Foro Maite Perroni & William Levy (LevyRroni)
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

When You´re Back Webnovela LevyRroni

5 participantes

Página 1 de 5. 1, 2, 3, 4, 5  Siguiente

Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Jue Jul 28, 2016 12:30 pm

When You´re Back Webnovela LevyRroni N524is
El futuro es brillante para Maite Ellis. Ella tiene a William Colt-Manning, el hombre de sus sueños, y una familia que ella no sabía que existía hasta que su padre perdido hace mucho tiempo llegó a su puerta en la playa de Rosemary. Después de crecer con una madre cruel y un padrastro abusivo, Maite está ansiosa por conocer al hombre cariñoso y encantador que quiere ser una parte de su vida. Todo está finalmente cayendo en su lugar.
Mientras Maite visita a su nueva familia en Chicago, William pasa tiempo con su "prima", Aida, que lo ha adorado desde la infancia. Aunque no están relacionados por sangre, William y Aida se han establecidos a pensar unos a otros como de la familia. Pero cuando Maite regresa, ella puede decir que algo no está del todo bien con Aida, quien claramente ofende a Maite y sobresale en pequeños juegos de manipulación. Y aunque William es inocente, Maite sabe que Aida no lo ama como una prima debería...
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por EsperanzaLR Jue Jul 28, 2016 5:05 pm

sunny sunny sunny sunny sunny sunny sunny sunny sunny sunny
EsperanzaLR
EsperanzaLR

Mensajes : 17168
Puntos : 33380
Reputacion : 389
Fecha de inscripción : 16/08/2015
Edad : 38
Localización : CHANIA-CRETA-GRECIA

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por SuenoLR Vie Jul 29, 2016 3:14 am

I love you I love you
SuenoLR
SuenoLR

Mensajes : 4398
Puntos : 18395
Reputacion : 99
Fecha de inscripción : 16/08/2015
Edad : 32
Localización : Atenas

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 1:04 pm

1
Maite
Pasaron veintidós días, cinco horas y treinta minutos desde que me despedí de William‖en‖el‖aeropuerto‖O’Hare.‖Una‖vez‖que‖se‖aseguró‖de‖que‖me‖encontraba‖segura‖en‖ la casa de mi padre en Chicago, con mi nueva familia, volvió al rancho de su familia en Texas, el cual no podía funcionar sin su presencia.
Regresar con él fue tan tentador. Me encontraba lista para empezar mi vida con William, me hallaba ansiosa por hacer de su casa nuestro hogar. Pero primero, necesitaba hacer esto.
Hace un poco más que de un mes atrás, un hombre italiano refinado y bien vestido se presentó en mi puerta en Rosemary Beach, donde trabajaba como empleada para una de las familias más ricas de la ciudad. No mucho después de conocer a William, el padre que nunca conocí —y que ni siquiera me hallaba segura si estaba vivo— volvió a mi vida, queriendo ser parte de ésta.
William estuvo allí conmigo, sosteniéndome la mano a través de todo. Benedetto se quedó con nosotros en Rosemary Beach una semana, y luego todos volamos juntos a Chicago.
Pronto descubrí que no solo tenía un padre, sino también un hermano. Era dos años menor que yo y un revoltoso total, Raul me hacía reír constantemente. También tenía abuela, o nonna, como prefería que la llamaran. Amaba sentarse y conversar conmigo por horas. Me contó historias de juventud sobre mi padre y me enseñó fotos de la niñez de Raul. También me contó cómo le suplicó a Benedetto que me encontrara. Él tenía sus razones para no venir detrás de mí. Eso era lo todo lo que decía. Quería odiarlo por no ir por mi cuando era pequeña, pero no podía. Mi vida me guió a William.
El tiempo que pase con ellos fue hermoso, pero extrañaba a William. Hablarle todas las noches no era suficiente. Lo necesitaba. Lo necesitaba más que necesitaba un padre, hermano y nonna. William era mi familia. La primera persona quien verdaderamente estuvo allí para mí después de toda una vida de abuso de parte de mi madre y padrastro.
Ahora, finalmente, me encontraba en casa, o el lugar que casi se convierte en mi casa antes de que mi padre se presentara. William y yo planeábamos mudarnos juntos, pero todavía no sucedía completamente.
No le dejé saber que volvía antes. Quería sorprenderlo.
El conductor del taxi se detuvo afuera de la casa de los padres de William en su gran rancho. Un vistazo a la oscura casa me dijo que no había nadie. Bueno. Mi sorpresa era solo para William. Le pagué rápidamente al conductor, saqué mi única maleta de la maletera, y fui apresurada al establo. Su camioneta se hallaba estacionada al lado de otra que no reconocí.
Dejé la maleta al lado de su camioneta, luego caminé hacia la pequeña colina hacia los establos. Sabía que se hallaría allí, ya que me dijo que no planeaba entrenar un caballo este día. Mi corazón se aceleró de emoción, y mis manos picaron por tocarlo. Me encontraba agradecida del tiempo con mi familia, pero no iba a dejar a William otra vez. Si no podía ir conmigo a Chicago la próxima vez, entonces no iría. Ellos tendrían que venir a visitarme aquí.
Una risa femenina salió del establo mientras me acercaba. ¿Atendía una reunión de negocios? No quería interrumpirlo si se encontraba con un cliente. No podía arrojarme a sus brazos si se hallaba en medio de un negocio con un caballo y su dueño. Hice una pausa afuera de los establos.
—No, William, la otra noche me prometiste que cabalgaríamos hoy. No puedes retractarte para trabajar. Quiero cabalgar —dijo la mujer. Su voz me envió un escalofrío por la columna. Era joven y coqueta, se hallaba demasiado familiarizada con William.
—Sé que lo prometí, pero tengo trabajo que hacer. Tendrás que ser paciente — respondió.
—Voy a batir las pestañas y hacer puchero si no consigo lo que quiero —amenazó la fémina.
—Nada de juegos hoy, Aida. En serio tengo cosas que hacer. Haz monopolizado todo mi tiempo los últimos dos días —dijo con voz que me hizo retroceder. Conocía esa voz. La usó conmigo.
—Pero estoy aburrida, y tú siempre me entretienes —respondió juguetonamente.
—En serio, necesito que me des algo de tiempo para hacer algunas cosas hoy. Te entretendré esta noche. Saldremos, iremos por algo de comer. Incluso te llevaré a bailar.
Mi corazón se rompió. Lo que escuchaba podría ser interpretado de muchas maneras. William estaba pasando tiempo con otra mujer. Se preocupaba por ella. Podía oírlo en su voz.
Asumí que me engañó una vez. No quería hacerlo de nuevo, pero, ¿qué más podía significar? Miré la camioneta estacionada al lado de la suya y de nuevo a la puerta que llevaba adentro. Mi corazón quería correr y hacerse una bola para evitar romperse a pedazos.
Pero mi cabeza me decía que tenía que enfrentar esto. Sea lo que sea. Por lo menos, darle la oportunidad de explicarse antes de irme.
Toda la emoción que sentía momentos antes, murió completamente. Me hallaba llena de emociones que ni siquiera podía empezar a descifrar.
La risa de la mujer flotó hacia afuera, seguida por la risa baja de William, la que siempre me hacía sentir cálida por dentro. Se divertía. Estar con esta mujer lo hacía feliz. ¿Me fui por mucho tiempo? ¿Había necesitado a alguien más?
¿O descubrió que yo no era tan especial como pensaba?
—Hola. ¿Puedo ayudarte? —preguntó la voz femenina.
Levanté la cabeza de golpe para verla parada en la puerta del establo como si estuviese a punto de irse. Era alta, con largo cabello rubio, levantado en una cola de caballo. No tenía nada de maquillaje, y aun así era impresionante. Labios llenos y perfectos dientes blancos. Sus grandes ojos verdes brillaban de felicidad. William tenía ese efecto en las mujeres.
»¿Te encuentras aquí por un caballo? —preguntó cuando no dije nada, solo me quedé de pie mirándola. Los pantalones que usaba eran apretados y exhibían caderas esbeltas y muslos delgados. Era delgada como una modelo. Yo no.
—Yo,‖yo,‖eh<‖—tartamudeé. ¿Cómo podría hablar con esta mujer? Simplemente debería irme. Confrontar a William mientras ella se hallaba allí, viéndose como una Barbie, iba a ser imposible. Nos vería a las dos paradas lado a lado y vería quien era la mejor elección.
—¿Te encuentras perdida? —preguntó.
Sí. Me encontraba completamente perdida. Todo lo que pensaba era verdad, todo lo que pensé que era mío, no lo era. —Tal vez —susurré, luego negué—. No. Vine a ver<
—¡Maite! —La voz de William resonó desde atrás de la mujer, y antes de que pudiera decir algo más, la empujó para pasar y envolverme en sus brazos—. ¡Estás aquí!
¿Por qué no me dijiste que venías a casa? Habría ido a recogerte. Dios, hueles bien. Extrañé esto. ¡Te extrañé jodidamente tanto!
Miré sobre su hombro hacia la mujer, quien ya no sonreía. Me miraba como si fuera repulsiva.
—Quería<‖quería‖ sor-sorprenderte —tartamudeé, insegura de qué pensar. Lo escuché con esta mujer. Sabía que pasaron tiempo juntos, y ella, obviamente, no me quería aquí.
Me agarró el rosto y me cubrió la boca con la suya. Tan insegura como me encontraba y tan herida como me sentí por lo que escuché entre ellos, hice a un lado mis sentimientos rápidamente. Su sabor y la sensación de sus labios moviéndose contra los míos siempre me deshacían. Se dio un festín con mi boca, me aferré a William y aspiré su aroma. El movimiento de su lengua sobre la mía me hizo estremecer. Nada más en el mundo importaba cuando estaba de esta forma con William.
—Ejem. Sigo aquí, chicos. ¿Me recuerdan? —La voz de la otra mujer se abrió paso por mi deliciosa niebla, y me congelé. Alejándose de mí, William se rio entre dientes y miró hacia la mujer, aun con los brazos fuertemente envueltos entorno a mí.
—Lo siento, Aida, mi mujer se encuentra en casa, y voy a estar ocupado, por lo menos, las próximas cuarenta y ocho horas. Quizá más. Ve a encontrar algo que hacer en casa —dijo, luego me besó la punta de la nariz mientras le daba la espalda otra vez.
—Eres un poco grosero al irte y dejarme, y no presentarme a tu amiga — respondió, con un claro disgusto en su tono de voz.
William sonrió y me guiñó un ojo. —Es una diva. Te acostumbrarás. —Luego volteó la cabeza hacia la otra mujer—. Aida, esta es Maite, la mujer de que no dejo de hablar. De la que te hablé por horas cada noche. —Regresó su atención a mí—. Maite, conoce a mi única prima, Aida. Es un poco mimada, muy dramática y se aburre fácilmente.
¿Prima? Si eso era todo lo que era, ¿por qué me miraba como si me interpusiera en su camino?
Miré a Aida, y ésta me sonrió. Y aunque me reconfortó el saber que se encontraban emparentados, algo en la forma en que me miraba se sentía como un desafío.
Que... raro.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 1:06 pm

2
William
Tener a Maite en mis brazos otra vez ayudó a aliviar la frustración acerca de que no me había avisado que vendría a casa. La habría recogido en el aeropuerto. No me gustaba la idea de ella llegando sin nadie para darle la bienvenida.
—¿Tomaste un taxi? —Le pregunté, no gustándome la idea de eso, tampoco.
Asintió, pero no dijo más.
—Me hubiera gustado que me llamaras. —La tiré contra mí y caminamos de regreso hacia mi camioneta. La llevaría a nuestra casa. Donde pertenecía.
—Pensé que sorprendente sería divertido. —Parecía apagada, como si estuviera molesta. Tal vez solo cansada por viajar.
—Diría que me llames la próxima vez, pero no habrá una próxima vez. No me voy a separar de ti así de nuevo. Si quieres ir a Chicago, iré contigo.
Su cuerpo pareció relajarse cuando se inclinó más cerca de mí. Esto era lo que necesitaba hoy. Aida era agotadora y exigente. Tenerla aquí ayudó a aliviar el dolor de extrañar a Maite, pero sólo porque ella estaba llena de distracción, parloteando sin parar.
Tan pronto como mamá llegara a casa, ella tendría que entretener a Aida.
Tomé la maleta de Maite y la coloqué en la parte de atrás de mi camioneta, y luego deslicé una mano bajo su culo perfecto y la levanté. La risita que se le escapó envió una sensación de calidez por mis venas. Necesitaba su risa.
—No dejaré que te vayas de mi lado durante al menos dos días. Estoy necesitado —Le dije mientras la subía dentro—. Además, escogí un par de libros en la biblioteca la semana pasada. Estoy listo para que me los leas.
Apoyó la cabeza en mi hombro y suspiró con satisfacción. —Te leí casi todas las noches durante mi ausencia.
—Sí, pero no estabas desnuda en mi cama.
Se rio de nuevo, haciendo sentir todo en mi vida perfecto. Ella era lo que había estado esperando. Todo antes de ella fue aburrido, incluyendo las mujeres. Nadie me hizo sentir la emoción de despertar cada mañana y ver su rostro. O ir a la cama cada noche con ella en mis brazos.
—¿Quieres que lea desnuda en la cama? —preguntó en un tono divertido.
—Diablos, sí, lo quiero. Quiero que hagas todo desnuda.
Maite echó la cabeza hacia atrás y me miró. —No lo dices en serio.
Miré su cara sonriente. —Sí, nena. Cuando hablo de ti estando desnuda, hablo muy, muy en serio.
Se rio de nuevo y la acerqué más a mí. Esto era lo que necesitaba.
Maite se dirigió al interior mientras recogía la maleta de atrás. Me tomé un momento para verla caminar a mi casa, que pronto será nuestra casa. Se sentía diferente con ella aquí. Ella trajo calor y sol.
Echando un vistazo por encima de su hombro, sonrió. —¿Vienes?
—Estaba disfrutando de la vista —le respondí con una sonrisa, y me dirigí a ella.
Tan pronto como atravesé la puerta, puse la maleta en el suelo y llegué a ella. Gritó de sorpresa cuando la recogí y la llevé al sofá. Hundiéndonos sobre el cuero gastado, la tuve entre mis piernas mientras se aferraba a mis hombros.
—Bienvenida a casa —le dije, justo antes de capturar sus labios con los míos.
El chico en mí quería desnudarla y follarla contra la puerta. Pero el hombre que sabía lo que necesitaba iba a abrazarla y amarla un poco primero. Nunca quise hacerle creer que era todo sobre el sexo para mí. Estuve enamorado de ella antes de que hubiéramos tenido sexo. Era demasiado preciosa para ser tratada como un pedazo caliente de culo... aunque su culo era divino.
Maite tomó mi sombrero y lo arrojó sobre el asiento junto a nosotros, y luego hundió sus dedos en mi cabello. Sus besos eran como miel caliente, y estaba muy seguro de que podía hacer esto para siempre. Curvas suaves en mis manos y la boca de un ángel eran más de lo que habría imaginado. Maite era más de lo que habría imaginado.
El relleno suave de sus labios rozó mi barbilla sin afeitar mientras dejaba un rastro de besos sobre mi cara. —No te has afeitado —susurró.
—No te esperaba.
—Me gusta. Es sexy —murmuró, y su boca se volvió a la mía.
—Le hará daño a tu piel suave —contesté, antes de tomar su beso más profundo y ahogarme en su dulzura. Mis manos se deslizaron bajo su camisa para tocar su piel caliente, y se estremeció en mis brazos.
—Creo que me gustaría que doliera un poco. Si eres tú el que lo hace —dijo, moviéndose en mi regazo hasta estar a horcajadas. Su pelo oscuro cayó sobre sus hombros mientras me daba una pequeña sonrisa tímida y sexy que hizo que mi sangre bombeara con más fuerza.
Extendí la mano, tomé su cara y rocé mis pulgares en sus mejillas. —Nunca podría lastimar esta piel. Sería trágico.
Se sonrojó y se inclinó hacia adelante, presionando su cara en mis manos. —Te necesito —susurró. La chispa de emoción en sus ojos era todo lo que necesitaba.
—Levanta tus brazos. —No preguntó, hizo exactamente lo que pedí. Saqué su camisa con cuidado y la coloqué junto a nosotros. Verla en un sujetador me hizo sentir como un adolescente otra vez, viendo tetas por primera vez. Joder, las había extrañado.
—Las quiero en mi boca, pero tengo que afeitarme —dije, sin poder dejar de empaparme con la vista de ellos.
—Por favor, William. Quiero sentir tu barba en mi piel. Me gusta. En serio me gusta.
Iba a volverme loco. Quería ver las marcas de mí en su piel, también. Me sentí culpable por querer hacerle daño de alguna manera, pero escuchar su ruego era demasiado difícil de ignorar.
Llegué detrás de ella y desabroché su sujetador. Mi corazón dio un vuelco en mi pecho cuando ambos pechos cayeron libres. Esos pezones perfectos me necesitaban tanto como yo los necesitaba.
A la mierda. Incliné mi cabeza y puse uno en mi boca, dejándolo rodar sobre mi lengua. Suspiros y gemidos de Maite mientras tiraba con fuerza de mi pelo enviaron mi adrenalina a volar. Quería morder y escuchar su grito de placer. Pero no podía. Nunca querría asustarla o dañarla. Sino que siempre se sienta segura y querida entre mis brazos.
—Quiero tu camisa afuera —dijo con un suave gemido.
Haría lo que quisiera. Dejé ir su pezón de mi boca y tiré de mi camisa en un tiempo récord. Mi boca volvió a donde quería estar en segundos. Las uñas de Maite se arrastraron suavemente por mi pecho, y sus palmas cubrieron mis pectorales mientras arqueaba la espalda y susurraba mi nombre de una manera que me hizo sentir como un rey.
Una vez, ella había estado asustada de esto. Saber confiaba en mí para amarla y hacerla sentir bien era algo que nunca tomaría por sentado. Ella había estado rota una vez, y yo tenía la intención de asegurarme de que nunca se sintiera de esa manera otra vez. Me gustaría protegerla de todo mal. Conmigo, siempre sabría que estaba a salvo.
Sus caderas comenzaron a oscilar, y reprimió una mueca de dolor. Mi polla se encontraba a punto de estallar en mis vaqueros. Tener la cremallera dura en contra de ella causó dolor con placer.
Dejé ir su pezón para reclamar su boca de nuevo e inhalé su dulzura. Cuando gimió, rompí el beso y toqué mi frente con la de ella. —Vamos a sacarte de esos vaqueros —dije, con ganas de tocar más de ella.
—Vamos a sacar el tuyo —replicó con una sonrisa, y luego se echó hacia atrás y se levantó.
Vi como abrió la cremallera de sus pantalones y poco a poco comenzó a zafarse de ellos. Yo estaba en trance. Un par de bragas de satén negro apareció a la vista, y el dolor de la cremallera empeoró. Cogí mis vaqueros y los desabroché para darme un poco de alivio. Pero nunca alejé mis ojos de Maite. Ella deslizó sus pantalones por las piernas y los arrojó a un lado.
—Bragas —dije, pero sonó más como un gruñido.
Su rostro enrojeció y sus ojos se iluminaron de deseo mientras se quitaba rápidamente esas, también. La tenía completamente desnuda ahora. La quería así para siempre.
—No te has quitado tus pantalones —dijo ella, bajando la mirada a mis bóxeres que ahora estaban a la vista.
—Estaba en eso. Me distrajiste.
—Entonces levántate y déjame ayudarte —respondió, sonriendo con malicia.
Juro que saltaría de un acantilado si me lo pidiera. Esa sonrisa podía obligarme a hacer cualquier cosa.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 1:07 pm

3
Maite
William se puso de pie, y mis ojos fueron hacia su estómago marcado, que era tan definido que no podía mantener mis manos lejos de él.
—Cualquier cosa que quieras —dijo, mirándome como si fuera su mundo. Este era el William que conocía. El hombre en quien confiaba. El hombre que yo sabía que nunca me lastimaría. Me sentía culpable por dudar de él antes. Nunca estuve en una relación sana y segura hasta hace poco, por lo que no entendía cómo confiar en una. Hasta ahora.
Cerré el pequeño espacio entre nosotros y tiré de sus pantalones ya aflojados hasta que me di cuenta que todavía llevaba sus botas. Me encantaban esas botas. —Es necesario que te las quites —le recordé.
Sonrió, se inclinó, y se quitó ambas con facilidad. —Hecho.
Me hizo sentir como si pudiera pedirle cualquier cosa y él lo haría. Era un sentimiento poderoso aunque humillante. Seguí tirando para bajar sus pantalones, haciendo una pausa para apreciar sus musculosas piernas y pantorrillas perfectas.
Me levanté, mirando a su bóxer. Mis mejillas se calentaron mientras los agarraba y suavemente comencé a deslizarlos hacia abajo. Pude oír a William contener su respiración, y eso envió un escalofrío de anticipación a través de mí. Estando tan cerca de él, así de esta manera, especialmente de su pene, lo excitaba. Ese era un poderoso sentimiento para mí, también. Sabiendo que le gustaba me tomé mi tiempo, hice una pausa y miré hacia él cuando tuve su bóxer lo suficientemente abajo como para exponerlo. Sus ojos se calentaron con entusiasmo.
Inclinándome, le di un beso en su hinchada punta roja.
—Joder, nena —gimió.
Me gustó eso. No, me encantó eso.
Seguí bajando su bóxer por sus piernas, luego me levanté y toqué su estómago deslizando mis manos por su pecho. Sus manos se posaron en mis caderas.
—Deja que te lleve a la cama —dijo, tirando de mí contra él.
—Está bien —le susurré.
Me levantó y me sostuvo cerca de su pecho mientras me conducía hasta su habitación, mis piernas envueltas alrededor de su cintura. Su boca cubría la mía en un beso hambriento antes de ponerme suavemente en la cama king-size.
Lo miré, dejando que mis piernas se abrieran mientras sostenía mis manos en alto hacia él. Quería que me cubriera. Me completara.
William cayó en mis brazos inmediatamente.
—Te amo —dijo con fervor mientras besaba mi cuello—. Te amo tanto que no puedo respirar. Tú eres mi corazón, Maite. Mi vida. —Continuó besando el sendero por mi cuello hasta que fue mordisqueando mi clavícula.
—William —gemí, levantando mis caderas. Quería más. Lo quería dentro de mí. Llenándome.
Deslizó una mano entre mis piernas, y uno de sus dedos se deslizó dentro de mí. —Tan jodidamente mojada. Maldición —gruñó. Tomó ese mismo dedo, se lo metió en la boca y lo chupó antes de bajarse a sí mismo hasta que sentí la punta de su dureza presionando contra mí.
Esto era lo que necesitaba. Esta conexión.
Poco a poco se hundió en mí, extendiéndome con su tamaño. Sobresaliendo los músculos de sus brazos, cerró los ojos con fuerza. Observé su rostro hermoso. La ajustada opresión de su mandíbula y la vena en su cuello. Todo eso me hizo zumbar de placer.
Cuando finalmente estuvo muy dentro de mí, sus ojos se abrieron y se encontró con mi mirada. Había tanta emoción en ellos que sentí que mis propios ojos comenzaban a lagrimear. No tenía que decirme lo que sentía por mí, podía verlo. Se abrió ante mí en ese momento, y lo sabía.
»Envuelve tus piernas alrededor de mí —dijo en un susurro ronco mientras se bajaba a sí mismo aún más. Su boca rozó mi oreja.
Hice lo que me dijo.
»Tan bueno —dijo, susurrando su alabanza.
Me aferré a sus hombros, lista para que se moviera dentro de mí. Sabía que iba a ser tan increíble, más que increíble, realmente; no había manera de describir lo que sentía durante el sexo con William.
»Mantén las piernas bien abiertas, nena. Déjame amarte hasta que no puedas recordar tu nombre.
Con esas palabras, casi me llevó al borde de un orgasmo. ¿Era eso posible?
»Dulce, justo así. Déjame hacerte sentir bien. Quiero que llegues al cielo como lo hago cuando estoy enterrado dentro de ti.
Empecé a asegurarle que estaba allí, que sabía lo que estaba sintiendo, pero al menear sus caderas, perdí todo pensamiento y la capacidad de respirar mientras lo sostenía con fuerza. Hizo gruñidos de placer mientras enviaba chispas de calor a través de mí.
Cuando el primer orgasmo se estrelló sobre mí, me llevo contra su pecho y me susurró lo hermosa que era y otras cosas dulces que no pude absolutamente recordar, sus palabras y el ritmo constante de sus movimientos ya me llevaba a mi siguiente orgasmo. Con rapidez. Lo abracé, aferrándome a él con mi vida.
Al momento en que el tercero me golpeó, William rugía y gritaba mi nombre mientras su cuerpo se estremecía con su propio orgasmo. Presionó su cara en mi cuello mientras jadeaba en busca de aire.
Sentirlo derrumbarse sobre mí me hizo temblar de placer, una vez más, antes de que colapsara, nuestros corazones latían salvajemente.
El sonido de golpes en la puerta irrumpió en mis sueños obligándome a abrir mis ojos. Miré a mí alrededor en la oscuridad de la habitación, el cálido cuerpo de William estaba presionado contra el mío mientras yacía envuelta en sus brazos. Después de la tercera vez que habíamos hecho el amor la noche anterior, ambos nos habíamos desmayado.
William gimió y parpadeó abriendo los ojos. —¿Pero qué...? —preguntó con voz soñolienta.
—¡William! —grito la voz de una mujer. La reconocí. Aida estaba aquí—. Abre. Traje comida.
—Mierda —gruñó mientras salía de la cama. Se acercó al armario y cogió un par de pantalones vaqueros y una camiseta. Cuando se giró hacia mí, me dio una sonrisa de satisfacción—. ¿Tienes hambre?
Tenía sueño, pero estaba con hambre, también. Parecía que habíamos dormido hasta pasada la cena. Asentí.
—Voy a traer tu maleta. Tómate tu tiempo para vestirte. Voy a servir tu plato — dijo, inclinándose para presionar un beso en mis labios.
William salió de la habitación. Me quedé allí, metida en las mantas que olían como
él.
Podía escuchar a Aida en la puerta principal mientras su voz llenaba la casa. — ¿Que te tomó tanto tiempo? Te traje comida. Pensé que estarías más agradecido.
—Gracias —dijo rotundamente.
—¿Dónde vas?
—A llevarle su maleta a Maite —respondió mientras sus pasos se dirigieron al dormitorio.
—Jesús, William. Podrías al menos haber recogió tu ropa interior antes de que me dejarás entrar —dijo Aida en un tono molesto. Ella no me gustaba. Simplemente no estaba imaginando eso.
Él no respondió. Cuando abrió la puerta, rodó los ojos y me sonrió. Nuestra ropa deshecha estaba escondida bajo uno de sus brazos mientras llevaba mi maleta en la otra mano. —Ignórala.
Arrojó nuestra ropa sobre una silla y me guiñó un ojo. —Vístete y ven a comer.
Cuando salió esta vez, me senté, preocupada acerca de cómo enfrentaría a Aida.
No quería que su prima no me gustara, pero no estaba segura de sí tendría control alguno sobre eso.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 1:12 pm

4
William
Mamá me había enviado suficiente comida para alimentar a un ejército. Extendí mi mano para sacar dos platos del gabinete. —Dile a mamá gracias por esto. Maite probablemente esté muriendo de hambre.
Aida se encontraba de pie en el otro lado del mostrador con su mano en su cadera. —Sólo sacaste dos platos. ¿Maite no comerá con nosotros?
¿Nosotros? Mierda.
Aida no se iría. No era que no disfrutara pasar el rato con ella cuando nos visitaba, pero no la quería con nosotros en este momento. Acabo de obtener a Maite de vuelta. No estaba listo para compartirla aún.
—Uh, supuse que ya habías comido.
Se vio herida. —No, quería comer contigo. Siempre cenamos juntos.
Maldita sea. Esto no sería fácil.
Vi un movimiento del otro lado de la sala y levanté mi mirada para ver a Maite de pie allí en un par de pantaloncillos cortos y una camiseta que envolvía su cuerpo perfectamente. Quería estar solo con ella, pero Aida estaba aquí, y no podía herir sus sentimientos.
Le sonreí a Maite. —Ven a comer. Te prepararé un plato ahora. —Miró a Aida y luego a mí nerviosamente.
—¿No puede prepararse su propio plato? —preguntó Aida en una voz sarcástica que no me gustó.
—Sí, sí puede. Pero no tiene que hacerlo. No cuando estoy aquí.
Mi respuesta pareció molestar a Aida, pero no dijo nada más. ¿Qué le pasaba? Ya veo porque Maite lucía nerviosa. Aida no estaba siendo alegre como siempre. Maite veía un lado malo de ella.
—No me importa. Puedo hacerlo —dijo Maite mientras se movió hacia mí. Parecía ansiosa por complacer. Está era la Maite que conocí. La que era insegura de sí misma y tímida. Aida no sacaría eso de ella de nuevo, no lo permitiría.
—Yo lo haré, nena —Le aseguré.
Caminó hacia los gabinetes. —Entonces, prepararé las bebidas. ¿Qué te gustaría, Aida? —cuestionó.
Miré a Aida, quien parecía aún más molesta antes de verme observándola. Luego sonrió. —Me gustaría té dulce, por favor —contestó. Su sonrisa no llegó a sus ojos. Iba a tener una charla con Aida. Algo iba mal con ella.
—Mamá envió té también —Le dije a Maite, deslizando el galón de té a través del mostrador hacia ella—. También beberé un poco.
Maite me sonrió, aliviada por algo, y empezó a  servir tres vasos. —Amo el té dulce de tu mamá —comentó.
Y mi mamá amaba a Maite. Estaba sorprendido de que no hubiera traído la comida ella y que enviara a Aida en su lugar.
Deslicé un plato hacia Aida antes de recoger el de Maite y caminar hacia la mesa para colocarlo. Maite coloqué los vasos de té en cada asiento. La jalé hacia mí y la besé.
—Come mucho. Necesitas recuperar energía —susurré en su oreja, luego caminé de vuelta para servir mi plato.
Aida me frunció el ceño. —¿Tienes que hacer eso conmigo aquí?
—Es mi casa, Aida. Puedo hacer lo que quiera en ella. Si no te gusta, puedes comer en casa de mamá. —Me cansaba su actitud sarcástica. Nunca fue así. No sabía que le pasaba.
—Eso es grosero —dijo sonando herida.
—Cuando quiera besar a Maite, lo haré. Supéralo.
No esperé que dijera algo más, pero agarré varias piezas de pollo frito y un bizcocho antes de regresar a la mesa.
Maite se sentó allí, mirando su plato con sus manos en su regazo, luciendo perdida. —No está comiendo —declaré.
Levantó su mirada para hacer contacto visual con la mía. —Esperaba a que ambos se me unieran.
Aida se sentó a mi otro lado. —Así que, ¿aún iremos a la subasta de ganado mañana? He estado esperándola con ansias toda la semana.
Mantuve mi mirada en Maite. —Lo dudo. No creo que Maite quiera levantarse tan temprano.
—Maite no tiene que ir —respondió Aida.
En serio comenzaba a enojarme. —Acaba de volver a casa. No iré a ninguna parte sin ella.
Sentí la mano suave de Maite tocar mi brazo. —Si necesitas ir a la subasta de ganado, puedo levantarme temprano. No dejes que sea la razón por la cual no hagas cosas que necesitas hacer.
Intentaba duramente arreglar las cosas. No quería que pensara que tenía que hacerlo. Pertenecía aquí.
—Mi necesidad de tenerte para mí solo es lo que me está evitando hacer las cosas. No tengo intención de hacer ni una mierda mañana. Te quiero sola en esta casa conmigo.
Maite se sonrojó, y una sonrisa tiró de sus labios antes de bajar su mirada de vuelta hacia el plato frente a ella.
—¿Eso quiere decir que no irás a casa de los Stouts para la barbacoa mañana en la noche? Te están esperando.
Los Stouts eran dueños de uno de los dos ranchos más grandes en un radio de ochenta kilómetros; mi familia era dueña del otro. Había crecido con su hijo, Hawkins. No éramos amigos cercanos, pero ambos sabíamos que tomaríamos las posiciones de nuestros padres algún día.
Miré a Maite. —¿Tienes ganas de ir a una barbacoa de Texas?
Asintió. —Suena divertido.
Tener a Maite de mi brazo y presentarle a las personas del pueblo hizo que ir a la barbacoa se sintiera más soportable.
—Supongo que perdí mi cita. ¿Con quién bailaré ahora? —preguntó Aida con un puchero.
Se comportaba exasperante. Había empezado a responder su ridículo comentario cuando dejó caer su tenedor en el plato con un ruido y se puso de pie.
—No me quieres aquí. Estoy de sobra —Se giró y caminó a la puerta.
¿Qué demonios? ¿A dónde fue mi pequeña prima divertida? Se había convertido en una llorona enojada. No era propio de ella, en absoluto.
—Necesito hablar con ella —Le dije a Maite—. No sé qué le sucede.
Maite asintió y me dio una sonrisa que no llegó a sus ojos. Eso me molestaba. Tenía que arreglar esta cosa con Aida para que dejara de molestar a Maite.
Seguí a Aida sólo para encontrarla en su camión, llorando. —¿Qué te pasa? — pregunté mientras bajé los escalones hacia ella.
Levantó su mirada hacia mí con un rostro lleno de lágrimas. —Yo no... Ella es... no tienes tiempo para mí con ella aquí.
—Aida, esto no es una competencia por mi tiempo. Mi vida y mi futuro le pertenecen a Maite. Es una parte de mí. Somos un paquete. Pensaría que estarías feliz por mí, pero apenas le has hablado a Maite. Quiero que sean amigas. Eres parte de mi familia, y ella lo será también, pronto.
Aida limpió sus lágrimas y esnifó. —¿Así que nunca haremos más nada juntos, sólo tú y yo?
Intenté entender por qué lloraba. Siempre le presté toda mi atención a Aida cuando me visitaba. No venía a menudo cuando crecíamos, pero cuando lo hacía, la trataba de la forma en la que trataba a mi hermana, Harlow. Pero las cosas cambiaban, y ahora éramos adultos. No era esa niña ya. No tenía que dejarla seguirme por todos lados, y no estaba obligado a entretenerla cada segundo mientras se encontraba aquí.
—Si le dieras una oportunidad a Maite, sé que la amarías. Es fácil de amar. Todos los que la conocen la aman. Podemos hacer cosas todos juntos. No te sacaré de mi vida, pero tienes que entender que Maite es mi vida ahora.
Aida sorbió por la nariz y suspiró. —Ya no tendrás tiempo para mí.
Tenía razón. Ya no sería capaz de dejar todo y escoltarla a donde sea que quisiera. —Somos adultos, Aida. Ya no somos niños. No soy un soltero que tiene tiempo para hacer lo que sea que quieras. Esos días se han ido.
Asintió y sus lágrimas parecieron secarse. —De acuerdo. Puedo aceptar eso. ¿Pero puedes por lo menos no ignorarme?  
—No te ignoro.
Aida pareció calmada por eso y empezó a abrir la puerta de su camión. Extendí mi mano alrededor de ella y se la abrí. Se subió. —Sé amable con Maite la próxima vez, ¿de acuerdo? —dije, antes de cerrar su puerta y dirigirme de vuelta hacia adentro con mi chica.
5
Maite
Terminé de comer sola y limpié mi plato y el de Aida antes de volver a la habitación. No estaba segura de cuánto tiempo él se iría, y deseaba poder cerrar mi mente acerca de lo que pasaba. Apenas conocía a la familia cercana de William. ¿Cómo nos afectará si su prima me odiara? Porque me encontraba bastante segura de que lo hacía, aunque no sabía cómo arreglar eso. Harlow era tan dulce y me aceptaba, y era su hermana. Debería ser más fácil de ganarme a su prima.
La corriente de agua cálida se sentía maravillosa cuando entré en la ducha. Justo cuando cerré la puerta, escuché a William llamar a mi nombre.
Empecé a abrir la puerta y responderle cuando apareció en la puerta del baño. Caminó directamente hacia mí, y lo miré a través del cristal mientras sus ojos se arrastraban sobre mí como si fuera su comida en vez de la que dejé para él en la mesa.
Abrió la puerta de la ducha, y nuestros ojos se encontraron justo antes de que comenzara a quitarse la ropa.
—Dejé comida en la mesa para ti —dije, mirándolo sacar sus pantalones y calzoncillos.
—No puedo comer sabiendo que estás desnuda y mojada en mi ducha — respondió, y dio un paso bajo el chorro de agua conmigo.
—No comiste mucho. —Soné sin aliento.
Él sonrió. —Date la vuelta, Maite. Pon las manos en la pared. Quiero besar mi lugar.
Su lugar era la peca bajo mi nalga izquierda. Se encontraba obsesionado con ella. Y cuando quería ser malo, eso era lo primero que besaba.
Mi cuerpo tembló de la emoción ante lo que vendría, giré y me incliné hacia la pared, preparándome mientras levantaba mi trasero para él.
Su dedo rozó hacia atrás y adelante de la peca. —Me encanta esto. Me vuelve loco —dijo, y sus labios se presionaron contra la parte baja de mi espalda y comenzaron a dejar besos sobre mi culo hasta que estuvo lamiendo y besando la peca—. Mi peca — dijo contra mi piel.
Mis rodillas se sentían débiles, y mi cuerpo temblaba.
»Extiende tus piernas —exigió, y el tono de su voz hizo que mi interior se retorciera. Las separé y esperé no caer al suelo.
»Mi coño —dijo, poco antes de que su lengua comenzara a probarme allí.
Era suya. Todo de mí pertenecía a William Colt-Manning. Grité su nombre cuando empezó a jugar con mi clítoris.
»Sé buena, nena. Este es mi postre.
—William —gemí, insegura de que podía estar allí mucho más tiempo.
—¿Sí, nena? —Su cálido aliento bañaba mi carne sensible, y la pulsante necesidad se hizo más fuerte.
—No puedo. . . estar de pie —dije, sintiendo mis rodillas empezar a ceder.
Sus manos se encontraban en mi cintura, atrapándome y dándome la vuelta. —Te tengo —dijo, antes de doblarse, tomar una de mis piernas, y colocársela al hombro.
Otro gemido escapó de mí al ver William de rodillas así.
—Déjame que te ame —dijo con una mirada feroz, antes de enterrar su cara entre mis piernas.
Agarré sus hombros y grité cuando me llevó a otro reino de placer.
Mis ojos se abrieron cuando mi espalda golpeó la cama blanda. Miré a William. Su cuerpo se encontraba seco, pero tenía el pelo todavía húmedo. La sonrisa de suficiencia en su rostro me hizo desear por más, a pesar de que no estaba segura de sí podría soportar más.
Retiró las mantas y se metió en mi lado, luego nos cubrió a ambos.
—Me alegro de que hayas vuelto —dijo, sosteniéndome—. Ese debió ser un infierno de orgasmo.
Fruncí el ceño. —Lo fue< pero< —No podía recordar lo que sucedió después de tenerlo. Me rompí en un millón de pedazos, y William siguió deslizando la lengua en mí hasta que no pude aguantar más. Rogaba y respiraba con dificultad y después... nada.
—O estás agotada, o soy muy bueno —dijo en tono satisfecho.
—¿Qué pasó? —pregunté finalmente.
William inclinó la cabeza y me besó en la frente. —Te desmayaste teniendo un orgasmo después de gritar mi nombre. Fue increíble.
—Oh, Dios mío —susurré—. No sabía que podía suceder.
—Yo tampoco —respondió, sin dejar de sonreír.
—Sólo seguiste y<
—Sabes como un rollo de canela, y cuando te corres, es como crema dulce. No podía parar. Era demasiado bueno.
Enterré mi cara en su pecho. Me sentía avergonzada y complacida.
Él se rio y me abrazó con más fuerza. —Te dije que tu coño me iba a poseer.
Inhalé y me aferré más cerca.
—Duerme, nena. Estás agotada. Descansa un poco.
—Te amo —dije, reclinando mi cabeza para mirarlo.
—Y eso me convierte en el hombre más afortunado del mundo.
Sus ojos me calentaron, dentro y por fuera. Apoyé la cabeza en su pecho, y el sueño llegó rápidamente.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 3:40 pm

6
William
Al día siguiente, descubrí que Aida y yo seríamos los únicos Colt en la fiesta de los Stout. Mi padrastro necesitaba ir a Austin por negocios, y mi mamá fue con él. Ella llamó y me pidió que llevara a Aida con nosotros. No quería que condujera sola por ahí. Aún no sabía si confiar en que Aida fuera amable con Maite, pero le pedí que viniera con nosotros de todos modos.
Después de hacer el amor con Maite en la mesa de la cocina después del desayuno, y de nuevo en el sofá mientras se suponía que viéramos una película, y luego otra vez en la cama cuando fue a tomar una siesta, realmente necesitaba conseguir algo de descanso. La desperté hace una hora para que tuviera tiempo para alistarse.
Escuché que llamaron a la puerta, y cuando la abrí, Aida me sonreía. Llevaba un vestido rojo que probablemente costaba mucho dinero y un par de tacones de aguja, los cuales no eran inusuales para este tipo de fiestas. Los Stout eran increíblemente ricos y se codeaban en los círculos de élite. Ella lucía feliz y de mejor humor. Aliviado, me hice a un lado para dejarla entrar.
—Maite debe estar lista en pocos minutos —dije.
Justo cuando dije las palabras, la puerta de la habitación se abrió, y me giré para ver a Maite salir vistiendo una falda corta de mezclilla azul con un par de botas. Todo lo que vi fueron piernas. Santo infierno, sus piernas se hallaban realmente ahí. Mías. Los hombres no serían capaces de quitar sus ojos de ellas.
Elevé la mirada para ver que también vestía una bonita blusa blanca atada alrededor de su cintura. El tejido mostraba el brillo de su piel bronceada. Me miró a los ojos, y mi respiración se detuvo. Su largo cabello oscuro se encontraba hacia un lado y cubría uno de sus hombros. Como siempre, su maquillaje era mínimo. No sería capaz de dejarla fuera de mi vista esta noche.
—Estas hermosa, nena. Tal vez deberíamos quedarnos —dije, considerándolo honestamente.
La sonrisa de Maite se iluminó, y una sonrisa elevó las comisuras de sus labios.
—Uh, sí... supongo que la mezclilla funciona —dijo Aida vacilante.
El rostro de Maite cayó de inmediato, y la preocupación tocó su frente. Sabía que su vestuario era limitado. No tenía ropa de diseñador como las demás mujeres que estarían en esta barbacoa, pero nadie se comparaba a Maite. Un vestido caro no podía competir con ella.
—Pensé‖que‖era‖una‖barbacoa.‖Puedo‖encontrar‖algo‖m{s‖elegante.‖No‖sé<
—Estás perfecta. Tan perfecta que no dejaré tu lado en toda la noche —dije.
Ella miró de Aida hacia mí, sin dejar de lucir insegura de sí misma.
—Él tiene razón. Lo estás. Tenemos que irnos, o estaremos algo más que elegantemente tarde —dijo Aida a mi lado.
Me acerqué a Maite y la atraje hacia mí. —Estás impresionante. Lo juro. —Deslicé mi mano para descansar en su espalda y la guie hacia la puerta.
Aida forzó una sonrisa y volvió a salir.
—Ella se ve tan bien. Debo encontrar algo más elegante. Tengo tacones —dijo Maite.
—No. Está demasiado arreglada —aseguré.
Maite no se relajó, como si no estuviera segura de creerme.
Aida fue hacia el lado del pasajero de mi camioneta y abrió la puerta para subir primero. Me detuve un momento y luego conduje a Maite hacia mi lado y la ayudé a subir a la cabina para que pudiera sentarse en el asiento del medio, a mi lado. No quería herir los sentimientos de Aida pidiéndole salir y dejar que Maite entrara primero. Subí detrás Maite y me acomodé.
—No seré capaz de alcanzar la radio —dijo Aida, claramente molesta. No creí que quisiera decir intencionalmente que quería sentarse entre Maite y yo, pero no estaba seguro.
—Bien —contesté. Nunca me gustaba cuando Aida controlaba la radio.
Una vez que nos dirigíamos hacia la carretera principal, deslicé la mano sobre el muslo desnudo de Maite y lo apreté. Ese pequeño gesto pareció aliviarla un poco.
—¿Quién estará en la fiesta? ¿Sólo personas de la ciudad? —preguntó Maite.
—Todos con los que los Stout hacen negocios. Banqueros, abogados, rancheros y también gente de su cadena de restaurantes que son dueños de una de sus franquicias. Vuelan de todas partes —dijo Aida, sonando satisfecha de sí misma.
Maite se tensó de nuevo.
—Haces sonar a los Stout más importantes de lo que son —le dije a Aida, lanzándole una mirada molesta.
Aida se encogió de hombros. —Lo son para aquellos de nosotros cuyos padres no son estrellas de rock legendarias.
—Mi padre es ranchero —contesté, sin gustarme el que sacara a relucir a Kiro. No hablaba mucho de mi padre biológico. No era parte de mi vida; mi padrastro fue quien en realidad me crio. Mi única conexión con Kiro era por Harlow. Él era una presencia mucho más grande en la vida de mi media hermana.
—Lo que sea, William. Tienes la fama en tu sangre. Supéralo —dijo Aida y me sonrió.
Maite se alisó la falda con nerviosismo. Ahora se sentía preocupada por esta maldita barbacoa. Quería olvidar la estúpida cosa. No quería obligarla a hacer nada que le molestara.
—Podemos regresar a casa ahora. Solo dilo —dije, apretándole el muslo de nuevo.
—¿Qué? ¡No, no podemos! No me perderé esta fiesta. —El agudo gemido de Aida fue exagerado.
—Quiero ir —dijo Maite, y se inclinó hacia mí.
—Si decides que quieres regresar a casa en cualquier momento, sólo dímelo. Conseguiré que alguien lleve a Aida. —Ignoré la mirada que Aida me envió.
Maite no dijo nada; simplemente se inclinó aún más cerca de mi lado.
Las grandes puertas de hierro se encontraban abiertas, y un par de grandes hombres de traje se hallaban en la entrada. Me detuve y bajé la ventanilla.
—¿Nombre? —preguntó el hombre.
—William Colt —respondí, dejando el Manning fuera de mi nombre. La mayoría de la gente de por aquí pensaba en mí como un Colt.
Asintió. —Bienvenido, señor Colt. Puede proceder.
Seguí el extravagante camino de entrada de ladrillo hasta que llegamos a la parte delantera de la casa de tres pisos, la cual era más grande que la mayoría de las casas de la gente de por aquí. El valet se quedó esperando, pero no dejaría que un chico en esmoquin estacionara mi camioneta.
Cuando el valet se acercó, tenía una sonrisa falsa pegada en su rostro. —Puedo estacionar mi camioneta —le informé.
Pareció confundido. —Uh, bueno, es que hay... pero tiene que caminar. —Señaló hacia la izquierda de la casa, donde varios autos ya se estacionaban.
—Gracias —le contesté, y luego volví a mirar a Maite y Aida—. Ustedes pueden seguir y bajarse aquí, así no tienen que caminar.
Maite se acercó y me tomó del brazo. —Me quedaré contigo. No me importa caminar.
Aida puso los ojos en blanco y buscó la manija de la puerta. —Bajaré.
El valet se apresuró a abrir la puerta al resto del camino y la ayudó a salir. Tan pronto como se cerró, me dirigí a la zona de estacionamiento. Nunca me gustó dejar las llaves con un desconocido. Un hombre podía aparcar sus propias malditas ruedas.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 3:42 pm

7
Maite
El patio donde se celebraba la barbacoa parecía algo sacado de una revista. Linternas colgaban de los árboles de roble macizo, echando su luz mientras la noche se acercaba y resplandecientes luces blancas colgaban de árbol en árbol, haciendo un extravagante dosel sobre las mesas y las sillas tapizadas en blanco, que no parecían pertenecer al exterior.
Una banda se encontraba en el escenario tocando de todo, desde música popular country a clásica. Había incluso una pista de baile, con el mismo dosel de luces como la zona de comedor.
Pero lo que más destacaba era la forma en que las mujeres se encontraban vestidas. Aida tenía razón, una falda de mezclilla no encajaba aquí. Ni siquiera los hombres vestían pantalones de mezclilla. Debí cuestionarme el hecho de que William llevara un par de pantalones rectos de color caqui con las botas en lugar de sus vaqueros habituales. La camisa Oxford azul cielo de botones era más elegante que cualquier cosa que haya llevado. ¿Por qué no insistí en que me dejara volver y cambiarme?
Su mano descansaba sobre mi espalda mientras me dirigía hacia la multitud. La gente andaba por ahí en grupos, copas de champán en mano, mientras hablaban entre sí. Los diamantes brillaban en las manos, muñecas, orejas y cuello de las mujeres. ¿William nunca había estado en una de estas "barbacoas" antes? Pensé que fue a muchas de ellas. ¿Por qué dijo que Aida estaba demasiado arreglada?
—William Colt. —Un hombre alto, de hombros anchos, con pelo canoso en las sienes llamó con voz profunda cuando entramos en la luz—. Es bueno verte. No estuve aquí para el último intercambio. Hawkins dijo que todo salió a la perfección, como siempre.
—Sí señor. Papá estaba contento —respondió William.
Esta era la segunda vez que era referido como Colt, no Colt Manning, esta noche. Nunca lo escuché soltar su apellido antes.
La atención del hombre se movió a mí y por un momento, quise correr y esconderme debajo de una mesa. —Y veo que trajiste a una mujer hermosa.
La mano de William permaneció en mi espalda. —Sí señor. Esta es Maite Ellis. Maite, este es Arthur Stout, uno de nuestros socios de negocios y el anfitrión de esta 'modesta' barbacoa.
Arthur se rio entre dientes. —Eso es en realidad culpa de mi esposa. No puede hacer nada pequeño. Es un placer conocerte, Maite. Ha pasado un tiempo desde que William tuvo a una mujer en su brazo. Todo buen hombre necesita una buena mujer a su lado. He tratado de decirle a Hawkins eso desde hace años, pero él no escucha.
—Cuando la conozca, no tendrá que decirle nada. Simplemente va a suceder — dijo William, haciendo que mi corazón golpee y mi pecho se sienta caliente.
Arthur Stout sonrió y asintió. —Calculo que eso es así. Dios sabe que así fue con su mamá. Dios la tenga en su gloria, tomó una parte de mí cuando se fue de este mundo.
—Arthur, cielo, debes conocer a Chantel. Ella es del club. Justamente te hablaba sobre nuestro encantador té del otro día —dijo una mujer que parecía sólo unos pocos años mayor que yo. El diamante en su mano captó la luz y brilló.
—Ya voy, cariño —respondió—. Me tengo que ir. Ustedes dos disfruten.
Lo vi irse, luego miré a William, un poco confundida.
—Piper es su segunda esposa. Su primera esposa falleció hace diez años de cáncer. Se casó con Piper hace cuatro años —dijo William, comprendiendo mi confusión.
—Pero se ve tan joven —susurré, mirando a la mujer aferrándose al brazo de un hombre que tenía que tener unos sesenta años.
—Ella tenía veintidós años cuando se casó con ella. Su hijo, Hawkins, es un año mayor.
Ew.
William miró mi cara y se rio entre dientes. —Vamos. Vamos a tomar una copa. Stout comenzó su propia fábrica de cerveza hace unos siete años. Tiene algunas sidras que te pueden gustar; sé que no eres una fan de la cerveza.
Caminé con él hacia la extravagante barra.
—¡Ahí estás! Vi a Aida antes y me dijo que te encontrabas aquí. Me pregunté si la dejaste y luego te escondiste.
William se detuvo y giró la cabeza hacia la voz, así como yo lo hice. Un chico atractivo, con el cabello corto, rubio y ojos azul claro caminaba hacia nosotros. —Aida no me dijo que trajiste una cita —dijo el hombre cuando se detuvo frente a nosotros, mirándome con una sonrisa de satisfacción.
—Hawkins —respondió William con un tono más duro que el que usó con el padre de Hawkins.
Hawkins sonrió aún más ampliamente y finalmente miró a William. —Por favor, dime que es otra prima —dijo.
La mano de William se deslizó alrededor de mi espalda, ahora agarrando mi cadera mientras me atraía hacia él. —No. Ella es mía.
Hawkins siguió sonriendo.
—Maite, este es Hawkins Stout. Hawkins, esta es Maite Ellis —dijo William, sonando molesto.
Hawkins me tendió la mano. —Es un placer conocerte, Maite Ellis —dijo.
Puse mi mano en la suya, preguntándome si las íbamos a sacudir, pero él levantó mi mano a su boca y me dio un beso allí. Me quedé helada. No me esperaba eso.
William se aclaró la garganta y la mirada de Hawkins me dejó para mirar a William con diversión. —Cálmate. Entiendo —dijo con una sonrisa, y luego dio un paso atrás—. Disfruten su noche. Tenemos varias cervezas nuevas que disfrutarían.
—Nos dirigimos a la barra ahora —respondió William.
Hawkins me dio una última sonrisa antes de excusarse para saludar a otras personas.
Empecé a decir algo, pero decidí no hacerlo. William no dijo nada, así que tomé el liderazgo y nos dirigimos hacia el bar.
Él pidió una cerveza y me decidí por la sidra de arándano después de probar una muestra. Una vez que tuvimos nuestras bebidas, nos giramos para ver a Aida viniendo directamente por nosotros... o por William. Se veía molesta. Realmente molesta.
—Te necesito —soltó ahogadamente.
—¿Qué pasa? —preguntó él.
Me miró fijamente y luego a él, suplicante. —No puedo hablar de eso aquí. Por favor —rogó.
William asintió. —Está bien, ¿dónde quieres ir?
—A algún lugar donde podamos estar solos. Yo solo... No puedo.—Se cubrió la boca y apretó sus ojos dramáticamente. No estaba segura de si creía que algo andaba mal.
William asintió hacia la casa. —Vamos adentro.
Ella asintió y después la mano de William se encontraba en mi espalda, guiándome hacia‖ adelante. Sabía que no era la idea de Aida de “solos”. Comencé a decir algo cuando vio que iba con ellos.
Su rostro se arrugó de nuevo. —No puedo hablar de esto con ella. Sólo tú.
William negó con la cabeza, como si estuviera a punto de discutir.
—Es Heath. Está aquí con ella —dijo Aida con un sollozo.
El ceño de William creció. —Sé que es duro, Aida, pero no puedo dejar a Maite sola. No conoce a nadie aquí.
Esta era mi oportunidad de ganarme a Aida, aunque sólo sea un poco. —Sí puedes. Tengo una bebida y me puedo sentar en una de esas encantadoras sillas y esperar. Ve con ella. Está molesta.
William no parecía convencido.
Aida sollozó de nuevo. —Por favor, William. Necesito que me ayudes en esto.
—Ve —repetí.
Por último, William suspiró y me dio un beso en la frente. —Vuelvo rápidamente — susurró.
Asentí y siguió a Aida al interior. Los observé hasta que llegaron a la casa y luego me di la vuelta para inspeccionar la escena. Estaba en una fiesta llena de extraños y nadie más estaba sentado todavía. Tal vez las mesas estaban fuera de los límites hasta que comiéramos.
Me dirigí a las sombras, donde las luces de los árboles no llegaban. Podía ver la casa desde aquí y cuando William regresara, podría ser capaz de verlo.
No fue hasta que estuve fuera de la luz y mis ojos se acostumbraron a la oscuridad que vi que no estaba sola. Hice una pausa. ¿Debía preocuparme? O tal vez debería disculparme y encontrar otro punto oscuro.
—Él te deja por otra mujer y te escondes en la oscuridad —dijo una voz profunda. Sólo pude distinguir la forma de un hombre apoyado en un fardo de heno con una cerveza en la mano. Lo estudié rápidamente para ver si debería estar preocupada. La primera cosa que noté fue vaqueros, luego su blanca camisa Oxford, similar a la azul de William. Pero sus mangas se hallaban enrolladas hasta los codos. Lo único que pude distinguir claramente de sus rasgos eran sus ojos verdes, que ardían con una luz interior. —¿Ya decidiste? —preguntó el hombre, haciéndome consciente que todavía lo miraba.
—¿Qué? —pregunté, confusa.
Un ruido sordo que sonó como una risa vino de él. Inclinó la cabeza y me di cuenta tenía el cabello recogido en una cola de caballo. Aunque estaba oscuro, pude distinguir toques de luz en su cabello. Parecía que pasó mucho tiempo en el sol. — ¿Estoy seguro de estar por aquí? Eso es lo que estás tratando de decidir, ¿no es así?
¿Estaba él seguro de estar aquí?
—Eso es discutible, si me preguntas —dijo.
—¿Qué es discutible? —pregunté.
Tomó un trago de su cerveza y me estudió un momento antes de responder a mi pregunta. —Ya sea que esté a salvo o no —se río de nuevo, a pesar de que fue bajo y casi difícil de escuchar—, tienes una cara expresiva.
¿Cómo podía siquiera ver mi cara aquí en la oscuridad?
Cambió su postura y cruzó el tobillo izquierdo sobre el derecho. Eché un vistazo a sus botas y me di cuenta de que no eran como las botas de William. Eran más como botas de combate.
—¿Por qué estás aquí en la oscuridad? —pregunté, no queriendo decir realmente eso en voz alta.
Levantó la cerveza. —Bebiendo mi cerveza en paz.
Asentí. Eso tenía sentido. Tal vez no le gustaban las multitudes, tampoco.
—¿Por qué estás tú aquí en la oscuridad? —preguntó.
Miré hacia la casa y no había ni rastro de William todavía. —Yo... mi novio se fue a tratar con algo. Su prima se siente mal.
El tipo me miró mientras bebía su cerveza. Me puso nerviosa. Era como si pudiera leer todos mis pensamientos. —Pero él sabe que no te sientes cómoda en una multitud de gente que no conoces. Un hombre no debe dejar a su mujer.
Él no entendía la situación. ¿Quién era para juzgar algo que no sabía? —Su prima está molesta. Le dije que se fuera.
—No cambia el hecho de que no debería haberte dejado.
No me gustaba este hombre. Preferiría enfrentarme a la multitud que esconderme aquí con él. —No hagas suposiciones acerca de algo que no sabes nada —dije con rabia, antes de girar y caminar de regreso a la luz, justo a tiempo para ver William, sus ojos escanearon las mesas, buscándome. Sus largos pasos se aceleraron mientras caminaba por las escaleras y pasaba a varias personas que trataban de hablar con él. Cuando su mirada finalmente aterrizó en mí, pareció aliviado.
Corrí hacia él, decidiendo que no mencionaría al hombre en las sombras.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 3:44 pm

8
William
Aida estaba siendo dramática. Empezó a salir con Heath cuando vino de visita el año pasado, pero significó algo más para ella que para él. Rompió con él hace un año porque la engañó con una de sus ex amigas. Le advertí cuando empezó a salir con el primo de Hawkins que Heath Stout era un mujeriego. Ahora, un año después, ¿tenía una crisis dramática? Sabía que él estaría aquí.
Odiaba dejar a Maite, pero sabía que Aida no lo iba a dejar hasta que yo lo hiciera. Busqué a Maite entre la gente. No se encontraba donde dijo que estaría. Escuché mi nombre siendo llamado por diferentes personas, pero mantuve mi concentración mientras la buscaba. Cuando me di la vuelta y la vi caminando hacia mí, dejé escapar un suspiro de alivio. Estaba bien.
—Lo siento por eso —dije, a la vez que deslicé mi mano por su cintura y la atraje hacia mí—. Aida hacía de la reina del drama.
—Estuvo bien. No me importó en lo absoluto. Solo caminé alrededor y chequé las
cosas.
Miré hacia atrás por donde vino y vi a un hombre saliendo de las sombras. Me miraba con una sonrisa divertida, pero no lo reconocí. Llevaba vaqueros y botas de combate y tenía una cola de caballo más impresionante que cuando yo me recogía el cabello.
—River, ven aquí, quiero que conozcas a alguien —bramó Arthur Stout. Me giré para verlo caminando hacia mí mientras le hacia un gesto con la mano al hombre de la coleta.
River no parecía tener prisa.
Una vez nos alcanzó, Arthur lo palmeó en la espalda. —William, conoce a River Kipling. Ha estado a cargo de Stout & Hawkins Steakhouse en Key West. Añadió mariscos frescos al menú, y ahora es nuestra franquicia más exitosa. Lo traje aquí para que haga lo mismo por la locación de Dallas. Conoce sus mariscos —explicó Arthur—. River, este es William Colt. Es nuestro principal proveedor de ganado vacuno, a excepción de los que criamos nosotros mismos. El rancho de Colt es todo de pura calidad. Necesitas darle una visita y ver que tiene allí en el momento.
—De Key West a Dallas. Ese es un gran cambio de ambiente —dije, sin gustarme la forma en que su Mirada seguía yendo hacia Maite o la forma en que ella se tensó a mi lado.
—Algunos ambientes son mejores que otros —respondió, sus ojos fijos en Maite. No me gustó esa mierda para nada.
—Espera a que River venga para una visita conmigo durante la siguiente semana. Tengo un par de personas que necesito presentarle. Bebe, y lleva a esa chica bonita a la pista de baile —dijo Arthur, antes de girarse hacia River y llevárselo. River le echó un vistazo más a Resse y lo siguió.
—No me gusta —dijo Maite con firmeza.
Bajé la mirada hacia ella. —¿Quién?
—Ese tipo River. Me da mala vibra.
Sonriendo, me agaché y la besé en los labios. Quería esos labios. También la quería contra la pared con su pequeña falda corta arremolinada en su cintura. Esas botas se podían quedar puestas.
—Tampoco soy su fan.
Dos horas después, había forzado una sonrisa y hablado con cualquier persona que mi padrastro quisiera que hablara. Maite se mantuvo escondida de forma segura a mi lado todo el tiempo. Tenía que recordarme de no enojarme cuando las miradas de los hombres caían en sus piernas. Las mostraba esta noche, y esperé eso. Pero no tenía que jodidamente gustarme.
Maite me sorprendió y eligió las costillas para la cena. Me encontraba seguro de que ella era la única mujer comiendo costillas. Verla comer una costilla era sexy como el infierno, y tuve dificultad concentrándome en mi propio plato de comida; mis ojos seguían yendo a su boca y la manera en que su lengua seguía saliendo para lamer la salsa de sus labios.
Ya me hallaba listo para regresar a casa y miré alrededor por Aida. La quería dejar aquí para que así no tuviera que lidiar con ella queriendo regresar a mi casa esta noche‖de‖visita.‖Tenía‖planes‖para‖Maite‖y‖esa‖falda<‖y‖esas‖botas.‖
—Baila conmigo —dijo Aida, su mano agarrando mi brazo. Logró colarse por detrás de mí.
—Ya me voy a ir —contesté.
Hizo un puchero. —No has bailado conmigo en toda la noche. Siempre bailábamos en estas fiestas.
Empecé a decir que no de nuevo cuando Maite se apartó un poco de mí. —Ve a bailar. Esperaré justo aquí.
—¿Ves? A ella no le importa. Bailemos. —Aida se hallaba en un estado de ánimo mucho mejor del que la dejé. Se encontraba un poco demasiado feliz. Su humor cambiante durante estos pasados dos días me torturaba. No me encontraba acostumbrado a ella por tanto tiempo; normalmente vendría por unos días varias veces al año, a pesar de que no se quedó con nosotros el verano pasado.
No quería bailar con ella. Ni siquiera había bailado con Maite, en su mayor parte porque tenía miedo de que entrara en pánico ante la idea de bailar con todas estas personas aquí. Era obvio que no se sentía cómoda entre extraños. Bailar con Aida, parecía malo.
—Por favor, por favor, por favor —rogó Aida, atrayendo la atención a la vez que tiraba de mi mano, tratando de tirarme hacia adelante—. Podemos irnos después de un baile.
Queríamos irnos tan pronto como estuviera listo.
—Ve —dijo Maite, empujándome hacia adelante.
Demonios. No quería hacer esto. Aida y yo aprendimos a bailar por mamá cuando éramos niños, y entretuvo a Aida cuando era pequeña. No le gustaba hacer las cosas que yo disfrutaba, como pescar, senderismo, y acampar. A Harlow le encantaba hacer todas esas cosas conmigo. Pero Aida siempre fue diferente. Ella disfrutaba la atención.
Siguió rogando y tirando de mi brazo. No me libraría de esto.
—De acuerdo. Un baile —respondí, y sonrió brillantemente.
Miré hacia atrás a Maite a la vez que me empujó hacia adelante. —Ya regreso.
Maite asintió y me sonrió.
Esta era una mala idea.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 3:49 pm

9
Maite
—Baila conmigo —dijo Aida, su mano agarrando mi brazo. Logró colarse por detrás de mí.
—Ya me voy a ir —contesté.
Hizo un puchero. —No has bailado conmigo en toda la noche. Siempre bailábamos en estas fiestas.
Empecé a decir que no de nuevo cuando Maite se apartó un poco de mí. —Ve a bailar. Esperaré justo aquí.
—¿Ves? A ella no le importa. Bailemos. —Aida se hallaba en un estado de ánimo mucho mejor del que la dejé. Se encontraba un poco demasiado feliz. Su humor cambiante durante estos pasados dos días me torturaba. No me encontraba acostumbrado a ella por tanto tiempo; normalmente vendría por unos días varias veces al año, a pesar de que no se quedó con nosotros el verano pasado.
No quería bailar con ella. Ni siquiera había bailado con Maite, en su mayor parte porque tenía miedo de que entrara en pánico ante la idea de bailar con todas estas personas aquí. Era obvio que no se sentía cómoda entre extraños. Bailar con Aida, parecía malo.
—Por favor, por favor, por favor —rogó Aida, atrayendo la atención a la vez que tiraba de mi mano, tratando de tirarme hacia adelante—. Podemos irnos después de un baile.
Queríamos irnos tan pronto como estuviera listo.
—Ve —dijo Maite, empujándome hacia adelante.
Demonios. No quería hacer esto. Aida y yo aprendimos a bailar por mamá cuando éramos niños, y entretuvo a Aida cuando era pequeña. No le gustaba hacer las cosas que yo disfrutaba, como pescar, senderismo, y acampar. A Harlow le encantaba hacer todas esas cosas conmigo. Pero Aida siempre fue diferente. Ella disfrutaba la atención.
Siguió rogando y tirando de mi brazo. No me libraría de esto.
—De acuerdo. Un baile —respondí, y sonrió brillantemente.
Miré hacia atrás a Maite a la vez que me empujó hacia adelante. —Ya regreso.
Maite asintió y me sonrió.
Esta era una mala idea. Pensé que eso callaría a River Kipling, pero me equivoqué―.‖ Eso‖ luce como trabajo, no diversión. Sostener a una mujer cerca y sentir tu cuerpo rozar contra el de ella, la tentación de saber que no puedes tocar nada de la forma que quieres.‖ ―Se detuvo―.‖Eso‖es‖por‖qué‖bailas.‖
Quise que se callara. No lo necesitaba en mi oído. Trataba de encontrar una forma de encajar en el mundo de William, este chico no ayudaba al poner dudas en mi cabeza. La canción terminó y William sacudió su cabeza cuando Aida obviamente le suplicó para bailar una vez más.
Él volteó hacia mí, lo vi tensarse mientras su mirada se levantaba a River a mi
lado.
―Apuesto‖a que para de bailar ahora. De nada ―dijo‖River‖en‖un‖tono‖divertido.‖
Miré hacia atrás a él mientras caminaba más allá. Llenaba muy bien un par de pantalones vaqueros y tenía un pavoneo cuando caminaba, pero por otro lado, era irritante
―¿Te‖estaba‖molestando?‖―preguntó‖William‖mientras sus manos se deslizaban a mí alrededor.
Olvidé al hombre irritante y levanté‖la‖mirada‖a‖William―.‖No, solo hablaba sobre cuán bien bailaron.
William‖frunció‖el‖ceño‖a‖eso―.‖Sí,‖lo‖siento,‖ella‖me‖hizo‖bailar dos veces. Está viniendo ahora, así que podemos ir.
Asentí.
La risa de Aida se arrastró detrás de nosotros mientras caminábamos hacia la camioneta.‖―Amo‖bailar‖―chilló fuerte‖en‖la‖oscuridad―.‖Necesitamos‖hacer‖eso‖más.‖
William no respondió. Caminó hacia la puerta del lado del conductor y la abrió, luego me alzó y me puso sobre el asiento, como si yo no pudiera hacerlo por mí misma.
―Puedo‖hacer‖eso‖sin‖ayuda,‖sabes‖―provoqué.‖
Él‖se‖inclinó―.‖Pero si lo haces, tu falda se subiría y veré mi peca. Aida está con nosotros, así que no sería capaz de darle una lamida.
Mi cara se puso caliente y me dio un escalofrío, pensando como de bien se sintió cuando‖hizo‖eso.‖―Oh.‖―Me las arreglé para responder sin aliento.
―Sí,‖oh‖―repitió‖él―.‖Cuando‖caminemos‖a‖través‖de‖esa‖puerta‖esta‖noche,‖te‖ inclinaré, así podré visitar a mi peca.
Anticipación hizo a mi respiración trabarse.‖―Est{‖bien‖―dije,‖no‖sabiendo‖que‖ más responder a eso.
―Necesitamos‖salir‖a‖bailar‖el‖próximo‖fin‖de‖semana‖―dijo‖Aida‖mientras‖abría la puerta del pasajero y subía.
William me hizo a un lado y se subió a mi lado.
―Maite‖puede‖venir‖y‖observar.‖Podemos‖bailar‖toda‖la‖noche‖―dijo‖Aida.‖
No iba a observar a William y Aida bailar toda la noche, pero no dije nada.
―Me‖alegro‖que‖lo‖disfrutaras‖―dijo‖William‖simplemente.‖
―¡Me‖encantó!‖Nadie‖m{s‖baila‖tan‖bien‖como‖tú‖―dijo‖Aida.‖Luego sentí su mirada en mí. Me giré hacia‖ ella‖ y‖ vi‖ una‖ sonrisa‖ de‖ suficiencia‖ sobre‖ su‖ cara―.‖ Supongo que Maite no sabe cómo bailar ya que tú no bailaste con ella en toda la noche.
Eso escoció, un poco.
La mano‖de‖William‖se‖deslizó‖sobre‖mi‖muslo―.‖Ella‖puede‖bailar.
―Oh< bien, entonces, no debes disfrutar bailar con ella. Está bien, Maite, él me ha tenido para bailar la mayor parte de nuestras vidas y nos movemos juntos como una maquina bien engrasada.
No me gustó la forma que ella dijo eso, había algo raro acerca de su tono.
―Amo‖bailar‖con‖Maite.‖Déjalo‖ir,‖Aida.‖―Eso‖todavía‖no‖respondía mi duda. Comenzaba a pensar que quizás Aida tenía razón. Él no quiso bailar conmigo porque estaba acostumbrado a presumir y yo no podía presumir con él.
William‖dejó‖a‖Aida‖fuera‖de‖la‖casa‖de‖su‖madre‖sin‖un‖“buenas‖noches”‖y‖supe que era su forma de dejarle saber que no era bienvenida a la casa con nosotros. Comencé a pensar lo que él dijo sobre inclinarme y me retorcí un poco en mi asiento.
―No‖te‖pedí‖bailar‖esta‖noche‖porque‖estaba‖asustado‖que‖no‖querrías‖en‖frente‖ de toda esa gente. Parecías nerviosa y no quise añadir eso, pero no hay nada en el mundo que preferiría hacer que sostenerte contra mí.
Esperó hasta que Aida se fue para explicar y lo aprecié. No quería que ella supiera que me sentí intimidada por ellos bailando. Inclinándome, besé su brazo. ―Tienes razón, habría estado nerviosa.
―Sentir‖ tu‖ cuerpo‖ moverse‖ contra‖ el‖ mío‖ es‖ la‖ mayor‖ excitación. Si hubiese bailado contigo, no me habría sido posible quedarme. No podríamos haber llegado hasta la camioneta antes que tuviera mi mano alzando la parte de atrás de tu falda para acunar tu delicioso trasero.
Esta vez, reí. Me gustaba esa excusa;‖me‖hizo‖sentir‖mucho‖mejor.‖―¿Por qué no vamos adentro y puedes mostrarme exactamente qué quieres que haga? Recuerdo que tenía algo que ver conmigo inclinada...‖
Los ojos de William se iluminaron con hambre mientras me agarraba y sacaba de la camioneta―.‖No‖estoy‖seguro‖que‖pueda‖llegar‖adentro‖―dijo justo antes que su boca estuviera sobre la mía. Me agarré a sus dos brazos y me hundí en él. Sus besos siempre hacían débiles a mis rodillas. Nada más en el mundo importaba cuando su boca se movía sobre la mía. Hacia todo perfecto por simplemente besarme.
Dejé escapar un pequeño gemido de protesta cuando él rompió el beso, pero sus ojos brillaron con emoción y posesividad.
―Inclínate‖ y‖ ag{rrate‖ al‖ asiento‖ ―dijo en un tono autoritario que hizo a mi estómago oscilar.
―¿Aquí‖afuera?‖―pregunté.‖
Me dio una sonrisa maliciosa―.‖Nadie‖est{‖aquí‖afuera y solo es un poco de juego, nena. Lo prometo.
Esa mirada en su cara podía hacerme hacer cualquier cosa. Me di la vuelta e hice exactamente lo que dijo.
―Joder‖―murmuró él, mientras sus manos se deslizaban hacia arriba por la parte trasera de mis muslos hasta que levantó mi falda sobre mi trasero y me quedé expuesta. Sus dedos se deslizaron sobre mi peca. No podía verla, pero sabía dónde estaba. Él pasaba un montón de tiempo allí. También estaba un poco sensible por su falta de afeitado la noche pasada.
―No‖ me‖ gustas‖ en‖ faldas‖ cortas‖ ―dijo―.‖ Me‖ hace‖ preocuparme de que te doblarás y alguien más verá esto. Esto es mío. No quiero a nadie más viéndolo.
Cerré mis ojos y tomé una profunda respiración. Iba a matarme con sus muy sexys palabras, incluso antes de que hiciera cualquier cosa.
―Ábrelas‖m{s‖―demandó‖él.‖
Sus manos agarraron mis muslos y los abrió hasta que supe que estaba completamente expuesta a él. Dejé escapar un gemido mientras su dedo lentamente trazaba el calor entre mis piernas.
―Tan‖ húmedo‖ ―susurró, entonces presionó un beso en el interior de mi muslo―.‖Tan‖suave.
―Oh,‖Dios‖―gemí,‖sintiendo‖mis‖piernas‖temblar.‖
―No‖soy‖Dios,‖nena‖―dijo‖él,‖sonando‖entretenido.‖Sonreí‖y‖me‖aferré‖al‖asiento‖ en‖ frente‖ de‖ mi―.‖ Pero‖ estoy‖ a‖ punto‖ de‖ llevarnos‖ a‖ ambos‖ al‖ cielo.‖ ―Escuché su cremallera deslizarse hacia abajo.
Iba a hacerme el amor aquí afuera. Fuera, al aire libre.
―Sé‖que‖dije que solo iba a jugar, pero estás mojada y hueles como crema dulce. Necesito estar dentro de ti.‖―Su voz era profunda pero amable.
Sus manos agarraron mi cintura y lentamente se hundió dentro de mí mientras gemía su nombre. Ser llenada por William era increíble. Anhelaba este sentimiento todo el tiempo. Cada vez que me daba esa sexy sonrisa o veía sus músculos flexionarse bajo su camiseta, soñaba despierta sobre sus brazos musculosos sosteniéndose a sí mismo sobre mí, flexionándose mientras salía y entraba en mí.
Una‖de‖sus‖{speras‖manos‖acarició‖mi‖trasero―.‖Amo‖esto‖―gimió‖él.‖
No podía estar más de acuerdo. La única cosa que amaba más que esto, era al hombre mismo.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 3:51 pm

10
William
Durante la próxima semana, tuve muy poco trabajo en el rancho. Cuando no pasaba cada segundo que podía con Maite, estaba Aida, quien siempre parecía necesitarme para una cosa u otra. Ya que Maite insistió en que fuera, lleve a Aida en caballo otra vez a su lugar favorito junto al lago. Luego, el otro día, Aida quiso ir a la subasta de ganado conmigo. A pesar de que tenía la intención de llevar a Maite, ella dijo que prefería quedarse en la casa y leer, así que debía llevar a Aida.
Sabía que Maite hacía todo lo posible para agradarle a Aida. Fue por eso que constantemente me presionaba para que hiciera cosas con mi exigente prima. No tenía la seguridad de si Aida apreciaba eso en la forma que debería. Cada vez que podía, se quejaba de Maite o del tiempo que pasaba con ella. Me cansaba de defender a Maite todo el tiempo. Aida debía cambiar su actitud sobre Maite, o no la dejaría estar cerca de Maite de nuevo.
Si Aida pensaba que esto era una competición, necesitaba saber que ya la había perdido. Aida era mi prima. Estuvo compitiendo con Harlow una vez que su visita coincidió con Aida. Dar a Harlow toda mi atención tampoco fue muy bien con Aida en ese entonces. Pero éramos niños y simplemente la ignoré. Ahora somos adultos, y actuaba como una loca.
Mi mayor preocupación era que Maite se aburriera de estar en el rancho todo el tiempo, así que cuando recibí la llamada de Harlow para invitarnos a la primera fiesta de cumpleaños de Lila Kate en cuatro días, me sentí aliviado de tener una excusa para escaparme con Maite. Ya era hora de que Aida se fuera a su casa.
Blaire y Rush Finlay celebraban la fiesta de Lila Kate en el patio trasero, en su piscina, y puesto que su casa se encontraba prácticamente en la playa, Harlow haría una fiesta hawaiana. Ni siquiera me había dado cuenta de que era tío ya desde hace un año. El tiempo pasó volando.Maite se hallaba emocionada por volver a Rosemary Beach, y es sólo me preocupó más. No tenía nada que hacer aquí en Texas. Cuando no estaba con ella, se encontraba sola. Odiaba la idea de verla sola o triste. Tenía que arreglar esto. Quizás meterla de nuevo en las clases y animarla a seguir trabajando en su certificado del instituto.
Aunque prefería no confiar en mi padre —el biológico, es decir— mi hermana no siempre fue tan cooperativa. El jet privado de Slacker Demon se encontraba programado para recogernos y llevarnos a Florida en un par de días. La banda de rock de nuestro padre todavía iba a enormes giras todo el tiempo, por lo que el avión privado era una necesidad para ellos. No para mí. Podía discutir con Harlow, pero sabía que ella acabaría ganando. El avión ya se encontraba en Dallas para recoger a un invitado de Blaire y Rush por lo que quería que Maite y yo aprovecháramos.
Tenía todas las tareas hechas y me aseguré de todo, de manera que Maite y yo pudiésemos volar el día antes de la fiesta. También planeábamos pasar después unos días más en la ciudad; sabía que Maite quería ver a su amigo Jimmy. Él había sido su mejor amigo, y hablaba con él al menos una vez a la semana por teléfono.
Cuando aterrizamos en Florida, Harlow tenía un Mercedes plateado esperándonos en el aeropuerto para que yo lo condujera el resto del camino a la ciudad. Sabía que esto tenía que ser cosa de nuestro padre, pero era más para Harlow que para mí. Harlow era la única de los tres hijos de Kiro —incluyéndome a mí y a la media hermana de Harlow, Nan— que había echado una mano en su crianza, por lo que Harlow en realidad pensaba en él como un padre. Él la amaba más, pero ella era fácil de amar. Caray, yo la amé mucho, demasiado, hasta que Maite entró en mi vida. La única persona que se encontraba siempre amargada por ese favoritismo era Nan.
Maite tocó el interior del cuero de color mantequilla del Mercedes y sonrió. — Guau. Este coche es algo caro —dijo con asombro. Ella había tenido miedo durante todo el día. El avión la dejó boquiabierta durante unos buenos cinco minutos. El verla caminar y explorar la cabina con asombro infantil hizo que la experiencia valiera la pena, incluso si era cortesía de Kiro.
—Estoy seguro de que esto también es de Kiro —expliqué—. Si yo hubiera pagado por esto, conduciríamos un camión Dodge.
—Él, eh, ¿él estará allí? ¿En la fiesta? —preguntó, casi con cautela. Como si la pregunta fuera a molestarme.
Asentí. —No iba a perderse el cumpleaños de su nieta por nada en el mundo. Al menos, ninguna nieta de Harlow. Y esta será la única. Harlow no puede tener más hijos. Casi murió al dar a luz a Lila Kate.
—¿Así que Harlow es su favorita? Me reí. Eso era un eufemismo. —Harlow es la única hija que su amada esposa, Emily, le dio. Adoraba a Emily. Aun cuando sufrió un daño cerebral en un accidente hace años y no puede hablar ni hacer nada por su cuenta.
Maite frunció el ceño. —¿Qué pasa con Nan?
Suspiré. —Nosotros ni siquiera sabíamos que Nan era nuestra hermana hasta hace pocos años. Kiro no la reclamó y su madre le mintió acerca de quién era su padre. Fue un fracaso. Y Nan es una víbora cabrona. Ya sabes. Has tratado con ella. Odia a Harlow porque nuestro padre la ama. No es una buena situación familiar.
—Eso es triste —dijo Maite simplemente.
La miré. —¿Qué es triste?
Me miró con los ojos llenos de tristeza. —Que dijeran que tu padre era alguien que no era, y descubrir que el padre que tienes no te quiere. Eso pondría triste a cualquiera. Luego de ver que tu padre adora a otra hija mientras él apenas te reconoce. Eso tiene que dejar una herida muy profunda. Me imagino que ella ha sufrido una gran cantidad de heridas emocionales en la vida
¿Se encontraba de verdad excusando a Nan? Nadie tenía una excusa para ser malvada y cruel. Sin embargo, aquí se encontraba Maite, sintiendo lástima por ella, incluso después de trabajar como empleada doméstica de Nan durante un corto tiempo y experimentar de primera mano su fealdad. Maite estaba siendo comprensiva por el motivo que Nan tenía de ser así.
—Puedes cambiar de opinión después de haber pasado más tiempo con ella. Si es que eso llega a suceder.
—¿No estará en la fiesta?
Lo dudaba. —Antes de que Grant encontrara a Harlow, tenía algo con Nan. Cuando Grant se enamoró de Harlow, no ayudó al odio de Nan para ella. El hecho de que Nan donara sangre para Harlow cuando se encontraba dando a luz a Lila Kate hizo una gran diferencia y al menos mostró un poco de humanidad. Pero dudo que eso sea suficiente para que Grant la invite al cumpleaños de su hija. Además, Kiro y Nan no se llevan bien. Cada vez que están en la misma habitación, por lo general terminan gritando.
Maite no me preguntó nada, pero me di cuenta de que le daba vueltas en la cabeza. Intentaba encajar todo para que tuviera sentido. El problema era, nada con este lado de mi familia tenía sentido. Kiro lo jodió todo hace años. Harlow y su hija eran todo lo que importaba en este lado de mi familia. Y Grant, a veces. Había probado ser digno de mi hermana, pero todavía me encontraba observándolo. Le mataría si alguna vez la lastimaba.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 3:52 pm

11
Maite
Limpié casas fabulosas antes, pero ninguna comparada con esta. El lugar de los Finlay era enorme y maravilloso. Ubicado directamente en el agua, y costosos automóviles llenaban el camino de entrada. Nos estábamos quedando con Grant y Harlow, pero ellos ya se habían ido para preparar las cosas. Nos habíamos ofrecido a quedarnos con Lila Kate, pero Grant dijo que se pondría quisquillosa si él no se encontraba cerca. William dijo que era más probable que Grant se pusiera quisquilloso. Ver a Grant Carter con su hija, mientras ella se tambaleaba por allí, tratando de caminar, era adorable. Se cernía por encima de ella constantemente, listo para atraparla si se caía en cualquier momento. Las pocas veces que se cayó, reaccionó a la velocidad de la luz, levantándola y revisando sus pequeñas rodillas gorditas. —Kiro está aquí. Dean debe estar con él, ya que trajeron la limo —dijo William sin emoción.
Iba a conocer a dos de las leyendas de la industria musical, pero William no se encontraba sorprendido. Entonces de nuevo, Kiro lo ignoró la mayor parte de su vida, entendía porque él no estaba emocionado por ver al hombre. No me hallaba segura de que fuera a gustarme, de todos modos. A mis ojos, tenía muchas cosas en su contra.
Antes de que pudiera salir del Mercedes, William se hallaba ahí para darme la mano y ayudarme a bajar. Lo dejé ayudarme, ya que yo sostenía la larga caja rosa con puntos cafés con el regalo de cumpleaños de Lila Kate en ella. Habíamos ido de compras a Dallas para encontrar el regalo perfecto para el primer cumpleaños de su sobrina. Cuando vimos un par de botas vaqueras rosas con un sombrero de cuero rosa a juego, William insistió en que compráramos los dos. Eran regalos perfectos para Lila Kate de su tío William.
Yo le compré un caballo de peluche para combinar con su nuevo atuendo. William había dicho que le enseñaría a montar un día, pero después de ver a Grant con su hija, dudaba que Lila Kate alguna vez llegara a lomos de un caballo. No creía que Grant pudiera manejarlo. —Vamos a la fiesta —dijo William con un guiño.
Acomodé mi vestido de verano amarillo después de que él tomó el regalo de mis manos. Era un luau, así que me había puesto mi mejor vestido de playa y un par de sandalias de tiras. Harlow había estado vestida similar, así que no me encontraba preocupada por estar mal vestida para esta fiesta. —Hay muchas personas aquí —le dije, mirando a los carros que seguían llegando. —Sí, Grant ha estado en Rosemary Beach la mayor parte de su vida. Es amigo de todo el mundo.
William tocó una vez, y una mujer que podría haber sido un ángel de Victoria`s Secret abrió la puerta, sonriendo brillantemente. —William, hola —saludó, entonces volvió sus impactantes ojos verdes hacia mí—. Hola, Maite. ¿Cómo has estado? —Gracias por invitarme, Blaire. Es maravilloso verte de nuevo. Blaire retrocedió y nos indicó que entráramos. —Tú, yo, Harlow, Bethy y Della necesitamos tener un día de chicas pronto. Incluso si tenemos que volar a Texas para hacerlo —dijo Blaire, sonando determinada.
Nunca había tenido un día de chicas. Eso sonaba divertido. —Harlow está afuera en la piscina. Grant tiene a Lila Kate en la piscina con Rush y Nate. Vayan allá a ver a todos. Soy la encargada de la puerta ahora. Tomaré el regalo para ponerlo con los otros. —Gracias Blaire —dijo William, entonces puso una mano en mi espalda baja para guiarme a través de la impresionante casa de los Finley hacia un grandioso patio trasero, con escaleras que llevaban a una piscina que parecía pertenecer a un hotel lujoso.
Había personas en todos lados. Algunas de las mujeres usaban bikinis, mientras las otras usaban cortos vestidos de verano como el mío. Los hombres que usaban trajes de baño lucían todos como modelos en buena forma. Escaneé la multitud, buscando una cara familiar además de la de Harlow.Mis ojos aterrizaron en alguien que no había esperado ver aquí. Acostado en una silla usando un par de shorts para nadar, mostrando un bronceado que la mayoría de los otros hombres no tenían, lucía como si viviera en un bote. Su cabello era exactamente como lo recordaba de la barbacoa. Café con destellos, amarrado en una desordenada cola de caballo que lucía como si no la hubiera cepillado. Incluso con lentes de sol puestos, podía sentir su mirada en mí. ¿Qué demonios estaba haciendo él aquí? —William, es tan bueno verte —dijo una voz femenina desde detrás de nosotros, y me volví para ver un rostro que reconocí. Había conocido antes a Della Kerrington, pero esta vez, ella sostenía un pequeño bulto en una manta azul. —Y Maite —dijo. Su genuina sonrisa me hizo sentir inmediatamente cómoda a su alrededor—. Estoy tan feliz de que estés aquí. William asintió con la cabeza hacia el bebé en sus brazos. —Felicidades. Escuché que el pequeño chico nació el mes pasado. Della bajó la mirada al bulto y sonrió. —Sí. Vino un mes antes, pero es perfecto, y no puedo recordar nunca estar así de feliz. Él nos completa. —¿Cuál es su nombre? —preguntó William. —Cruz —dijo, volviendo a mirarnos—. Cruz Woods Kerrington. —Nombre genial. Me gusta —respondió William. —A mí también. Y felicidades —agregué. Della sonrió cálidamente. —Gracias a ambos. Trataré de pasar un poco más de tiempo contigo, Maite. Pero justo ahora tengo un chico hambriento que alimentar —dijo antes de entrar. —Me gusta —comenté mientras la observaba irse. —Sí, es lo mejor que le ha pasado a Kerrington. El chico era una zorra antes de ella —dijo William y me guiñó.
Me reí mientras deslizaba su mano alrededor de mi cintura y me dirigía escaleras abajo hacia la piscina. Miré por encima de la silla a donde había visto la cara familiar más temprano, pero se había ido. Raro. —¡Mírame saltar, papi! —gritó una pequeña voz, y me volví para ver a un adorable niño pequeño parado en la cima de una cascada de rocas. Parecía muy pequeño para estar allá arriba, pero tenía un brillo determinado en sus ojos. —Estoy viendo. Muéstrame lo que tienes —gritó un hombre desde el agua. Me encontraba demasiado preocupada por el niño para alejar mis ojos de él y ver quien era su padre. ¿Sabía su madre que estaba allá arriba?
El chico mostró una amplia sonrisa que me dijo que era un galán, incluso si era solo un niño. Entonces brincó alto y apretó su pequeño cuerpo para girar dos veces en el aire antes de sumergirse en el agua.
Todos aplaudieron y animaron, incluyéndome. Estaba asombrada.
Su pequeña cabeza surgió, y tenía un brillo orgulloso en su rostro. Era precioso. —Te dije que podía hacer dos —dijo mirando a Grant. Entonces nadó y le dio a un enorme y musculoso hombre los cinco. Sin que Rush Finley se diera vuelta, supe exactamente quién era. Lo había visto en revistas y en la televisión antes. Era el hijo de Dean Finley. Se dio la vuelta para sonreírle a Grant, quien se reía. —No dudes de mi chico —dijo, lo que solo hizo que Grant sacudiera la cabeza mientras se seguía riendo.
Rush Finley se había dado la vuelta para nadar hacia la escalera cuando sus ojos se levantaron y vio a William. Si no hubiera estado completamente enamorada de William, tendría que decir que este hombre era la cosa más hermosa que había visto. Pero amaba a William, y nadie se comparaba. Rush tendría que quedar en un cercano segundo lugar. —William —dijo Rush con una sonrisa antes de salir del agua. Tuve que apartar la mirada, porque, en serio, estaba empujándolo. Incluso salía del agua de forma atractiva. —Talentoso niño el que tienes —respondió William. —Infiernos, sí, lo es. Al igual que su padre —dijo Rush. —Y le gusta recordarles eso a todos —gritó Grant desde la piscina.
Me forcé a darme vuelta para enfrentar a un mojado Rush Finley. Agradecía de que tuviera una toalla envuelta a su alrededor ahora. Sin embargo, no quitó las gotas de agua que escurrían por su pecho. Rush volvió su atención hacia mí. —Maite —dijo, sorprendiéndome por saber mí nombre—. Gusto en conocerte. Me las arreglé para dejar salir un—: Igualmente. Luego regresó su atención a William. —¿Has visto a Kiro? —preguntó. William negó con la cabeza. —Aún no. —Está adentro con Emily. No la quiere mucho en el sol. Los ojos de William se ampliaron. —¿Emily está aquí? Rush pasó una mano por su corto y húmedo cabello y asintió. —Sí, no quería que se perdiera el cumpleaños de su nieta.
Guau. De todo lo que William me ha dicho acerca de la mamá de Harlow, nunca me habría imaginado que Kiro la sacaría de su instalación medica especial en Los Angeles, ni por un día. —Supongo que ahora que el mundo sabe que está viva, se siente seguro sacándola —dijo William con una mirada desconcertada en sus ojos.
—Papá dice que cree que este es el último año que Kiro incluso grabará con Slacker Demon. Teme que Kiro esté listo para dejar la banda. Me imagino que es tiempo para todos ellos. Han estado en eso por veinticinco años, después de todo. —Ya es tiempo de que se retiren. —concordó William. —Sin embargo, el mundo de la música no estará de acuerdo —dijo Rush—. Pero si están listos, entonces es tiempo de parar. Solo que no sé si mi papá ya está ahí.
Continuaron hablando, y volví mi atención a los otros. Escaneé la piscina y una cabaña montada cerca, y mis ojos colisionaron con esas gafas de sol de nuevo. Él seguía mirándome.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 3:55 pm

12
William
No habíamos visto a Harlow desde que llegamos a la fiesta, pero ahora sabíamos que debía estar con sus padres. Estar cerca de Emily era duro para ella. Vivió casi toda su vida pensando que su madre había muerto. Cuando descubrió que Emily se encontraba muy viva, pero no podía comunicarse o hacer cualquier cosa, fue difícil de manejar para ella. ¿Pensó Kiro en los sentimientos de Harlow cuando decidió traer a Emily aquí?
Frustrado, busqué a alguien a quien pudiera confiarle a Maite para poder buscar a mi hermana y asegurarme de que se encontraba bien. Si nuestro padre le arruinó el día, estaría enojado. Por una vez, tenía que pensar en alguien que no fuera él mismo. Blaire salió, y toqué el codo de Maite. —Tengo que comprobar a Harlow y asegurarme de que está bien con su madre estando aquí. Todo esto es nuevo para ella, y estoy preocupado. Te dejaré con Blaire unos minutos. ¿Está bien? Maite asintió. —Claro. Blaire nos vio dirigirnos en su dirección y caminó hacia nosotros. —Iba a entrar y chequear a Harlow. No está aquí, y sé que Emily está aquí, así que<‖—Mi voz se apagó, sabiendo que Blaire entendería mi preocupación. Blaire asintió. —Ve adentro. Eso me dará tiempo para llegar a conocer a Maite. Tomaremos cocteles y charlaremos. Eché un vistazo a Maite, y me dio un codazo para que fuera. —Me está ofreciendo cocteles. Estaré bien. Ve.
Una vez que me sentí seguro de dejarla, caminé hacia la casa en busca de mi hermana. No tomó mucho tiempo encontrarla. Se hallaba de pie en la cocina, mirando fijamente la pared con la mirada perdida. Esto era lo que me tenía asustado. Harlow no debería tener que lidiar con esta mierda en el cumpleaños de su hija. Claro, era su madre, pero no se le dio tiempo para procesar que incluso tenía una y mucho menos aceptar el hecho de que nuestro padre la mantuvo encerrada y en secreto de todos.
—Harlow —la llamé en voz baja, porque no quería asustarla. Se dio la vuelta, y sus ojos se encontraban húmedos con lágrimas contenidas. — Hola —saludó en voz baja. —Voy a decirle que se largue. No debería haberte hecho esto—dije, mi voz revelando mi enojo. Negó con la cabeza. —No,‖no‖es‖eso.‖Me‖dijo‖que‖la‖traería.‖Es‖solo<‖No‖estoy‖ llorando por ella. Estoy llorando por él. Verlo con ella es desgarrador, William. No lo has visto. Hay un lado de nuestro padre que ni siquiera sabía que existía hasta hace poco. Cuando lo ves con ella, todo tiene sentido. Él tiene sentido. Era su todo, y la perdió trágicamente‖después‖de‖un‖corto‖tiempo.‖Sólo‖lo‖veo‖y‖pienso‖que<‖¿Qué‖si‖no‖lo‖ hubiera hecho? ¿Y si hubiera muerto en esa sala de parto? ¿Y si Grant hubiera tenido que criar a Lila Kate sin mí? ¿Habría podido ser ese adorable y maravilloso padre que resulto ser? ¿O se habría convertido en lo se convirtió Kiro?—Sorbió y limpió sus ojos—. Tienes tanto en contra de él, y entiendo por qué. Sé que no hizo lo correcto contigo o tu madre. Pero se encontraba tan roto, y por un momento, mi madre lo salvó, solo para perderla. No sabe cómo ser feliz. Perdió al amor de su vida.
Comencé a argumentar que el hijo de puta tenía niños en que pensar y responsabilidades, pero me detuve, porque el rostro de Maite pasó ante mí. La había encontrado. Cambió mi mundo, e incluso después de tan poco tiempo, sabía que era mi futuro. ¿Y si la perdía? ¿Y si mañana se fuera? ¿Cómo saldría adelante? ¿Podría alguna vez recuperarme? —¿Cómo es con ella? —pregunté, necesitando creer que Kiro podía amar. Aun así, quería que el hombre que me dio la vida tuviera algunas cualidades redentoras. Crecí creyendo que no tenía ninguna. Harlow sonrió, y sus ojos mostraron tanta emoción. —La trata como si fuera preciosa. La cosa más importante, lo más preciado en el mundo. Acaricia su cabello y le cuenta las historias‖de‖su‖pasado.‖La‖llama‖su‖{ngel.‖Es<‖es‖hermoso.‖Desearía‖que‖ hubiera tenido la oportunidad de vivir la vida con ella. Creo que hubiéramos crecido con un tipo muy diferente de padre. Tal vez incluso Nan sería diferente por eso.
¿Podría amar a alguien destruirte por completo? Nunca pensé tan profundamente sobre ello, pero más de una vez, me preguntaba si Kiro tenía un alma. Veía la forma en que vivía y me preguntaba como mi madre pudo haber cometido un error tan gigante durmiendo con ese hombre incluso una sola vez.
Pero si perdió su alma cuando perdió su futuro con Emily, entonces eso lo hacía menos un monstruo ante mis ojos. Lo hacía humano, no el dios del rock que el mundo conocía sino un hombre que amó con todo su ser y perdió ese amor. —Nos ama. Te ama. Está orgulloso de ti. Lo escuche contándole a‖Emily<‖a‖mi‖ mam{<‖de‖ti‖el‖otro‖día.‖Al‖parecer,‖mi‖madre‖también‖te‖amaba.‖Le‖decía‖sobre‖el‖buen‖ hombre en el que te has convertido y en lo orgullosa que estaría del niño que adoraba. No muestra su emoción con claridad, pero Emily es su corazón. Es su único vínculo con la felicidad. La quiero aquí con él.
Kiro nunca me dijo que estuviera orgulloso de mí. Tragué la emoción que apretaba mi garganta y asentí. —Está bien. Entonces ven afuera conmigo. Disfruta la fiesta de tu hija. Vamos a celebrar la vida. La tuya y la suya. Harlow sonrió y se acercó para envolver sus brazos alrededor de mi cintura. — Eres otra razón por la que amo a papá. Me dio el mejor hermano del mundo.
Mis ojos no picaron con lágrimas contenidas.
Bueno, tal vez solo un poco.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 3:56 pm

13
Maite
Blaire nos consiguió a cada una un Mai Tai desde la cabaña y me guio hacia un par‖de‖sillones.‖Apuntó‖hacia‖la‖cascada‖en‖las‖rocas.‖―No‖quieres‖perderte‖esto.
Volteé mi atención hacia la cascada mientras tomaba un trago de mi bebida. Nate Finlay se encontraba de nuevo en la cima de la roca, pero esta vez, sostenía la mano de un hombre mayor. Incluso sin el delgado y muscular cuerpo cubierto de tatuajes y los brazaletes de oro en sus brazos, reconocí a ese hombre.
―Dean‖ Finlay‖ ―dije.‖ Sabía‖ que‖ estaría‖ aquí,‖ pero‖ verlo‖ así‖ no‖ era‖ algo‖ que‖ esperaba.
―Sip‖―respondió‖Blaire‖en‖un‖tono‖divertido.
Nate‖gritó―:‖¡Ya!‖―Y‖ambos‖se‖hundieron‖en‖el‖agua.
―Ha‖intentado‖hacer‖que‖Dean‖dé‖una‖voltereta‖con‖él,‖pero‖no‖lo‖hará.‖Dijo que se rompería algo importante si lo intentaba.
Me reí, pensando en lo divertido que sería ver a Dean dando una vuelta en el aire desde la cascada.
―Tomaste‖mi‖silla‖―dijo‖una‖voz‖profunda‖y‖masculina‖detr{s‖de‖mí,‖la‖reconocí‖ al instante.
No estaba segura si debería levantar la mirada y encontrar la suya o qué hacer. Ni siquiera podía imaginar porqué incluso se encontraba aquí. Me quedé esperando que William lo notara y dijera algo, pero nunca lo hizo.
―Sé‖agradable,‖Captain.‖Si‖quieres‖unirte‖a‖nosotros,‖puedes tomar ese asiento. ―Ella‖apuntó‖a‖uno‖al‖otro‖lado‖del‖mío.
¿Captain? Pero pensé que su nombre era River Kipling. Ninguno de esos nombres sonaba como Captain.

―Maite,‖este‖es‖mi‖hermano,‖Captain.‖Es‖un‖sabelotodo‖el‖cien‖por‖ciento‖del‖ tiempo‖―dijo‖Blaire.
¿Su hermano? ¿Qué?
―Un‖sabelotodo‖no,‖hermanita.‖Te‖dije‖que‖solo‖digo‖lo‖que‖pienso.‖No‖me‖ando‖ con rodeos. No veo el punto en malgastar palabras.
Blaire‖dejó‖salir‖una‖risita‖y‖rodó‖los‖ojos.‖―En‖realidad‖es‖un‖chico‖agradable‖ una vez que logras conocerlo.
Lo conocí antes, y no estaba de acuerdo en que fuera un chico agradable. Además, el que conocí mintió sobre su nombre.
―Yo,‖eh<‖―¿Debería‖decirle‖a‖Blaire‖que‖lo‖conocía‖desde‖antes?
―Lo‖que‖ella‖intenta‖decir‖es‖que‖ya‖me‖conoce.‖Estuvimos‖en‖la misma fiesta, la que dio mi nuevo compañero de negocios. De cualquier forma, me presenté como River Kipling.‖―Se‖giró‖hacia‖mí―.‖Le‖di‖mi‖nombre‖de‖pila.‖Captain‖es‖mi‖apodo.
Los‖ojos‖de‖Blaire‖se‖ampliaron‖mientras‖se‖sentaba‖m{s‖recta.‖―¿En‖serio?
Asentí. Quería agregar que en ese momento también fue un idiota, pero no lo hice. Me gustaba Blaire. No quería insultar a su hermano.
―¿Tu‖ novio‖ no‖ ha‖ bailado‖ más‖ con‖ su‖ prima?‖ ―preguntó‖ Captain,‖ River,‖ o‖ cualquiera que sea su nombre.
De verdad no me gustaba este chico. Manejé una sonrisa tensa y sacudí mi cabeza en un no. Aunque fueron juntos a montar a caballo y a un remate de ganado. Le dije a William que hiciera ambas cosas con la esperanza de poderle ganar a Aida como la novia despreocupada, pero no hice nada bien. Ella aun me miraba o me disparaba pequeñas sonrisas triunfantes a donde quiera que saliera sola con William, como si hubiera ganado alguna clase de competencia. Era increíblemente extraño.
―Observaría‖eso‖―dijo―.‖Le‖pregunté‖a‖Hawkins‖sobre‖ellos,‖y‖dijo‖que‖Aida‖ realmente no era prima de William. Es sobrina de su padrastro, y también es adoptada. La chica luce como si tuviera los ojos sobre tu hombre.
―Captain,‖es‖suficiente.‖William‖est{‖muy‖comprometido con Maite. Ella se mudó a Dallas para vivir con él. Y la forma en que la mira es la misma con la que Rush me ve a mí. No le des cosas sobre las que tenga que preocuparse.
Aprecié las palabras de Blaire, pero si lo que Captain dijo era cierto, entonces<‖ ¿era posible que Aida sintiera más por William que solo un vínculo familiar? ¿Ella quería más? Me encogí ante el pensamiento. Eso sería un desastre si fuera verdad.
―No‖ has‖ visto‖ a‖ su‖ prima‖ ―dijo‖ Captain‖ respondiendo‖ el‖ comentario‖ de‖ Blaire―.‖Largo‖cabello‖rubio,‖esas‖piernas‖largas‖y‖curvas.‖Ella‖es‖algo‖para‖mirar.
¿Qué demonios? ¿Trataba de asustarme? ¿Y por qué a este hombre le disgustaba tanto? No le hecho nada. Desde el momento en que lo conocí, fue rudo.
―Entonces,‖Maite,‖¿qué‖haces‖all{‖en‖el‖rancho‖todo‖el‖día?‖―preguntó‖Blaire,‖ obviamente tratando de cambiar de tema.
Además de tener sexo con William, dar paseos y limpiar, no hacía nada, en realidad. Necesitaba algo que hacer. No me gustaba vivir de William. Quería hacer mi propio dinero, quería conseguir mi Diploma de Equivalencia General. Era algo que planeaba hablar con William cuando regresáramos. Necesitaba un plan de vida.
―Visité‖a‖mi‖familia‖en‖Chicago‖durante‖un mes, pero desde que regresé, solo he estado pasando tiempo con William y merodeando por el rancho. Cuando regresemos lo primero que necesito hacer es conseguir trabajo. Todavía no he comenzado a buscar, pero pienso que tal vez en uno de limpieza. Y me gustaría‖regresar‖a‖la‖escuela.‖―No‖ mencioné que la escuela significaba clases para obtener mi DEG, seguido por un programa universitario en línea, si pudiera ahorrar suficiente.
―¿Disfrutas‖limpiar‖casas?‖―preguntó‖Blaire.
En realidad no, pero por mucho tiempo, fue todo lo que pude hacer. Ahora que podía leer mejor, tenía otras opciones. Me preocupaba el que a duras penas pudiera concentrarme‖en‖leer‖y‖escribir‖en‖un‖apuro‖si‖me‖estresaba‖en‖el‖trabajo.‖―No‖es‖mi‖ trabajo de ensueño, pero soy buena en eso. Si algo mejor viene más adelante, lo tomaría. Quiero hacer algo más que limpiar casas.
Blaire‖sonrió.‖―Sí,‖cuando‖trabajaba‖en‖el‖club‖de‖golf,‖quería‖ser‖algo‖m{s‖que‖ una chica que manejaba el carro, así que te entiendo completamente.
―Maite.‖―La‖voz‖de‖William‖fue un alivio, y levanté la vista para verlo de pie frente a mí. Su mirada cambió y la dirigió hacia Captain.
―Kipling,‖¿así‖era?‖―dijo,‖viéndose‖confundido‖y‖un‖poco‖enojado.
―Colt,‖¿así‖era?‖Oí‖que‖en‖realidad‖es‖Manning‖―respondió‖Captain,‖mirando‖a‖ William con una expresión de aburrimiento.
―William,‖ él‖ es‖ mi‖ hermano,‖ Captain,‖ pero‖ su‖ nombre‖ real‖ es‖ River‖ Kipling‖ ―explicó‖Blaire.
―¿Hermano?‖―preguntó,‖disparándole‖una‖mirada‖curiosa.
Ella‖asintió.‖―Sip.
―El‖mundo‖es‖un‖pañuelo‖y‖toda‖esa‖mierda‖―dijo‖Captain.
―Sí‖―concordó‖William,‖luego‖me‖tendió‖una‖mano―.‖Gracias‖Blaire,‖por‖cuidar‖ de mi chica y darle algo de compañía. Harlow se encuentra bien y ahora viene para disfrutar de la fiesta de su hija.
Blaire‖se‖veía‖aliviada.‖―Bien.
Deslicé mi mano en la de William y me‖puse‖de‖pie.‖―Disfruté‖hablar‖contigo‖―le‖ dije, mientras evitaba hacer contacto visual con Captain.
Creí que escuché una risa baja ante mi obvio desprecio hacia él, pero la ignoré.
―La‖ próxima‖ semana‖ estaré‖ en‖ el‖ rancho‖ con‖ Hawkins‖ para‖ ver‖ el‖ funcionamiento‖del‖ganado‖―le‖dijo‖Captain‖a‖William.
Él‖asintió.‖―Te‖veo‖entonces.
Podía decir que no era la única a quien no le gustaba Captain River Kipling.
Atravesamos el patio, y William me consiguió otra bebida. Mientras giraba para entregármela, sus ojos se enfocaron en algo, o alguien, detrás de mí.
―Kiro‖―dijo‖simplemente.
Kiro. Osea Kiro Manning. Vi saltar al agua a Dean Finlay con su nieto desde una roca, ahora Kiro Manning se encontraba parado detrás de mí.
―Me‖ alegra‖ que‖ lo‖ lograras.‖ Harlow‖ te‖ quería‖ aquí‖ ―respondió una voz profunda.
William‖lo‖miró.‖―Nunca‖le‖quedaría‖mal‖a‖mi‖hermana.
El hombre tras de mí, hizo un sonido de Pfff, y la espalda de William se puso rígida. Me estiré y pasé una mano por su brazo para tratar de calmarlo.
―¿Vas‖ a‖ presentarme‖ a‖ tu‖ amiga?‖ ―preguntó‖ Kiro.‖ Aun‖ no‖ me‖ giraba‖ para‖ devolverle la mirada.
William bajó la vista hacia mí, y me giré para dale la cara a Kiro. Era como todas las fotos que vi de él y se movía de la forma en que lo hacía en los videos musicales. Pero también abandonó a su hijo por años. No podía perdonarlo por eso.
―Kiro,‖ella‖es‖mi‖novia,‖Maite.‖Maite,‖este‖es‖mi‖padre,‖Kiro‖Manning.
Kiro‖me‖sonrió‖y‖sacudió‖la‖cabeza.‖―Este‖chico‖no‖presenta‖a‖ninguna‖mujer‖ como su novia, debes ser algo más.
―Eh,‖es,‖mm<‖un‖placer‖conocerlo.‖―Kiro‖sonrió.‖Se‖parecía‖tanto‖a‖la‖sonrisa‖ de William, que durante un momento lo miré fascinada.
―Iba‖ a‖ encontrar‖ a‖ mi‖ nieta‖ y‖ ver‖ si‖ no‖ puedo‖ lograr‖ separarla‖ el‖ tiempo‖ suficiente‖de‖Grant‖y‖llevarla‖adentro‖para‖que‖vea‖a‖Emmy‖―dijo,‖luego‖se‖alejó.
William no parecía estar sorprendido por la salida abrupta de su padre. En cambio, tocó‖mi‖espalda‖baja‖y‖me‖condujo‖a‖otra‖parte.‖―Vamos‖a‖buscar‖algo‖de‖comer.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 3:57 pm

14
William
Pasar tiempo con mi hermana y sobrina fue agradable, y las extrañaba, pero estaba más que listo para volver a Texas con Maite. Tener sexo no fue fácil en la casa de mi hermana, y quería a Maite solamente para mí; Harlow seguía alejándola de mí. Sabía que Maite necesitaba amigas, pero extrañaba tenerla cerca.
Cuando regresamos a nuestra casa, respiré de alivio. Agarré la bolsa de las manos de Maite y la coloqué en el piso antes de jalarla contra mí. Estuve tentado de hacer esto en el avión, pero supuse que le avergonzaría que la asistente de vuelo pudiera escucharnos atrás, así que la dejé acurrucarse contra mí y dormirse.
Pero estábamos en la privacidad de nuestro hogar ahora, y la quería desnuda.
—Desnúdate —dije, y tiré de mi camiseta sobre mi cabeza.
Maite se rio mientras permanecía allí de pie y me observaba desabotonar mis vaqueros.
—No bromeo, nena. Necesito estar dentro de ti ahora.
No se rio esta vez. En su lugar, jaló la camiseta que vestía y salió de su falda. Justo lo que necesitaba.
—No te dejaré salir de la habitación hasta mañana por lo menos —advertí.
Mordió su labio inferior y terminó de quitarse sus braguitas. Esa vista nunca me aburría. —Pruébalo —se mofó.
La levanté y arrojé sobre mi hombro. Le di una nalgada a su trasero desnudo, haciéndola chillar. Cuando estuvimos en la habitación, la puse en medio de la cama. — Follamos primero, luego jugaré —prometí. Maite me mostró una sonrisa burlona y rodó, sacando su trasero en el aire mientras se puso sobre sus rodillas y palmas. Deslicé ambas manos sobre su trasero lleno y por detrás de sus muslos. —Querías follar. Así que, fóllame —dijo, mirando hacia mí.
Se comportaba valientemente. Haciendo la primera movida. Mi dulce chica estaba siendo traviesa. Jodidamente me encantaba. Me doblé sobre ella y besé su hombro. —¿Cómo quieres ser follada, nena? ¿Suave?
Maite negó. —No. Quiero que me folles como quieras.
Esa era una respuesta cargada. Pero lo primero que hice fue besar mi peca. Maite rio a medida que le di extra atención a ese punto antes de mover una mano hacia arriba entre la suavidad de la parte interna de sus muslos.
—¿Está bien que follemos primero? ¿Segura? —pregunté mientras pasé mis labios por donde acababan de estar mis manos.
—Sí, William. Fóllame primero —contestó con un suave gemido.
Sus deseos son mis órdenes.
Me acerqué por detrás, agarrando sus caderas y entrando, lentamente primero, hasta que me tomó por completo. Entonces hice lo que ella quería que hiciera, pero no fue hasta que la escuché gritar mi nombre una y otra vez, mientras su cuerpo se estremeció, que dejé salir mi propio grito de placer.
***
Arthur Stout se reuniría conmigo en el establo hoy. Llamó ayer, diciendo que quería hablarme con respecto a comprar uno de mis viejos caballos cuarto de milla para que su esposa usara para la escuela de equitación que llevaba en su rancho. Normalmente, sólo lidiaba con ganado cuando se trataba de los Stouts, pero de vez en cuando, su esposa necesitaba un caballo confiable para sus clases. Arthur siempre venía a mí, y tenía dos para que viera, los cuales pensaba que encajarían con las necesidades de la señora Stout.
Le di un beso de despedida a Maite y la dejé en cama antes que sol saliera. Me molestaba saber que estaría ahí la mayor parte del día a menos que viniera a verme. No necesitaba esa reclusión. Aida fue a visitar a la abuela Colt por unos pocos días con mi madre, y fue un alivio saber que no tendría que lidiar con su drama mientras descifraba cómo hacer una vida más llena para Maite.
La camioneta F—450 de Arthur se estacionó, limpié la tierra de mis manos y salí para recibirlo. Bañé y cepillé a Buttercup y Rose para que las inspeccionara. Ambas cumplirían catorce años este año. Tenían la edad perfecta para nuevos aprendices.
—Buenos días, William —gritó Arthur mientras caminó bajando por la colina para encontrarme.
—Buenos días —contesté, inclinando mi sombrero hacia atrás para poder verlo mejor.
—Sin embargo, es como tarde para un ranchero, ¿Cierto, chico? —Se rio.
Sólo eran las nueve de la mañana, pero tenía razón. Nos levantábamos lo suficientemente temprano para que las nueve fueran como las doce para el resto de las personas. Cuando llegó a la colina, miró sobre mi aro de entrenamiento y asintió. —Se ve bien. Las cosas deben estar yendo bien para ti. Me alegra ver eso.
—Sí, señor. El negocio está creciendo.
—Bien, bien —dijo, entonces se quitó su sombrero y limpió el sudor de su frente con su manga—. Vine aquí para ver esos caballos como te dije por teléfono, pero también tengo otra proposición para ti. El negocio de mi esposa está creciendo, y necesita más ayuda en la parte de la oficina. Recibir llamadas y hacerlas. Leer correos electrónicos y responderlos. Incluso sólo limpiar y demás —Hizo una pausa para ponerse de nuevo su sombrero—. Escuché que tu novia buscaba trabajo. Me agrada la chica, y creo que trabajaría bien con Piper.
¿Dónde escuchó que Maite buscaba trabajo? Ella no dijo nada al respecto. Tampoco estaba seguro de quererla en la propiedad de los Stout. No con Hawkins alrededor.
—Realmente no estoy seguro de que busque trabajo. No lo ha mencionado. No sé de dónde sacaste esa información, pero piensa en volver a la escuela. Sin embargo, aprecio la oferta.
Arthur lucía decepcionado, pero asintió. —Entiendo. Sólo pensé en comprobar. Piper ha entrevistado a unas pocas mujeres, y han sido... mayores y la han tratado como, eh, bueno, sólo digamos que no funcionó. Necesita a alguien más de su edad.
Asentí en comprensión, pero no me gustaba esta idea. —¿Listo para ver a las chicas? —comenté, y me dirigí hacia los establos sin esperar a que me siguiera.
Maite no buscaba trabajo. Si lo estuviera, me habría dicho. ¿Cierto?
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 3:58 pm

15
Maite
Ahuequé las almohadas en el sofá una vez más antes seguir paseando por la sala de estar. Durante todo el día, limpié y pensé en cómo le diría a William que quería trabajar. También quería obtener mi DEG y tomar cursos universitarios en línea, pero para hacer todo eso, necesitaba un ingreso estable.
Permanecer aquí todo el día no iba a ser suficiente. Incluso con la pausa para el almuerzo de dos horas de William, necesitaba algo qué hacer con el resto de mi día. Decirle a William que quería tener mi propio dinero y pagar mis cosas no iba a ir bien. Sólo podía sentirlo. Se pondría todo hombre de las cavernas e insistiría que podía cuidar de mí. Necesitaba ir por otro camino. Necesitaba hacer hincapié en que quería un propósito. Quería salir al mundo y hacer algo.
Él era un hombre razonable. Escucharía lo que le decía y lo entendería.
Antes de que pudiera estar más nerviosa, la puerta se abrió y entró William, luciendo sucio, sudoroso y muy sexy. Era mi propio vaquero personal, y me encantaba. Ver la sonrisa en su rostro era todo lo que necesitaba, ¿no? Esa sonrisa hacía que todo lo demás pareciera menos importante. ¿Quería hacerlo enfadar? ¿Quiero discutir esta noche? O ¿Simplemente acurrucarme en sus brazos y hablar de otras cosas? Cosas que le hicieran feliz.
Sí… no… ¡uf! Tenía que hablar con él. Tenía que enfrentar esto. Era mi vida. Nuestra vida. Tenía que encontrar mi dirección en esto.
—Quiero conseguir trabajo —espeté, por temor a no decirlo si esperaba—. Quiero conseguir trabajo, un certificado y tomar cursos universitarios en línea.
Ahí. Lo dije.
William se detuvo y me estudió. No dijo nada por un momento, y me preocupó haber sonado ingrata o infeliz. No era infeliz. Lo amaba. Me encantaba estar con él. Sólo necesitaba más que permanecer aquí todo el tiempo.
—¿Quieres trabajo? —preguntó—. ¿A quién le mencionaste esto?
Negué con la cabeza. —Sólo a ti —contesté. No creí habérselo dicho a nadie, pero tal vez se lo dije a Blaire, ¿o fue a Harlow? No podía recordar.
—¿Por qué quieres trabajo?
—Quiero ganar dinero. No quiero que pagues por mi escuela y —extendí las manos— todo.‖Quiero‖contribuir.‖El‖permanecer‖aquí‖todo‖el‖día‖es<‖es no hacer nada, de verdad. Necesito trabajar. Tengo que conseguir mi DEG.
William dejó escapar un suspiro y puso las manos en sus caderas mientras estudiaba sus botas un momento. Estaba molesto. Hice que se molestara. Esto era lo que no quería hacer. Abrí la boca para disculparme cuando miró hacia mí. —Está bien. Entiendo. ¿Qué piensas acerca de contestar llamadas telefónicas, correos electrónicos y limpiar establos de caballos?
¿Qué? ¿Trataba de darme trabajo? Eso no fue lo que quise decir. Él no me necesitaba. Creaba un trabajo para mí. Necesitaba sentirme más independiente que esto. Necesitaba esa seguridad. —No, William. No puedes crear un trabajo para mí. No necesitas ayuda. Tengo que conseguir trabajo afuera, en el mundo y traer dinero a casa.
Una pequeña sonrisa tiró de sus labios. —No sería para mí.
—¿Eh?
Se agachó, se quitó las botas llenas de barro y las puso cerca de la puerta, luego se dirigió hacia mí. —La esposa de Arthur Stout, Piper, da clases de equitación en sus establos. Necesita una asistente. Arthur te ofreció el trabajo hoy.
Tomó mi mano y la sostuvo en la suya como si examinara un tesoro de valor incalculable en su palma. —Tendrías que contestar teléfonos y tomar notas. Anotarlos. Tendrías que leer correos electrónicos y responderlos. No le dije a Arthur sobre tu dislexia. Eso es algo que le tendrás que decir a Piper si quieres este trabajo. Creo que puedes hacerlo. Creo que puedes ser la mejor maldita asistente en el mundo. Pero necesito saber si tú lo crees.
Un trabajo que no implicaba asear retretes. Un trabajo de asistente. En una oficina. Guau. Era más de lo que pensaba que podía hacer. —Se lo diré —aseguré—. Sí, lo quiero. Sería un gran trabajo para tener en mi currículo. Asintió. —Estoy de acuerdo. Y creo que lo puedes hacer. No me gusta pensar en que estés fuera todo el día, pero también quiero que seas feliz. Quiero que tengas todo lo que quieres en la vida.
Lo quería a él. Era la cosa más importante. Pero también quería otras cosas. Este fue el primer paso para ser mi propia persona. Estirándome, envolví mis brazos alrededor de su cuello y lo abracé. —Gracias. Muchas gracias por esto.
William besó mi cabeza. —No me des las gracias por querer hacerte feliz. Tengo la intención de mantenerte aquí. Lo que tenga que hacer para asegurarme de que eso ocurra, lo haré.
Sonriendo, puse mi cabeza en su pecho.
—Estoy muy sucio —dijo—, pasándose una mano por el pelo.
—No me importa. Me gustas así. Eres mi vaquero sexy.
William se rio entre dientes. —Vaquero sexy, ¿eh? —Asentí, y me abrazó con fuerza contra él—. ¿Por qué no nos preparó unos bocadillos, y entonces puedes tomar una ducha conmigo para asegurarte de que este vaquero quede todo limpio?
Me aparté y le sonreí. —¿Qué clase de novia sería si me quedara aquí todo el día y no te preparase ninguna cena?
—No huelo nada —dijo, mirando hacia la cocina.
—Debido a que es pescado frito, y las bolitas de maíz se encuentran enrolladas y listas para hacerse. Esperaba a que llegaras para freírlos, entonces estarían ricos y calientes. Sírvete un poco de té dulce. No me llevará, más de diez minutos freír todo. La ensalada de col ya se enfrió en el refrigerador.
Sus ojos se iluminaron. —¿En serio? ¿Pescado frito? Maldito calor. Voy a lavarme y poner la mesa.
Sonriendo, recorrí un dedo por su camisa sucia. —¿Por qué no tomas una ducha así puedes estar limpio para la cena?
—Una ducha contigo suena más divertido —dijo, con una mirada enfurruñada que me hizo querer seguirlo.
—Vas a disfrutar la comida si estás limpio. Siempre podemos ensuciarnos de nuevo más tarde.
—Sigue hablando así, y no vamos a comer hasta más tarde.
Riendo, corrí a la cocina para sacar el pescado de la nevera antes de que me pudiera agarrar.
—Bien. Pero nos ensuciaremos más tarde. Lo prometiste. Le dediqué una sonrisa, y fui a calentar el aceite.
***
William me dejó temprano esta mañana, como siempre, pero regresó alrededor de las ocho y media para despertarme. Piper estuvo encantada de escuchar que quería ir a hablar con ella sobre el trabajo. Me esperaba alrededor de las once. Por suerte, Piper no se regía por horarios de rancho. Le gustaba dormir.
Él me besó y me aseguró que podía hacer esto. También me dijo que iría a buscarme alrededor de las diez cuarenta para darme un aventón. No tenía coche aquí, pero no estaba segura de cómo llegar de todos modos. Esto era otra cosa que no consideré. ¿Cómo llegaría a mi trabajo todos los días? No podía solo caminar. gritando.
Maite no me preguntó nada, pero me di cuenta de que le daba vueltas en la cabeza. Intentaba encajar todo para que tuviera sentido. El problema era, nada con este lado de mi familia tenía sentido. Kiro había jodido todo hace años. Harlow y su hija eran todo lo que importaba en este lado de mi familia. Y Grant, a veces. Había probado ser digno de mi hermana, pero todavía me encontraba observándolo. Le mataría si alguna vez la hacía daño.
1 Certificado de Equivalencia de Educación Preparatoria.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 3:59 pm

16
William
No fui capaz de dejar sola a Maite. Necesitaba estar con ella mientras se reunía con Piper. Quería sostener su puta mano a través de la entrevista completa, pero no podía. Si Maite debía mostrarle Piper que podía hacerlo, entonces tenerme cerca, mimarla, no ayudaría.
Piper le dio a Maite una sonrisa genuina cuando la conoció y fue muy amable. Debió haber visto mi renuencia a irme, porque se giró hacia mí y me dijo que Maite estaba en buenas manos y me llamaría más tarde. Era una sugerencia para que me fuera.
A regañadientes, volví al rancho. La camioneta de mi madre estaba en el camino, lo cual significaba que Aida estaba aquí. Pero la de Major se encontraba estacionada a su lado. No lo había visto desde al menos dos meses. Me dirigí a la casa, con la necesidad de un poco de té dulce y algo para mi mente y las preocupaciones sobre Maite.
Abrí la puerta de rejilla, bajé al pórtico y en la pequeña entrada que conducía directamente a la cocina. Major estaba sentado en la mesa, con un plato de galletas y salsa. Aida estaba frente a él, frunciendo el ceño a algo. Eché un vistazo a mi madre, quien todavía trabajaba en la cocina en algo que olía como tocino.
—Un poco tarde para el desayuno, ¿no? —Le pregunté, quitándome el sombrero antes de que mi mamá se quejara de mí y lo colgué en el perchero junto a la puerta.
Los tres pares de ojos se volvieron hacia mí.
—Su chico favorito está en casa. Tiene que alimentarme —respondió Major con una estúpida sonrisa. A veces creía que honestamente se tragaba eso.
—Oh, para eso. Pero sí, Major está aquí, y parecía hambriento. Sabía que tenía que poner algo de carne a sus huesos —dijo mamá.
Major luce igual que la última vez que lo vi. De ninguna manera se moría de hambre.
—Seguro que lo hace —dije, rodando mis ojos—. ¿Puede tu segundo chico favorito, tener un poco de eso? —Le pregunté.
Caminé y besé la mejilla de mamá, ella me abrazó por los hombros lo mejor que pudo. —Eres mi número uno siempre, y lo sabes. Siéntate, y déjame alimentarte, también. Además quiero sabe todo sobre el nuevo trabajo de Maite.
—¿Maite consiguió un trabajo? —preguntó Aida, sus ojos agrandándose con algo que no reconocí.
—¿Ya la pones a trabajar? Maldición, hombre ¿Cuál es tu problema? Mujeres como ella deben estar en la cama todo el día. Feliz y cuidada —dijo Major, y sabía a lo que se refería.
—Major Colt, es suficiente. No hables así en mi mesa —dijo mamá con severidad.
Le guiñó un ojo y frunció los labios como si le lanzara un beso a mamá, antes de tomar otro bocado. Como siempre, mi madre se rio de sus travesuras. Sí hubiese sido yo, me habría golpeado.
—Maite quería un trabajo. No le conseguí uno. Y Piper Stout le ofreció uno que creo que disfrutará.
Major frunció el ceño y tomó un sorbo de su té. —¿Estará trabajando con los Stouts?
Asentí.
—Eres‖estúpido,‖quiero‖decir<‖ —Se detuvo de maldecir mientras sus ojos se levantaron a mi madre, quien le miraba con advertencia.
—Creo que ella y Piper se llevarán bien.
Major arqueó una ceja. —No era a Piper a quien me refería. ¿Recuerdas a Hawkins? ¿Verdad?
Esa era mi mayor preocupación, pero confiaba Maite. No había duda de allí. Yo simplemente no quería que Hawkins- la hiciera sentir incómoda.
—Si en algún momento se pasa de la raya, lo manejaré. Pero no puedo mantenerla encerrada lejos del mundo. Ella necesita una vida.
Major encogió de hombros y volvió a comer. —Lo que sea. Pero amigo, tu mujer es caliente.
Aida dejó escapar una breve carcajada, como si pensara que el comentario era divertido. Tanto Major como yo nos volvimos hacia ella.
—¿Qué? ¿No estás de acuerdo? —preguntó Major. El siempre peleaba con Aida. Aunque yo era el primo con quien creció adorando, él era el primo con quien creció peleando.
—Es gorda. ¿Has visto su trasero? Sin ánimo de ofender, William. Podrías haber elegido mejor —dijo Aida, mirándome con lo que ella creía que era una sonrisa de disculpa. No lo era.
—Maite no es gorda. No puedo creer que dijeras algo tan cruel —Mamá volvió su mirada desaprobatoria a Aida.
Aida se encogió de hombros. —Lo‖siento.‖No‖quiero‖ser‖grosera,‖pero‖ella‖es<‖Es‖ un poco, demasiadas curvas.
Major dejó escapar una carcajada. —Estoy muy contento de haber venido aquí. Extrañaba esto, y nadie me lo dijo. —Continuó a carcajeándose de la risa.
—El trasero de Maite es de las mejores cosas que capta mi interés. Es perfecto, y es mío. No quiero volver a oírte decir nada negativo sobre su cuerpo o ella de nuevo. ¿Me entiendes?
Los ojos de Aida se ampliaron, y me di cuenta que nunca le hablé con tanta frialdad o con dureza antes. Pero dijo algo incorrecto. Ser cruel no era aceptable. Ser cruel con Maite me volvía completamente en contra de ella.
Major finalmente dejó de reír. —Maite tiene el cuerpo de una estrella de una porno, Aida. Tu tiene el cuerpo de una modelo. Las mujeres quieren tu cuerpo. Los hombres quieren a Maite. Es un hecho simple. Pero verte celosa no tiene precio.
Aida se puso rígida ante su comentario. —¡No estoy celosa!
—No digas que cuerpo de mi mujer es como el de una estrella porno, o vamos a tener que llevar esto afuera de la cocina, y te haré tragarte las palabras —le advertí a Major.
—¡No estoy celosa de ella! —dijo Aida con fuerza.
—Solo hice una comparación. Es el mejor que he visto —dijo Major con un encogimiento de hombros.
—No lo hagas —le advertí una vez más antes de que dijera algo que no pudiera perdonar.
—¡William es mi primo! ¿Por qué iba yo a estar celosa de quién sale? —escupió Aida con rabia.
Major volvió su atención a Aida. —Porque siempre has estado celosa de cualquier persona que te quite la atención, ya sea yo, Harlow, o diablos, un maldito caballo. Porque desde que cumpliste dieciséis años y las hormonas se hicieron presentes, comprendiste que no hay una gota de sangre entre ustedes dos y has estado obsesionado con él. Él no lo ha notado porque no te ve de esa manera. Pero yo sí. Haces todo lo posible para conseguir su atención. El problema es que ya perdiste. Te ve como su prima y nada más.
¿Qué? ¿A dónde quería llegar Major con esto? Aida no pensaba en mí de esa manera.
Aida se puso de pie y salió corriendo de la cocina sin decir una palabra. ¿Qué demonios?
—Alguien tenía que decirlo —dijo Major, luego se echó hacia atrás y tomó un sorbo de su té dulce.
—Será mejor que vaya a verla —dijo mamá, apagando la estufa—. Ustedes pueden terminar de cocinar el tocino.
Vi como mamá salía por la puerta para buscar a Aida.
—No lo sabías, ¿verdad? —preguntó Major.
¿Saber qué? ¿Qué Aida sentía algo para mí? Joder, no. —No creo que tengas razón —le dije.
Se rió entre dientes. —Sí, la tengo. ¿Tu mamá me corrigió o reprendió? No. Fue tras Aida. También sabe que tengo razón. Todos lo sabemos. Solo que tú no.
Mierda. ¿Qué se suponía que debía hacer con esto? Sabía que Aida actuaba diferente ahora que traje a Maite a casa. Cuando Aida no estaba cerca, no pensaba en ella, ni me preocupaba sobre ella como lo hacía con Harlow. No éramos tan cercanos.
—Siempre‖ quería‖ hacer‖ todo‖ contigo.‖ “Llévame‖ a‖ bailar,‖ William”‖ “Vayamos‖ a‖ montar los‖caballos,‖William”‖“Un chico me rompió‖el‖corazón,‖abr{zame,‖William” —Toda esa mierda era ridícula, pero cierta todos modos, ni una sola vez me di cuenta de lo que ella buscaba.
No dije nada, porque... Tenía miedo de que tuviera razón.
—Infierno, es una buena cosa que ella te eligiera a ti para estar detrás. Si hubiera sido yo, me la habría follado. No tengo la moral. Además, es adoptada, así que no estoy muy relacionado con ella, tampoco. Y sus piernas son muy muy lindas.
Sacudiendo la cabeza, me puse de pie. No podía sentarme aquí y escuchar esto. Necesitaba estar solo. Encontraría la manera de hablar con ella. Esto se volvería incómodo, y tenía que irse a casa. No podía tenerla aquí cerca de Maite. No con esta mierda loca pasando en su cabeza.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 4:01 pm

17
Maite
—Ese hombre tuyo es un ejemplar hermoso. Verlo todo hombre de las cavernas y protector contigo es caliente —dijo Piper con un guiño. Se encontraba vestida con pantalones ajustados, botas de montar de cuero marrón y una camisa de franela atada en la cintura, mostrando su vientre plano—. Esta es la oficina en la que estarás trabajando —dijo, señalando una gran puerta de granero—. Entremos y hablemos.
—Está bien —dije mientras se giraba y dirigía a la puerta. Me sentía nerviosa. Desde el momento en que William me soltó la mano y se fue, mi corazón había estado latiendo aceleradamente en mi pecho y mi garganta se sentía apretada. Esta era. Mi oportunidad de un trabajo que podría ayudarme en la vida y realmente llevarme a alguna parte.
La puerta se abrió, y me tomó un momento observar mi alrededor. Todo el techo tenía vigas a la vista. Bombillas Edison largas colgaban de cuerdas desde el techo, bañando la habitación con una luz más favorecedora. Estanterías se alineaban en la pared del fondo, y tres archivadores altos se encontraban apoyados contra la parte izquierda de la habitación. Un ordenador con una pantalla gigante se encontraba sobre una mesa de madera encalada. Dos sillas de cuero marrón se hallaban al otro lado del escritorio, con un barril pequeño que servía de mesa entre ellas.
Piper se sentó en una de las sillas y me indicó que me sentara en la otra.
—Entonces —dijo, cruzando las piernas y apoyando un brazo en el muslo—. William le informó a Arthur que no tienes ninguna experiencia con caballos o con el tipo de trabajo que necesitaría. Dijo que eras una gran trabajadora y que creía que podías hacer cualquier cosa que te propusieras. Lo que quiero saber es acerca de ti. Lo que crees que puedes hacer. Qué quieres hacer.
Era hora. Ahora tendría que contarle acerca de mi dislexia. No tenía sentido seguir adelante si era inaceptable para ella. Relajé el puño apretado en mi regazo y respiré profundo. No tenía nada de qué avergonzarme. No era estúpida. Aprendí a leer, y mis habilidades de escritura mejoraron desde que William comenzó a enseñarme.
—Primero, quiero que sepas que tengo dislexia. —No me detuve ni le di tiempo para hablar—. Hasta que conocí a William, no podía leer o escribir. Entró en mi vida y me ayudó a identificar la raíz de mi problema, y entonces me consiguió ayuda. Le leo siempre, y también escribo todos los días en un diario, el cual William lee para revisar mi ortografía. He trabajado duro para llegar hasta donde estoy. Sin embargo, cuando me encuentro en una situación tensa y me siento presionada, puedo escribir algo mal o posiblemente congelarme y no ser capaz de escribir en absoluto. Entiendo si es algo que no crees que servirá con tus necesidades. Aun así, quiero este trabajo, y haré todo lo posible para hacerte feliz.
Piper se quedó callada un momento antes de hablar.
Me concentré en no juguetear con mis manos. Me encontraba nerviosa, pero esta era una parte de mi vida. Una con la que tenía que aprender a trabajar.
—Este trabajo requerirá una gran cantidad de lectura y escritura. Sin embargo, por lo que acabo de oír, creo que tener un empleado que quiere hacer un buen trabajo y confiarse es el mejor tipo. Necesitaré que respondas llamadas telefónicas, tomes notas, leas y respondas correos electrónicos, y que luego me ayudes un poco con los arreos y a limpiar los compartimentos. Si estás dispuesta a asumir este reto, quiero ofrecértelo. Me gustan los luchadores, Maite Ellis, y para mí, tú pareces una.
Podía sentir las lágrimas formándose en mis ojos, pero las alejé. El alivio me llenó, y sonreí. Probablemente era una de esas sonrisas enormes y cursis, pero no me importó. Conseguí el trabajo. Yo. Lo hice.
—Gracias —dije, deseando tener las palabras para decirle lo verdaderamente agradecida que me sentía.
Piper se inclinó y me dio unas cuantas palmaditas en la rodilla.
—Todavía no me lo agradezcas. Puede ser que llegues a odiar este trabajo, pero espero que no.
No lo haría. Me iba a encantar. Debido a que era algo que conseguí por mi cuenta.
* * *
Sentada detrás del escritorio, sola en la oficina, taché la tercera cosa de la lista frente a mí. Piper revisó todo conmigo y luego me dejó una lista de cosas que necesitaba que hiciera hoy. Una vez que se fue, dejé escapar un gran suspiro de alivio. Estando aquí sola, hacía que fuera mucho más fácil leer y escribir. Me encontraba completamente enfocada.
Lo siguiente en la lista era leer y responder los correos electrónicos. Piper generó mucho interés con sus lecciones de equitación. Ya había atendido cuatro llamadas acerca de ello. Cuando abrí la bandeja de entrada, tenía ocho correos con consultas.
Comencé a leer el primero, pero apenas llevaba unas oraciones cuando hubo un golpe en la puerta y luego esta se abrió. Levanté la mirada para ver una cara familiar, pero no una que esperaba o quisiera ver, en realidad. Su cabello rubio y desordenado se hallaba peinado hacia atrás de nuevo y se encontraba cubierto por una gorra de béisbol al revés.
—Tienes el trabajo —dijo, con una mirada de suficiencia en su rostro.
¿Cómo supo del trabajo? Asentí, pero no hablé.
Captain se rió entre dientes y entró.
—¿Te gusta? —preguntó, viéndose como si tuviera todo el derecho de estar de pie en esta habitación.
Asentí de nuevo.
Su sonrisa creció, y un hoyuelo apareció en su rostro.
—¿Tu silencio es un reto, Maite? Porque me encantan los retos.
Maldito hombre. Se encontraba decidido a volverme loca.
—En realidad, era una pista para que te fueras.
Me sonrió, se acercó a una de las sillas de cuero y se sentó. Estiró sus largas piernas, y luego las cruzó.
—Me dijeron que esperara a Piper aquí. Está con un cliente. Necesito su firma en algunos formularios, y Arthur está en Austin hoy. Piper tiene que firmar cuando no está.
Genial.‖ No‖ sabía‖ que‖ ver‖ a‖ Captain<‖ River<‖ o‖ como‖ sea‖ que‖ tuviera‖ que‖ llamarlo, se encontrara en la descripción del trabajo.
Regresé mi atención a la pantalla del ordenador, pero podía sentir sus ojos en mí. Se me hacía difícil concentrarme. Me sentía como si estuviera tratando de memorizar cada uno de mis rasgos.
—¿Tu hombre sigue por ahí con esa prima suya?
Me tensé. ¿Por qué se encontraba tan decidido a hacerme pensar algo acerca de ellos que no era verdad? Sabía que William me amaba. También sabía que no sentía nada por Aida. A pesar de que ella podría sentir algo por él. —No, pero eso no es asunto tuyo.
—No reconozco que lo sea. Pero no quiero estar demasiado lejos cuando lo arruine. Tiene algo que quiero.
Todas las palabras en la pantalla se pusieron borrosas, y mi cabeza latió. ¿De qué hablaba? ¿William tenía algo que quería? ¿Yo? ¿Hablaba de mí? No. Le gustaba decir cosas para molestarme. No coqueteaba conmigo. Era un imbécil.
—Vas a tener que esperar mucho tiempo. William no comete errores. Es el mejor hombre que conozco —dije, mirando las palabras desordenadas en la pantalla. Mi enfoque había desaparecido por completo.
—Ningún hombre es perfecto, cariño —dijo, arrastrando las palabras.
No me gustaba que me llamara cariño. También odiaba que insinuara que William podía hacer algo mal. Algo para lastimarme. Él no era así. Sólo porque Captain River Quien Sea era un patán, eso no quería decir que todos los hombres lo eran.
—William lo es —contesté firmemente.
No respondió de inmediato, e intenté respirar hondo y centrarme en las palabras. Haciendo de cuentas que no se hallaba allí.
—¿Te salvó? ¿Es por eso que confías tanto en él? Necesitabas un salvador, y llegó en el momento adecuado. ¿Es eso?
Sí, me salvó. Me amaba. Pero eso no era asunto de este hombre.
—Cambió mi mundo.
Captain dejó escapar un suspiro que llamó mi atención, y me giré para mirarlo. Se puso de pie, y esperé que eso significara que se iba. Tenía trabajo que hacer. Me molestaba.
—También puedo cambiar tu mundo, cariño. Pero esperaré mi turno —dijo, y luego salió por la puerta sin decir ninguna palabra.
Me quedé mirando la puerta cerrada con una mezcla de incredulidad, confusión y enojo. ¿Quién se creía que era? Y, ¿por qué se encontraba interesado en mí? No era como si pudiera entrar en una habitación y escoger a cualquier chica que quisiera. Tenía que encontrar a alguien que se encontrara realmente disponible.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 4:02 pm

18
William
La sonrisa que iluminó el rostro de Maite cuando abrí la puerta de su oficina hizo que todo el dolor de extrañarla y la preocupación se desvanecieran. Verla sonreír así, sentada detrás de un agradable escritorio, hizo que todo valiera la pena. Ella era feliz.
—Lo hice. Hice todo en mi lista —dijo, con orgullo en su voz.
Me le acerqué al mismo tiempo que se levantó y tomó su bolso.
Tirándola en mis brazos, la abracé e inhale su aroma antes de cubrir su boca con la mía. Necesitaba su sabor antes de regresar a mi camión e ir a casa. Elevó las manos y se aferró a mis brazos. Me encantaba cuando hacía eso. Como si necesitara agarrarse de mí.
Cuando tuve suficiente para llegar a casa, presioné un último beso en sus labios y alejé mi cabeza así podría llevármela.
—Estoy tan orgulloso de ti.
Me sonrió.
—También lo estoy.
Eso. Eso era todo lo que necesitaba. Todo lo que quisiera hacer, haría que sucediera si podía oír esas palabras de su boca. Tenía mucho de lo que estar orgullosa. Nunca quería que dudara de sí misma otra vez.
—¿Lista para ir a casa? —le pregunté.
Se puso el bolso.
—Sí.
Puse mi mano en su espalda, y caminamos hacia la puerta. Se dio la vuelta y cerró la puerta con su nuevo juego de llaves, entonces me miró.
—Piper se fue temprano. Dijo que me vería mañana, así que no tengo que decirle que me voy.
Bien. Cuanto más pronto la llevara a casa, mejor.
Durante el viaje a casa, habló de su día y de todos los correos electrónicos y llamadas telefónicas que respondió. Sonaba emocionada, como si hubiera disfrutado cada minuto de ello. Deje que su felicidad alejara de mi mente mis propios sentimientos que tenía del día. Aida estuvo fuera todo el día. Mamá dijo que solo necesitaba darle tiempo para aceptarlo. Que era tiempo de que Aida superará ese enamoramiento que tenía por mí. El que Major lo mencionara fue lo mejor que le pudo haber pasado. Ahora ella tenía que superarlo y seguir adelante.
No hizo que fuera más fácil, y me encontraba preocupado acerca de a dónde había escapado. Era joven y tan ingenua e ilusa con respecto a las cosas. El hecho de que tuviera un enamoramiento por mí lo demostró aún más. No quería que saliera y se hiciera daño debido a eso. Me culpaba a mí mismo.
Cuando me detuve en la entrada, la camioneta de Aida se hallaba estacionada allí. Parecía que iba a enfrentarlo más temprano que tarde, y no quería a Maite oyendo cualquier cosa. Aida estaba sentada en el asiento del conductor con su cabeza en el volante, como si estuviera llorando. Excelente.
Estacioné el camión y miré a Maite, quien observaba a Aida. Nunca quise que supiera que tenía una cosa por mí. Era algo que tenía que cerrar ahora para que pudiéramos seguir adelante con las cosas. Los sentimientos de Maite no iban a ser dañados con esto. Tenía que protegerla primero.
—Tengo que hablar con ella. Está pasando por algo ahora mismo, y soy el único que puede ayudarla a superarlo —le explique. Quería entrar y cenar con Maite, luego disfrutar de una larga ducha juntos antes de acurrucarnos y que me leyera. Pero eso no pasaría esta noche. Tenía que dejar eso atrás.
Asintió.
—Está bien. Voy a hacer algo para cenar.
El tono de su voz era apagado, pero probablemente imaginaba cosas, puesto que ya me encontraba preocupado por esta mierda con Aida. Me incliné y le di un beso antes de salir de la camioneta.
Resse bajó antes de que pudiera llegar a ella.
—Ve a hacer lo que necesites —dijo y subió las escaleras sin mirar atrás.
Eso no era como Resse. Tal vez solamente se hallaba cansada y lista para entrar. Quería acompañarla. Mierda, esto estaba jodido en todo sentido. Me acerqué a la puerta del conductor de la camioneta de Aida y la abrí.
—Hazte a un lado, estoy conduciendo —le dije cuando levantó el rostro lleno de lágrimas para mirarme.
No me cuestionó y una vez que se hallaba en el otro lado, me subí.
—Ponte el cinturón de seguridad —dije cuando no reaccionó para ello.
Una vez que se lo puso, nos saque de la calzada y me dirigí a la carretera principal. Teníamos que hablar, pero iba a conducir mientras lo hacíamos. Necesitaba algo que hacer aparte de mirarla y enfrentar esa mierda.
—Habla, Aida. Deja de llorar y habla conmigo.
Sollozó, y la vi limpiar su rostro.
—¿Qué quieres que te diga? Major dijo todo.
Bueno, eso lo aclaraba.
—¿Qué demonios, Aida? ¿En serio? ¿Cómo sucedió?
Soltó un suspiro tembloroso.
—Tú eras... eres mi todo, William. Siempre lo has sido. Estas ahí cuando necesito a alguien. Nos divertimos juntos. Nos reímos. Encajamos. No sé porque no puedes verlo. Ella<‖no‖se‖ajusta‖a‖ti.‖Yo‖sí.‖Te‖conozco‖mejor.
Hijo de puta. ¿Cómo me había perdido esto? Me sentía tan cegado.
—Eres mi prima. Maldición, Aida, te vi un par de veces al año mientras crecíamos. No era como si fuéramos inseparables. La manera en que hablas de nosotros suena como si hiciéramos todo juntos. No veo cómo inventaste todo esto en tu cabeza. Ni una sola vez te he dado razones para pensar que tenemos algo o que incluso que tuvimos algo. Apenas nos vemos.
Aida suspiró.
—No lo ves. Siempre hemos tenido una conexión. Podía sentirlo. Sé que también lo sentiste. Maite lo arruinó todo. Crees que la amas. Simplemente no recuerdas lo que hemos tenido.
Si, amaba a Maite. La amaba como un hombre loco. Era mi mundo. Eso no cambiaría.
—Aida, Maite es todo lo que nunca supe que necesitaba, pero no puedo vivir sin ella. Decirte a ti misma que hay, o había, algo entre nosotros no tiene sentido. Siempre has estado celosa de aquellos que reciben mi atención. Lo sabía. Pero éramos niños, y fuiste demandante. Lo pase por alto o lo ignoré. Pero esto no puede ser ignorado. Maite es la persona más importante en mi vida.
Aida sollozó de nuevo.
—¿Por qué no puedo ser yo? ¿Qué tiene que yo no tenga? ¿Cómo puedo ser ella? ¿Cómo puedo ganar tu amor?
Maldición.
—No puedes. No funciona de esa manera. No puedes ser como ella y ganar mi amor. Maite es la única. Encontrarás a un chico algún día que será así para ti, y ninguno podrá comparársele.
—No quiero a nadie más, nunca lo haré —dijo con voz triste.
—Estoy tratando de ser comprensivo aquí, pero estás haciéndolo difícil. No lo entiendo. Esto no es saludable, Aida. Tienes que verlo.
Comenzó a llorar en voz baja otra vez, y simplemente conduje. Tenía que ver la verdad aquí y aceptarla. Las luces de Fort Worth aparecieron a la distancia. Esperaba que una cafetería estuviera abierta, porque necesitaba algo para salir de esto.
—¿Qué si no es tu por siempre? ¿Qué si un día se va? ¿Qué tal cuando te desenamores? No conoces el futuro. Nadie lo hace. La gente rompe, e incluso se divorcian. ¿Qué cuando ya no la ames más?
Nada de eso sucedería, y oírla siquiera mencionarlo me molestó.
—No yo. Ese no soy yo. No me doy por vencido. Nunca me rendiría con ella.
Aida apoyó la cabeza en el asiento y dejó escapar un gemido frustrado.
—Eres tan terco.
Casi me reí. Me llamaba terco. ¿En serio?
—Esto tiene que terminar, Aida. No bromeo. Maite es mía. Es mi felicidad. Mi razón para despertar en la mañana. Es cada sonrisa en mi cara. Ya basta. Nada lo cambiará.
Aida cerró los ojos cuando entré en un autoservicio de una cafetería. Una cerveza sería mejor, pero tenía que conducir, por lo que un café negro iba a tener que ser suficiente.
—¿Quieres algo? —le pregunté.
—No —dijo de mala gana.
Pedí lo mío, y nos sentamos allí en silencio. Una vez que tuve mi bebida volví de nuevo hacia el rancho. —Te dejará algún día, y me habré ido. Te arrepentirás de esto. Te juro que lo harás —dijo, mirando por la ventana.
La única cosa que lamentaba era haber perdido todos los signos y dejarlo llegar hasta esto. Aida tenía que ir a casa. Su visita había terminado. Tenía la esperanza de que pasaran años antes de la siguiente.
***
Cuando por fin llegué a casa después de dejar a Aida en casa de mis padres, habían pasado más de de dos horas. Aida quiso hablar más, y la había escuchado, pero no sentí como si hubiera hecho algún progreso. Aún me advirtió que lo estaba arruinando. Comenzaba a pensar que mi prima era una desequilibrada mental.
Cuando abrí la puerta, me llegó el olor a ajo y mantequilla. Al entrar en la cocina, vi el espagueti a fuego lento en una olla de agua hirviendo en la estufa. Pan francés tostado frotado con ajo y mantequilla al lado.
Pero Maite no se encontraba allí.
Me dirigí a la habitación, y justo cuando llegué a la puerta, escuché su voz. Me detuve y me di cuenta de que estaba leyendo. Sola. Sin mí.
Había tenido su primer día en un nuevo trabajo, y la había dejado aquí. En lugar de poner mala cara como la mayoría de las mujeres haría, preparó la cena y ahora continuaba con su noche. Mi instinto me golpeó. Me sentí como un idiota. Debería haber estado aquí con ella. Debería haber cocinado para ella. Y debería estar ahí sosteniéndola mientras leía. Eso era lo nuestro.
Al abrir la puerta, entré en la habitación, al instante encontrándola con mis ojos. Se hallaba acurrucada en la cama, con el pelo recogido en coletas bajas y vestida con una camiseta sin mangas y pantalones de pijama. Dejó de leer y levantó la mirada.
Entonces sonrió.
Esa sonrisa era todo lo que necesitaba en la vida. Eso y tenerla allí mismo en mi cama. Nada era tan perfecto como esto.
—Lo siento —dije, necesitaba decirlo. Mi culpa y pesar por dejarla me comían.
Se encogió de hombros.
—Está bien. Te necesitaba.
Pero también lo hacia Maite. Nunca quise elegir las necesidades de alguien más sobre las suyas. —Debería haber estado aquí contigo. Debería haber cocinado tu cena y haberte oído hablar acerca de tu día. Y debería estar en esa cama escuchándote leerme.
Maite dejó el libro en su regazo.
—Me habría gustado eso.
Esas palabras honestas me atravesaron. Ese paseo con Aida solamente me permitió decir lo que sentía. Había desperdiciado mi tiempo. Y dejé a Maite de lado.
—Tengo que levantarme temprano. Me gustaría quedarme despierta contigo mientras cenas y te duchas, pero Piper me necesita en la oficina a las ocho de la mañana. Firmó un contrato para algunas lecciones tempranas, así que necesito dormir un poco.
Aunque dijo todo con una sonrisa, había tal tristeza en sus ojos que me hizo sentir impotente. Luego se acostó y se dio la vuelta, poniendo fin a nuestra conversación.
Había metido la pata.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 4:04 pm

19
William
Cuando mi alarma sonó a las seis y media, me di la vuelta y estiré. Los eventos de la noche pasada y la tristeza con la que me fui a la cama regresaron a mí. William se había ido con Aida y permaneció desaparecido durante horas. Lo esperé para comer con él por más de un hora, hasta que estuve demasiada hambrienta para esperarlo más. Una vez que comí y limpié, tomé un baño y el siguió sin llegar a casa.
Para cuando tomé mi libro y comencé a leer, comprendí que esto era un patrón. Cuando Aida lo necesitaba, él iba con ella. Me preocupaba. No era su verdadera prima, pero nunca me lo dijo. Alguien más tuvo que hacerlo.
Sacudí la cabeza, aparté las mantas y salí de la cama. Tenía que concentrarme en el trabajo de hoy. No en William. Ni en Aida. Esa era una situación en la que necesitaba encontrar una manera de atravesarlo. Tenía la esperanza de dormir con él cuando llegara a casa a anoche después de qué le envíe un mensaje. Él me había molestado. Quería que lo supiera. No quería quedarme detrás de su prima para siempre.
Él era mi prioridad. ¿No debería yo ser la suya?
Fui a lavarme los dientes y a vestirme. Hoy demostraría mi valía en el trabajo, y no iría malhumorada porque William me defraudó anoche.
Cuando salí del dormitorio, mis ojos se posaron en William frente a la estufa. Estaba de espaldas a mí, pero definitivamente cocinaba. Caminé hacia la cocina cruzando la sala con la esperanza de ver lo que hacía.
William se giró justo cuando entré en la cocina y me dio esa sonrisa que hacía que mi corazón se acelerara. —Buenos días, hermosa. El desayuno está casi listo.
¿Desayuno? Normalmente comíamos cereal o algo que su mamá, Maryann, nos traía. ¿Y no se suponía que William ya hubiera bajado a trabajar a los establos? —Toma asiento, iré a traerte tu jugo de naranja —dijo, limpiándose las manos en el paño de cocina clavado en frente de sus vaqueros.
No me moví. Trataba de averiguar lo que pasaba.
Él hizo una pausa cuando me vio quedarme allí de pie. —¿Estás bien? — preguntó, pareciendo consternado.
Me las arreglé para asentir y moverme hacia la mesa mientras me servía un vaso de jugo de naranja.
—El café está preparándose. Te traeré algo dentro de pronto.
—¿Qué estás haciendo? —espeté.
Deslizó lo que parecía ser una tortilla de un sartén a un plato, luego se volvió hacia mí. —Preparándote el desayuno. No pude prepararte la cena después de tu primer día de trabajo. Así que pensé en arreglarlo haciéndote el desayuno antes de tu segundo día. No es lo mismo, pero no dormí mucho. Te observé dormir y quise golpearme por dejarte anoche. —Caminó hacia mí con una expresión seria en su rostro. Cuando dejó el plato frente a mí, se inclinó y me miró a los ojos—. No quiero nunca ser quien te falle, e hice eso anoche. No quiero hacerlo otra vez. Eres la parte más importante de mi vida.
Mi corazón latió a un ritmo vertiginoso. Había estado molesta con él, pero esto hacia que me derritiera. Este era William. El hombre en quien confiaba y amaba. Le regresé la sonrisa. —Gracias —susurré.
Se inclinó y me besó dulcemente. —No me des las gracias. No me lo merezco — dijo contra mi boca—. Enójate conmigo. Lánzame algo. Infierno, nena, golpéame. Pero no me des las gracias. Eso me mata.
Alargué mis brazos y acuné su rostro. Adoraba ese rostro. —¿Qué hay de decirte que te amo, entonces? —dije con una sonrisa.
Cerró sus ojos y ladeó su rostro contra mi mano. —Eso siempre suena bien.
Aparté mis manos y bajé la mirada al plato frente a mí. El omelet que hizo se veía delicioso y lleno de queso, pero era tan grande que era suficiente para tres personas. — Trae otro plato y come conmigo. Esto está enorme.
Se rio entre dientes. —Sí, supongo que sí.
Durante nuestro desayuno, le conté todo lo que le quise decir anoche. Él me contó sobre su día, aunque sentí como si estuviera escondiendo algo. Estaba en sus ojos. Y nunca me contó lo que ocurrió cuando se fue con Aida.
Eso me molestó. La mañana transcurrió rápidamente. Piper estuvo demasiado ocupada con una lección tras otra, y tuve que salir y ayudarla a hacer un poco de limpieza y cepillar a los caballos. Me explicó cómo hacerlo y me lo demostró una vez ayer, y yo aprendí rápidamente. Me sentía muy cansada para cuando la hora del almuerzo llegó.
No preparé un gran almuerzo para hoy, y me moría de hambre. Mi emparedado de pavo y manzana no sería suficiente. Quería una gran y gorda hamburguesa con papas fritas. No era lo que mi trasero necesitaba, pero estoy segura de que era lo que yo quería. Quizás algunas galletas con chispas de chocolate. Pensé en usar mi imaginación y comer el emparedado que traje fingiendo que era lo más delicioso.
—¿Trajiste algo para comer? —preguntó Piper, asomando su cabeza a través de la puerta.
No lo que yo quería. —Sí —repliqué.
—Bien. Tómate una hora de almuerzo. Iré a casa para reunirme con Arthur para comer. Nos vemos más tarde.
Asentí, y ella cerró la puerta tras de sí. Suspirando, saqué mi bolsa de papel y la coloqué en mi escritorio. Mañana prepararía un gran almuerzo. Algo delicioso. Algo maravilloso.
La puerta se abrió otra vez, y levanté la mirada esperando ver a Piper, pero no era mi jefa. Era alguien más. Alguien que no quería ver.
—Piper se acaba de ir a almorzar —dije, sonando más molesta de lo necesario.
Captain sonrió, y noté sus hoyuelos otra vez. ¿Se suponía que estos chicos tuvieran esos hoyuelos? Eran profundos.
—Traje el almuerzo —dijo, levantando una larga bolsa de papel. Mucho más grande que la mía.
—No te pedí un almuerzo —espeté.
Mi actitud no lo detuvo. Caminó dentro de la oficina y cerró la puerta detrás de él. —No, no lo pediste, pero fue idea mía, y pensé ¡al diablo! Haz algo amable por alguien hoy, Captain. —Dejó la bolsa en mi escritorio. El olor de algo delicioso golpeó mi nariz. Mucho mejor que mi emparedado—. Así que ordené la mejor jodida hamburguesa de Texas, y decidí conseguir dos y te traje una. Segundo día de trabajo, imaginé que necesitabas algo bueno.
Me trajo una hamburguesa. ¿Bromeaba? ¿Podía leer mentes?
Cuando colocó la bolsa en frente de mí, estaba segura de que babeaba. Olía maravilloso. Él estaba siendo amable. ¿Quién era yo para rechazar el almuerzo que tanto había soñado? —Esperaba más comentarios sarcásticos. La posibilidad de que me lanzaras la jodida hamburguesa a la cara. Ese tipo de cosas —dijo Captain, sonando petulante.
Debí haber hecho todas esas cosas, pero quería la comida. La idea de comer mi emparedado de pavo ahora era simplemente triste.
—Para endulzar el trato, tengo una rebanada de pastel de fresa —añadió. No eran galletas de chocolate, pero era un buen sustituto. Abrió la bolsa como si yo no pudiera hacerlo.
—Tú ganas. Tengo hambre.
Entonces se rio. Una risa real. No una risa listilla o de imbécil. Me agradó esa risa. No era mala. Ni cerca de la persona molesta que él era usualmente.
—Bien, gracias. Esto significa que mi buena acción del día está completa y puedo seguir mi camino a ser un bastardo.
Esta vez. Yo reí.
Cuando retiró una silla y comenzó a abrir su comida, noté que él se quedaría. No estaba segura de eso. Me parecía demasiado familiar. No éramos amigos. No éramos nada.
—Solo come, Maite. No voy a saltar la mesa e ir tras de ti. Solo voy a comer antes de que mi comida se enfríe.
Correcto. Bien.
Observé como levantaba su hamburguesa y le daba un mordisco. Se veía deliciosa. Aparté mis preocupaciones a un lado e hice lo mismo.
Comimos en silencio, y decidí que esto era correcto. Nada raro, en absoluto. Y las hamburguesas eran la mejor cosa que había puesto en mi boca. Las patatas fritas también cumplían mis fantasías. Cuando casi terminaba, habló otra vez.
—¿Te fuiste a casa sola anoche? ¿Ya que tu hombre se quedó bebiendo café con su prima?
¿Fue a tomar un café con ella? Pensé que ella estuvo llorando. ¿Se quedaron hasta tarde tomando café? —Ella estaba molesta. Él intentaba consolarla —dije, apartando la comida. Ya no tenía hambre. Ni siquiera la idea del pastel de fresa me atraía más.
—Oh, no parecía molesta cuando los vi. Incluso lo vi a él reírse. Le debería dar vergüenza dejarte ir a tu casa sola de noche. Era tu primer día de trabajo. Debió haber estado contigo allí.
—Basta —dije, levantándome y poniendo distancia entre nosotros. No quería escucharlo expresar mis propios miedos. Era suficiente para mí con escucharlos en mi cabeza.
Cerró la bolsa y se reclinó en su silla para mirarme. —No manejas bien la verdad, ¿cierto?
—Estoy bien con la verdad —contesté, alzando la voz. Me provocaba. Me estaba poniendo furiosa otra vez. Era bueno en eso.
—Entonces, ¿Por qué cuando te cuento lo que vi y cuan incorrecto me parece te molesta? Solo digo la verdad. Cualquier hombre que te tenga en su casa debería mantener su culo allí a tu lado.
No, no, no. No escucharía esto. Decía estas cosas para que dudara de William. No dudaría de William. Había hecho eso una vez y casi arruiné todo. —Se siente mal por dejarme. Se disculpó una y otra vez e incluso me preparó el desayuno esta mañana. William es un buen hombre. Me ama. Así que deje de intentar hacerme dudar de él.
Captain se puso de pie y mantuvo su mirada centrada en la mía. No sonreía ahora o parecía como si estuviera a punto de decir algo sarcástico. Era la primera expresión verdadera que veía en él. —No estoy tratando de molestarte. Estoy tratando de mostrarte que no todos los hombres son lo que parecen ser. Nadie lo es, cariño. Lo he visto muchas veces. Y la primera vez que vi tus ojos, vi un dolor que yo comprendí. Antes de que abrieras tu boca y encantarás mi dura y amarga alma, quería protegerte. No puedo evitarlo.
No tenía palabras. Él tenía que irse. Esto no fue un almuerzo inocente. —Vete, por favor —dije, señalando la puerta.
No discutió. Simplemente asintió, se dio la vuelta y se fue.
Estuve allí de pie mirando la puerta cerrada por un par de minutos. Él era peligroso. No podía dejar que se acercara a mí otra vez. No quería su honestidad. No quería sus verdades. Solo quería a William.
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por tamalevyrroni Vie Jul 29, 2016 4:05 pm

20
William
Algo molestaba a Maite. Desde el momento en que la recogí esta tarde, la sentía ausente. Su sonrisa no llegaba a sus ojos. También parecía empalagosa. No me quejaba de eso. Pero no dejaba que me alejara mucho de ella. Nos duchamos juntos y tuvimos sexo sobre el mostrador del baño antes de movernos al sofá y acurrucarnos.
En este momento, se encontraba sentada en mi regazo con su brazo alrededor de mis hombros y su cabeza en mi pecho. Aún me corroía la culpa de lo de anoche. ¿Era por eso que actuaba de manera tan diferente? ¿Le preocupaba que la dejara de nuevo? ¿Pensaba que tenía que aferrarse a mí? Jodidamente me encantaba cuando se aferraba a mí, pero no quería que lo hiciera porque sentía que tenía que hacerlo.
Quería que supiera que siempre sería de ella. No necesitaba aferrarse a mí. No iría a ninguna parte. Arrastré mis dedos sobre sus muslos desnudos, pensando en todo lo que pasamos y lo lejos que ella había llegado.
Creció tanto, y nunca me perdonaría si mis estúpidas acciones me alejaban de ella. Tanto como era suyo, ella era mía. Nadie más me tendría de esta manera.
—Te amo —susurré en su cabello.
—También te amo —contestó, y con su dedo trazó un corazón sobre mi pecho.
—No me iré de nuevo —le dije. Necesitaba que me creyera.
No contestó. En cambio, continuó trazando ese corazón sobre mi pecho una y otra
vez.
—Me posees, Maite. Tienes que saber eso, nena. Saber que soy tuyo.
Dejó de trazar sobre mi pecho y levantó su rostro para mirarme. —¿Qué pasa si, un día, ya no eres mío y no puedes evitarlo?¿Qué quiso decir con eso? —Puedo jurarte que siempre será así para mí. Nadie encaja conmigo como tú. Nadie me hace sentir completo. Nadie más lo hará.
Sonrió y besó mi pecho. —Quiero creer eso.
Bueno, que me jodan. También quería que lo creyera. Pensaba que lo creía. ¿Y si mi estúpido error de anoche la hizo dudar de eso? ¿Dudar de mí?
Acuné su rostro entre mis manos y la sostuve para que me mirara directamente a los ojos. —¿Me ves? Este hombre frente a ti te amará hasta el día en que muera. Eres la única para mí, Maite. Mi única.
Se relajó en mis brazos y se apoyó en mí. —De acuerdo.
¿De acuerdo? ¡Ja! ¿Eso era todo lo que iba a decir? ¿De acuerdo?
—¿Ese‖“de‖acuerdo”‖significa‖que‖me‖crees?
Asintió. —Te creo. Siempre te creo.
La abracé fuertemente contra mi pecho. Este era mi hogar. Ella era donde mi hogar siempre estaría. Ya era hora de que diera el siguiente paso y que le demostrara que me encontraba en esto. Para siempre.  ***  
Esta mañana, Maite hablaba con su padre por teléfono. No tenía que ir a trabajar hasta las nueve, por lo que llamó a su padre para ponerlo al día. Hablar con la familia no era algo que Maite acostumbraba hacer. Esperaba que él quisiera que ella lo visitara de nuevo pronto, y necesitaba preparar el rancho para mi ausencia. No se iría sin mí de nuevo.
—Sí, me encanta. Piper, mi jefa, es realmente genial. Y aprendí a cepillar los caballos —dijo, charlando alegremente.
El solo escucharla me hizo sonreír. Al principio, no estuve seguro de lo que sentía acerca de que él entrara en su vida. Temía que buscaba algo. Pero no era así. Honestamente quería conocer a su hija. Maite necesitaba eso más de lo que siquiera me daba cuenta. El horror de su pasado parecía estar desapareciendo, aunque sabía que de alguna manera siempre sería parte de ella. Simplemente no dejaba que definiera su vida. No usaba más a su madre y a su padrastro como excusas para no lograrlo. Maite creía en sí misma.
Después de que dejé a Maite en el trabajo, fui a casa de mamá. No hablaba con ella desde lo de Aida. Sabía que la camioneta de Aida se fue, pero no le pregunté al respecto. Ver que no estaba era más que un alivio.
Sin embargo, la camioneta de Major seguía allí. Él estuvo afuera todo el día de ayer, pero aparentemente, no salió de la ciudad. Estacioné mi camioneta y me dirigí hacia el interior.
Major bebía una taza de café y comía de nuevo. —¿Qué crees que es esto? ¿Una pensión? —me quejé, entrando para besar a mi mamá y servirme una taza de café.
—No seas odioso. Hay mucho para ti también —dijo con la boca llena de comida.
—Buenos días, hijo —dijo mamá.
—Buenos días, mamá.
—¿Maite está en el trabajo? —preguntó.
Asentí y tomé un sorbo del líquido caliente.
—¿Le contaste que tu prima está caliente por ti? —preguntó Major.
Si no estuviéramos en la cocina de mamá, hubiera estrellado mi puño contra su rostro.
—Major —advirtió mamá.
Levantó ambas manos. —Solo preguntaba.
—Aida regresó a casa de sus padres. Dejó la universidad este semestre, y van a obligarla a regresar este verano. Su papá no está contento con que lo dejara para venir aquí —explicó mamá—. Pero ella es joven, y aprenderá. Vamos a dejar esto atrás.
—Entonces, no se lo contaste a Maite ¿verdad? —preguntó Major, sonriendo.
Lo fulminé con la mirada por encima de mi taza de café.
—Tampoco tendría que contárselo. Si realmente piensas en ello, es espeluznante.
—¿Te callarías? —gruñí.
Se puso de pie con su plato vacío y se dirigió al fregadero. —Por supuesto. Me callaré. Tengo trabajo al qué llegar.
—¿Trabajo? —pregunté, sorprendido.
—Sip. Trabajo en la construcción de la ampliación de Stouts y Hawkins. Su nuevo chico supervisando el proyecto, River Kipling, me contrató. Si éste es tan exitoso como el de Key West, entonces Arthur lo enviará a Rosemary Beach para construir otro, y también iré. Encontraré una de esas bellezas de las que he escuchado mucho.
La idea de River Kipling mudándose a Florida, lejos de Dallas, era muy atractiva.
21
Maite
tamalevyrroni
tamalevyrroni

Mensajes : 2372
Puntos : 15298
Reputacion : 10
Fecha de inscripción : 22/08/2015

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por EsperanzaLR Vie Jul 29, 2016 4:57 pm

Siquela cuando puedes Tami
EsperanzaLR
EsperanzaLR

Mensajes : 17168
Puntos : 33380
Reputacion : 389
Fecha de inscripción : 16/08/2015
Edad : 38
Localización : CHANIA-CRETA-GRECIA

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por SuenoLR Sáb Jul 30, 2016 3:53 am

I love you I love you
SuenoLR
SuenoLR

Mensajes : 4398
Puntos : 18395
Reputacion : 99
Fecha de inscripción : 16/08/2015
Edad : 32
Localización : Atenas

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por EsperanzaLR Dom Jul 31, 2016 11:31 am

Suspect Suspect Suspect Suspect Suspect Suspect Suspect Suspect Suspect Suspect Suspect
EsperanzaLR
EsperanzaLR

Mensajes : 17168
Puntos : 33380
Reputacion : 389
Fecha de inscripción : 16/08/2015
Edad : 38
Localización : CHANIA-CRETA-GRECIA

Volver arriba Ir abajo

When You´re Back Webnovela LevyRroni Empty Re: When You´re Back Webnovela LevyRroni

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Página 1 de 5. 1, 2, 3, 4, 5  Siguiente

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.