desnudó a toda prisa y se tiró en la cama, con las manos en la nuca.
—Soy todo tuyo.
—Y me lo pones muy fácil —sonrió ella, tomando en su mano el erecto miembro mientras besaba su torso, su estómago… y más abajo.

por EsperanzaLR Sáb Ene 30, 2016 1:58 pm

Will tuvo que hacer un esfuerzo para controlarse. Estar en su boca, el cabello dorado acariciando su vientre, el camisón blanco de fino tejido… Todo era una fantasía erótica hecha realidad.
La miró hasta que no pudo soportarlo más y luego la apartó suavemente para hundirse en ella. No se cansaba de Maite, de su pasión, de su dulzura. Era una locura, pero estar con ella lo hacía creer en posibilidades que nunca antes había considerado.
Will se despertó con la sensación de tener una mano de Lilli sobre la cara.
—Hola, cariño, el despertador está en tu mesilla. ¿Te importa apagarlo?
Debía de haber dormido tan profundamente que no había oído el despertador. Algo que no le pasaba nunca.
—Buenos días —murmuró, aún medio dormido.
—Buenos días, cielo.
—Ayer te eché de menos…
¿Había dicho eso en voz alta? ¿Por qué? Nervioso, quiso creer que Maite no lo había oído.
Pero Maite lo había oído. Y la admisión la sorprendió. Se había enfadado tanto con ella porque la echaba de menos. Pero había sido incapaz de decírselo.
—Si me echas de menos hoy, puedes llamarme por teléfono. No es que tengas que hacerlo, pero puedes llamarme sí quieres.
Él se limitó a asentir con la cabeza. Había saltado en paracaídas un par de veces y aquella sensación le resultaba muy parecida. ¿Era eso lo que se sentía al enamorarse de una mujer? Pero no tenía tiempo para pensar en ello.
—Gracias por la invitación —le dijo, antes de levantarse para entrar a la ducha.
Durante los días siguientes, Maite se sintió como una recién casada. Will volvía temprano del trabajo, cenaban juntos y jugaban con David y lo metían en la cuna antes de retirarse a la habitación para hacer el amor. Se sentía tan feliz que empezó a soñar con que, algún día, Will se enamorase de ella.
Pero una noche, Maite notó que el niño tenía la frente muy caliente.
—¿Necesita otra dosis del Walt Street Journal?
—No, no lo creo. Me parece que está malito. No sé, creo que debería llevarlo al médico mañana.
Will asintió con la cabeza.
—Lo que tú digas.

por EsperanzaLR Sáb Ene 30, 2016 2:01 pm

—Pero podría ser una noche muy larga, te lo advierto. Sólo deja de llorar cuando lo tengo en brazos.
—Podemos hacer turnos, si quieres.
—Gracias —suspiró Maite
Cuando por fin el niño se quedó dormido, se fueron a dormir, agotados, pero poco después oyeron algo por el monitor.
—¿Quieres que vaya yo? —se ofreció William.
—No, déjalo.
Maite casi chocó con María, que ya había sacado a David de la cuna.
—Pobrecito, tiene fiebre —suspiró la niñera.
—Dame el termómetro. Yo creo que tiene más fiebre que antes.
Unos segundos después, las dos mujeres se miraban, asustadas.
—Ojalá supiera qué te pasa, cariño. Ojalá pudieras decírmelo.
David lanzó un alarido y Maite tuvo que hacer un esfuerzo para controlar el pánico.
—¿Qué pasa? —preguntó Will, entrando en la habitación.
—Tiene mucha fiebre —contestó Maite.
Él puso una mano en la frente del niño y la apartó enseguida.
—Vamos a llevarlo a Urgencias ahora mismo

por Joanita Sáb Ene 30, 2016 3:39 pm

Siguelaáaaaaa por favor! !!!

por asturabril Sáb Ene 30, 2016 7:38 pm

por EsperanzaLR Dom Ene 31, 2016 3:50 pm

Joanita escribió:Siguelaáaaaaa por favor! !!!

Ahora sigo Joanita

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