Re: Novela LevyRron "Un libertino enamorado" de Gail Ranstrom

por EsperanzaLR Sáb Feb 11, 2017 1:44 pm

medio de un grupo de mujeres, y sabía bien que su comportamiento había hecho que fuera imposible presentarla educadamente.
Se sintió un poco como un ratón de campo, rodeada de tanto esplendor. La casa Marlborough estaba llena de velas. La riqueza de los muebles y de la decoración la dejó sin aliento. Antes de poder darse la vuelta, tenía una copa de champán en la mano y estaba atrapada en mitad de un grupo de invitados que entraban al salón de baile.
Todos los vestidos de colores que sus hermanas y ella habían encargado permanecerían en sus cajas, y Mai, la más reservada de todas, se movía en la alta sociedad vestida como una buscona. No era precisamente el tipo de imagen que las chicas O'Rourke habían esperado dar.
Dejó a un lado su melancolía y trató de parecer serena y cercana. Si aparentaba indefensión, algún caballero se apiadaría de ella. Y, después, podría presentarse a unos cuantos.
Estudió la multitud. ¡Había muchos hombres de pelo oscuro! Antes de dar un paso más, se dio cuenta de que jamás podría besarlos a todos. Tenía que encontrar una manera mejor de reducir sus posibilidades.
Sintió la necesidad de huir y se dirigió de nuevo hacia el vestíbulo. Necesitaba estar sola para controlar su corazón acelerado. No entendía qué había detrás de aquel pánico, pero no podía permitir que la controlara.
Al ver que la salida estaba bloqueada por la gente que entraba, se metió por un pasillo, con la esperanza de que hubiese algún aseo o sala privada donde poder recuperarse.
Al llegar a la casa Marlborough, William divisó a su presa. La suerte estaba de su lado. Lady Maite. Otra vez vestida de negro. Observó la fila de invitados que hacían cola para la recepción y luego miró hacia el pasillo por donde había desaparecido ella. Ya le presentaría sus respetos al anfitrión más tarde. Pero primero…
Apenas había dado un par de pasos cuando alguien le puso la mano en el hombro y le dio la vuelta. Lord Wycliffe, su antiguo comandante y buen amigo de su hermano mayor, le dirigió una sonrisa astuta.
—Pareces un hombre en busca de su presa, Hunter. ¿Alguna jovencita desafortunada?
—¿Cómo me he delatado tan pronto? —preguntó William.
—Por la velocidad de tus pasos —contestó Wycliffe—. Esperaba verte aquí esta noche, aunque habría sido fácil perderte. Llevo tiempo queriendo hablar contigo. ¿Y qué mejor momento que ahora?
—De hecho…

por EsperanzaLR Sáb Feb 11, 2017 1:55 pm

Wycliffe negó con la cabeza y condujo a William hacia la biblioteca, donde había un grupo de hombres charlando en voz baja.
—No se te escapará, Hunter —se acercó a la mesa de las bebidas, sirvió dos vasos y le entregó uno a William.
—Que sea deprisa —dijo William—. No quiero darle a esa chica mucha ventaja.
Lord Wycliffe se rió y lo condujo hacia el otro extremo de la sala, donde nadie pudiera oír la conversación.
—Cuando tu hermano se retiró, dejó un gran vacío —comenzó a explicarle—. Y pensé que…
—No estoy hecho para el ministerio, Wycliffe. Puede que haya ayudado a Lockwood en un par de ocasiones, pero, si piensas que puedo ocupar su lugar, te equivocas.
—Vamos. ¿Olvidas que sé lo bien que trabajas y lo discreto que puedes ser? Tu servicio en España lo demostró. Precisamente se me ocurrió tu nombre porque te conozco bien. Después de todo, ¿quién mejor para atrapar a una sabandija que otra sabandija?
—Sabandija, ¿eh? ¿Y en qué crees que puedo ayudar?
—Tenemos un caso complicado. Estamos atascados y pensé que podrías ayudar.
—¿Me estás preguntando si sé algo?
—No es tan raro pensar, Hunter, que puedas tener conocimiento de algún crimen. No que hayas cometido tú, pero sí que hayas escuchado o visto. Este caso en particular es el tipo de cosa que… está entre tus intereses.
Una manera educada de decir que tenía reputación de moverse por los peores lugares de Londres.
—¿De qué interés en particular estás hablando, Wycliffe?
—El submundo religioso, por así decirlo.
William parpadeó. ¿Qué interés podría tener el ministerio en la religión? Sus dudas debieron de ser visibles, pues Wycliffe se inclinó hacia él y bajó la voz.
—Los sabats negros, de brujas, rituales satánicos. Ese tipo de cosas.
—Son una frivolidad. Hombres adultos en busca de una excusa para comportarse como jóvenes perversos.
—Hombres adultos que han ido demasiado lejos —dijo Wycliffe—. Tal vez hombres de tu estrato social, Hunter. Hombres con un lado algo… sucio.
William pensó en la noche anterior. Lamer vino del vientre de lady Elwood podría ser considerado perverso, incluso sucio, ¿pero por qué iba a tener el ministerio interés en eso?
—¿Cómo de lejos?

por EsperanzaLR Sáb Feb 11, 2017 1:57 pm

—Será mejor que estés advertido. Violación. Rituales con sacrificios. Ese tipo de cosas.
Sucio, desde luego.
Wycliffe buscó en el bolsillo de su chaqueta y extrajo un papel. Lo desdobló y se lo entregó a William.
—¿Has visto esto antes, Hunter?
La figura parecía ser un triángulo invertido. Debajo había un dragón garabateado; un dragón con alas y cola de serpiente.
—¿Relacionas estos dibujos con la religión oscura? —preguntó.
—No sabemos lo que significan. Esto es nuevo para nosotros.
—¿Dónde lo has encontrado? ¿Y por qué está implicado el ministerio?
—El triángulo apareció grabado en la frente de una joven hace algunas semanas. Le habían quitado la piel y no la encontramos. Tenía el dragón pintado con sangre en el vientre. Su sangre. Había sido violada y golpeada.
—¿Un sacrificio humano?
—Había otras pruebas que indicaban que había sido utilizada para un sacrificio. Encontramos heridas de aguja en sus muñecas, como si le hubieran extraído la sangre. Aun así, la chica sobrevivió durante varias horas y murió en el hospital a causa de las heridas.
—¿Quién era la chica? ¿Hay algo en su pasado que pueda darnos alguna pista?
Wycliffe negó con la cabeza.
—Acababa de llegar a la ciudad para la temporada y nunca antes había estado aquí. De buena familia. Y las pruebas indican que era virgen antes del ritual. Por lo que dice su familia, no tenía conocidos.
—¿Y qué quieres que haga yo?
—Mantén los ojos abiertos. No digas nada, ni a tus amigos. No podemos dejar que la gente se altere por unos asesinatos. Éste no es el primer cuerpo que encontramos con estas marcas.
William no preguntó cuántos cuerpos más habían encontrado. Lo único que importaba era que, si no detenían al asesino, habría más.
—¿Qué quieres que haga?
—Mantén la nariz pegada al suelo, Hunter. Finalmente olfatearás algo. Y no intentes resolverlo por ti mismo. Si oyes algo, si ves algo, dímelo.
William asintió, pensando en algunos de sus conocidos, capaces de realizar actos tan atroces. Había algunos que no tenían límites. Pero aquello era algo que William jamás había visto, y podía decir eso de muy pocas cosas.
—Sabía que no me decepcionarías, Hunter —dijo Wycliffe—. Y sé que puedo confiar en tu discreción.

por EsperanzaLR Dom Feb 12, 2017 4:38 pm

El resultado nunca había estado en duda. Siempre accedería a cualquier cosa que Wycliffe le pidiera. Su culpabilidad por lo sucedido en España se encargaría de eso. Asintió y dejó a un lado su vaso.
Al menos eso supondría un nuevo interés esa temporada. Mientras tanto, Mai esperaba.
Mai se encontró a sí misma en una pequeña sala de estar y se dio la vuelta para cerrar la puerta. El señor McPherson la había seguido.
—¡Cielos, señor McPherson! —exclamó levantando una mano—. No debería estar aquí.
—No he pensado más que en usted desde anoche —dijo él—. Me ha encandilado y…
—Me ha malinterpretado, señor.
—¡Astuta y descarada! Quiero más, y estoy dispuesto a pagar por ello —dijo él mientras se acercaba.
—He oído, señor, que una reconoce el amor verdadero con un beso. Simplemente estoy intentando encontrar al hombre adecuado. Lo lamento, señor McPherson, pero usted no es el hombre adecuado.
—Vamos. Déme otra oportunidad. ¿No me mostré lo suficientemente exigente?
—Señor, ésa no es la cuestión.
—¿Entonces cuál es?
—Que no sentí que fuera usted el hombre que busco.
—¡Eso son tonterías de mujer! —el señor McPherson cubrió la distancia entre ellos y la acercó a su pecho.
—¡Pare! —gritó ella.
Sin embargo, McPherson la besó con violencia. Utilizó un brazo para presionarla contra su cuerpo de forma que no pudiera liberar la mano atrapada entre ambos. Colocó la otra mano en su nuca, impidiéndole apartar la boca.
Mai no fue consciente de la puerta abriéndose hasta que oyó una garganta que se aclaraba. Se echó hacia atrás y se golpeó la cadera con una silla cuando McPherson la soltó.
—Hunter, qué mal momento has elegido.
Mai se giró hacia la puerta. Si, su rescatador era el hombre de la noche anterior. El hombre que le había robado el sentido común y cuyo beso no había logrado olvidar. Estaba observándolos con un vaso en la mano y la mirada fija.
—McPherson —dijo él—. ¿Debería excusarme?
—Por supuesto —contestó McPherson—. Y cierra la puerta al salir.

por EsperanzaLR Dom Feb 12, 2017 4:41 pm

—De hecho, McPherson, me gusta la tranquilidad de esta sala. ¿Por qué no nos sentamos los tres y charlamos un rato?
McPherson le agarró la muñeca a Bella y tiró de ella hacia la puerta.
—Deja aquí a la dama, McPherson.
Los dos hombres se miraron durante unos segundos y, finalmente, McPherson se marchó, cerrando de un portazo.
—De nada —dijo el señor Hunter.
—Gracias —murmuró ella—. No sé qué le ha pasado.
—¿De verdad? Pues yo tengo algunas ideas, señorita. Tal vez no le gustó ver cómo se retractaba de la promesa que le había hecho anteriormente con los labios. O tal vez lo haya encandilado tanto que no haya podido controlarse. O quizá no se haya dado cuenta de que estaba jugando con él.
—Yo no pretendía… No pensaba que fuese a seguirme esta noche. No pretendía alentarlo en lo más mínimo.
—Para muchos hombres, una vez es suficiente.
—¿Por eso está aquí, señor? ¿Para renovar su oferta? ¿También usted va a seguirme?
Hunter se acercó a ella y le puso el vaso en la mano.
—Beba —dijo—. Le calmará los nervios. En cuanto a mí, seguiré sus pasos, pero no tema; no la obligaré a nada. Ya he dicho que esperaré su respuesta.
—Me confunde, señor Hunter. Tan pronto me persigue como me ignora. Se ha encargado de advertirme contra usted mismo. ¿Ese es su juego? ¿Está intentando hacer que conquistarme sea más difícil, para que la victoria sea más dulce? —levantó el vaso y dio un trago al whisky.
—Creo que bebe ese whisky demasiado deprisa para una dama. ¿Tiene problemas con la bebida, señorita?
—Aún no, señor Hunter, pero lo estoy intentando.
—Apuesto a que lo conseguirá. Parece muy decidida. Pero debo advertirle que una mujer borracha pierde su atractivo.
—¿Qué tendría que hacer para que se fuera, señor?
—Ser sincera. Decirme lo que se propone. O decir: «Sí, señor Hunter, estaré encantada de llevarlo a mi cama».
—¿Entonces se iría? ¿De verdad?
Él simplemente se encogió de hombros.
—¿Entonces dinero? —preguntó ella—. ¿Si le pagara, se iría?
—Es un comienzo para mí. Qué divertido. Nunca antes habían intentado comprarme.

por EsperanzaLR Dom Feb 12, 2017 4:42 pm

—¿De verdad? Su compañía es tan aburrida que creo que podría ganar bastante dinero.
Le quitó el vaso y lo levantó mientras le dirigía una sonrisa perversa.
—Parece que me ha alcanzado, señorita.
¿Acaso no había forma de desalentar a ese hombre? Mai suspiró y se dirigió hacia la puerta, pero él la agarró del brazo cuando paso a su lado.
—Tenga cuidado, Maite —dijo—. Puede que no esté siempre cerca para salvarla. Y, a juzgar por el camino que lleva, necesitará que la salven.
—¿Qué más le da a usted lo que yo haga? ¿Persigue a todo el mundo que no le gusta? ¿A todos los que han hecho algo que no aprueba?
—¿Acaso he dicho que no me guste, señorita? No lo recuerdo. Al contrario, es mi devoción por usted la que me mantendrá a su lado.

por SuenoLR Lun Feb 13, 2017 4:07 am

Sique mi Kat

por EsperanzaLR Lun Feb 13, 2017 4:06 pm

SuenoLR escribió:
Sique mi Kat

Ahora sigo mi Tonia

por EsperanzaLR Lun Feb 13, 2017 4:08 pm

Capítulo 3
William agarró su vaso con fuerza mientras veía a lady Maite escabullirse entre la multitud cuando regresó al salón de baile. Deseó poder decir que era torpe o poco elegante, pero lo cierto era que sabía comportarse y moverse con una dignidad que ocultaba su aparente propósito; besar a todos los hombres de la alta sociedad.
¿Cuántas veces había compadecido a los hombres que caían víctimas de las flechas de cupido? Aquéllos que seguían a su amor a todas partes y suspiraban a cada instante. Dios le libraría de esa condena. Maite era un encaprichamiento y, cuanto antes saciara esa necesidad, antes volvería a ser él mismo. Y lo peor era que tendría que encontrar a McPherson y hacer las paces. No quería perder a un amigo por culpa de una mujer.
—¡Vaya! Qué mirada más sombría, Hunter.
Se dio la vuelta y se encontró con el vizconde Bryon Daschel y con Percy Throckmorton.
—Entonces mi mirada es como mis pensamientos.
Daschel, al que llamaban Dash, siguió la línea de su mirada y asintió.
—Oh, sí. Lady Maite. Menuda mujer la recién llegada.
—¿No creerás realmente que cobrará fuerza en la sociedad?
—En la sociedad masculina, al menos —dijo Daschel.
Por alguna razón, William quiso estrangular a Daschel en ese instante.
Maite era su nueva obsesión. Tomó aire y fingió despreocupación.
—Es problemática, Dash. Harías bien en mantenerte alejado de ella.
—Sin duda —dijo Daschel—. ¿Pero cuándo me ha detenido eso? ¿Y por qué tengo la sensación de que piensas desoír tu propio consejo?
—Ya me conoces, Dash. Como conocedor de bellas mujeres, soy inmune a sus encantos. Mi interés en esa mujer es, digamos, más cerebral.
—Y yo que pensaba que estaba localizado en otra parte de tu anatomía.
—Yo creo, Hunter —dijo Throckmorton—, que todos deberíamos poder intentarlo con ella. Es justo, ¿no te parece?
—No. No me parece.
—Vamos, no discutamos —dijo Daschel—. Deja que Hunter disfrute. Al fin y al cabo, la chica no corre peligro de perder su reputación. Eso ya no puede evitarse, aunque no he hablado con nadie que haya logrado conquistarla. Dale a Hunter una oportunidad para que nos la traiga. Apuesto a que hará un buen trabajo.
—¿Habéis venido a hablar de la mujer en cuestión o deseáis algo más? —preguntó William.
—Pensamos que querrías venir con nosotros de paseo

por EsperanzaLR Lun Feb 13, 2017 4:12 pm

Paseo. Ésa era la palabra que Daschel siempre usaba para hablar de una visita a los fumaderos de opio cerca de los muelles. El año anterior, cuando William buscaba una solución para su aburrimiento, había gastado bastante tiempo y dinero allí. Lo único que había aprendido era que no le gustaba estar en ese estado, a merced de los demás.
—Gracias, pero no, Dash. No es para mí.
—El año pasado…
—Fue el año pasado. Este año prefiero un veneno diferente.
—¿Cuál?
William levantó el vaso con una sonrisa.
—Es mundano, quizá, pero más fácil de controlar.
—Como quieras —dijo Daschel—. Pero mañana has de venir con nosotros. Throckmorton ha preparado una visita privada a Bedlam. Será divertido.
—¿Divertido? —William dudaba que observar a los desafortunados pacientes de un psiquiátrico pudiera ser divertido—. Quizá. ¿Dónde y cuándo?
—Frente a la entrada a medianoche. Ven preparado. Se harán apuestas.
—Si no aparezco, no me esperéis.
—Tarde o temprano, Hunter, se me ocurrirá algo que despierte tu interés.
—Eso espero, Dash. Es muy triste que no quede nada que llame mi atención.
Daschel miró a Maite y murmuró:
—Yo no diría que ella es nada. Termina pronto con ella, ¿quieres? Quiero ser el siguiente.
William se alejó de sus amigos y se dirigió al perímetro de la sala, sin perder de vista a Maite. Ella caminaba lentamente entre la gente, y vio cómo declinaba una invitación a bailar con lord Entwhistle. Tras una breve conversación, se agarró al brazo de un hombre que William no conocía y se dirigió con él hacia una alcoba. Sabía lo que ocurriría allí y trató de controlar la necesidad de impedirlo. Pero no lo logró.
Sin embargo, no tuvo tiempo de hacerlo. Cuando se acercó, Maite salió de detrás de la cortina que separaba el salón de la alcoba. Pasó frente a él sin verlo, con la cabeza gacha y cierto aire de consternación.
Una vez más, la siguió entre la multitud hasta llegar a la calle. Se sorprendió al ver que no había ningún carruaje esperándola y que simplemente se echó el chal sobre los hombros y comenzó a andar sola.
Hacer eso en la oscuridad era una locura. A esas horas de la noche podría encontrarse con multitud de delincuentes y asesinos.
Corrió tras ella, pero mantuvo la distancia. Maite había dejado claro que no deseaba su compañía esa noche, pero sentía curiosidad por saber adonde iba. Era

por EsperanzaLR Lun Feb 13, 2017 4:15 pm

curioso que no se hubiera preguntado antes dónde vivía, ni cómo. Podría ser una oportunidad para descubrir cosas, y él nunca dejaba pasar una oportunidad.
Mai luchaba contra el odio que sentía hacia sí misma mientras caminaba velozmente hacia la calle Wards. La noche se había vuelto fría y nublada.
La velada había sido una pérdida de tiempo. Incluso el comportamiento del señor McPherson había sido tosco, aunque parte de la culpa había sido suya. Si no lo hubiera besado en un primer momento… Y luego había ido a besar a otro hombre. Y todo para nada.
No, eso no era del todo cierto. William Hunter le había enseñado cómo debía ser un beso. Y le había recordado en qué se estaba convirtiendo. Trató de no pensar en eso y miró a su alrededor.
La luz de las farolas hacía que se sintiera expuesta en mitad de la noche. Los árboles bordeaban el camino y se agitaban con la brisa. Había sombras por todas partes. Un aire de malicia invadía el aire esa noche. Algo maligno. Miró por encima del hombro, segura de haber oído pisadas.
No. Sólo el susurro del viento.
De pronto la imagen de Cora escabullándose en mitad de la noche para reunirse con su asesino le vino a la cabeza. ¿Habría ido allí, a sentarse en uno de esos bancos para esperarlo?
¿Cómo había podido estar tan ciega ante las actividades de su hermana? los ojos se le llenaron de lágrimas y se dispuso a sacar un pañuelo del bolso. Mientras se secaba los ojos, un susurro fue arrastrado por el viento y le puso los pelos de punta. «Véngame, Bella».
No. Era sólo su imaginación. Se estremeció al darse cuenta de que estaría más segura en la oscuridad que bajo la luz de las farolas del camino. Las sombras ofrecían seguridad. No podrían asustarla si formaba parte de ellas.
Se salió del camino y se ocultó tras una fila de robles. Lo único que tenía que hacer era seguir el camino en la oscuridad hasta poder cruzar por el parque St. James y luego hasta casa.
«¡Chica lista!». William observó cómo Maite se ocultaba en la oscuridad. Tenía buen instinto. No había tardado en darse cuenta del peligro que corría. Si intentaba encontrarla y seguirla, se delataría, y no estaba preparado para hacerlo. No, no podía hacerle pensar que tenía ventaja.
No debía de haberse dado cuenta de que, con las prisas, había dejado caer su pañuelo. William se acercó y lo recogió del suelo. Estaba hecho de lino irlandés con encaje en los bordes.

por EsperanzaLR Lun Feb 13, 2017 4:18 pm

Estaba húmedo. ¿Del rocío o de las lágrimas? No sabía por qué eso le entristecía. Las mujeres lloraban. Era algo natural. En cualquier caso, se llevó el pañuelo a la cara y respiró profundamente.
Una de las esquinas del pañuelo tenía cuentas bordadas, y las letras C O bordadas con hilo de seda azul.
¿El verdadero nombre de Lace era algo tan mundano como Caroline? ¿O Charlotte? ¿O Catherine?
Fuese cual fuese, sería suya. Una vez, durante una semana, o un mes, o hasta que ya no fuese una novedad; el tiempo no importaba. El hecho era que la conocería en el sentido bíblico. Y ella lo conocería a él. Tal vez pensara que tenía el control de la situación. Tal vez incluso creyera que tenía elección. Pero no sabía a quién se enfrentaba.
Mai cerró la puerta suavemente y echó el pestillo. Apoyó la frente sobre el marco y suspiró, se propuso llevar dinero de sobra la próxima vez para poder tomar un carruaje. No había podido desprenderse de la sensación de estar vigilada.
Dejó el bolso y el chal en el vestíbulo antes de entrar en la sala de estar y servirse una pequeña cantidad de brandy.
—Pensé que serías tú —dijo Gina tras ella.
Mai se dio la vuelta y vio a su hermana levantándose de una silla situada en una esquina.
—¿Me tienes que esperar todas las noches?
—¿Qué esperas, Bella? Ya he perdido a una hermana, y puede que mi madre también se vaya. Te niegas a decirme qué estás haciendo, dónde vas o cuándo volverás. Rechazas mi ayuda. ¿Y luego te sorprende que te espere despierta? Por favor,Mai, escúchame. Si algo te ocurriera, yo sería la responsable de mamá y de Lilly. Tengo derecho a saber lo que estás haciendo.
Pobre Gina. Tenía razón. Al menos su madre y Lilly no sabían que salía cada noche. Se bebió el brandy y se sentó en el sofá.
—Siempre has sido sensata, Gina. Pensé que… que sería más fácil para ti si no conocías los detalles.
—Nada es fácil en este asunto —dijo su hermana—. Quiero ayudar. Quiero hacer algo. Pero día tras día nos sentamos aquí, con las cortinas echadas, hablando en voz baja para que mamá pueda descansar. Incluso Lilly se da cuenta. Suspiramos y lloramos, pero nadie hace nada en realidad. Salvo tú. Déjame ayudar, Bella. Por favor.
Mai suspiró. ¿Debía contarle a su hermana lo que hacía y arriesgarse a recibir un sermón? ¿O mentirle y echar más peso sobre su conciencia? Si pudiera encontrar alguna manera de que Gina ayudase, alguna cosa que no la pusiera en peligro…

por SuenoLR Mar Feb 14, 2017 3:22 am

Sique mi Kat

por EsperanzaLR Mar Feb 14, 2017 2:19 pm

SuenoLR escribió:
Sique mi Kat

Ahora sigo mi Tonia

por EsperanzaLR Mar Feb 14, 2017 2:22 pm

—Dime, Mai. ¿Qué es lo que haces cada noche cuando te vas? Dices que buscas al asesino de Cora, pero no dices cómo. ¿Lo conoces?
—No —confesó—. Sólo sé que su pelo y sus ojos son verdes.
—¿Verdes? Oh, eso hará que sea una búsqueda fácil —dijo Gina sarcásticamente—. Seguro que lo encuentras enseguida.
—Hay más —admitió Mai—. Cora dijo que era más alto que papá, y que… que se humedecía los labios después de besarla, como si estuviera saboreándola. Y que era un caballero. Un miembro de la alta sociedad. Sabes que nuestra Cora jamás se hubiera relacionado con alguien que no estuviera a su altura.
—¿Cora lo besó? —preguntó Gina—. ¿Un hombre rubio de más de metro ochenta? Bueno, eso es algo. ¿Pero cómo vas a saber si un hombre se humedece los labios después de…? ¡MAI! ¿No estarás besando a todos los hombres que te encuentras?
—¿Qué otra opción tengo?
—¡Oh! ¿Por eso insistes tanto en que no tienes futuro en la alta sociedad? ¿Qué tu reputación está arruinada? Pobre. No me extraña que bebas. Tenemos que pensar otra manera. Piensa, Mai. ¿Qué más dijo Cora?
—Que sabía amargo, y nada más antes de…
—He pensado mucho en ello durante esta semana. Cora fue golpeada. Mutilada. ¿Qué tipo de hombre mata a una mujer a la que ha jurado amar? Además, ¿qué tipo de hombre traiciona esa confianza de una forma tan cruel? ¿Qué tipo de monstruo?
—Un hombre alto, rubio, encantador y astuto. Uno que se ganó la confianza de nuestra hermana. Un hombre que forma parte de la sociedad y que mantiene su auténtica naturaleza en secreto. Una sabandija y un canalla de la peor clase.
—Apenas humano —convino Gina.
Mai asintió y regresó al mueble bar.
—No les has dicho a mamá y a Lilly los detalles del asesinato de Cora, ¿verdad?
Gina se acercó a ella y se sirvió un poco de brandy.
—Jamás —dijo—. Mamá perdería la cordura definitivamente.
Levantaron sus vasos al unísono y bebieron. Gina se estremeció y se le humedecieron los ojos.
—Hay una cosa que no has tenido en cuenta en tu búsqueda, Mai. El asesino es todas esas cosas que dijo Cora, pero, aunque oculte su verdadera naturaleza, puede que se revele en alguna ocasión. Sus amigos cercanos serán iguales. Canallas, sabandijas y villanos.
—¿Así que, para encontrarlo, tengo que besar sólo a canallas, sabandijas y villanos? La verdad es que suelen ir juntos. Así que tendré que ir donde ellos van. A los salones de juego y a lugares desagradables.

por EsperanzaLR Mar Feb 14, 2017 2:24 pm

—¡No! Es demasiado peligroso. No debes ponerte en peligro.
—Durante la última semana, he renunciado a parte de mi alma —dijo Mai—. Pero tengo que mantener la promesa que le hice a Cora. Si no lo hago, no podré dormir por las noches. Haré lo que tenga que hacer, y te aconsejo que te mantengas apartada de mi camino.
Gina abrió la boca como para decir algo, pero volvió a cerrarla y negó con la cabeza.
—Trata de comprenderlo —dijo Mai—. La otra opción que tengo es dejar que el asesino de nuestra hermana salga impune.
—Oh, lo comprendo —dijo Gina—. Yo también siento la necesidad de justicia, y sé que puede ser peligroso. Sólo estoy tratando de pensar cómo ayudarte.
—No te llevaré conmigo.
—No esperaba que lo hicieras. Pero puedo ayudarte a asegurarnos de que mamá y Lilly no lo averigüen. Puedo mantenerlas ocupadas.
—¿Cómo? Estamos de luto, y seguiremos estándolo durante las próximas seis semanas. Los actos sociales están prohibidos. No pueden visitar a los vecinos y asistir a tomar el té. Estamos atrapadas en esta casa hasta que mamá esté mejor y podamos irnos a casa.
—Lilly está inquieta. Necesita salir. Creo que podría salir por el parque e ir a la librería de Hatchard a comprar algunos libros. Ha estado pidiendo otro de los libros de la señorita Austen. Y no vendría mal comprar algo de ropa de luto. Sí, y un buen vaso de vino sin diluir durante la cena le ayudará a dormir por la noche. No tenemos que preocuparnos mucho por mamá. Apenas está consciente debido al láudano que toma por las noches. Pronto hará un esfuerzo y, cuando lo haga, estaré preparada. Y deberíamos pensar en alguna historia que justifique tus salidas si se enteran. Podríamos decir que le haces compañía a una anciana, que le lees a un vecino ciego o que cuidas de una amiga enferma.
—Gina, eres auténticamente diabólica.
—Sé que no puedo detenerte, pero no pienso perder a otra hermana Mai. Estás a punto de meterte en la guarida del dragón. Y allí donde vas, necesitarás toda la ayuda que puedas conseguir.
Mai sintió un escalofrío por el cuerpo al ver la expresión de ferocidad de su hermana. ¿Hasta dónde llegaría Gina para ayudarla?

por EsperanzaLR Miér Feb 15, 2017 3:18 pm

por EsperanzaLR Jue Feb 16, 2017 2:35 pm

Capítulo 4
El suave sonido de la puerta de la biblioteca de su hermano le resultó reconfortante a William. Estar en la casa en la que se había criado hacía que se sintiera de nuevo parte de la familia.
Su hermano lo miró desde detrás de su escritorio, le dirigió una sonrisa y le indicó que se sentara junto a la mesa del té.
—Sírvete una taza, Will. Enseguida estoy contigo.
¿Té? Miró el reloj que había en una esquina de la habitación. Eran las dos. Observó los decantadores del mueble bar, suspiró y se sirvió una taza de té antes de sentarse a esperar.
Lockwood escribió algunas líneas, se puso en pie y se estiró.
—Me alegra verte, Will —dijo mientras se servía una taza—. Ya no nos encontramos tanto —añadió al sentarse frente a él.
—Para eso tendrías que salir de esta casa, Lockwood. Deduzco que eso significa que aún disfrutas de la felicidad conyugal.
—¿Has venido aquí para burlarte de mí? —preguntó su hermano con una sonrisa—. ¿O hay otra razón?
—Quería saber si enviaste a Wycliffe a buscarme.
—Ah, Wycliffe. No, la verdad es que no. Él vino a mí, Will, después de haberse decidido. Dijo que iba a pedirte ayuda y a utilizar tu experiencia en el lado oscuro de las actividades sociales. ¿Te sorprende que se le ocurriera tu nombre?
—Supongo que no.
—Y Wycliffe dijo que necesitaba discreción. Aunque tu comportamiento es menos que discreto, nunca he visto que hablaras de tus mujeres o de tus asuntos con los demás. Estuve de acuerdo en que eras el candidato ideal. ¿Tienes alguna objeción con respecto a ayudar al ministerio?
—Supongo que no —repitió William.
—¿Entonces cuál es el problema?
—No me gusta que los demás dependan de mí.
—Will… ha pasado mucho tiempo desde la guerra. ¿No crees que ya es hora de hablar de ello? Soy tu hermano. No importa lo que sea, puedes confiar en mí.
—¿Quién dice que tenga algo que ver con la guerra?
—Estabas cambiado cuando regresaste a casa.
—La guerra no es algo que te deje indiferente. Si mal no recuerdo, incluso tú tardaste unos años en ver las cosas con perspectiva.
—Pero tú estabas en…

por EsperanzaLR Jue Feb 16, 2017 2:38 pm

—No hace falta que me recuerdes lo que hacía. Y no he venido aquí a hablar sobre mi servicio a la corona —maldición. ¿Por qué Lockwood insistía en eso? ¿Acaso pensaba que la confesión era buena para el alma? No en ese caso. Jamás en ese caso. Sólo Dash lo sabía. Y sólo porque había estado allí.
—¿Así que has venido a quejarte por hacer algo constructivo?
William llevó su taza al mueble bar y se sirvió un vaso de jerez. Al diablo con la sobriedad.
—He venido a preguntarte si tú enviaste a Wycliffe a buscarme o si fue idea suya —le recordó a su hermano—. Y necesito información. ¿Recuerdas un escándalo que ocurrió hacia años? ¿Antes de que yo naciera? ¿Algo en la década de los sesenta?
—¿El Club Hellfire? —Lockwood arqueó las cejas—. ¿El escándalo que estuvo a punto de acabar con el gobierno?
William asintió.
—¿Eran adoradores de Satán?
—Eran réprobos de la peor clase, Will. Sabandijas y canallas. Se consideraban a sí mismos adoradores de Satán, pero estaban más interesados en el libertinaje que en la adoración. La pena es que eran hombres influyentes, no ignorantes supersticiosos.
—¿Y qué sabes de brujería, Lockwood?
—Sé que es un disparate. Lanzar hechizos. Echar maldiciones. Cosas de niños.
—Algunos se lo toman en serio.
—¿En qué andas metido, Will?
—No lo sé. Pero sí sé que algo sucio está sucediendo ante nuestras narices. Wycliffe sospecha de un rito de sacrificios, y creo que estoy de acuerdo. Pero no es asunto mío. Simplemente tengo que mantener los ojos bien abiertos y decirle a Wycliffe todo lo que averigüe.
—¿Y podrás dejarlo en eso?
—¿Por qué no? Sabes lo mucho que detesto implicarme.
—Porque estás aquí haciendo preguntas, no sólo manteniendo los ojos abiertos. El problema ha despertado tu interés, ¿verdad?
William consideró la pregunta. Sí, suponía que era cierto. Entre el encargo de Wycliffe y lady Maite, la temporada se estaba volviendo interesante.
—Bueno, esto es ligeramente interesante. Más por lo extraño que por otra cosa. Pero no te hagas ilusiones.
—Sólo espero que algún día dobles la esquina y vuelvas a tu vida.
—Yo no apostaría por ello.

por EsperanzaLR Jue Feb 16, 2017 2:50 pm

—Ahora tú has despertado mi interés, Will. Esto es bastante intrigante. Adoradores de Satán, brujería y algo que afecta al ministerio. Esto me va a sacar de la jubilación.
Aquello era lo último que Andrew necesitaba. Si algo le ocurría a Lockwood ahora que había sentado la cabeza y tenía un heredero en camino…
—Mantente alejado, Lockwood. Puedo hacer esto sin ti.
—Sé que puedes, Will. Nunca has dejado de hacer lo que hay que hacer.
—Odio echar por tierra tus esperanzas, pero soy lo que soy.
—Lo que eres es un buen hombre, Will.
William no pudo evitar reírse mientras cerraba la puerta tras él.
Martha O'Rourke se pasó una mano frente a la cara.
—Llévatelas donde quieras, Mai, siempre y cuando las vigiles.
—Podrías venir tú también, mamá. Esperaremos mientras te vistes. El aire fresco te vendrá bien —dijo Mai.
—¿Aire fresco? ¿Eso es lo que crees que necesito? Como si eso fuese a cambiar algo —su madre miró a Gina y a Lilly, de pie detrás de Mai—. Deberías llevar el luto debidamente. Es irrespetuoso para Cora que vayáis de fiesta por Londres como si no pasara nada.
—Nadie va de fiesta, mamá. Lilly y Gina apenas han salido.
—Ni deberían salir. En mis tiempos, las damas no salían de casa en meses. Meses, Mai.
Pero su madre no le había permitido ese lujo. Alguien tenía que ocuparse de los detalles, y esa tarea había recaído en Mai.
—Llevaré a Gina y a Lilly a la modista para comprar ropa de luto, mamá. ¿Con tres de cada bastará? Un vestido de paseo, otro para el té y otro para cenar.
—Sí. Sí, tres de cada. Y tú también, Mai. Pareces ridícula con mis vestidos.
—Sí, mamá. Estaremos en casa antes del té.
—Recuerda, no las pierdas nunca de vista —insistió su madre antes de derrumbarse de nuevo sobre los cojines de la cama—. Cora estaría viva si hubieras prestado atención.
Mai se dio la vuelta sin decir nada y siguió a sus hermanas.
—Ojalá hubiera sido Mai —oyó cómo su madre le decía a Nancy, la doncella—. Cora siempre era tan dulce.
La punzada de dolor en el estómago regresó. Era cada vez más frecuente en los últimos días. Sintió las lágrimas en los ojos y el nudo en la garganta. No lloraría otra

por EsperanzaLR Jue Feb 16, 2017 2:56 pm

vez. No lo haría. Aunque, en el fondo de su corazón, Mai también deseaba haber sido ella. Cualquier cosa sería mejor que vivir en aquel purgatorio constante.
—No lo ha dicho en serio, Mai —susurró Gina cuando salieron de casa.
—Sí lo ha dicho en serio. Desearía que hubiésemos sido cualquiera menos Cora. Siempre fue su favorita. Por eso pensaba que podía hacer lo que quisiera. Y ahora mamá apenas puede soportar estar en la misma habitación que yo.
—Siempre ha sido más dura contigo, Mai. Creo que es porque eres como papá; más lista que ella, y más fuerte, aunque seas su hija. Y aun así, ¿qué haría sin ti? Aún seguiríamos metidas en casa tras la muerte de papá si tú no la hubieras sacado de la cama y la hubieras devuelto al mundo. ¡Y eso fue hace siete años!
—¿Qué haría sin mí? Te tendría a ti, Gina. Creo que tú y yo somos las únicas con sentido común en la familia, y que Lilly y Cora… bueno, ellas fueron bendecidas con el encanto y la belleza.
—A nosotras no nos falta encanto ni belleza. Más de un chico lo dice.
—Y espero que tengas oportunidad de demostrarlo. En cuanto a mí… sólo soy encantadora cuando me conviene. Es una pena, pero así es.
—Te he visto encandilar a los pájaros en los árboles, Mai.
—Cuando me conviene —repitió Mai—. Soy desagradable y seca el resto del tiempo.
Gina se rió y Lilly las alcanzó cuando llegaron al camino. Mai deseó por enésima vez que nadie la reconociera de sus salidas nocturnas. No le gustaba correr el riesgo, pero era la única manera de mantener a sus hermanas ocupadas durante el día.
Tras caminar durante unos minutos, llegaron a la tienda de su modista. Madame Marie les había hecho sus vestidos de puesta de largo; y ahora les haría los del luto.
Con las palabras de Lockwood aún en la cabeza, William se había encontrado con Daschel en Angelo's, el salón de su maestro de esgrima. De acuerdo con su tutor, Dash y él teman las mismas habilidades, de modo que eran pareja para practicar.
Otros estudiantes se habían reunido a su alrededor para observarlos, y Dash estaba peleando para los espectadores. A decir verdad, William sabía que su amigo era mejor espadachín, pero tendía a dejar que la seguridad en sí mismo le nublara el juicio. Era su única debilidad, y una que William explotaba de vez en cuando.
Daschel asestó el último golpe del asalto y William hizo una reverencia. Con una sonrisa, Dash sugirió ir a dar un paseo a caballo por el parque antes de separarse. Un minuto después, ya estaban montados en sus caballos.
—¿Vas a venir esta noche a Bedlam con nosotros, Will? —preguntó Daschel.
—Depende.

por EsperanzaLR Vie Feb 17, 2017 2:19 pm

—¿De si encuentras a lady Maite? Si realmente la deseas, podemos idear algo.
—¿Un acuerdo de negocios?
—O algo más directo.
—No. Me gusta la caza. No recuerdo la última vez que sentí un desafío semejante.
—¿Cuánto tiempo piensas jugar a esto? ¿Y si mientras tanto ella elige a otro? —preguntó Dash—. No creo que tengas mucho tiempo. De hecho, incluso puede que yo lo intente.
—¿Estás sugiriendo una competición, Dash?
—Cien guineas para quien se la lleve primero a la cama.
—Mejor pistolas al amanecer —murmuró William.
—Bueno, entonces supongo que tendré que esperar a que acabes con ella.
William ignoró el comentario de Dash y sacó el tema que le rondaba por la cabeza desde la conversación con su hermano.
—¿Piensas alguna vez en… España?
Dash se quedó callado tanto tiempo que William dudó que lo hubiera oído.
—Hago lo posible por olvidarlo —contestó al fin—. Pero sí. Pienso de vez en cuando. ¿Por qué?
—Antes ha surgido el tema con Lockwood.
—¿Sigue presionándote para que le cuentes lo que hizo nuestra unidad? ¿Lo que vimos?
—Creo que lo sabe. Lockwood lo sabe todo, pero cree que la confesión es buena para el alma. ¿Qué crees tú, Dash?
—¿La confesión? Claro, si quieres que te cuelguen. Pero no hay necesidad de eso.
William dudaba de eso. El secreto era como un ácido que iba consumiendo la poca alma que le quedaba. Su conciencia estaba corrompida y temía no poder distinguir entre el bien y el mal.
—Yo estaba al mando. Debería haber…
—No puedes vivir la vida replanteándote tus decisiones, Will. ¡Por el amor de Dios! Éramos cinco bajo tu mando. Ninguno sabíamos qué hacer. Al menos tú controlaste la situación y conseguiste que no se hiciera pública.
William bajó del caballo y comenzó a guiarlo con las riendas. Y a recordar. De los seis hombres asignados para la misión, sólo quedaban Dash y él. Tres habían muerto en España, y Richard Farron en un duelo una semana después de regresar a Inglaterra.

por EsperanzaLR Vie Feb 17, 2017 2:22 pm

Richard había estado abocado a la destrucción. Y había días en los que Andrew se preguntaba por qué Dash y él no habrían corrido la misma suerte.
—Yo nunca diré nada. Tienes mi palabra, Will —dijo Dash mientras se bajaba del caballo.
—Y yo aprecio tu lealtad, pero he empezado a plantearme si Lockwood no tendrá razón. Lo peor que podría pasar es que me colgaran. Y a veces esa idea no me inquieta en absoluto. Probablemente sea lo que merezco. Lo que me ha mantenido en silencio hasta ahora es el escándalo que se levantaría alrededor de mi familia. El mundo ya tiene pocas cosas que ofrecer.
—Quédate un poco más —dijo Dash con una sonrisa—. Juro que encontraremos algo que te interese. Sé de cosas que creo que podrían interesarte, pero temía que pudieras resistirte.
William se rió y negó con la cabeza. Conocía muy bien a Dash. Era tan canalla como él, o un poco más; de ahí la excursión a Bedlam. ¿Sería la invitación a Bedlam una manera de poner a prueba su estómago en cosas así?
Dash miró hacia delante y entornó lo ojos.
—Un momento. ¿No son Charlie y Jamie ésos que vienen hacia nosotros?
A William no le extrañaría ver a sus hermanos en Rotten Row en una tarde soleada. Siguió la dirección del dedo de Dash y sonrió. James los vio primero y cabalgó hacia ellos a toda velocidad. Charles y él se detuvieron a apenas un metro de distancia.
—¡Buenas tardes! —dijo Charlie mientras se bajaba del caballo—. Esperábamos encontrarte aquí, Will. Jamie y yo buscamos problemas esta noche. ¿Qué nos recomiendas?
William le dirigió una sonrisa a Dash.
—Hay una excursión a Bedlam esta noche —dijo—. ¿Os apetece un viaje hacia la locura?
Jamie pareció interesado, pero Charlie frunció el ceño.
—¿Qué? ¿Os encierran con los internos para jugar a que estáis locos?
—Yo diría que se ríen de ellos, Charlie —dijo Jamie—. ¿Y quién dice que no estemos tan locos como ellos?
—¿Reírse de los desafortunados? ¿Qué tiene eso de divertido?
—Observar la naturaleza humana puede ser interesante, Charlie —dijo Dash con una sonrisa—. De hecho, podemos aprender mucho de ellos. Tienen tan pocas… inhibiciones. Seguro que a veces sus acciones tienen más sentido que las nuestras.
Charlie les dirigió una sonrisa insegura y William supo que sus hermanos irían a Bedlam esa noche. Supuso que él también tendría que ir para vigilarlos, aunque no era su primera incursión en el lado oscuro de Londres.
—¡Atención, chicos! Aquí vienen las mujeres que hemos visto antes —dijo Jamie—. Seguro que han venido para la temporada.

por EsperanzaLR Vie Feb 17, 2017 2:27 pm

—Ojalá pudiéramos presentarnos —dijo Charlie mirando por encima del hombro de William—. Me encantaría conocer a cualquiera de ellas, pero sobre todo a la de pelo negro y ojos bonitos. La más alta.
William se dio la vuelta y vio a las tres mujeres que se acercaban por el camino. Reconoció a una de ellas inmediatamente; Lady Maite, vestida de negro. Qué interesante verla durante el día. Las tres llevaban cajas y hablaban tranquilamente.
Maite sonrió ante algo que había dicho la chica más alta y luego levantó la mirada. Vio a William y, al reconocerlo, aceleró el paso.
William se apartó de su grupo y se quitó el sombrero frente a ella.
—Madame —dijo con una reverencia.
El pánico fue visible en sus ojos de avellana, un poco más verdes a la luz del día. Ella abrió la boca, probablemente tratando de recuperar la compostura mientras se sonrojaba. ¿Qué le pasaba? No había visto antes en ella semejantes muestras de inmadurez.
Por un momento pensó que seguiría su camino y lo ignoraría por completo, pero su mirada indicó que parecía estar más preocupada por lo que pensaran sus acompañantes. Curioso.
—Señor Hunter —dijo ella.
—Deje que le presente a mis acompañantes —dijo William—. Mis hermanos, James y Charles Hunter, y mi amigo, Bryon Daschel, lord Humphries.
Las damas inclinaron la cabeza y saludaron educadamente. William las observó. La más alta era atractiva y guardaba cierto parecido con Maite. La otra, ligeramente más joven, era rubia y con ojos azules.
—Un día agradable para pasear, ¿verdad? —comentó Dash.
—Sí, es cierto —convino Maite.
—¿Han estado de compras? —preguntó Jamie al fijarse en las cajas.
La más joven contestó con una sonrisa.
—Mai pensó que nos iría bien salir. Yo ya me siento mejor.
¿Mai? De modo que lady Maite era realmente Mai. ¿Sería un diminutivo?
—Siempre han dicho que el aire fresco era bueno para el cuerpo —dijo Jamie.
—¿Pasean a menudo? —preguntó Charlie.
—No tanto como nos gustaría, señor —contestó la más alta—. Pero sí a veces.
—Si el ejercicio es demasiado agotador, puedo prestarles mi cabriolé —dijo Jamie.
William frunció el ceño. Aquello era demasiado para un grupo de mujeres cuyos nombres aún no conocían.
—Llevamos fuera mucho tiempo, señor Hunter. Discúlpenos. Debemos regresar —dijo Mai.

por EsperanzaLR Vie Feb 17, 2017 2:30 pm

—¿Quiere que las acompañe? —aunque sabía que se negaría, lo preguntó sólo para molestarla. Estaba muy guapa cuando se enfadaba.
—¡No! —exclamó ella—. Quiero decir, gracias, pero no. No está lejos y no querríamos interrumpir su paseo.
—Tal vez volvamos a encontrarnos —dijo William—. Pronto.
Mai volvió a mirar a sus acompañantes y las instó a seguir adelante con la mano.
Los hombres observaron cómo se alejaban, apreciando el movimiento de sus faldas mientras caminaban.
Dash fue el primero en hablar. Miró al cielo con una sonrisa y dijo:
—¿Está nevando? Siento un frío intenso.
—¡Vaya! —exclamó Charlie mirando a William—. Parece que no le caes muy bien. Una cosa es ignorarte a ti y otra ignorarnos a todos.
Jamie se carcajeó.
—Ahí lo tienes. La razón por la que deberíamos aprender modales, Charlie. No queremos que una mujer hermosa nos considere indignos de saber su nombre. Ni que juzgue a nuestros acompañantes por nuestro comportamiento.
A pesar de sus palabras, los acompañantes de William comenzaron a reírse ante su disconformidad. Mai pagaría por ello.
—¿Qué le has hecho, Will? —preguntó Dash.
—Nada —contestó él—. Aún.

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