Foro Maite Perroni & William Levy (LevyRroni)
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Nov 30, 2015 12:41 pm

25

William

Rush regresó a fuera, con Nate en sus brazos y un tazón de algo. Nate me vio y aplaudió. —Sí, ese es tu ingenuo tío William que continua recogiendo la mier*da que lanzas.



—Él va a terminar maldiciendo frente a Blaire, y vas a dormir en el sofá durante una semana. Tal vez ella lancé tu cu*lo debajo de las escaleras. He oído que la venganza es una perra —dije, refiriéndome a cómo Blaire durmió en la habitación de abajo de las escaleras de Rush, cuando llegó la primera vez a la ciudad.


Él puso los ojos, se sentó y puso a Nate en su rodilla. —Si él dice una de esas palabras, le echamos la culpa al tío William, ¿verdad, amiguito? Señala el dedo hacia allá y salva el cu*lo de papá —dijo Rush con una sonrisa de satisfacción.



—¿Qué hay en el tazón? —le pregunté mientras sostenía una cucharada en la boca de Nate. Él volvió la cabeza hacia otro lado. Chico inteligente. Se veía desagradable.



—Avena. Él la odia —dijo Rush, tratando de llegar a Nate para que tome un bocado.



—Si él lo odia, y yo probablemente también lo haría, ¿por qué le estas dando eso? —le pregunté.



Rush levantó sus ojos hacia mí. —Porque Blaire lo dijo. No debes cuestionar a mamá. Nunca.



Es bueno saberlo.



—Así que escuchaste el latido del corazón —dijo Rush, poniendo la avena abajo en un signo de la derrota.



—Sí. Lo hicimos. Y. . .bueno, se sintió finalmente real. Como si hubiera algo allí. Una vida. No era sólo Maite, había otro latido del corazón dentro de ella. Un latido del corazón el cual creamos. Yo sólo... ¿Está mal que me sienta apegado a ello? ¿Qué quiera protegerlo? No puedo perder Maite. No puedo. Así que no debería sentirme así, ¿verdad?



Rush miró a Nate y le dio un beso en su cabeza. —Le estas preguntando eso a un hombre que tiene un hijo. A un hombre que se arrojaría delante de una bala, un camión, nombra lo que quieras, que yo haría lo que fuera por este niño. Él es mío. No puedo siquiera considerar no quererlo. Pero la vida de Blaire nunca estuvo amenazada. Nosotros no tuvimos que tomar ese tipo de decisión. Pero no, no creo que estuviese mal que sintieras algo cuando escuchaste el latido del corazón. Lloré como un maldito bebé cuando vi la primera ecografía de Nate. Es una cosa emocional. Es normal. No te culpes por amar algo que creaste con la mujer que amas. Especialmente si ella lo adora.



Lo escuché, y tenía sentido, pero todavía me atormentaba la idea de que esta vida a la cual me estaba apegando, podría tomar la vida de Maite. Ella era mi número uno. —Si la pierdo, va a ser mi culpa. Hice esto. No me cuide, y ahora está embarazada —le dije. Me había oído decir esto antes, pero esto me atormentaba, y necesitaba decirlo. No podía decirle esto a ella. Y tener a Kiro diciéndome exactamente lo mismo sólo lo confirmó. Hice esto.



—No sabías que tenía problemas de salud. Ella tenía miedo de decírtelo, y lo entiendo, pero también sé que no puedes culparte por algo que no sabías.



Siempre había tenido cuidado. Nunca dormía con nadie sin protección. Nunca había pensado en hacerlo sin condón, pero Maite se metió bajo mi piel, y estaba tan loco por ella que perdí todo pensamiento racional. Mi lujuria por ella me hizo tomar malas decisiones. Pero, ¿el hecho de no saber sobre su corazón cambiaba algo? No. Seguía siendo el mismo resultado. Hice esto.



Ayer por la noche, Maite permaneció en mis brazos, y vi a sus ojos estudiar la habitación. Por último, ella dijo que tendríamos que mover el aparador a la sala de estar para adaptar la cuna del bebé. No respondí. No sabía cómo. Me gustó la idea de llevar al bebé a casa y a Maite meciéndolo, sosteniéndolo, y poniéndolo en la cama. Pero tenía miedo de vivir en ese mundo. Porque si ese no era el resultado, tendría que estar preparado para asumir el papel de Maite, también.



Ella me dio un beso de despedida esta mañana cuando me fui a trabajar, luego se dio la vuelta y se volvió a dormir. Al verla descansar alivió mis preocupaciones un poco.



Pero no le dije la verdad acerca de dónde iba.



No estaba trabajando; Estaba buscando una casa. Si Harlow podía vivir por pura fuerza de voluntad, decidí que iba a darle un motivo por el cual luchar. Comenzando con una casa y un dormitorio que pudiera decorar para nuestro bebé. Podríamos pintarlo juntos y seleccionar los muebles, aunque estaré de acuerdo con todo lo que ella dijera. A menos, claro, que fuera un niño y ella trate de poner Oops de chica en su habitación.



Aparqué mi coche fuera de la casa que quería comprar para ella, para nosotros. No era tan grande como a lo que estaba acostumbrada, pero Maite no era de las que esperaba lujo. Ella se había criado con su abuela en una modesta casa en Carolina del Norte.



La casa azul claro estaba más lejos del agua de lo que quería, frente a la playa había propiedades que estaban fuera de mi rango de precio, pero esta era una pequeña y pintoresca comunidad cerrada. Las casas no estaban demasiado juntas, pero era todavía un barrio de clase. Cerca del mar. Conduje y admiré esta casa en más de una ocasión. La cerca blanca alrededor de ella y el pórtico envolvente con grandes contraventanas para huracanes hacían que parezca una antigua finca de Florida, pero era más pequeña y no tan vieja. El propietario la construyó y nunca se mudó a ella. Había estado en el mercado desde entonces. Siempre pensé que era una pena que nadie utilizara el columpio del árbol de roble en el patio delantero o disfrutara de las mecedoras del pórtico siempre vacío.



El Range Rover de Rush se detuvo a mi lado, y abrí la puerta de mi camioneta. Lo había llamado después de ir a la oficina de bienes raíces que estaba vendiendo la casa y tomar una llave. La oficina manejaba una gran cantidad de ventas de los condominios que yo construía, por lo que no les importaba darme una llave.



Rush salió, miró la casa, se giró y me sonrió. —Me siento como si estuviera en Mayberry. Incluso tiene un maldito columpio en el árbol.



Riendo, fui hacia la puerta y entré al patio delantero. —La pregunta es, ¿crees que le guste? —le pregunté mientras tomaba los cuatro escalones de dos en dos que conducían hasta el pórtico.



—Creo que le va a encantar —dijo Rush, siguiéndome.



Abrí la puerta, y entré. La entrada era pequeña pero tenía techos altos con vigas a la vista. Una escalera estaba a la izquierda, y un pasillo conducía a la sala de estar en línea recta. Entramos en la sala de estar, que tenía una gran chimenea con una repisa grande y robusta como su punto focal. Los pisos de madera eran machimbre, que daba la sensación aún más real de una casa costera antigua. Había una puerta de arco que conducía a la cocina y al comedor en la derecha y luego otra puerta de arco en la izquierda que llevaba a lo que parecía un invernadero.



—¿Cuántas habitaciones? —preguntó Rush mientras miraba hacia el patio trasero. Estaba cercado y tenía un montón de espacio para columpios y tal vez una piscina cuando el bebé fuera más grande.



—El agente dijo que tenía cuatro dormitorios. Todos en el piso de arriba.



—Puede que quieras revisarlos. Ellos podrían determinar el lugar.



Asentí, y nos dirigimos hacia arriba. Las paredes de madera eran un toque agradable; Sabía que costaban un poco más que las de yeso básico. La habitación a la derecha era un dormitorio de invitados. No era tan grande, pero tenía un vestidor y un pequeño cuarto de baño privado. Caminamos a la habitación de al lado, que era más grande, con un armario mucho más grande. El cual se unía por un baño otra habitación idéntica a esa. Luego a la derecha estaba el dormitorio principal. Tenía su propia chimenea y una bañera con hidromasaje en el baño. El lugar era más bonito de lo que esperaba. Tenía la esperanza de que tomaran mi oferta y redujeran el precio un poco.



—Creo que es perfecto —dijo Rush mientras caminábamos por el espacio del ático.



—Yo también.



—Supongo que es hora de que llames y hagas una oferta.



No podía esperar para mostrarle a Maite. Y disfrutar viéndola decorar el lugar. Podríamos hacer una vida de recuerdos aquí. Quería una vida de recuerdos con ella. Este era el escenario perfecto.

Mi precioso bebé,



Pasé el día mirando cunas. No tenía ni idea de que hubiera tantas. Encontrar la perfecta para ti va a ser más difícil de lo que pensé. Así que me alejé sin necesidad de comprar una. Pero no me fui con las manos vacías.



Dado que no sabemos si eres un niño o una niña, decidí que era mejor comprar un traje para cada escenario. Si eres una niña, entonces vas a usar un vestido de color rosa suave, adornos blancos y un gorrito a juego para venir a casa del hospital. Y si eres un niño, vas a llevar un mameluco azul marino con una pelota y un bate de béisbol en la parte de adelante. Compré ambos hoy día, por si acaso.



Probablemente podría haber esperado para saber lo que ibas a ser, pero estaba demasiado emocionada. Al ver todos esos pequeños trajes y sentir la suave tela me hizo imaginarte y soñar con el día en que llegues para abrazarte.



Espero poder hacer eso un montón, ya que vas a estar durmiendo en nuestra habitación. Ya estoy pensando en donde voy a poner tu cuna. Creo que te va a gustar la vista del agua. Tal vez podamos hacer que funcione.



Realmente no importa donde duermas, porque no importa donde estés, siempre estarás seguro, querido y amado.



Con amor siempre.



Mami.
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Nov 30, 2015 12:43 pm

26

Maite

William estaba ansioso. Nunca lo había visto así. Me seguía viendo nerviosamente y sonriendo como si tuviera algo grande que quería contarme. Era un comportamiento completamente extraño en él.



Me distraía que no fuera la que se encontraba actuando como una tonta nerviosa esta vez. Cuando habíamos escuchado los latidos del bebé por primera vez, apenas fui capaz de contenerme el día antes de la cita. Pero hoy, el día en que finalmente podríamos ver a nuestro bebe y saber si era niño o niña, era William el que no podía quedarse quieto.



Ya había pasado por una ecografía, pero no fue una como esta. La primera había sido básica, para que pudieran ver al bebé y escuchar su latido internamente. Esta vez, seria 3D lo que nos permitiría en realidad ver los rasgos del bebé. La enfermera entró en la pequeña habitación en la que esperábamos, seguida por el médico.



—¿Están listos? —preguntó con una sonrisa brillante en su cara.



—Sí —contesté, pero William no dijo nada. Parecía tenso. Extendí la mano y le froté el brazo para tratar de aliviar su expresión tensa. Esto no iba a lastimarme o al bebé.



—Bueno, vamos a ver si podemos averiguar lo que tenemos aquí —dijo el doctor, mientas se sentaba en un taburete—. Normalmente la enfermera hace esto, pero quiero comprobar que algunas cosas ya que están aquí. La llamaré en caso de que necesite algo — explicó.



Volví mi atención a William, que se encontraba enfocado en la pantalla en blanco.



—¿Estás bien? —pregunté. Bajó la mirada hacia mí.



—Sí, estoy bien. ¿Tú? —preguntó, dándose cuenta de repente que no me había comprobado en los últimos minutos, mientras esperábamos. Él era más que sobreprotector. Desde que mi vientre se había comenzado a mostrar, se había vuelto un poco loco con la cosa asomándose.



El médico movió el dispositivo a través de mi estómago y asintió hacia la pantalla. —Aquí vamos —dijo mientras una imagen de nuestro bebé comenzó a aparecer.



La mano de William apretó la mía más fuerte mientras la pantalla mostraba claramente dos pequeños pies clavados en el aire.



No podía formar palabras mientras el doctor se reía entre dientes. —Bueno, eso fue fácil de ver. Ella lo está haciendo muy fácil.



Ella.



Esa palabra era más poderosa de lo que podría haber imaginado.



Ella.



Sollocé y parpadeé rápidamente, tratando de aclarar mi visión para poder verla.



—Mira allí, ha encontrado sus dedos y le gustan. Ustedes pueden tener a una chupadora de dedo —dijo el doctor mientras nos mostraba a nuestra bebita chupando tres dedos dentro de su boca.



Era incapaz de evitar que se escapara mi media-risa medio-sollozo.



—Y parece que tiene todos los dedos de las manos y los pies. Su latido todavía suena muy fuerte —nos aseguró el doctor. Ni siquiera me había dado cuenta del sonido — estaba tan concentrada solo con verla— pero estaba allí su perfecto y pequeño ritmo.



—¿Sentiste eso? —me preguntó el doctor.



No quería apartar la mirada de la pantalla. —¿Qué? —pregunté.



—Una‖fuerte‖sensación‖de‖aleteo…‖ahí. ¿Lo sentiste?



Lo había sentido. Me encontraba sintiéndolo desde hace un par de semanas. Pensé que era un gas malo.



—Sí —dije, mirando como pateaba segundos después de que sentí el aleteo.



—El 3D no es en tiempo real. Está retrasado. Así que la estás viendo patear segundos después de que lo hace —explicó.



—¿Cuándo puedo sentirlo? —preguntó William hablando por primera vez. Aparté los ojos de nuestra hija para verlo mirar la pantalla completamente fascinado.



—Dale un par de semanas, y lo sentirás —el doctor le aseguró a William.



Durante los siguientes quince minutos, nos sentamos allí viendo nuestra pequeña niña meneándose y pasar de chupar sus dedos a su pulgar. También le gustaba subir su pie hasta tocar su cabeza. Era perfecta.



Y yo que pensaba que no la podía amar más. Qué equivocada estaba.



William pasó el desvió hacia la casa, y lo miré. Habíamos estado sentados en un silencio sobrecogido durante el viaje. De vez en cuando nos preguntábamos el uno al otro si la había visto hacer alguna cosa, y entonces caeríamos de nuevo en silencio. No podía esperar a escribirle sobre este momento, porque esta vez, yo sabía que era ella.



—Tengo algo que quiero mostrarte —dijo, cuando me vio mirándolo.



—Uhmm, está bien —contesté, insegura de qué podría ser que requería conducir a los límites de Rosemary Beach. Tal vez íbamos al club. En serio esperaba que no. Solo quería ir a casa y pensar sobre nuestra niña.



William no giró hacia el club, pero en su lugar se dirigió a una comunidad privada que había visto siempre pero nunca había estado dentro. Las casas eran hermosos lugares costeros que había asumido eran propiedad de turistas que venían de vacaciones o las rentaban.



William presionó una tarjera en la caja negra, y el portón lentamente se abrió. Me pregunté si se hallaba construyendo algo allí, sin embargo no lucía como si cualquier construcción estuviera llevándose a cabo.



Rodeamos una glorieta en la calle pavimentada con ladrillos divididos, que pensé era realmente genial. Luego se estacionó en un espacio enfrente a una casa azul que lucía como que pertenecía a la portada de la revista Coastal Living.



¿No encontrábamos visitando a alguien?



—¿Qué opinas? —preguntó. El nerviosismo de más temprano se hallaba de vuelta en su voz.



¿Qué opinaba? —¿Sobre la casa? —pregunté.



Asintió.



No tenía que mirar otra vez para saber que creí que era la casa ideal para una familia…‖ Pero‖ espera.‖ Peleé‖ contra‖ la‖ emoción‖ de‖ la‖ idea‖ de‖ que‖ William‖ se‖ hallaba‖ considerando comprar esta casa para nosotros, y me recordé que estábamos perfectamente felices en su condominio. No necesitábamos una casa, incluso si era absolutamente perfecta como esta.



—Creo que es un lugar precioso —dije cuidadosamente. No quería que creyera que tenía esperanza. Lo molestaría si pensaba que no estaba feliz en donde nos encontrábamos, y no quería que estuviera más estresado aun.



—¿Lo crees? —preguntó, estudiando cada una de mis expresiones.



Asentí.



Abrió su puerta de la camioneta y salió. —Entremos —dijo, antes de cerrar su puerta y caminar alrededor para ayudarme mientras me paraba fuera de la mía.



¿Entraríamos? ¿Eso significaba que quería que viera el interior, o había gente aquí? Quería emocionarme, pero tenía miedo de ello. No estaba segura de porque nos hallábamos aquí.



William introdujo una clave y abrió la puerta. Se abrieron de par en par y me dijo que entrara. Entré lentamente. La primera cosa que noté es que se encontraba completamente vacía. La segunda cosa que noté fue que era sorprendente. Los techos altos y el detalle eran fantásticos.



—Ven conmigo —dijo, tomando mi mano mientras subimos directamente las escaleras. Arriba, caminamos por un espacio abierto que podría ser una sala de estar o incluso un cuarto de juegos. Entonces, William abrió una de las puertas, y entramos en un gran cuarto con paredes rosa pálido y un candelabro. Por las ventanas, podías ver el Golfo al otro lado de la calle y el patio trasero, que no era solo un bonito y gran espacio sino también cercado.



Di la vuelta para ver a William pasando la mano a través de su cabello nerviosamente y mirándome.



—Es un gran cuarto, pero no entiendo —dije, necesitando algo de esclarecimiento, incluso si mi emoción crecía rápidamente.



Miró a mi estómago, luego otra vez a mí. —¿Te gustaría que fuera su cuarto?



Su cuarto.



Significa que viviríamos aquí.



Las lágrimas amenazaban con tomar el control, parpadeé para contenerlas e inhale para no llorar sobre él.



—¿Está en venta? —pregunté, dándome cuenta que no había visto un letrero de En venta en el patio.



—No —contestó, y mi corazón se cayó—. Ya no. —Me tendió las llaves que había usado para abrir—. Ya es nuestra.



Me tomó dos segundo volar hacia su brazos antes de romper en lágrimas.

27

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Mensaje por asturabril Lun Nov 30, 2015 3:36 pm

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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:12 pm

No regresamos al departamento esa noche. Llame a Rush para que me ayudara a traer la cama, y pasamos la noche en nuestra nueva casa. Maite estaba demasiado emocionada como para irse, y yo estaba malditamente feliz mirándola. Había estado asustado de que se sintiera abrumada o que no le gustara.



Pero me preocupé por nada.



Me sentía como el rey del jodido mundo.



La semana siguiente, hice que los de la mudanza vinieran al condominio y nos ayudaran a empacar, porque no quería a Maite inclinándose o levantando cosas. Lentamente mudamos todas nuestras cosas y nos establecimos en nuestro nuevo hogar. Eso es lo que es. Tengo un hogar ahora. Uno real. Por primera vez en mi vida tengo realmente un hogar. Una familia real. Mi familia.



Las visitas semanales del doctor me mantenían esperanzado, y el miedo lentamente empezó a desaparecer. Maite creía, sin duda, que lograría pasar esto, y ella ya estaba pensando acerca de los columpios que escogería para Lila Kate.



Habíamos pasado toda la semana sentados buscando nombres de bebes en internet antes de decidirnos por uno. Incluso si no me había gustado el nombre de Lila Kate en el momento, había aprendido a amarlo después de escuchar a Maite decirlo cuando hablaba con su ahora redondo estómago. Aun no era muy grande, pero podías notar que estaba embarazada.



Había esperado que se preocupara por lucir gorda, pero nunca lo hizo y nunca lo estuvo. Se paraba frente al espejo y se miraba, luego me sonreía como si fuera la mejor cosa del mundo. Iba a ser una madre grandiosa.



Entonces, un día, mientras armaba la cuna de la bebe en el cuarto principal. Escuché a Maite gritar—: ¡William! ¡Apresúrate! —Un millón de cosas horribles pasaron en mi cabeza, esperaba lo peor cuando encontré a una sonriente Maite en un baño de burbujas. Tomé un respiro y me obligué a calmarme. No podía esperar que algo malo pasara cada vez que me llamaba.



—Se está moviendo —susurró Maite, como si pensara que su voz la haría detenerse—. Ven a sentirla.



Había estado esperando por esto. Maite la sentía todos los días, pero hasta ahora, no había estado presente en el momento adecuado. Me arrodillé al lado de la tina y ella tomó mi mano y la colocó en su estómago.



—Aquí, presiónala un poco para que ella empuje de vuelta —dijo suavemente.



Hice lo que me pidió, y enseguida una pequeña patada fue mi respuesta. La sonrisa que apareció en mi rostro fue tan grande que casi rompió mis mejillas. Tenía a una pequeña peleadora aquí. Era fuerte como su mamá.



—¿No es maravilloso? —preguntó Maite, mientras sostenía mi mano contra su estómago y sentía a Lila Kate moviéndose. Obviamente la había molestado y ahora estaba demasiado activa.


—Es vivaz —dije y Maite tiro su cabeza hacia atrás y rio. Lila Kate pateó de nuevo y empujó contra mí. Era como si quisiera unirse a nosotros. Tal vez escucha a Maite reír y quiso salir para poder ser parte de este momento.



—Habla con ella —dijo Maite.



Había visto a Maite hablando a su estómago antes. Pero no estaba seguro de poder hacerlo. Había visto el ultrasonido, podía sentirla. Era real para mí, pero hablarle parecía difícil. Estaba dispuesto a amar a otra persona a la que podía perder.



—No sé qué decir —digo esperando que lo deje pasar.



—Solo dile hola y que la amas. No tiene que ser profundo. Ella reconoce tu voz ahora. Estoy segura de ello. Sabrá que eres tú hablándole.



Maite tenía mucha fe en esta pequeña bebe dentro de ella. Aceptaba que reaccionaba a la risa de Maite, pero no estaba seguro de que reconociera mi voz. Era probablemente un sonido sordo para ella.



—Por favor, di algo —rogó Harlow, y supe que no iba a salirme de esto. Ella quería que yo hablara con nuestra hija, y no podía decirle que no.



Me aclaré la garganta y me acerqué más al estómago de Maite —¿Cómo estás ahí dentro? —pregunté y luego miré hacia una entretenida Maite—. Imagino que estás lista para salir y estirarte. Tiene que ser incomodo ese pequeño espacio que tienes. —Maite aun me miraba expectante.



Quería que le dijera a nuestra bebe que la amaba. Decirlo en voz alta lo haría real. Haría real el hecho de que ahora era vulnerable a una persona más. ¿Cómo iba a mantenerla a salvo también? ¿Qué tal si tenía que hacerlo solo? Cerrando los ojos, empujé ese pensamiento lejos. No pensaría sobre eso. Me negaba a hacerlo.



—Te amo, Lila Kate. No puedo esperar para sostenerte y mirarte dormir en los brazos de tu mamá. Si tienes suerte lucirás como ella. —Ahí, lo dije. Exactamente lo que pensaba. Exactamente como me sentía. Me había abierto por completo.



—Espero que luzca como tú —dijo Maite, tomando mi rostro en sus manos—. Tú eres el hermoso.



Acerqué la boca a la suya y antes de besar sus dulces labios le susurré—: Nadie nunca será más hermoso que tú.



Maite levantó su jabonoso y mojado brazo y lo enrollo alrededor de mi cuello mientras profundizaba el beso y yo me mojaba con la sedosa calidez de su toque. Ella podía hacer todo mejor con un beso. Cada miedo y preocupación de desvanecía cuando se hallaba cerca de mí.



—Metete conmigo —dijo y empezó a quitarme la camisa. No discutí. Me la quité y después me deshice de mis vaqueros y bóxers, antes de entrar tras de ella. Se giró y me montó, sus enormes pechos cubiertos en burbujas. Este era probablemente el mejor producto de baño alguna vez inventado. Al menos, para la especie masculina. Me llené las manos con sus tetas mientras se hundía en mi dura longitud. Cuando me tenía completamente enterrado en ella, arqueó la espalda, haciendo que esos fantásticos juguetes se movieran y rebotaran.



—Estás en control, chica dulce. Tómalo como lo quieras —dije mientras disfrutaba la hermosa vista.



Se hizo hacia atrás y puso las manos en mis pernas. No pude haber pedido por una mejor posición. Después lo llevo más lejos y empezó a moverse arriba y abajo suavemente sobre mí. Quería tener mis manos llenas de sus pechos, pero entonces se detendría ese hipnótico movimiento, así que en su lugar tomé su cintura y la ayudé a cabalgarme.



—Podría ver estas tetas todo el maldito día —dije mientras ella gemía y se hundía más fuertemente en mí.



Incapaz de soportarlo por más tiempo, los alcancé y apreté, sintiendo sus pezones duros contra mis palmas. Gritó mi nombre y eso me volvió aún más loco.



—Siéntelo, chica dulce. Muéstrame lo que te hace sentir bien. Ese pequeño y caliente co*ño es mi maldita nirvana. Sabes que me tienes tan envuelto en ti que no puedo ver nada o a nadie más. Solo a ti. Solo a ti.



—Oh Dios, voy a venirme. Sigue hablando sucio —gimió mientras alcanzaba mis manos y las cubría con las suyas.



—Tu co*ño mojado está hinchado y caliente todo el maldito tiempo. Quiero deslizar mis dedos en esas pequeñas bragas y jugar con el cada vez que te miro. Probarte y olerte. Tu olor es tan increíblemente dulce. —Mi plática sucia la envía sobre el borde.



Me agarró los hombros y empezó a llamar a Dios y a mí al mismo tiempo —Eso es, córrete en mi polla. —La animé mientras temblaba y se sacudía—. Mi dulce co*ño.



—¡Oh, Dios! ¡Basta! No puedo resistirlo. Estoy tan cerca de nuevo —gimió, inclinándose a mí. Luego se cerró sobre mí y perdí el control.



Agarrando su cabello, grité su nombre y la seguí al éxtasis.



Mi dulce Lila Kate,



Tu habitación está casi terminada. Está hecha para una princesa, claro porque tú eres una princesa. Eres nuestra princesa. Nunca ha existido otra bebé que sea tan amada como tú. Estoy secretamente esperando que luzcas como tu papá. Pero no importa como luzcas, sé que serás hermosa.



No podemos esperar a mostrarte todas las cosas que hemos comprado para ti. Hemos comprado tu primer adorno navideño hoy. Es blanco con puntos rosados y tus iniciales grabadas en el frente. Cuando lo vi en toda su lindura de niña, quería asegurarme que lo tuvieras para colgarlo cada año en el árbol. De esa manera, si estoy mirándote desde las nubes podrás recordar que yo lo elegí para ti. Papá tuvo la idea de pintarle tus iniciales. Claro, es un hombre inteligente.



Espero que lo colguemos juntas en el árbol cada año. Hornearé galletas y puedes decorarlas con chispas y glaseado. Luego cocinaremos palomitas y haremos un desastre con brillantina y pegamento mientras decoramos nuestros propios adornos. Sera el árbol más amado en Rosemary Beach. Invitaremos a Nate a ayudarnos. Estoy segura que disfrutará hacer un desastre tanto como tú.



He estado llenando tu librero con todos mis libros ilustrados favoritos. He escrito una nota en cada uno y he añadido la fecha en la que los compré en caso de que no esté aquí para compartirlos contigo. Tu papá te los leerá. Él puede decirte de los lugares a los que lo llevé buscando los libros perfectos para ti.



Las semanas están pasando y antes de saberlo, veré tu rostro. Ya sea si tenemos toda una vida o unos pocos momentos juntas, tú serás la cosa más importante que me ha pasado en esta vida.



Te amaré siempre,



Mamá.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:14 pm

28

Maite

Íbamos a asistir a una gala de recaudación de fondos en el club esta noche para juntar dinero para el departamento de bomberos local. Rosemary Beach no era una gran ciudad, la más grande se encontraba a cuarenta y cinco minutos en coche, por lo que el departamento de bomberos voluntarios era muy preciado y necesario.


Woods había decidido organizar la gala, aunque la verdad era que muchos residentes tenían un montón de dinero para dar a los bomberos directamente, y muchos lo hicieron. Eso es lo que había conseguido su comienzo. Pero a ellos les gustaba asistir a grandes galas para que pudieran vestirse elegantes y pasar la noche con gente importante como con el papá de Rush. Dean Finlay, el baterista de Slacker Demon y el mejor amigo de mi padre, estaba en la junta directiva del Club Kerrington. No era el típico miembro de una junta, pero entonces, tampoco lo eran William y Rush, y también eran miembros de la junta. Cuando Woods había heredado el club de su padre después de su muerte, despidió a todos los demás miembros de la junta y eligió la suya. Él y su padre nunca habían visto ojo a ojo a nada.



El senador Barnes también asistiría. No estaba segura de todos los que habían conseguido estar en la lista de invitados, pero había escuchado su nombre de Woods. No estuve pasando mucho tiempo en el club ahora que Nan estaba de vuelta en la ciudad. Disfruté de nuestra casa y preparándome para Lila Kate. Hacer frente a la dinámica social del Club Kerrington era algo de lo que quería mantener mi distancia desde ahora mismo. Pasé tiempo con Blaire en su casa o en la mía; lo mismo con Della.



Pero esta noche William tenía que cumplir sus obligaciones como miembro de la junta y necesitaba estar allí. Encontrar un vestido que me quedara era otra historia. Mi estómago estaba realmente hinchado ahora. Tenía treinta y un semanas de embarazo, y Lila Kate y yo lo llevábamos bien. Se movía más y más últimamente; había empezado a empujar su pequeño pie con tanta fuerza que podía ver mi estómago sobresalir en ese lugar. William estuvo muy entretenido cuando esto sucedió. Hizo que valga la pena la molestia para escuchar su risa mientras la veía darme una paliza. Honestamente, no cambiaría uno de esos momentos. Nunca.



Con la ayuda de Blaire, había encontrado un vestido de crepé negro a la rodilla con cintura ancha y un escote con incrustaciones de cristal. Me lo puse con un par de Louboutins plateados. ¿Cómo fue que nunca me había sentido antes hermosa, pero ahora que mi estómago era del tamaño de una pelota de baloncesto, de repente me sentía mejor conmigo misma?



—Guau. —La voz de William interrumpió mis pensamientos, y miré en el espejo para ver que caminaba detrás de mí. Sus ojos brillaron con apreciación. Dejé que mis ojos viajaran a través de su cuerpo, envuelto perfectamente en un esmoquin. Lo había visto en uno antes, y sabía cómo devastadoramente guapo podría ser, pero esta vez, él era mío. Y cuando la noche había terminado, podré desnudarlo. Todo mío.



—Si yo no fuera un miembro de la junta —dijo, antes de que sus labios tocaran mi hombro desnudo—. Me gustaría mantenerte aquí, podrías usar ese pequeño vestido sexy, y podríamos jugar striptease. Tú te desnudas y yo miro. —Su sonrisa maliciosa me hizo reír.



—Suena como que estaría haciendo todo el trabajo —repliqué.



Movió las cejas sugestivamente. —Confía en mí, bebé, una vez que estuvieras desnuda, lo haría totalmente valer la pena.



Me encogí de hombros. —Está bien. Me convenciste. Quedémonos aquí y juguemos.



William me atrajo hacia su pecho y me miró en el espejo. Nos quedamos allí juntos, los tres. Mi obvio estómago, y la presencia de Lila Kate. Quería una foto de nosotros, y la quería ahora. Justo así. Podría ponerla con la siguiente carta que escribiera para ella.



—¿Dónde está el teléfono? —pregunté, mirando alrededor por el mío.



Metió la mano en el bolsillo y lo sacó. —Aquí —respondió.



—Quiero una foto de nosotros. Los tres. Como estamos en este momento —dije.



—Está bien —dijo, tirando de mí cerca de él, con la espalda contra su pecho—. Creo que puedo sostenerlo y apuntarlo hacia abajo para que se vea tu adorable bultito.



—No es un bultito. Es una pelota de playa. Sólo se honesto —dije.



Guiñó un ojo. —Nunca le dices a una mujer que su estómago se parece a una pelota de playa. Los resultados pueden ser peligrosos. Ahora, mira al teléfono. Esto puede tomar varios intentos. —Intentó tres veces antes de que fuera capaz de tomarnos a ambos sonriendo y mi estómago a la vista. Me encantó.



—Envíamela. La quiero, también —dije.



Asintió y rápidamente me envió la foto. Me gustaría verla más tarde, cuando encontrara mi teléfono.



—Sabes que podemos conseguir a alguien para tomar mejores fotografías de nosotros esta noche si quieres —dijo.



Me encantó nuestra selfie con Lila Kate, pero no era una mala idea. Quisiera pedirle a Blaire que tomara algunas fotos de nosotros esta noche. Entonces tendría varias para poner con las cartas.



La gala de los bomberos fue un éxito. Había cientos de personas allí, y cada uno había pagado mucho por una entrada. Veía nuevos camiones de bomberos en un futuro cercano para Rosemary Beach.



William me mantuvo cerca de su lado mientras saludaba a la gente y hacía las presentaciones. Había tanta gente que aún no había conocido. Ver a William así me hizo ponerme aún más orgullosa de él. Podía pasar de playboy sexy a hombre de negocios en un abrir y cerrar de ojos, aunque el único juego que jugaba en estos días era conmigo.



—Voy a encontrar a Dean. Rush lo está buscando. Hay algunas personas influyentes aquí esta noche que Woods quiere convertir en miembros del club, y piensa que Dean podría sellar el trato. ¿Vas a estar bien durante unos minutos? No veo a Blaire en ningún lugar, pero veo a Della por allá cerca de la esquina hablando con Bethy y Jimmy.



Preferí visitar a Della, Bethy, y Jimmy en lugar de las personas que no conocía. Varios desconocidos parecían reconocerme, y todos ellos se centraron en mi estómago con los ojos muy abiertos. Estaba segura de que esto de alguna manera iba a llegar a las revistas del corazón. Esperaba que alguien pusiera en Twitter una foto de mí y compartiera con el mundo que me dejó embarazada. Había logrado mantener un perfil bajo, pero con esta gente, no estaba segura de si eso era posible.



—Así que todavía estás embarazada. Como que, en realidad seguirás adelante con esto. —La voz de Nan me hizo parar, y no estaba segura de si debiera responder o seguir caminando. Quería mantener la paz con ella. No tenía ninguna razón para estar enojada, y sabía que siempre me odiaría, pero contraatacar sólo me haría rebajarme a su nivel. Así que la enfrenté.



—Sí, estoy siguiendo con ello —respondí simplemente. No se merecía una explicación.



Frunció el ceño y dejó escapar un suspiro de exasperación. —¿Qué, el muy querido papá no te obligó a tener un aborto para que pudiera salvar a su hija favorita? —La amargura en su voz me puso triste. Era mala, pero no había recibido exactamente la mejor vida. Nuestro padre me había mostrado amor de niña; no había hecho lo mismo por Nan.



—Kiro no puede obligarme a hacer nada. Este es mi bebé. No el suyo. Y la vida de este bebé es más importante para mí que la mía propia —dije.



Me estudió por un momento, como si tratara de decidir lo que quería decir con eso. —De verdad quieres decir eso, ¿no? —preguntó.



Asentí. —Sí.



Por un breve momento, pensé que tal vez, sólo tal vez, íbamos a tener un gran avance. Tal vez podríamos unirnos, o al menos llegar a una tregua. Era demasiado esperar que pudiéramos ser en realidad familia. Pero luego se encogió de hombros y rodó los ojos. —Lo que sea. Es tu vida —dijo, luego se alejó rápidamente. Estaba casi segura de que llevaba puesto un vestido de Valentino. La reina de hielo perfecta.



Cuando me di la vuelta, Della, Bethy, y Jimmy se habían ido. Me di la vuelta, mirando a través de la multitud por una cara familiar, pero no vi a nadie. El aire fresco sonaba bien, así que decidí que iba a salir y tomar un respiro mientras William buscaba a Dean.



El aire fresco de la noche me tocó la cara, cerré los ojos y disfruté del momento. Tantos ojos siguiendo cada uno de mis movimientos se había vuelto abrumador. Quería estar en casa. Lo que más me gustaba hacer era plantar flores en mi patio trasero sin nadie, excepto William. Realmente era una reclusa.

—Supongo que las revistas de chismes tenían razón. Está embarazada. Se ve como si estuviera a punto de estallar. —Una voz femenina flotó a través de la oscuridad. Di un paso atrás en la sombra de un roble que estaba a mi lado. No quería que quien quiera que sea que hablaba de mí, me viera.



—Muy embarazada. Y es de William. Se quedó a su lado toda la noche. Bailey se le arrojó antes, después de seguirlo fuera de la habitación, y la rechazó.



La otra chica hizo un sonido molesto. —Lo que sea. Este es sólo un caso de mamá por culpabilidad. No es como que esté planeando seguir para siempre con ella. ¿Has visto un anillo en su dedo? No, no lo hiciste.



Mi estómago se tensó, y me apoyé más en la oscuridad. Quería alejarme de sus crueles palabras, debido a que no sabían nada. No sabían de mi corazón. No sabían que William se protegía a sí mismo.



—Seguro que estaba dispuesto a proponérsele a Nan el año pasado. Dijo que tenía el anillo y todo. Es por eso que lo engañó. No estaba lista para el compromiso. Creo que lo lamenta ahora, pero tal vez no es demasiado tarde. Embarazó a la chica Manning, pero eso es todo lo que hizo.



¿Iba a proponerse a Nan? Nunca me dijo eso. Actuaba como si su tiempo con ella no hubiera significado nada. Que había estado ayudándola. ¿De verdad le había roto el corazón? ¿Fue por eso que nunca había mencionado el matrimonio? Pensé que era a causa de mi corazón. Sólo pensé que hablaríamos de ello después de que sobreviviera al embarazo.



—Los vi a Nan y a él hablando antes. Eran terriblemente cercanos. Además, ¿la chica Manning tiene, como, un problema del corazón cierto? ¿Se pueden tener hijos con problemas de corazón?



Había oído suficiente. Quería ir a casa ahora. Volver a una habitación llena de gente, sabiendo que pensaban cosas similares, era demasiado. Sólo quería esconderme en nuestra casa. ¿O era su casa? No la había comprado. Él lo había hecho. ¿Estaba allí sólo hasta esta cosa que teníamos terminara?



Oh, Dios. Me sentía mal del estómago. Tenía que salir. Recorriendo el camino más largo para que las chicas que habían estado hablando de mí, no me pudieran ver, hice mi camino hacia el aparcamiento. No podía tomar la camioneta de William. A pesar de que fuera un corto paseo de tres kilómetros de la casa, no me sentía cómoda conduciendo en este momento.



—Hola, señorita Manning, ¿necesita que le traigamos algún coche por aquí? —preguntó Henry. Era uno de los mozos regulares.



No lloraría delante del pobre Henry. —¿Podrías traer a un conductor? Necesito una de las limusinas del club que me lleve a casa.



Asintió e hizo un gesto con la mano a otra persona. Había dejado mi abrigo en el guardarropa, pero tenía mi cartera bajo el brazo, por lo que al menos tenía una llave de la casa. Enfrentar a William en estos momentos no era una buena idea. Pero entonces se preocuparía por mí. Saqué mi teléfono y le envié un texto rápido.



No me siento bien. Creo que terminé por esta noche. Quédate y disfruta. Un chófer del club me llevará a casa.



Así como toqué Enviar, un sedán Mercedes negro se detuvo, y Henry abrió la puerta para mí. —Que tenga una buena noche, señorita Manning —dijo.



—Gracias —contesté, y me senté en el asiento de cuero.



—Me dijeron que quería ir a casa, señorita Manning. ¿Es eso correcto? —preguntó el conductor.



Asentí. —Sí, por favor. —Me las arreglé para decir, entonces miré en silencio fijamente por la ventana mientras el coche me llevó a casa.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:16 pm

29

William

No me siento bien. Creo que terminé por esta noche. Quédate y disfruta. Un chófer del club me llevará a casa.



¿Qué demonios?



Di vuelta y me dirigí fuera del salón de baile, ignorando a quién me llamaba a mis espaldas, y caminando hacia la salida. Marqué el número de Maite. Sonó tres veces, después fue al buzón de voz. Me estremecí. Odiaba el buzón de voz. Odiaba dejarle mensajes de voz. Me hacía recordar un tiempo que no deseaba recordar.



—¿Le gustaría que trajera su camioneta, señor Carter? —preguntó el valet mientras marcaba su número de nuevo.



—¿Cuándo‖se‖fue‖Mai…‖la‖señorita‖Manning?‖—le pregunté—. Y trae mi camioneta. Rápido.



—Sí señor, y la señorita Manning se fue hace cinco minutos. Vern Bower la llevó a su casa en uno de los autos del club.



—¿Ya regresó Vern? —pregunté cuando de nuevo saltó el buzón de voz de Maite.



—No‖aún,‖señor,‖pero‖se‖fue‖hace‖sólo…



—Hace cinco minutos, sí, te escuché —espeté. Habitualmente, no era grosero con el personal, pero estaba preocupado. Ella no se habría ido a menos que estuviera molesta. Algo pasó. La dejé entre la multitud, y alguien dijo algo que la molestó.



—La señorita Dreyden y la señorita Quinton se encontraban aquí hace un rato hablando algunas cosas, señor —dijo el joven valet de la nada. Eran dos de las amigas de Nan. Reconocí sus apellidos.



—¿Y? —pregunté mientras se erguía y se enderezaba la corbata. Miró alrededor para asegurarse que nos encontrábamos solos.



—Discutían sobre el embarazo de la señorita Manning, señor, y su relación, o la falta de ella, con usted.



¿Falta de ella? ¿Qué quería decir con la falta de ella? No existía ninguna falta en nuestra relación. Era jodidamente auténtica y fascinante. —No estoy seguro a qué te refieres —dije justo cuando mi camioneta llegó. Averiguaría con Maite qué dijeron esas dos perras entrometidas que la hizo escapar. Me dirigí a mi camioneta.



—Podrían haber mencionado la falta de un diamante, señor —gritó el valet.



Me detuve y lo miré. Su cara se encontraba roja, como si odiara decirme algo como eso. Pero entendía exactamente que decía. Maite nunca admitiría que escuchó algo así.



—Gracias —dije.



Asintió. —Sí, señor. La señorita Manning es siempre muy amable conmigo. No me gustó escucharlas más que a ella.

El chico conseguiría un aumento. Llamaría a Woods mañana. Miré la placa con su nombre. —Gracias, Henry. Voy a recordar esto.



Luego salté en la camioneta y me apresuré a casa.



La luz del porche delantero estaba encendida, y también la de la habitación de arriba. Llegó a salvo a casa. Ahora, al menos podía respirar. Entré lo más rápido posible, y me dirigí a las escaleras. Podía escuchar el agua corriendo, y sabía que se encontraba de nuevo en su gran bañera de hidromasaje. El olor de sus sales de baño lavanda me golpeó mientras entraba a nuestra habitación. Su teléfono yacía olvidado a un lado de su bolso en la cama. No me ignoró, sólo se hallaba muy ocupada preparando su baño. Por lo menos, eso esperaba.



—Maite —llamé. No quería asustarla entrando al baño sin anunciarme.



Se encontraba acostada en la bañera, mirándome atentamente. No podía decir si estaba enojada o herida. No existía ninguna expresión en su rostro que pudiera leer. Era como si encerrara sus sentimientos. Después de todo lo que pasamos, y después de que la había convencido de dejarme entrar en su corazón, no podía volver a estar afuera. Necesitaba ser capaz de saber qué pensaba.



—Te fuiste sin mí —dije mientras caminaba en su dirección, sus dedos se asomaban y tocaban la corriente de agua que salía del grifo.



—Quería que disfrutaras solo —dijo suavemente.



—No es posible si no estás conmigo —dije. Después, me senté en el borde de la bañera así me acercaba al nivel de sus ojos.



—Vas a mojar tu esmoquin —dijo con el ceño fruncido.



—No estoy preocupado por el esmoquin. Estoy preocupado por ti.



Levantó la mirada para encontrar la mía. —Estoy bien. Sólo cansada, y todas esas personas simplemente fueron demasiado.



Justo como pensé. Nunca me diría qué escuchó. Estaba avergonzada o preocupada de que pensara que me empujaba hacia el matrimonio, a algo que no quería. No estaba seguro de cuál, pero sabía lo suficiente para entender que era uno u otro.



Forzarla a contármelo no la ayudaría. Sólo tenía que probarle que lo que esas maliciosas chicas dijeron no era verdad. Ya había estado pensando en un anillo y en cómo preguntárselo. Me asustaba presionarla demasiado, muy rápido. No necesitaba nada de estrés extra. Pero no era como si no lo hubiera pensando. No compré esta casa para conviva conmigo —la compré para nosotros. Maite, Lila Kate y yo. Esta era nuestra casa.



Pensé que lo entendía. Pero entonces, también sabía cuan crueles podían ser esas chicas, y si estaban convencidas de lo que decían, entonces sonaría malditamente convincente para Maite. Pensé que empujar a Bailey y decirle a Nan que mi relación con Maite no era de su incumbencia serían las peores partes de mi noche. Me había equivocado. Maite molesta era, por lejos, lo peor.



—No tienes que preocuparte por mí. Estoy bien. Sólo necesitaba alejarme y descansar.



Aparté el cabello, que se le había caído del moño, de su cara. —Te amo —dije.



—También te amo.



Pero sabía que no era suficiente. Tenía que demostrarle cuánto.



Mi dulce Lila Kate,



Te he comprado más ropa de la que nunca usarás. La he doblado y redoblado un millón de veces. Sigo asegurándome de que tus pequeños vestidos cuelguen correctamente en tu armario y que tengas zapatos que coincidan con cada vestuario. Cosas tontas de las que un bebé no se preocupa. Pero me da algo que hacer mientras espero por ti.



También te estoy haciendo un álbum con fotos de tu papi y mías. Incluso hay algunas de nosotros tres. Amo esa en la que tu papi tiene la mano descansando en mi vientre. Es como si estuviera sosteniéndote, también. Ayer, tu papi contrató a un fotógrafo para venir a casa y tomar fotos de nosotros —una sorpresa para mí. Ahora tenemos las más maravillosas fotos familiares en todas mis partes favoritas de la casa.



En realidad, el columpio debajo del árbol es mi parte favorita de la casa, y puedo decir que te columpié en él primero. Tengo pruebas fotográficas de eso, también. Es la imagen en la portada de tu álbum. La reconocerás de inmediato.



Un día, me imagino sentada contigo en nuestro porche mirando a través de este libro, espero que esté muy gastado con amor por el paso de los años. Tendrás la oportunidad de ver con cuánto amor fuiste traída a este mundo.



Pero si no estoy ahí contigo y estás viendo este libro de recuerdos con tu papi o sola, quiero que sepas que creé cada página con amor. Nunca fui tan feliz, y mi vida estaba completa.



Te amaré siempre,



Mamá.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:18 pm

30

Maite

Sellé el último sobre y envolví la gruesa pila de cartas en una cinta de raso color rosa. Todavía me faltaban ocho semanas para dar a luz y añadiría más cartas, pero hasta el momento, había escrito una para cada cumpleaños y navidad de Lila Kate, hasta que cumpliera los veintiuno, para su primer día en el jardín de niños, su graduación de escuela superior, su boda, el nacimiento de su primer hijo, y su cumpleaños número treinta. Solo en caso de que no estuviera ahí, quería dejar una parte de mí con ella. Si tan solo hubiera tenido una parte de mi madre cuando crecí….‖Hubiera‖dado‖cualquier‖cosa‖por‖eso.‖Al‖ menos Lila Kate lo tendría si no me tuviera.



Tomé la otra pila de cartas que escribí. Todas dirigidas a William: una para el día de mi funeral, una para su primer día con Lila después de que todo volviera a la normalidad, para su primer día yendo al jardín de niños, y una en caso de que conociera una mujer de la que pudiera enamorarse. Envolví esas con una cinta de raso rojo.



Si no me encontraba aquí para ser su pareja y criar nuestra pequeña niña, al menos quería que mis palabras se quedaran a su lado. Quería dejarle saber que lo observaría desde arriba, que me encontraba orgullosa de él, y pensaba que hacía un magnífico trabajo. También quería que se sintiera libre para seguir adelante. Era mi único amor. Fue mi cuento de hadas. Pero era posible que yo no fuera el de él. Tenía una larga vida por delante, y no quería que la pasara sin alguien a su lado.



Coloqué ambas pilas en el último cajón de la cómoda de Lila. Encima de ellas, dejé una carta suelta: la primera que él leería. Le diré que están ahí cuando sienta que es tiempo.



Dejé el libro de recuerdos yaciendo encima de la cómoda porque William sabía de ello. No sabía la verdadera razón de porque quise todas esas fotos; solo que me encontraba haciendo un libro de recuerdo para Lila. Enmarqué mi foto favorita de nosotros sentados en las escaleras del porche. Mi cabeza reposando en el hombro de William, y su brazo alrededor de mí, con la mano extendida sobre mi estómago. Ahora colgaba sobre la mesa de Lila, podías verla en el momento en que entraras a la habitación.

—¿Estás organizando ropa de bebé otra vez? —preguntó William al entrar a la habitación.



Reí. Me encontró más de una vez reorganizando su armario y cajones. No lo entendía, pero nunca se burlaba de mí. Siempre sonreía y me decía que ella tendría la mejor mamá del mundo. De verdad esperaba que fuera de esa manera.



William nunca habló de lo que podría pasar. Con cada visita que iba bien con el doctor —seguíamos teniendo buenos reportes— lucía menos preocupado. Ya no miraba mi estómago como si estuviera inseguro de eso. Como si fuera el enemigo. Lo tocaba a menudo, e incluso comenzó a hablarle.



—Quiero todo perfecto para ella —le dije, cerrando el cajón con las cartas.



—Lo será, porque estarás aquí —contestó.



Antes de que pudiera decir algo, dio un paso hacia mí. —El fotógrafo llegará en la tarde. Todavía me gustaría que tome unas cuantas fotos más.



¿Lo hacía? Comencé a preguntarle pero entonces se paró frente a mí y me tomó las manos. Luego, en cámara lenta, se colocó de rodillas. Toda la habilidad de hablar me abandonó. No esperaba esto. Llegué a un acuerdo de que no me encontraba lista para el matrimonio luego del baile. William tomó una gran oportunidad conmigo. No le gustaba tomar oportunidades. Fue cauteloso.



—Maite Manning —dijo, mientras sacaba una caja de satén color negra de su bolsillo—. Creo que es posible que me enamorara de ti desde la primera vez que puse mis ojos en ti. No podía olvidarte. Busqué todas las razones para quedarme alrededor tuyo. Soñaba y fantaseaba contigo. Y entonces de alguna forma, por un pedido de comida china, logré sentarte en el mismo lugar conmigo por más de un minuto. La noche en que te besé supe que nada sería lo mismo. Nada podía. Marcaste mi vida.



Tragó saliva y me dio una sonrisa temblorosa mientras abría la caja. Un diamante en forma de lágrima se encontraba dentro de un pequeño cojín de terciopelo. Era simple y elegante.‖Era‖perfecto.‖No‖usaba‖joyas‖a‖menudo,‖pero‖esto…‖esto‖era‖para‖siempre.‖Mis‖ ojos se llenaban de lágrimas volviendo mi visión borrosa. Esto realmente pasaba. Extendí el brazo para secarme las lágrimas que se me escaparon y dejé escapar una suave sonrisa en el desorden emocional en el que me encontraba.



—Me asustas. Nada en este mundo ha brillado tanto como tú o me hace querer ser una mejor persona. Pasaré el resto de mi vida tratando de ser digno de ti, pero no lo seré. Nadie lo puede ser. Eres un extraño regalo, y no puedo hacer mi vida sin ti a mi lado. Eres mi felicidad. Mi hogar. ¿Me harías el hombre más feliz del mundo y te casarías conmigo?



Lágrimas caían libremente por mi rostro mientras me quedaba allí, observando a este hombre hermoso de rodillas frente a mí. Un hombre que dijo unas palabras desgarradoramente dulces para mí. —Sí —dije, incapaz de decir otra cosa. No tenía que recordarle el riesgo que se encontraba tomando. Lo sabía. Ambos lo hacíamos. No le importaba. Yo lo valía. Eso era lo que me decía.



—¿Sí? —repitió, sonriéndome.



Asentí y soltó una carcajada de alivio, luego se puso de pie y tomó mi rostro en sus manos. Sus labios cubrieron los míos, y sabía que si muriera mañana, había vivido. Viví en grande.



William me tomó en brazos y me cargó fuera de la habitación.



—Bájame, ¡peso una tonelada! —dije, preocupada de que le lastimara la espalda.



—Bebé, has ganado ocho kilos no una tonelada.



Se dirigió a nuestro cuarto, y decidí que discutir tal vez no sea para mi ventaja. Si iba a donde creo que íbamos, me hallaba completamente a bordo. William me dejó cuidadosamente sobre la cama y se inclinó para quitarse los zapatos. Besó el arco de mis pies antes de levantarse y quitarme la camisa. Lo dejé desvestirme como si estuviera indefensa, porque él parecía disfrutarlo mucho. Cuando tiró de mis pantalones, levanté el trasero así pudo quitarlos, dejándome completamente desnuda y él completamente vestido.



—Eso es un poco injusto —dije, estirándome por el botón de sus vaqueros. Se rio y me dejó desabrocharlo, la camisa le siguió. Mire su firme y esculpido cuerpo y levanté una mano para pasarla en su estómago. Me encantaba la forma en la que se sentía, y cuando se flexionó, aún mejor.



—Acuéstate y abre esas piernas para mí. —Su voz se convirtió en un sonido sexy, ronco y sus parpados cayeron mientras su mirada vagaba por mi cuerpo. Me deslicé hacia atrás y abrí las piernas tal como había dicho. Observar a William sonreír de lado antes de que bajara la cabeza entre mis piernas me hizo temblar de anticipación. Me encantaba la forma en la que me hacía sentir.



Cuando su lengua dio un golpe en mi abertura, extendí la mano y agarré el cabecero en un intento de no agarrarlo por el pelo y tomarlo o perder control. Cualquiera. Ahora era más sensitiva allá abajo de lo que he sido antes, pero leí que es normal. Pensaba en sexo más de lo usual. Aunque mirando a William mi mente solía ir al sexo. Sexo sudoroso, caliente y salvaje. El que no podía tener en estos momentos. Aunque lo quería. No lo quería tanto.



—Dame tu mano —ordenó, y obedecí rápidamente. La movió sobre mi humedad— . Mantenla abierta mientras te lamo.



Oh, Dios. Esto era nuevo. Alcancé y use ambas manos para mantener abiertos mis pliegues, mientras lamió desde el punto que hormigueaba, lo que fue muy cercano a un orgasmo, hasta mi hendidura, la que se contraía en anticipación por ser llenada. Comencé a gritar a medida que el orgasmo crecía, pero justo antes de llegar, se detuvo, y su cuerpo se movió sobre mí. Se deslizó en mi interior, lento y fácil, mientras un gruñido de aprobación salió de su pecho.



—Lo juro, cada vez que estoy dentro de ti, pienso que es absolutamente el mejor Oops! sentimiento del mundo, pero cada vez, es todavía mejor. —Arañé su espalda, y comenzó a moverse más rápido—. Nunca puedo tener lo suficiente. Quiero vivir dentro de este co*ño —dijo cuándo mi orgasmo alcanzaba su nivel máximo. En vez de alejarse esta vez, su boca se cerró sobre uno de mis pezones, mientras me liberaba, enviándome en espirales al país de las maravillas.

—Joder, sí, eso es sexy como el infierno —dijo mientras su caderas se sacudieron más rápido y mi nombre fue un gruñido en su pecho antes de darse la vuelta, llevándome con él, así quedaba dentro de mí pero yo arriba.



—No puedo parar —dijo, jadeando—. Me vengo ahora. —Tiró de nuevo y su cuerpo se estremeció.



Cuando terminó, besé el rastro de su hombro a su boca.



—Cuando vuelva a ser seguro, tengo planes para ti, dulce niña. Sucios, planes traviesos.



—¿Es eso una promesa? —pregunté, sonriéndole.



—Demonios sí, lo es —contestó.



Más tarde esa noche, después de horas de William mostrarme lo mucho que me amaba y sentir el placer que me podía proveer, sentí un agudo dolor golpearme. Pronto, me encontraba acurrucada en una bola y gritando. El dolor era demasiado, y sabía que no podía estar bien. Leí todo acerca de las contracciones. Algo estaba mal. Muy mal.



William brincó de la cama, tratando de hablarme, pero no podía formar palabras para responderle. Me encontraba haciendo lo que podía para no gritar del dolor nuevamente. Su voz no me calmó. Nada ayudó. El dolor comenzó a desvanecerse y regresó de golpe otra vez.



—La ambulancia estará aquí en cinco minutos. —La voz de William se hallaba llena de terror. Quería reconfortarlo, pero esta vez, no podía. Tenía que cuidar nuestro bebé. Un paño frío y húmedo tocó mi frente mientras me decía lo mucho que me amaba y como iba a cuidar de mí. Entonces maldijo y sintió el calor entre mis piernas.



—Dios, no. ¡Mier*da!



Bajé la mirada, y todo lo que vi fue sangre. Y luego todo se volvió negro.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:22 pm

31

William

Las puertas se cerraron detrás del médico y enfermeras que rodeaban a Maite mientras giraban su cuerpo inconsciente en una camilla lejos de mí. No me dejaron ir más lejos. Me hallaba entumecido por el dolor y terror. Mi vida se fue detrás de esas puertas, sin promesa de retorno.



Me quedé mirando por las pequeñas ventanas y vi la camilla desaparecer por una esquina. Tenía que esperar aquí. Fue todo lo que dijeron. Nada más. No me dijeron si vería la sonrisa de Maite otra vez. No me dijeron si abriría los ojos de nuevo. Y no me dijeron si Lila Kate vería este mundo.



No sabía nada, excepto que mi corazón y mi alma se encontraban allí en algún lugar con Maite.



—William. —La voz de Rush me llamó, pero no me volví. Mantuve los ojos fijos en esa ventana. Era mi única conexión a donde se llevaron a Maite. Brazos se envolvieron alrededor de mí, y una gran mano descansó en mi hombro. No llamé a nadie. No sabía cómo siquiera sabían Blaire y Rush. Si pudiera hablar, les preguntaría, pero no era capaz de hacer eso todavía. Estaba asustado de hacer cualquier cosa. Necesitaba enfocarme en esa puerta. Debo creer que ella va vivir por mí. Que va a regresar a mí.



—Bethy vio la ambulancia salir de tu casa en su camino a casa del trabajo. Nos llamó —dijo Blaire, sin tener que preguntarlo—. Está con Nate ahora. Woods y Della están en camino, y Rush va a llamar a Mase. Pensamos que lo dejaríamos llamar a Kiro. —Por el rabillo del ojo, vi a Rush asentir, luego salió para hacer la llamada.



Kiro. Eso era un alivio. No tendría que vivir sin Maite, porque si no lo lograba, Kiro me mataría, también. Le entregaría mi pistola si quería.



—¿Sabemos algo? —preguntó Della mientras oía pasos que corrían hacia nosotros. No la miré. Tenía que seguir viendo estas puertas. Esta ventana.



—No. Rush acaba de ir a llamar a Mase. Iba a hacer que preguntara. Imaginé que podría conseguir a alguien con quien hablar.



—Woods lo hará —dijo Della.



Sentí un apretón en el hombro. —Ya regreso —dijo Woods—. Estamos aquí, hombre. Va a estar bien. Es una luchadora.



Logré lo que creí era un asentimiento o algo parecido. Porque no estaba seguro que iba a estar bien. No era aseguro que nada volvería a estar bien de nuevo.



—Mase está en camino —dijo Rush, acercándose a mi lado—. Este lugar está apunto de llenarse de gente. Lo siento, pero los aman a ti y a Maite. Es parte de nosotros ahora.



Ella era la mejor parte. Pero no dije eso.



Después de un suave apretón en el brazo, Blaire finalmente soltó su agarre en mí. — Ven, siéntate —dijo amablemente.



—No. Tengo que ver. —No iba a explicar más que eso. No me movería de aquí.



—Todos vayan a sentarse. Me quedaré aquí con él —dijo Rush, pareciendo entender mi necesidad de estar atento por ella.



La multitud se alejó lentamente, pero Rush se mantuvo a mi lado. No le diría esto, pero lo necesitaba. Solo tenerlo allí, a mi lado, ayudaba. Me sentía más fuerte. Sentía que no podía romperme en mil pedazos mientras esperaba a Maite si lo tenía allí, ayudándome a mantener la compostura.



No me molesté en llamar a mi papá. No me preguntó por Maite desde que llamó hace meses. No se molestó en preocuparse con lo que hacía con mi vida. Solo le importaba que hiciera mi trabajo. Tarde o temprano, tendría que llamarlo. Tenía que saber por qué no iba a trabajar.



—Está en cirugía. Es todo lo que conseguí. Pronto nos dirán más —dijo Woods.



Estaba en cirugía. No me hallaba allí para sostenerle la mano. Ni para decirle que iba a estar bien. Se encontraba sola. Me necesitaba.



—Me necesita —me ahogué.



—Necesita que seas fuerte. Eso es lo que necesita —dijo Rush.



Sabía eso, pero no estaba seguro cuán fuerte podía ser, imaginarla en una mesa siendo abierta. ¿Qué si cometían un error? ¿Qué si su corazón no podía manejarlo?

—Cuando éramos niños, tuvo una cirugía a corazón abierto. Estaba tan malditamente asustada. Se acurrucó en el regazo de Kiro la noche anterior, y le contó la historia de una princesa que fue a dormir. Todo lo que necesitaba para despertar era que el hombre que más la amaba estuviera esperándola ahí. Y si ella sabía que se encontraba ahí, despertaría para verlo. —Rush dejo salir una suave risa—. Pensaba que era una historia tonta entonces, pero después de la cirugía, cuando por fin pude verla, papá me llevó de vuelta a su habitación. Le pregunté acerca de ponerla dormir y que si era tan aterrador como pensaba.‖Sacudió‖la‖cabeza‖y‖dijo:‖“No.‖Sabía‖que‖papi‖se‖encontraba‖aquí‖esperando‖ a‖que‖despertara.‖Así‖que‖lo‖hice.”‖Y‖fue‖así‖de‖simple.‖Sabe‖que‖estás‖aquí‖esperando‖a‖ que despierte. Tengo fe en que lo hará.



Quería creer que yo era su fuerza. Que volvería por mí. Que no se rendiría. Pero justo ahora, me hallaba tan asustado que mi esperanza no era suficiente. Seguía viendo toda esa sangre en la cama y su rostro palidecer, entonces se fue. Nada. Su corazón latía, y respiraba, pero el mío se detuvo. Era mi peor pesadilla hecha realidad.



Escuché más voces llenar la sala de espera detrás de mí, pero no me moví o los miré. Rush de pie de forma leal a mi lado, y nos mantuvimos en silencio. Vi esa puerta, y creo que él también.



Las enfermeras iban y venían por las puerta dobles. Una se detuvo y nos preguntó qué hacíamos, y Rush le explicó que esperábamos. Debe haber visto la mirada determinada en mi cara, porque no discutió. Simplemente se alejó.



Varias personas vinieron a palmearme en la espalda y a ofrecerme su apoyo. Jimmy, Thad, Darla la tía de Bethy, e incluso Henry, el chico del valet. No estaba seguro de que los demás llegaron. No giré los ojos ni un momento.



—¿Has oído algo? —La voz de Nan me sorprendió, y me tensé. Ahora mismo no era un buen momento para que apareciera. Quería que se fuera. No se preocupaba por Maite. Nunca fue amable con Maite. Hizo la vida de Maite un infierno cada vez que pudo.



—No. Si quieres quedarte, ve a sentarte en la sala de espera con todos los demás — le dijo Rush a su hermana.



Esperaba que discutiera o dijera algo sarcástico. Pero no lo hizo. Simplemente se fue. Si mi mente no hubiera estado completamente enfocada en Maite, preguntaría qué demonios le pasaba.



—Has estado aquí más de una hora. ¿Puedo traerte algo de beber? —preguntó Rush.



—No. —No iba jodidamente a beber un refresco mientras la vida de Maite pendía de un hilo.



—Está bien. Deshidrátate —respondió.



Las puertas se abrieron, y un doctor salió, explorando el área. Sus ojos se posaron en mí. —Estoy buscando a la familia de Maite Manning —dijo.



Intenté decir que era su familia, pero no salió nada. El pánico me apretó la garganta con tanta fuerza que ni siquiera podía respirar. Esto era todo. Esta era mi noticia.



—Esos seríamos nosotros —dijo Rush cuando se dio cuenta que no sería capaz de hacerlo.



El doctor caminó hacia nosotros y miró por encima del hombro de Rush. —No he visto nunca esta sala de espera tan llena —dijo.



—Maite es amada —respondió Rush.



Me las arreglé para jadear por un poco de aire, los ojos del doctor giraron hacia mí. —¿Estás bien?



—Necesita saber cómo esta Maite. Está a punto de entrar en un ataque de pánico completo —dijo la voz de Blaire detrás de mí.



—Necesito a la familia inmediata —dijo el doctor.



—Es mi prometida —logré hablar finalmente.



El doctor asintió. —Bien, entonces, muy bien. Asumo que el bebé es suyo.



Asentí



—Bueno, felicitaciones. Tienes una niña nacida a las dos y cuarenta y cinco de la mañana. Es muy temprano, pero tuvimos que hacer una cesárea de emergencia. Se tendrá que quedar en Cuidados Neonatales por un tiempo, pero está completamente desarrollada, y su corazón se ve bien. Pesa tres kilos y diez gramos y mide cuarenta centímetros. Necesitaré que llenes su certificado de nacimiento cuando estés listo para retroceder y verla.



Lila Kate se encontraba viva. Aquí. El 28 de septiembre del 2014, me convertí en papá. Aspiré profundamente. Maite o hizo. Trajo a nuestra bebé a este mundo, sana y salva.‖Pero‖qué‖pasa‖con Maite...



Como si leyera mis pensamientos, el doctor continuó—: Perdimos a Maite por un par de segundos. Pero regresó rápido. Es una luchadora.



—¿La perdieron? —pregunté, sin entender lo que me decía.



—Su corazón dejó de latir, pero volvió con un poco de ayuda. Sin embargo, no ha despertado y se encuentra en estado crítico. No puedo decirte ahora mismo si y cuándo despertará. Su corazón y su cuerpo sufrieron un episodio traumático grave. Ha perdido mucha sangre, y va a necesitar una transfusión. Debido a su delicada naturaleza, tiene que ser A positivo. Si hay un pariente cerca con su tipo de sangre, un padre o un hermano, sería lo mejor.



Yo era B positivo. No podía ayudarla. Me necesitaba, y no podía hacer nada.



—Soy O negativo —dijo Woods, dando un paso a mi lado—. No soy pariente, pero sé que O negativo es un donante universal.



El doctor asintió. —Sí, pero si tuviéramos un miembro de la familia con el mismo tipo de sangre, sería lo mejor. Si no, estaremos encantados de tomar tu oferta.



—Soy A positivo. Soy su hermana. Lo haré.



Con las palabras de Nan, la habitación entera se quedó en silencio.



Mi dulce Lila Kate,



Hoy llegaste a este mundo. Estoy escribiendo esto antes de haberte visto. Esta es mi carta para ti si no estoy ahí para sostenerte y darte la bienvenida a esta vida. Sin embargo, puedo imaginar lo perfecta y hermosa que eres. Apuesto que tienes los ojos azules de tu papá. Espero que tengas su sonrisa. Tiene una sonrisa maravillosa.



Si nunca tuviste oportunidad de conocerme, tienes que saber que fuiste mi mayor logro. Eras un sueño que nunca imaginé se volvería realidad. Desde que era niña, quería ser mamá. Quería un bebe mío. No entendía lo que eso significaba hasta que me dijeron que estabas dentro de mí. Ya amaba a tu papá tan intensamente. Eras parte de él, y te amaba con la misma fiera adoración.



Cada elección que hice hasta el día de hoy, ha sido la única que quería hacer, y no cambiaría ni una cosa. Me encantaría tener la oportunidad de por lo menos sostenerte, pero si eso no sucede, tienes que saber que te sostuve dentro de mí durante nueve meses (espero) y lo aprecié cada día.



Duerme bien en los seguros brazos de tu papá. Sé que yo lo he hecho. Será bueno haciendo que te sientas segura. Cuando estés asustada, déjalo recordarte que está justo ahí, siempre listo para sostenerte cuando lo necesites.



Más que nada, quiero decirte esto: Eres una luchadora. Eres fuerte. Eres valiente. Puedes lograr cualquier cosa que te propongas. Este mundo es tuyo para aprovecharlo al máximo, y creo en que vivirás una vida llena de felicidad que sentiré desde arriba.



Nunca dejes que otros te derriben. Sus palabras no cambian quien eres. Tienes el control de quien eres. Tú, mi dulce Lila Kate, eres hija de tu madre. Luchamos por lo que queremos y lo que creemos. No escuchamos a otros, y estamos seguras de quien somos. Muéstrale al mundo cuan increíble es Lila Kate Carter, y escala montañas, pequeña. Escálalas todas.



Te amaré siempre,Mamá.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:23 pm

32

William

Ella era muy pequeña. La cosa más pequeña y perfecta que hubiera visto jamás. Me hicieron lavarme las manos y ponerme guantes antes de entrar a la habitación en donde tenían a Lila Kate. Se encontraba dormida dentro de la incubadora y tenía un cable pegado a su pecho. Sus pequeños pies acurrucados cerca del resto de su cuerpo. Aparte de un par de pequeños calcetines, solo tenía un pañal y un sombrerito tejido. ¿Tenía frío?



―En‖un‖par‖de‖días‖podr{‖cargarla.‖En‖estos‖momentos, necesitamos monitorearla para asegurarnos de que se encuentra tan bien como parece. Vino al mundo con un fuerte llanto,‖lo‖que‖es‖una‖buena‖señal‖―dijo‖la‖enferma‖a‖mi‖lado.



―Es‖fuerte.‖Como‖su‖madre‖―dije,‖y‖mi‖voz‖se‖quebró.



No me habían dejado ver a Harlow todavía. Cuando me dijeron que podía regresar y ver a Lila Kate, no sabía si quería hacerlo. No sin Maite. Ella no la había visto aún. Pero la imagen de Lila Kate yaciendo sola aquí sin su madre, era más de lo que podía manejar. Maite me querría aquí con nuestra hija. No la iba a defraudar.



―Esto‖probablemente‖ya‖lo‖sabe,‖pero pesa un kilo seiscientos gramos, lo que es muy bueno. Hay algunos hitos que debe alcanzar antes de poder ser dada de alta de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales. Normalmente, para un bebé nacido dos meses antes, le puede tomar semanas llegar ahí.



No me sentía listo para llevarla a casa. Era tan pequeña. Tenía miedo de sujetarla. Lucía como si pudiera quebrarse. Necesitaba a Maite para esto. Ella sabría qué hacer. La sujetaría, la tranquilizaría y todas esas cosas.



―Si‖ desea‖ sentarse‖ en‖ la‖ mecedora de allá y observarla, puede hacerlo. Podría despertar pronto, y entonces podría conocer a su hija.



Mi Hija. Tenía una hija. Esta pequeña vida era una parte de mí. Una parte de Maite. Una ráfaga repentina se apoderó de mí y me di cuenta de que amaba a esta bebé completamente. La adoraba y ni siquiera la conocía. Era nuestra.



―Quiero‖quedarme,‖pero‖al‖momento‖en‖que‖despierte‖Maite,‖quiero‖que‖alguien‖ me‖ avise.‖ De‖ inmediato‖ ―subrayé.‖ Necesitaba‖ escuchar‖ mi‖ voz.‖ Abriría‖ sus‖ ojos‖ al‖ escuchar mi voz, sabría que la esperaba. Tenía que hacerlo, Lila Kate y yo no podíamos hacer esto por nuestra cuenta. Solo tenían que dejarme entrar allí y verla. Me esperaba. Sabía que lo hacía.



Me senté en la mecedora directamente frente a donde Lila Kate tenía la cabeza volteada. Cuando despertara, vería sus pequeños ojos. No podía decir a quien se parecía en estos momentos. Era tan pequeña que parecía más una muñequita que cualquier otra cosa.



Maite le había comprado un conjunto para sacarla del hospital incluso antes de que supiéramos si era una niña o un niño. Compró uno de cada sexo, por si acaso. El pequeño vestido rosa se encontraba empacado en la bolsa que tan cariñosamente había preparado y dejado en la mesa del cuarto de niños. Se suponía que yo lo tomara cuando ella se pusiera de parto, pero las cosas no sucedieron de la manera que planeamos. Mi único objetivo en ese momento era que Maite llegara al hospital. Tendría que enviar a Blaire a la casa para que lo buscara. No me iría de aquí. No sin mis chicas. Ambas.



Sus pequeños ojos se abrieron, y pronto mi hija me miró directamente. Me puse de pie lentamente, con miedo de asustarla, y caminé hasta la incubadora. Me habían dado guantes, y había aberturas en la incubadora para poder tocarla. Cuando me paré sobre ella, observó cada uno de mis movimientos. Casi podía ver la curiosidad en su carita.



―Hola,‖Lila‖Kate.‖Soy‖yo,‖tu‖papá.‖Hemos‖hablado‖antes‖pero‖no‖cara‖a‖cara‖de‖esta‖ manera‖―le‖dije, mientras metía la mano y tocaba su pequeña manito con la mía.



Pequeños deditos envolvieron uno de mis dedos y lo sujetaron mientras continuaba observándome. Me necesitaba. Ese hecho se apoderó de mí y no estaba seguro de si me sentía asustado o humillado.



―Eres‖hermosa,‖al‖igual‖que‖tu‖mami.‖Podrás‖verla‖pronto.‖Solo‖estamos‖esperando a que despierte. Necesitamos despertarla. Ella lo sabe. Se lo diré tan pronto me dejen verla.



El pulgar de su otra mano fue directamente a su boca mientras seguía mirándome.



―¿Te‖gusta‖ese‖pulgar,‖verdad?‖Tú‖mamá‖y‖yo‖te‖vimos‖cuando‖te‖hallabas‖dentro de ella. Pudimos verte pateando y moviéndote, y chupando ese pulgar en la pantalla. El doctor nos advirtió que probablemente te chuparías el pulgar.



Ella aflojó el agarre en mi dedo, solo para apretarlo de nuevo. Era increíble como alguien tan pequeño podía aferrarse con tanta fuerza.



―Pronto‖estar{s‖fuera‖de‖esta‖caja‖y‖entonces‖podré‖enseñarte‖el‖mundo.‖Ambos‖ podemos mostrártelo. Tu mami y yo. Tú mamá tiene tu cuarto decorado para ti. Gastó un montón de tiempo y amor preparándolo para cuando llegaras. Espero el día en que los tres entremos juntos en él.



Lila Kate parpadeó y continuó mirándome mientras se chupaba el dedo. Sus pequeñas piernas se estiraron y se encogieron de nuevo como si estuviera en una carrera. Coloqué mi otro brazo en el hueco y tomé uno de sus pequeños pies cubiertos y saqué el calcetín para poder ver sus dedos. Eran cortos, como el resto de ella, perfectamente proporcionado. Sujeté su pie en mi mano mientras pateaba y se retorcía. Solo la mitad de la longitud.



Una vez que terminé de revisar sus pies, le coloqué el calcetín de vuelta. No pareció alegrarse por ello, porque las patadas comenzaron otra vez con fuerza.



―Señor‖Carter, el padre de Maite ha llegado. El señor Finlay dijo que fuera a
verlo.



Kiro se encontraba aquí. Tiempo de enfrentarlo. Entendía su deseo de querer matarme. Maite era su mundo. Era un pedazo de Emily, el amor que le tuvo a Emily se lo pasó a Maite. Entendía eso por completo. Bajando la mirada hacia mi propia hija, todo lo que podía ver era a su madre. En ese momento aprendí que mi corazón era lo suficientemente grande para tener dos grandes amores épicos en mi vida.



―Regresaré.‖Tengo‖que‖tratar‖con‖tu‖abuelo.‖Lo‖conocerás‖muy‖pronto.‖Prepárate.‖ Es‖mucho‖que‖asimilar‖―le‖dije,‖antes‖de‖sacar‖la‖mano‖de‖la‖incubadora, soplarle un beso y darme la vuelta para irme.



Me‖detuve‖en‖la‖puerta‖y‖miré‖a‖la‖enfermera.‖―Regresaré.‖No‖quiero‖que‖se‖quede‖ sola. Asegúrese de que se encuentre bastante cálida.



La‖enfermera‖sonrió‖y‖asintió.‖―Sí,‖Sr.‖Carter.‖Cuidaremos‖de ella.



―Gracias‖―contesté,‖y‖me‖dirigí‖a‖la‖sala‖de‖espera.



Tomé el elevador de regreso a la sala de espera y fui a la estación de enfermeras más cercana antes de hablar con Kiro.



―¿Hay‖nueva‖información‖sobre‖Maite‖Manning?‖Su‖hermana‖estuvo‖aquí‖para‖ una transfusión de sangre que necesitaba. Quiero una actualización.



La enfermera asintió y tomó el teléfono. Habló con una persona al otro lado de la línea, preguntándole sobre Maite, luego colgó y me miró.



―¿Eres‖su‖prometido?‖¿William‖Carter?‖―preguntó‖la señora.



Asentí.



―La‖transfusión‖de‖sangre‖salió‖bien.‖Maite‖no‖ha‖despertado.‖Sin‖embargo,‖sus‖ ondas celébrales son positivas. Pero hasta que no despierte, no podremos decir cuánto fue afectada. Un doctor saldrá para hablar con usted en breve. Saben que llegó su padre.



―Gracias‖ ―dije,‖ aferr{ndome‖ a‖ las‖ buenas‖ noticias.‖ Necesitaba‖ positividad.‖ No‖ sabía si la presencia de Kiro aquí los volvería más ansiosos por responder mis preguntas. Si Kiro los ponía a hablar, bien. Necesitaba que malditamente hablaran. No me importaba como pasara.



El hecho de que Nan se ofreciera a donar la sangre que Maite necesitaba seguía siendo algo que no podía procesar. ¿Qué ganaba ella con eso? Nan nunca daba algo libremente sin tratar de manipular a las personas. Tenía que haber una razón por la cual lo hizo. Pero sinceramente no me importaba. Lo hizo, y eso era todo lo que importaba.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:24 pm

33

Kiro

¿Por qué no pudo haber sido mi jodido corazón? ¿Por qué tenía que ser el de mi niña? Me había estado haciendo esta pregunta, desde ese día que nos dijeron a Emmy y a mí que Maite tenía un problema en el corazón. Habría movido cielo y tierra para quitarle la enfermedad. Pero así como no pude salvar a mi Emmy, no podía salvar a nuestra hija.



Era terca, y tan jodidamente valiente. Esa malditamente dura cabeza suya era algo que admiraba. Hasta que decidió que iba a tener un bebé. Sabía que nunca lo abortaría. No estaba en su naturaleza. Había intentado salvar al mundo desde que tenía tres años. Siempre colocaba a otros antes que ella. Prefería a las personas que amaba por encima de sus propios deseos y necesidades.



Era una de las cosas que la hacían tan malditamente hermosa. Al igual que mi Emmy. Y era todo lo que tenía de mi Emmy. La luz en los ojos de Emmy desapareció hace tanto tiempo. Cada día que la visitaba, esperaba ver sus ojos iluminarse con entendimiento y que regresara a mí, pero eso nunca sucedía. Ni una vez.



La única forma en la que podía ver esa luz era ver a nuestra Maite. Nuestro pequeño milagro. Y ahora yacía allí en una maldita cama de hospital con tubos en ella, apenas aferrándose a la vida.



En todo en lo que podía pensar en el vuelo a Rosemary Beach era cómo iba a envolver mis manos alrededor del cuello de William Carter por hacerle esto. No pensó en su seguridad; pensó con su jodida polla. Y mi dulce Maite amaba al hombre. Quería a su hijo. Y él la dejó continuar con ello.



Ahora me encontraba en la sala de espera con todos los demás. Rush intentó hablar conmigo y calmarme. No me quería agitado cuando William regresara de ver al bebé que pudo haber matado a mi bebé. Dijo que William era un desastre. Que había estado de pie aquí como un hombre poseído, observando la puerta por una señal de Maite. Por alguna palabra.



Tenía miedo. Bien. ¡Jodidamente bien! Debería tenerlo. Quizás la muerte era demasiado buena para él. Una vida como la mía era el infierno en la tierra. Eso era lo que se merecía. La muerte sería demasiado fácil para él.



Miré a Dean, quien se hallaba sentado con Blaire, luego vi que el resto de la banda encontró lugares para sentarse. Cuando recibí la llamada, todos se aparecieron en el aeropuerto conmigo. Amaban a mi chica, también. Eran su familia. Existía una buena posibilidad de que mataran a William.



―Kiro‖―dijo‖William, y volteé la cabeza para ver al hombre responsable de esto. Llevaba puesto un par de pantalones quirúrgicos azules, y había círculos oscuros debajo de sus ojos. El pálido color de su rostro no me hizo sentir mejor.



―Mataste‖a‖mi‖bebé‖―gruñí,‖sin‖ser‖capaz de no desquitar mi dolor con alguien.



William se tensó, y Rush se situó entre nosotros inmediatamente. Lucía feroz y listo para enfrentarse conmigo.



―Está‖viva.‖Está‖luchando,‖porque‖eso‖es‖lo‖que‖hace.‖No‖me‖importa‖una‖mier*da‖ quien eres, tendré tu trasero fuera de este hospital si no puedes comportarte. Siento que estés dolido. Sé que tienes que estar asustado como la mier*da. Pero él también lo está―dijo‖Rush,‖señalando‖a‖William―.‖Está jodidamente‖aterrado.‖Perderla‖lo‖destruiría.‖ Ya está rompiéndose. Así que, no vengas aquí causando problemas y acusándolo de nada. Apoyó a la mujer que ama cuando estuvo determinada a tener este bebé. No podía obligarla a hacer algo que ella nunca superaría.



Dean se acercó a su hijo y colocó una mano en el hombro de Rush como para asegurarse de que yo supiera que no iba a ser capaz de atacar a Rush, tampoco.



―El‖chico‖luce‖como‖si‖hubiera‖pasado‖por‖un‖infierno.‖Maite‖no‖querría‖esto.‖ Querría‖que‖estuvieran‖aquí‖para‖apoyarse‖mutuamente.‖Sabes‖eso,‖Kiro‖―dijo‖Dean,‖con un tono de voz severo.



Todos estaban de parte del chico. Pudo haber detenido esto. Mi nena quiso darle un bebé. Amaba ese bebé porque era de él. Así que, mier*da, sí, lo culpaba.



―No‖la‖protegió.‖Pudo‖habernos‖ahorrado‖a‖todos‖esto‖con‖algo‖tan‖simple‖como un maldito condón.



William cerró los ojos, y lo vi temblar. Al parecer, sabía eso, también. Asumía la culpa. Bien. Necesitaba saber que si la perdíamos, era él quien la había matado. Él.



―No‖sabía‖nada‖de‖su‖corazón‖hasta‖el‖día‖en‖que‖lo‖abandonó.‖Estaba embarazada antes‖de‖que‖se‖fuera.‖Ella‖simplemente‖no‖lo‖sabía‖―explicó‖Rush.



Ya sabía eso. No me importaba. Aun así debió haber usado un condón. Respetar a una chica como Maite, y protegerla de su polla. Era una maldita cortesía.



―¿Dónde‖demonios‖está Mase?‖Su‖trasero‖debería‖estar‖aquí‖―dije,‖furioso‖porque‖ el hermano que ella adoraba no estuviera allí, esperando.



―Estoy‖justo‖aquí,‖imbé*cil.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:29 pm

34

Mase

—No acabas de llamarlo imbé*cil —susurró Major junto a mí.



—Cuida tu vocabulario —me regañó mi madre. Aunque ella sabía que era un imbé*cil.



—Es un imbé*cil —respondí mientras miraba al hombre que tuvo parte al traerme a este mundo. No lo consideraba mi padre. Era el padre de Maite, no el mío. Y definitivamente no era el padre de Nan. Ni siquiera la reconoció hasta que se convirtió en adulta, y sólo después de que el padre de Blaire hubiera compartido esa información con el mundo.



—Es Kiro. No puedes llamarlo imbé*cil —dijo Major.



Major no estuvo en esa parte de mi vida. Su padre era el hermano de mi padrastro. Me mantuvieron alejado de la vida de Kiro por tanto tiempo como fue posible. Major viajaba por el mundo como el hijo de un militar y sólo conocía a Kiro Manning como el Dios del rock. No sabía la pobre excusa de padre que era.


—Tú hermana está allí adentro muriendo, y el hermano al que venera no puede encontrar tiempo en su horario de vaquero para llegar aquí lo suficientemente rápido. ¿Quién es el idio*ta? —escupió Kiro en respuesta.



Mi madre se tensó a mi lado y le dio una fría mirada, pero agarré su brazo. Ella y Kiro no se llevaban bien. Él fue un error que cometió durante un tiempo de rebeldía en su vida. Todavía no sabía cómo cayó tan bajo. Pero siempre que le preguntaba al respecto, me decía que era Kiro Manning, y que era joven. Tan simple como eso. Luego me recordaba que me tenía, lo que hacía que todo valiera la pena.



—No tengo mi propio jet privado, joder. Tuve que tomar un vuelo común y corriente. Llegué aquí tan rápido como pude. Mírame. Estoy cubierto con suciedad, sudor y mier*da. Ni siquiera me detuve en casa para cambiarme. Corrí al jodido aeropuerto.



Mi madre ni siquiera trató de corregir mi vocabulario esta vez.



Kiro lucía de alguna forma apaciguado. Posó su mirada sobre Major y frunció el ceño. —¿Quién diablos es él? —preguntó. Todavía no saludaba a mi madre. Idi*ota.



—Major Colt. Mi primo. Major, este es Kiro Manning. —No añadí que era mi padre. Major lo sabía, y no me gustaba recordármelo o llamarlo de tal forma. Hablaba con él por Maite. Ella era la única Manning por la que me preocupaba. Era mi hermana menor, y si William Carter no luciera completamente arruinado, le habría dado una paliza. Necesitaba golpear a alguien, y él era el único al que podía pensar en culpar.



—Tú no tienes primos. Tu apellido no es Colt —dijo Kiro en ese arrogante tono que odiaba. La estrella del rock no me afectaba. Esa persona siempre se llevaba bien con la mayoría de las personas. Pero no con sus hijos. Lo conocíamos mejor que nadie.



—Debería haberlo sido —soltó mi madre, y Kiro trasladó su furiosa mirada hacia ella. No permitiría que le hablara mal. Lo golpearía si tenía que hacerlo.



—Mi apellido es Colt-Manning. El hombre que me crió fue un Colt —le informé. Kiro sabía muy bien que era más un Colt que un Manning. Un padre era el hombre que estaba allí para ti, no el hombre que donaba su esperma para la causa.



Kiro rodó los ojos y luego estiró el cuello, moviéndolo de lado a lado. Se sentía asustado, y actuaba como idi*ota para no darle una paliza a William. Lo conocía lo suficiente como para saber por qué mostraba su peor lado.



—Voy a tomar asiento —dijo mi madre, queriendo poner distancia entre sí misma y
Kiro.



Asentí y la observé alejarse, tomar asiento, y sacar su teléfono para llamar a casa.



—Veo que es una reunión familiar —dijo una voz femenina, una que esperaba nunca volver a oír.



Me volví hacia Nan. ¿Por qué siquiera se hallaba aquí? A ella no le importaba Maite. Si no fuera una maldita chica, la golpearía para quitarme algo del peso de encima —y que pague por todo el dolor que le causó a Maite.



—No esperaba verte aquí —dije, sin siquiera tratar de ocultar el desagrado en mi
tono.



Se encogió de hombros y lanzó su largo cabello rojizo por encima de su hombro. — Todos compartimos el mismo padre —dijo con voz dulce.



—Nunca te importó antes. Si estás aquí para coquetear con William, puedes olvidarlo. Por si no lo has notado, está destrozado. Ni siquiera estás en su radar.



Nan se encogió, pero apenas un poco. No lo habría notado si no la hubiera estado observando.



—Cálmate —me advirtió Rush—. Se ofreció de voluntaria para donar sangre cuando Maite necesitó de una transfusión. No se merece esto.



¿Nan le dio sangre a Maite? ¿En serio?



—¿Qué? ¿Estás bromeando? —pregunté, mirando de Rush a Kiro, que lucía igual de sorprendido.



—Déjalo —le dijo Nan a Rush—. No lo hice para que me perdonara —dijo, luego se giró y alejó.



Rush observó a la hermana que compartíamos alejarse con preocupación en su rostro. Él creció con Nan. Fueron criados por la misma egoísta y estúpida madre. Rush era la única persona que amaba a Nan, y lo respetaba, pero le permitía un montón de cosas.



—Desde que tenía diez años, no la he visto hacer nada por nadie más que por sí misma. No la he visto mostrar compasión o preocupación por nadie. No la he visto tratar de mostrarles a los demás que tiene un corazón por debajo de toda esa amargura. Hasta hoy. Ni siquiera vaciló. El doctor dijo que necesitaba sangre del mismo tipo de Maite, y que sería mejor si era de un miembro de la familia. Nan se levantó y se ofreció sin dudarlo.



No tenía sentido. Nan no era así. No daba nada sin tratar de manipular algo o a alguien. Pero justo en ese momento, no me importaba. Ayudó a Maite cuando más lo necesitaba. Podía perdonarle un montón por eso.



Rush se giró y caminó hacia Blaire, y Kiro se inclinó contra la pared más cercana. Me volví para mirar a William y lo encontré de pie con los brazos cruzados sobre su pecho mientras miraba las puertas dobles por las que había entrado el doctor como si estuviera esperando a que volviera.



—Así que, ¿la pelirroja también es tu hermana? Maldita sea, es caliente. ¿Cuántas hermanas ardientes tienes, y cómo diablos es que no conocía a esa?



Ignoré a Major. Él no conocía a Nan. No tenía idea de cómo era. Y si era inteligente, nunca lo sabría. Volvería a Texas y se olvidaría de mi otra hermana. Yo lo hice.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:33 pm

35

Dos días más tarde

William

—¿Señor Carter? —dijo una voz mientras que una mano tocaba mi brazo y lo sacudía. Mis ojos se abrieron de golpe, y parpadeé, mirando hacia la enfermera de pie junto a mí—. Siento despertarle, pero el doctor acaba de llegar y verificó a Lila Kate. Ha sido autorizado para sostenerla si se encuentra listo.



Sostenerla. La he vigilado por dos días mientras esperaba a que me dijeran que podía ver a Maite.



—¿Maite? ¿Puedo verla? —Quería ver primero a Maite. Deseaba decirle sobre Lila Kate. También quería que despertara y estar ahí cuando sostenga a la bebé por primera vez. No deseaba hacer eso sin Maite.



La enfermera sonrió. —A decir verdad, esa es la otra cosa que le iba a decir. Se encuentra estable, aunque todavía no ha abierto los ojos, es seguro para que usted la vea. Su cardiólogo dijo que querría verlo antes que a su padre. Cree que su voz le dará algo por lo que luchar.

Miré hacia mi hija dormida. Me hallaba preparado para sostenerla. Había estado agarrando mi dedo y mirándome mientras le hablaba continuamente. Era una bebé buena, decían las enfermeras. No lloraba mucho, pero cuando sí lloraba, daba problemas. Lo que solo me hizo sonreír.



—Primero quiero ver a Maite —le dije a la enfermera, asintió y abrió la puerta.



—Vamos entonces.



Empecé a seguirla, entonces me detuve. Me di la vuelta y caminé hacia Lila Kate. Metí la mano y froté su pequeño rostro dormido. —Ahora voy a ver a mami. Deséame suerte —susurré.



Cuando finalmente seguí a la enfermera por la puerta, me di cuenta de que tenía los ojos llorosos. Si tan solo supiera. Tenía dos ángeles en este mundo, y haría cualquier cosa para mantenerlas a salvo a las dos. Quería la vida que Maite y yo habíamos planeado y soñado. Solo tenía que despertarse.



—Necesita prepararse antes de entrar allí. Se encuentra conectada a un par de máquinas. Hemos sido capaces de quitarle la máquina de oxígeno; lo ha hecho tan bien que no estamos preocupados por su respirador de aire purificado. Pero aún tiene un tubo de alimentación en su garganta. Solo sepa que es comida, no oxígeno. Hay círculos oscuros debajo de sus ojos, y ha perdido un poco de peso. Solo entienda que ahora lo está haciendo mejor de lo que esperábamos después de todo por lo que pasó. La mayoría de las mujeres no sobreviven a eso.



Cuando la puerta se abrió, el dolor en mi pecho se sintió como una explosión. Se encontraba tan indefensa, y parecía tan pequeña en esa cama de hospital. Había estado sola aquí sin mí por casi tres días. Odiaba no poder estar con ella. Me puso físicamente enfermo el pensar que podría creer que la había abandonado.



—Estaré justo afuera de la puerta por si me necesita —dijo la enfermera cerrando la puerta.



Me acerqué a un lado de la cama y toqué su mano. Se hallaba fría. Necesitaba mi calor. —Oye, chica dulce. Estoy aquí. He estado esperando para que me digan que podía venir a verte. Le he estado contando todo sobre ti a Lila. Está lista para ver a su mami. Creo que ahora encontré a alguien que entiende cuánto te amo, porque es obvio que ella lo hace también —dije, intentando con todas mis fuerzas no desmoronarme.



No quería que se enojara. Deseaba sonar optimista y darle fuerzas. Quería que supiera que creía que podría salir de esto.



—Tienes una sala de espera llena de personas que te aman. Rush y Blaire han estado aquí desde momentos después de que te alejaran. Y tú papa está aquí, junto con la banda entera. Están causando un poco de excitación en el hospital. Tener a todos los miembros de Slacker Demon pasando el rato en la sala de espera y ordenando pizza es lo más emocionante que este lugar ha visto en mucho tiempo.



Ahora divagaba. Solo quería que supiera cuán amada era. No deseaba que pensara que no la necesitábamos. Porque sí lo hacíamos. Lila Kate la necesitaba.



—Lila Kate es hermosa. Es perfecta. No puedo esperar a que la puedas sostener. Me dijeron antes de que entrara aquí que ahora puedo sostenerla. Ha estado agarrando mi dedo el último par de días. Es pequeña y tuvieron que colocarla en una incubadora, pero no está teniendo más complicaciones. Está progresando bien. Y cuando hablo, me mira tan de cerca. Pero creo que está buscándote. Está esperando que su mami aparezca. Oh, y se chupa el dedo como una campeona. Ama su pulgar. Es su pasatiempo favorito. Sé que quitarle esa costumbre un día no será fácil, pero ahora, es tan endemoniadamente lindo que no me importa.



Entrelacé sus dedos blandos con los míos y sostuve su mano fuertemente. Entonces la levanté y la besé. Vi los moretones en sus manos por ser clavada por tantas agujas. Besé cada uno de ellos, después sostuve su mano en mis labios. No iban a ser capaces de obligarme a salir de aquí. Cuando la había visto alejarse, pensé que jamás volvería a tocarla o a sostenerla de nuevo. Pero se encontraba aquí. Y respiraba, e iba a tenerla de regreso.



—Dulce niña vas a despertar por mí. Vas a despertar por nosotros. Lila Kate y yo estamos esperándote. Queremos entrar en su habitación contigo justo a nuestro lado. Maite no soy tan fuerte como tú. Te necesita. Necesita de su mamá. Necesita lo que tú no tienes. Lucha nena. Lucha por ella. Lucha por abrir tus ojos y vuelve a nosotros. Creo en ti. Me mostraste que pudiste traer a esta preciosa bebé al mundo. Ahora demuéstrame que puedes quedarte conmigo. Muéstramelo. —Me detuve antes de empezar a rogar.



Alguien tocó la puerta, y una enfermera entró. —El señor Manning está esperando para verla —dijo. Podía decir por la mirada en su rostro que Kiro se encontraba dando problemas. Asentí y volví mi atención hacia Maite.



—Tu papá se está poniendo histérico. Se encuentra preocupado por ti. Le has dado un susto del bueno. Voy a salir y a dejar que entre a visitarte. Volveré. Voy a contarle a Lila Kate sobre esto y cuán bien luces. Le diré que se prepare. Vas a despertar pronto. Y voy a sostenerla. Quería esperarte, pero no quiero hacerla esperar por más tiempo. La sorprenderé y te diré todo sobre eso cuando regrese.



Me agaché y le di un beso en sus secos labios. —¿Puede conseguirle algo para sus labios? Están secos. Eso le molesta. Es incómodo para ella.



La enfermera asintió. —Sí, señor. Lo haremos.



—Estaré de regreso después de que su padre y su hermano la visiten. Espero que se haya encargado para ese entonces.



Asintió. —Sí, lo haremos en este momento.



Volví a echarle un vistazo a Maite una vez más antes de salir de la habitación y dirigirme de regreso a la unidad de cuidados intensivos.



Mi dulce Lila Kate,



Vivir en tu hermosa habitación debe hacerte sentir como si fueras una princesa. Sé que papi ama tu dulce rostro y lo besa seguido. Sonríe para él. Dale una razón para sonreír de nuevo. Si no estoy allí con ustedes, sé su fortaleza, y enséñale que amar a alguien es una oportunidad que todos asumimos, pero la vida sin amor no significa nada. Si no hubiera tenido la oportunidad, no te tendría en sus brazos en este momento.



No sé si voy a tener la oportunidad de contarte esta historia en persona, así que quiero decírtela ahora. Es una que mi papi me contó hace mucho tiempo atrás. La he mantenido cerca toda mi vida, y me hizo valiente. Me ayudó a pasar por algunos momentos difíciles, y quiero que entiendas cómo es que juegas un papel muy importante en esta historia.



Hace mucho tiempo atrás, había una princesa. Era amada en su reino por su corazón. No se preocupaban por su belleza exterior. Era su interior lo que les interesaba. Pero un día, fue maldecida por una malvada reina muy celosa. Fue puesta en un sueño profundo. Para despertarla, el único hombre en todo el mundo que más la amaba tenía que estar esperando por ella. Si sabía que se encontraba esperándola, abriría sus ojos por él. Pero hay una parte de esa historia que mi papi omitió. Un parte que creo es la más importante.



El hombre que más la amaba en el mucho estaba allí, pero ella no tenía que abrir sus ojos, porque le había dejado un regalo. Una bebé especial y hermosa para amarlo y cuidarlo. Una razón para que viviera su vida llena de felicidad. Así que no había ninguna razón para que la princesa abriera sus ojos. Sabía que si era demasiado duro despertar, entonces dejaría atrás al amor y a la dicha en lugar de la tristeza.



Si estoy leyéndote esto, la princesa fue capaz de abrir sus ojos esta vez. Pero si no, sé que ella dejó al hombre que más la amaba con alguien que él amaba de igual manera.



Te amaré siempre,Mamá.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:35 pm

36

William

Ella necesitaba que la sostuviera. Necesitaba saber que era amada. Pero era muy pequeña, y Maite no estaba aquí para ayudarme a hacer lo correcto. ¿Y si lo hice mal? Yo no quería hacerle daño.



—Simplemente siéntate en la mecedora, y voy a llevártela envuelta en una manta. Te ves nervioso, pero eso es normal, especialmente para los nuevos papás —dijo la enfermera mientras abría la incubadora. Lila Kate comenzó a patear felizmente, y su pulgar salió de su boca, como si estuviera lista para esto y necesitara las dos manos.

La enfermera cambió el pañal, que también se veía confuso como el infierno, a continuación, la envolvió apretada en una manta. Cuando fue a recogerla, contuve la respiración y salté hasta poner las manos debajo de ella en caso de que se le callera mi bebé.



La enfermera se rio entre dientes. —No la dejare caer. Te lo prometo —dijo, sonriendo a mi reacción repentina a ver que Lila Kate se mudó desde la seguridad de su caja.



Me obligué a retroceder y me senté en la mecedora.



—¿Ves cómo la estoy sosteniendo así, que estoy apoyando su cabeza? Ella lo necesita. No puede sostener la cabeza por sí misma, por lo que tú la sostendrás con tus brazos y cerca de ti. Es un bebé prematuro y necesita calor. También necesita la unión. Has hecho un gran trabajo, sentado y dejando que ella mantenga tu dedo, pero necesita más que eso ahora. Puedes tenerla todo el tiempo que quieras. Si no te sientes cómodo de pie con ella, puedes pulsar ese botón en la pared al lado tuyo y yo te acompañaré. Pero tienes que aprender a hacer esto por tu cuenta.



La llevaría a casa un día. La enfermera no dijo eso, pero yo sabía que eso era lo que quería decir. No me había permitido imaginar teniendo a Lila Kate en casa sin Maite. No era algo que quería considerar. Ahora había una posibilidad de que tendría que llevar a nuestra hija a casa sin ella. Yo no quería eso. Quería a su madre con nosotros. Quería a mi familia.



—¿Estás listo? —preguntó.



Asentí. Tenía que estar listo. Yo era el papá de Lila Kate.



Colocó el pequeño bulto en mis brazos, y su aroma limpio de bebé golpeó mi nariz. Sus pequeños ojos me estudiaron mientras me miraba.



—Los dejaré solos. Llama si me necesitas —dijo la enfermera, entonces nos dejó.



La abracé contra mi pecho, y fue increíble lo poco que pesaba. Se sentía como una pluma. Su pequeño pulgar encontró su boca de nuevo.



—Acabo de ver a mamá. No ha abierto los ojos todavía, pero lo hará. Ella lo quiere, porque quiere verte. Sólo tenemos que ser pacientes. Dale tiempo para sanar. Lo primero que va a querer hacer es abrazarte. Será mejor disfrutar de este momento, porque una vez que se despierte, nunca podría dejarte ir. No puedo esperar para ver a mis dos chicas favoritas juntas. Va a ser la imagen más bonita del mundo.



Lila Kate frunció el ceño como si estuviera a punto de llorar. No estaba seguro de qué hacer con los bebés llorando, pero era tiempo para descubrirlo. Tiré de ella más arriba en mi pecho y la acosté hacía mí. Entonces nos mecí.



El movimiento la calmó, y la mirada fruncida de pre-grito se fue. Sus pequeños ojos comenzaron a cerrarse lentamente.



Y como si fuera la cosa más natural del mundo, canté para ella. Cada canción de cuna que se me ocurría mientras la mecía. Mucho después de que sus pequeños ojos se cerraran y volviese la cara enterrándola en mi pecho, seguí cantando.



Un golpe en la puerta interrumpió mi canto, y miré como Blaire asomaba la cabeza en la habitación. Se veía insegura, pero miró a Lila Kate como si quisiera sostenerla. Una lástima que no se la entregaría.



—He traído las bolsas que Maite había empacado. Busqué en los cajones algo pequeño para Lila Kate para llevarla a casa, pero no había nada para bebés prematuros.



—Usará lo que Maite le compró. Funcionará. Maite lo eligió —le dije.



Sonrió. —Entonces tiene que usar lo que su mamá escogió. Sin embargo, encontré algo. En realidad, una gran cantidad de algo. No sé si sabes acerca de ellas —dijo Blaire, sosteniendo un sobre sellado. Eran papeles de Maite. La había visto escribir en ellos muchas veces—. Hay un montón de ellas, pero esta fue la única suelta, y se dirige a ti, así que la traje. Tal vez no es para que la leas todavía, pero como están las cosas ahora, creo que podría ayudarte. Lo dejo aquí para que puedas leerla más tarde —Se acercó para mirar hacia a Lila Kate—. Es perfecta. Absolutamente perfecta.



Ya lo sabía, pero al escuchar que está de acuerdo conmigo hizo mi pecho hincharse con orgullo. —Se parece a su madre. No tuvo más remedio que ser perfecta —le dije, pensando en cómo yo tenía que volver con Maite.



—¿Mase y Kiro han visto a Maite? —pregunté.



Asintió. —Mase está todavía allí. Su madre está con él. Preguntó por Lila Kate, y le dije que estabas con ella ahora. Creo que Maite es importante para ella. De todos modos, puede que tengas que patear a Mase fuera.



Me alegré de que no estuviera sola. Cuando estaba con Lila Kate, yo quería a alguien que estuviera con Maite.



—Rush dijo que tú le dijiste al doctor que Maite era tu prometida. No estábamos seguros‖de‖sí‖solo‖dijiste‖eso‖o…



—Se lo propuse antes de la noche en la que todo esto sucedió. Ella dijo que sí —dije, tragando contra la emoción que venía al recordar la sonrisa de Maite. Había estado tan feliz. Yo había estado jodidamente emocionado. Luego todo se había ido al infierno.



—Felicitaciones —dijo Blaire, sonriéndome—. Me preguntaba si eso iba a suceder. No puedo esperar a ver su anillo y ayudarle a hacer planes. —La única cosa que me encantaba de Blaire era que no pensaba lo peor. Era positiva. Creía en Maite, también. Necesitaba eso ahora mismo.



—Gracias. Estoy ansioso por verlo en su mano otra vez —le dije mientras bajaba la mirada a la niña en mis brazos—. Estoy aún más ansioso por ver a Lila Kate en sus brazos.



—Si quieres volver con Maite, puedo sostener a Lila Kate y quedarme con ella. Puedo mecerla todo el tiempo que necesites. No voy a dejarla sola —se ofreció Blaire.



Quería leer esa carta, y quería volver con Maite.



—Está bien, sí, eso sería genial. No quiero pegar su espalda en esa cosa hasta que me obliguen.



—No te culpo. Ella ha visto lo suficiente de esa cosa. —Blaire la estaba alcanzando, y me congelé. Se encontraba de pie. Yo no quiero que nadie se ponga de pie y la sostenga. Eso era un largo camino hasta el piso.



—¿Qué pasa? —preguntó Blaire.



—Estoy, eh... Yo sólo... No quiero que la dejes caer.



Los ojos de Blaire se ampliaron, entonces dibujó una enorme sonrisa. —Creo que puedo manejar no dejarla caer. Pero si te hace sentir mejor, puedes mantener tus manos debajo de ella hasta que te sientas seguro. Dios sabe que Rush hizo eso lo suficiente con Nate. Estoy acostumbrada a ello.



Exitosamente no dejó caer su niño durante casi un año, así que decidí confiar en ella. Le entregué a Lila Kate lentamente y con mucho cuidado. Cuando estaba seguro de que tenía un buen control sobre ella, quité las manos, luego me puse de pie lentamente y quedé en la posición de captura hasta que Blaire estaba sentada de forma segura en la mecedora.



—Éxito —dijo Blaire en broma.



—Gracias por estar con ella. Vuelvo más tarde. Ellos pueden venir aquí y ponerla en la incubadora, pero si no te importa siéntate y mírala, te lo agradecería. Le gusta que le hables, mientras que está en esa cosa.



Blaire asintió. —Lo tengo. Vamos a charlar. Yo me encargo. Vamos, papá.

Cogí la carta que había dejado cuando entró y salí por la puerta. Me detuve para hacerle saber a la enfermera que había dejado a Lila Kate con su tía, a continuación, me dirigí a los ascensores.



Para el amor de mi vida,



Si has encontrado esta carta, entonces no estoy en casa contigo y nuestra niña. Espero que te haya dicho dónde encontrar todas las cartas que dejé atrás, pero si no lo hice, me alegro de que las hayas encontrado ahora.



Sé que te dije que lo haría y que era lo suficientemente fuerte. Estaba decidida lo suficiente como para salir de esto. Tenía la esperanza de que si creía lo suficiente, me gustaría ser capaz de salir adelante.



Perdóname. Nunca quise dejarte. Quería la vida que habíamos hablado. Quería sostener a nuestra niña y ver a Lila Kate dar sus primeros pasos contigo. Quería todas esas cosas. Si estás leyendo esto ahora, no he tenido esas cosas, pero te tenía a ti.



Sabía lo que era ser amada por ti. Mi vida pudo haber sido interrumpida, pero en esta vida, tuve el amor de un hombre que me hizo sentir especial y querida. Conocí la alegría de sentir a su bebé moverse dentro de mí. Tuve la oportunidad de ver su cara mientras sentía a nuestra niña patearme y el momento en que él escuchó que su corazón latía la primera vez. La expresión de su rostro era uno de esos momentos que todas las mujeres merecen. Tengo algo que las personas se pasan la vida buscando. No podría haber pedido más. Has hecho todos los días nuevos y emocionantes. Estar contigo me hizo sentir segura y amada. Darte a ti el regalo de nuestra niña era algo que tenía que hacer.



No tenerla era algo que nunca consideré. No podría. Me encantó el momento en el que supe que estaba embarazada. Ella era nosotros. Y ahora que puedes abrazarla y verla, entiendes. ¿Cómo podría renunciar a ella para salvarme?



Me diste los momentos en la vida que vale la pena vivir. Has hecho de mi vida este brillante, resplandeciente y maravilloso mundo. Gracias por eso. Gracias por todo. Te amo, William Carter. Cada vez que mires la cara de nuestra hija, sabrás que te amo tanto.



Hay más cartas. Las que yo no he atado todavía son las cartas que escribí sobre nuestra experiencia durante mi embarazo, y todos ellas son para Lila Kate. Le digo todo lo que sentía, y quiero que las lea cuando tenga edad suficiente para entender.



Luego está una pila de cartas atadas con una cinta de color rosa. Cada una está etiquetada. Son para eventos y momentos específicos en la vida de Lila Kate. Ella no me va a tener ahí, pero ella tendrá mi amor y mis palabras.



La pila con una cinta roja son para ti. También están etiquetadas. Sabrás cuando se supone abrir cada una. No las leas ahora. Dales tiempo. Espera y léelas cuando cada carta está destinada a ser abierta. Será lo que necesites saber en ese momento.



Tú eras mi mundo. Fuiste mi primer y único. Te dejé, pero dejé otro amor detrás. Nunca dejes pasar un día en el que Lila Kate no sepa lo mucho que la amas. Amala por mí, también.



Por siempre y para siempre,



Maite.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:37 pm

37

William

Ella había preparado cartas en caso de que no lo consiguiera. Me apoyé en la pared de un pasillo vacío en el hospital. Mi rostro se encontraba bañado en lágrimas, y me importa una Oops. Cada lágrima caía porque yo no estaba leyendo esto por la razón que ella pensaba. Ella no nos hubiera dejado. Ella estaba aquí, luchando duramente para quedarse con nosotros. Cuando su corazón se había detenido, no se había dado por vencida.



Ella era mi luchadora. Mi hermosa y maravillosa luchadora.



Doblé la carta y le di un beso al papel, sabiendo que ella la había sostenido no hace mucho, luego la guardé en el bolsillo. Iba a decirle que no aceptaba esto. Porque ella estaba todavía aquí. Aun no tiraba la toalla y era el momento de que abriera sus bonitos ojos color avellana y me mirara.



Me limpié la cara y me dirigí al ala de cuidados intensivos.



Una vez que llegué allí, vi a Mase apoyado en la puerta, con la cabeza colgando hasta que la barbilla tocaba su pecho. Tenía los hombros caídos, y se veía derrotado. Necesitaba llevar su trasero de nuevo a la sala de espera si iba a estar deprimido. Ella despertaría pronto. No necesitaba actuar como si ya se hubiera ido. No se había ido.



Yo no iba a dejar que se fuera.



Levantó la cabeza cuando me detuve frente a él. Parecía extrañamente esperanzador.



¿Había pasado algo? ¿Por qué estaba fuera en la puerta en vez de en la habitación con ella?



—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté, no gustándome la idea de que se encontrara allí solo.



—Abrió los ojos y dijo tu nombre a través del tubo en la garganta, y luego cerró los ojos de nuevo.



Me tomó un momento comprender sus palabras. Luego lo empujé fuera de mi camino y abrí la puerta para ver a dos enfermeras y un médico de pie sobre ella. El tubo de alimentación en su garganta ya no estaba, al igual que varios de los cables, pero sus ojos no estaban abiertos.



—Bien, hola, señor Carter —dijo el médico.



—¿Abrió los ojos? —pregunté, necesitando que me lo confirmaran.



—Eso es lo que dijo el Sr. Manning, el más joven. Según su carta, parece que ha habido algún tipo de acción. Le quitamos la sonda de alimentación porque dijo que trató de hablar con él. Incluso dijo tu nombre. Ahora esperamos. Si está saliendo de esto, estará agotada, y su cuerpo sólo podrá permanecer despierto por pequeñas cantidades de tiempo. Pero con el cuidado adecuado, creo que Maite va a ver a su niña crecer. Si tenemos suerte.



Mis rodillas se doblaron, y tuve que agarrar el borde de la cama. El sollozo que se liberó de mí no era algo que podía controlar. —No me va a dejar. —Fue todo lo que pude decir.



La puerta se abrió y Mase entró y me miró, luego a Maite. —¿Ella está bien? — preguntó con pánico.



—Sí. El señor Carter sólo está superando la noticia de que su prometida va a despertar definitivamente pronto.



—Gracias a Dios —murmuró Mase, y se hundió en la silla más cercana, dejando caer la cabeza en sus manos.



—En este momento, ella necesita ayuda para hablar. Sospecho que estaba tratando de despertar por él, y estoy seguro de que quiere saber acerca de su bebé. Vamos a darles un tiempo a solas —dijo el doctor mientras abría la puerta y esperó a que Mase se pusiera de pie y le siguiera.



Mase parecía reacio a irse. —¿Me vas a decir algo tan pronto como se despierte? — me preguntó.



—Por supuesto —aseguré.


Asintió, y luego siguió al médico fuera de la habitación.



Saqué una silla junto a la cama y me senté. Su mano estaba todavía fría, así la llevé entre las mías y se la calenté.



—No estaba aquí cuando me llamaste. Me encontraba meciendo a Lila Kate. Me dejaron sostenerla. Es tan ligera como una pluma, y huele muy bien. Le canté. Le canté cada canción de cuna que pude recordar, y luego empecé a cantar las canciones de Toby Keith. Creo que realmente le gusta "I Love This Bar”.



Di una respiración profunda. Quería tanto ver sus ojos abiertos. Podrían pasar horas antes de hacerlo de nuevo. Tenía que ser paciente con ella. Darle tiempo.



—Leí tu carta. Al menos la primera. Blaire encontró las cartas cuando fue a casa para conseguir nuestras cosas. —Me detuve, llevé su mano a la boca y la besé—. No acepto eso. Quiero decir, acepto el hecho de que soy tu mundo y tú primero y único, pero no acepto que no vayas estar siempre contigo. Antes has abierto los ojos, y ahora vas a abrirlos de nuevo. Y vas a hablar conmigo.



—W…—La palabra salió de sus labios en un suave susurro, y mi corazón saltó de mi pecho.



Su mano se movió en la mía y me dio un débil apretón.



—Estás despierta. Me puedes oír —dije, mirándola con asombro.



—Mmm —dijo ella, todavía casi demasiado débil. Pero podía oírla.



—Muéstrame esos ojos, dulce niña. Necesito ver esos ojos.



Sus pestañas revolotearon un poco, y luego, como en cámara lenta, se abrieron, y le llevó un momento centrarse, pero cuando lo hizo, me miró directamente.



Me levanté y me incliné sobre ella, luego presioné mi frente con la suya. —Lo hiciste —dije antes de besar sus labios. No estaban secos este momento. La enfermera había hecho lo que le pedí—. Y ella es la niña más perfecta del mundo. Le he dicho todo acerca de ti, y está impaciente por conocerte.



Una suave risa escapó de su boca, y tomé la primera respiración profunda desde que había gritado de dolor en nuestra cama.



—Ríete, pero ella es exigente para ser un bebé de 1 kg, y estoy bastante seguro de que ya me tiene envuelto alrededor de ese pequeño dedo. —Me aparté para que pudiera mirarla—. Me has asustado —admití.



Me dio una sonrisa triste. —Lo siento —susurró.



Le cogí la cara. —Has vuelto. Eso es todo lo que importa. No te has dado por vencida. Has abierto los ojos por mí. Por nosotros. Porque, déjame decirte que, Lila Kate y yo necesitamos muchísimo a mamá.



—¿La has... visto? —preguntó, su susurro cada vez más fuerte.



—Espera. Mantén los ojos abiertos —dije, y retrocedí hasta la puerta sin apartar los ojos de ella.



Me sonrió y le guiñé el ojo otra vez.



Al abrir la puerta, no aparté los ojos de ella. —Está despierta y hablándome. Necesita agua, y necesitamos a nuestra hija. Que alguien se asegure que eso suceda — Llamé a quien estaba por ahí y me pudiera oír.



Una enfermera corrió hacia la puerta inmediatamente. Sostuve la mano de Maite mientras la enfermera le comprobaba los signos vitales.



—Has decidió unirte a nosotros. Tiene a tres hombres muy ansiosos y a una niña esperando a verte no tan pacientemente.



Harlow me miró. —¿Tres? —preguntó.



—Kiro y Mase y el resto de este pueblo y todos los miembros de Slacker Demon. Pero sí, tu hermano y tu padre van a querer verte. Ellos han estado aquí todo el tiempo. Tuvimos que obligar a Mase que se duchara y se cambiara, porque apareció sucio y oliendo mal después de una emergencia en mitad de la noche con un caballo.



Maite soltó una risa suave.



—No quiero dejarla. ¿Puede enviar a alguien a por su hermano y su padre? — pregunté a la enfermera.



—Su médico está en camino en este momento y querrá comprobar algunas cosas. Tendremos que pedirle que salga mientras hace eso. Si le da el visto bueno, posiblemente podamos moverla a una silla de ruedas y que le haga una visita a su niña. Pero en primer lugar, el médico tiene que verla.



No me parecía bien marcharme. Empecé a mover la cabeza, pero la mano de Harlow apretó la mía más firme ahora. —No voy a irme de nuevo. Ya estoy de vuelta. Estaré aquí cuando vuelvas. Quiero ver a papá y Mase.



—Prométemelo —dije, todavía no estando seguro de estar listo para salir de la habitación.



—Lo prometo —aseguró.



Con un último beso en la cabeza, me dirigí de regreso a la sala de espera para decirles a todos que Maote estaba despierta. Luego fui a hablar con las enfermeras de cuidado intensivo para bebés, para ver si podíamos llevarle pronto a Lila Kate a su madre.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:39 pm

38

Maite

—Estoy segura de que tu hermana también querrá una oportunidad para volver a verte. Los hombres solo fueron más exigentes —dijo la enferma después de que William saliera de la habitación.



¿Mi hermana? ¿Ella pensaba que Blair era mi hermana?



—Considerando que ella fue la heroína, creo que merece la primera visita, pero tu padre y tu hermano puede que no dejan que eso pase.



—¿Heroína? —pregunté, sin estar segura de lo que hablaba. Blaire seguramente había hecho algo mientras yo estaba fuera que salvó el día. Pero no sabía exactamente qué.



La enfermera me sonrió mientras ajustaba algo acoplado a mí. —Perdiste mucha sangre, y necesitaste una transfusión. No solo no tienes un grupo sanguíneo fácil de encontrar, sino que también cuando alguien con tu condición necesita sangre, es mejor usar a un pariente con el mismo grupo sanguíneo, de ser posible. Un padre o hermano. Tu hermana saltó rápidamente y se ofreció. Hizo que pasara mucho más rápido que si hubiéramos tenido que buscar un donante.



¿Nan? No podía imaginar que Nan me ofreciera un vaso de agua si estuviera ardiendo, mucho menos sangre. ¿Siquiera estaba aquí?


—¿Qué hermana? —pregunté. Mi garganta estaba irritada y seca, e intentaba no hablar, pero tenía que saber de quién estaba hablando.



—¿Tienes más de una? No lo sabía. La pelirroja alta. Hermosa —dijo ella.



Sí había sido Nan. Oh, guau. Nan estaba aquí, y me había dado sangre. A lo mejor aún seguía dormida. ¿Esto era un sueño? ¿No estaba a punto de ver a mi pequeña? Se formaron lágrimas en mis ojos. Quería estar despierta. Lila Kate me estaba esperando, y William me necesitaba. Había estado tan lamentable, rogándome que abriera los ojos. Yo había estado luchando tanto para decir algo que calmara sus miedos. Pensé que de verdad había ocurrido.



—¿Por qué estás llorando? ¿Te lastimé? ¿Te duele algo? —La enfermera parecía en pánico.



Negué con mi cabeza y aspiré. Al menos, la enfermera en mi sueño era amable. — Todavía estoy dormida —dije mientras se me escapaba un sollozo.



Frunció el ceño y había empezado a hablar cuando la puerta se abrió y el doctor entró. —Bueno, mira quién decidió despertar. —Me dijo sonriendo.



Lloré más fuerte. Deseaba estar despierta.



—¿Qué ocurre? —preguntó el doctor.



—Cree que aún está dormida —explicó la enfermera.



—¿Qué? ¿Por qué?



La enfermera se encogió de hombros y agitó su cabeza. —No tengo ni idea.



—No queremos que llores. Te queremos sonriendo. Nos has enseñado a todos lo fuerte que eres. Ninguna pequeña enfermedad de corazón te va a desanimar. Verás a tu pequeña bebé pronto. Es una belleza, déjame decirte. —Trataba de ser alegre, pero no estaba funcionando.



—Sigo dormida. Quiero verla, pero sigo dormida —dije mientras las lágrimas seguían cayendo.



El doctor frunció el ceño y palmeó mi brazo. —No, Maite, estás despierta, cariño. Muy despierta. Tienes una sala de espera repleta de personas que gritaron de alegría cuando William anunció que estabas despierta y hablando. Nunca he visto nada igual. Hizo que mi corazón se sintiera bien. Así que para esto. Sé feliz. Lo conseguiste. Lo hiciste.



Agité mi cabeza. —No. Nan nunca me daría sangre. Me odia —expliqué, y mi garganta quemaba, causando que me atragantara.



—Dale un poco de agua —le pidió a la enfermera.



—Pequeños sorbos —dijo ella mientras sostenía el vaso en mi boca.



—Tu garganta estará irritada por un día o dos. Has tenido un tubo dentro para alimentarte. Acabábamos de quitártelo cuando te despertaste por primera vez —explicó la enfermera.



—Ahora, sobre estar despierta. ¿Crees que sigues dormida porque tu hermana te dio sangre cuando la necesitabas? —preguntó el doctor.



Asentí.



—Te aseguro que estás despierta. A veces la gente cambia cuando se enfrenta a situaciones de vida o muerte. Tú y tu hermana quizá no se lleven bien, pero ella no quería que murieras. Estaba dispuesta a ayudar.



Conseguí dejar de llorar y le dejé revisarme.



Cuando abrió la puerta y me dijo que trataría de cambiarme a una habitación normal, mi padre entró con fuerza, luciendo como Kiro Estrella de Rock Manning.



—Mi niña no acepta normal. Quiero lo mejor. Lo jodidamente mejor. ¿Entienden? Ella necesita una habitación para descansar y recuperarse —le ladró Kiro al doctor.



El doctor elevó las cejas y asintió antes de salir de la habitación. Normalmente, estaría avergonzada, pero estaba tan feliz de verlo. Que estaba viva para verlo.



—Hola, papi —dije, y se hallaba a mi lado inmediatamente.



—Derribé a Mase para llegar primero. No podía esperar. Su madre podría matarme cuando salga, pero no estoy asustado de Maryann. Tenía que verte. Me asustaste de muerte, niña. Joder, no me quedan muchos más años, y acabas de quitarme como diez de ellos. Creo que he muerto mil veces desde el momento que recibí esa llamada acerca de ti. Casi mato a William Carter —dijo mientras gentilmente acariciaba mi cabeza.



Mi salvaje, loco, apasionado papá. —Te quiero —le dije.



Su cara se arrugó, y se inclinó para besar mi mejilla. —Yo también te quiero, mi niña.



—Tengo una niña pequeña ahora —le dije—. ¿La has visto?



Una mirada dolorosa atravesó su cara, y agitó su cabeza. —No. No pude. Simplemente no pude, Maite. Pensé que te había perdido.



Yo era su bebé. No Lila Kate. Entendía eso. —William dijo que ella es perfecta —le dije.



—Es tuya, bebé. No veo como ella podría ser menos que perfecta.



Apreté su mano y pasé el dedo sobre mis iniciales tatuadas sobre sus nudillos, junto con las de mi madre. Se las hizo un día después de que nací. Le encantaba contarme la historia sobre cómo había estado tan feliz por sus chicas que tuvo que marcarnos en su cuerpo. —Dijeron que Nan me dio sangre —dije, mirando su cara.



Frunció el ceño, y pude ver que esto le confundió a él, también. —Sí, lo hizo. No lo entiendo. Ninguno de nosotros podía, pero entonces, Rush estaba observándola como un maldito perro guardián, así que no he podido hablar con ella. Pero te hizo fuerte. Puede que haya algo que no sea completamente retorcido y diabólico bajo todo eso después de todo.



Sonreí. Realmente esperaba que lo hubiera.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:41 pm

39

William

Abrí la puerta de la habitación de Lila Kate y encontré a Blaire sentada en la mecedora, tarareando una canción. Sus ojos me encontraron, y asintió hacia la incubadora.



—Me hicieron ponerla de espaldas hace unos treinta minutos. Tuvieron que cambiarla, revisarla y darle de comer. He estado sentada aquí con ella, tarareando para ayudarla a quedarse dormida.



—Maite está despierta. Hablando —dije, aun amaba lo bien que sonaba. Blaire se levantó de la mecedora y se lanzó a mis brazos. El grito de felicidad que soltó me hizo reír.



—¡Está despierta! ¡Oh, gracias a Dios! ¡Está despierta! ¡Va a estar bien, William! —Se secó las lágrimas—. Todas‖esas‖cartas no‖las‖he‖leído,‖pero‖sabía‖lo‖que‖eran,‖y‖me‖senté‖ en la habitación Lila Kate y lloré como un bebé. Me rompió el corazón que pensara que necesitaba hacer eso. Pero está bien. No tendrá que darse a conocer a su hija a través de cartas.



—Kiro está con ella ahora. Realmente echó a Mase y corrió para llegar a ella desde el momento en que fui a decirles. Quería ver si podía hacer que llevaran a Lila Kate con Maite. Ella quiere ver a nuestra pequeña.



Blaire seguía sollozando y limpiándose la cara. —Necesita verla. Ve a hablar con ellos. Puedo quedarme aquí si quieres que lo haga.



—No. Nate está esperando en la sala de espera con Rush. Ve a ver a tu hijo. Has estado aquí conmigo desde que esto sucedió. Tú y Rush vayan a casa y descansen un poco.



Ella sonrió y asintió. —De acuerdo. Pero solo tomaré un baño y una siesta rápida, luego regresaré para ver a Maite. Estoy lista para organizar esta boda.



—Gracias, Blaire. Gracias por ser su amiga. Ella nunca ha tenido a nadie como tú. Gracias por amarla.



Blaire puso las manos en las caderas. —Deja de hacerme llorar, William Carter —dijo.



—Lo siento. Pero lo digo en serio.



Suspiró y sollozó de nuevo. —Sé que lo haces. Es por eso que estoy a punto de llorar otra vez.



—Ve a buscar a tu familia, y vayan a casa a descansar. Llamaré cuando ella esté lista para las visitas.



Blaire asintió y me abrazó de nuevo antes de salir de la habitación.



Me acerqué a la incubadora y miré a nuestra Lila Kate. Nunca supe que quería un bebé. No es algo en lo que hubiese pensado antes de Maite. Pero ahora que la tenía, no podía imaginar la vida sin ella.



—Está despierta. Tu mami está despierta, y está esperándote. Se despertó por nosotros, y tenemos una vida de recuerdos que comenzar.



***



Una hora más tarde, teníamos a Lila Kate en una camilla, y nos dirigíamos a la habitación de Maite. Ya que sus pulmones estaban completamente desarrollados y no mostraba signos de ningún problema, sintieron que era seguro dejarla pasar algo de tiempo con su madre. Hoy era el primer día que realmente comenzó a comer de forma correcta. Maite iba a darle de comer. Traían el biberón con ella.



Abrí la puerta y me aseguré de que Maite estuviese despierta y que Kiro y Mase ya se hubieran ido. Ella estaba sentada bebiendo agua. Se encontraba sola excepto por una enfermera. No podía esperar para ver su sonrisa cuando entrara con nuestra hija.



—Tengo a alguien realmente importante que espera conocerte. Ha sido tan paciente como pude, pero está lista ahora —dije. Sostuve la puerta mientras la enfermera entraba a Lila Kate en la habitación.



Los ojos de Maite se agrandaron con asombro mientras miraba a nuestra niña. Lila Kate había dormido durante el trayecto hasta aquí, así que seguía inconsciente de este momento y lo importante que era.



—¿Puedo sostenerla? ¿Le hará daño? Quiero abrazarla, pero no quiero hacerle daño —dijo Maite, su voz seguía débil.



La enfermera ajustó las almohadas a cada lado de Maite. —Lo mejor para ella en éste momento es estar en brazos de su madre. Habrá extrañado tu voz, y los latidos de tu corazón. Ha estado esperando por esto, te lo aseguro.



Los ojos de Maite estaban en nuestra hija, y los míos en ella. La enfermera tomó a Lila Kate y la colocó de forma segura en sus brazos. Me puse de pie tan cerca como pude mientras disfrutaba de la vista que había temido nunca llegar a ver.



—Ella es hermosa. — Maite suspiró, con una mirada de adoración en su rostro.



—Te lo dije —le recordé.



—Es tan pequeña. ¿Está bien que sea tan pequeña? —preguntó, mirando de mí hacia la enfermera.



—Nació dos meses antes de tiempo. Pesa un kilo ochocientos gramos, es un muy buen peso para un bebé de treinta y dos semanas. Sus pulmones están muy bien, y también lo está su corazón. Incluso toma el biberón sin ningún problema.



Tocó sus pequeñas manos y pasó un dedo sobre su delicada nariz mientras la estudiaba. —Voy a verla crecer —susurró Maite—. Voy a ser su madre.



—La mejor madre del mundo —dije, viendo a mis chicas juntas por primera vez.



Maite pasó los siguientes minutos revisando los pies y dedos de Lila Kate e incluso su barriga. Lo revisó todo. Mientras ayudaba a poner los calcetines en sus pequeños pies, sus ojitos se abrieron, y frunció el ceño.



—Hola, mi preciosa bebé, soy mamá. Estoy aquí —dijo Maite. El ceño fruncido desapareció al instante, y Lila Kate alzó la mirada hacia ella.



Agarré el celular de mi bolsillo y saqué una foto de ese momento. Ellas se perdieron en los ojos de la otra, y no estaba seguro de quien me tenía más enamorado. Era uno de esos momentos en que no había palabras adecuadas. Nada era lo suficientemente bueno.



Lila Kate empujó su diminuto pulgar en la boca y continuó mirando a su madre.



Maite me miró y sonrió. —Está chupándose el pulgar. —El asombro en su voz era algo que entendía completamente.



—Ha estado haciéndolo desde el primer día. También le gusta añadir otro dedo de vez en cuando.



Ella se echó a reír, y Lila Kate dejó de chupar. Sus pequeños ojos se agrandaron con asombro, como si acabara de notar quien la sostenía.



—Eres nuestro principio —le dijo Maite—. Es hora de que vivamos sin miedo. Eres la oportunidad más maravillosa que jamás he recibido.



Me incliné y besé la frente de Maite. —Gracias por ella —dije. Luego bajé la cabeza y besé al otro amor de mi vida en la frente.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:42 pm

40

Maite

Al día siguiente que me desperté, me trasladaron a una gran suite. Esa fue la mejor manera para describirla. Esta habitación no la cubría el seguro de salud y casi nunca se utilizaba, pero era pagada por Kiro, y era la mejor que tenían para ofrecer. Estaba agradecida por ello. La cama extra para William, el gran sofá y asientos adicionales para los huéspedes eran agradables. No se sentía tan estrecha. Si iba a estar atrapada en un hospital, entonces esta era una buena manera de experimentarlo.

William entró en la habitación llevando la bolsa de viaje que Blaire empacó para mí. —Dijeron que te darían una ducha hoy, y quería que tuvieras tu gel y camisón —dijo.



—Gracias.



Dejó la bolsa en el suelo junto a la cama y me besó en la boca con dulzura antes de dar un paso atrás. —Maryann quiere verte. Ha estado esperando visitarte antes de regresar a Texas.



Mase dijo que su madre llegó con él a verme cuando yo no me encontraba despierta. Ella se fue a descansar justo antes que llamara a William, y entonces todo sucedió después de eso. Quería verla y darle las gracias por ser la primera persona junto a mí cuando elegí mantener a mi bebé. —Bueno. Quiero verla —le dije.



William señaló el gran ramo de rosas de color rosa y el regalo envuelto al lado de él. —Eso es de su parte. Lo trajo anoche, y yo lo coloque aquí.



Giré para estudiar más de cerca las rosas mientras esperaba que Maryann llegara. Cuando la puerta se abrió de nuevo, le sonreí, y ella se echó a llorar. Su sonrisa grande, amplia y feliz fue la única cosa que apaciguó mi mente. Ella derramaba lágrimas de alegría. Que yo podía manejar.



—Quería‖que‖tuvieras‖a‖tu‖bebé,‖pero‖cuando‖no‖despertaste…‖—Puso la mano en su pecho y dejó escapar un pequeño grito de asombro—. Me culpé a mí misma. Estaba tan segura‖de‖que‖eras‖lo‖suficientemente‖fuerte,‖y‖entonces,‖oh,‖yo… simplemente no vuelvas a hacer eso, ¿de acuerdo? —dijo mientras envolvía sus brazos a mi alrededor y me apretaba con fuerza.



—Gracias por creer en mí. Ella es la niña más maravillosa, perfecta y bella del mundo.



Maryann suspiró y se limpió la cara. —Sabía que lo seria, pero tener tu vida pendiendo de un hilo fue algo para lo que no fui preparada.



—Nunca me perdonaría a mí misma si no la conservaba. Tuve que hacerlo de esta manera. Era la única opción. Y ahora tengo la oportunidad de ser madre. Seré una Maryann y hornearé galletas con ella y jugaremos a la pelota en el patio. Tengo la oportunidad de hacer todas esas cosas que hiciste con Mase. Tuve tanta envidia de él mientras crecía, porque te tenía. Ahora puedo ser como tú —le dije con sinceridad. Maryann era la persona a la que más quería parecerme.



—Ah, niña, me convertiste en un desastre. Te quiero, cariño. Siempre has sido especial. Fuiste lo único que salvó el alma de tu padre. Tú y tu madre. Se necesita una persona especial para llegar a ese hombre, y tú lo hiciste. No tienes que ser como yo, harás un trabajo maravilloso siendo tú.



Asentí, pero sabía que siempre querría darle a Lila Kate las cosas que Mase tuvo cuando era niño y que yo había soñado tener.



—Regresaré a Texas hoy. Llevaré a Major conmigo antes de que haga algo Oops!. Estoy segura de que veras a Mase por unos días más hasta que se sienta lo suficientemente seguro como para dejarte. Él es un gran hermano, sobreprotector de la mejor clase.



No podría estar más de acuerdo. —Y lo amo por eso.



—Sé que lo haces —dijo ella.



Comenzó a salir, y recordé el regalo. —Muchas gracias por las rosas y el regalo — dije en voz alta detrás de ella. Miró hacia mí y sonrió.



—De nada. Las rosas son para ti. El regalo es para Lila Kate.



Asentí, y Maryann se fue. Sabiendo que dejó todo y vivió en la sala de espera mientras yo luchaba por poner mi corazón en marcha de nuevo. Ella era realmente la mejor mujer que conocí.



Después de una semana en el hospital, se me permitió ir a casa bajo la supervisión semanal del médico y ninguna actividad extenuante. Se suponía que debía permanecer en cama la mayor parte del tiempo. Incluso tenía una dieta especial, y cambiaron mi medicación nuevamente.



Lila Kate cumplió con todos sus hitos en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales. Ella obtuvo la aprobación para ir a casa hace dos días, pero permitieron que se quedara hasta que yo fuera dada de alta. El hecho de que Kiro pagara cantidades ridículas de dinero para asegurarse de que yo tuviera el mejor cuidado debió tener un poco que ver con su decisión, seguramente. Eso y su estatus de celebridad.



William se encontraba en la puerta de mi cuarto de hospital con Lila Kate escondida en sus brazos con el gorro de color rosa y el vestido que compré para ella hace muchos meses. La abracé mientras él tomaba una foto de nosotras, la quería para el libro de recuerdos. Sería otra parte de nuestra historia, al igual que todas esas cartas que escribí. Tenía una que quería leerle esta noche.



—Tú la sostienes, y yo empujaré la silla de ruedas. Tu padre pagó un servicio de traslado para que llevara todas estas flores, globos, y cestas de regalo —dijo William mientras señalaba a la sala llena de variados símbolos de buenos deseos y felicitaciones. Ni siquiera me di cuenta que tenía tanta gente en mi vida que se preocupaba por mí.



Una ovejita de peluche blanco me llamó la atención, y me volví para mirar a William. —Toma la ovejita —le dije. Él frunció el ceño y miró al peluche. Era hecho de la cachemira más suave y tenía una manta a juego—. La manta, también —añadí mientras se acercaba para cogerla.



Nan no pasó a verme o a Lila Kate. Mase mencionó que se fue tras el anuncio de que me encontraba despierta, y no regresó después. Me imaginé que ella originalmente vino aquí por razones egoístas, aunque le agradecía, independientemente de su razón. Ella me ayudó. Luego, hace dos días, un regalo llegó, un ajuar francés que vi mientras navegaba por la Web buscando ropa de bebé. La ovejita y la manta venían incluidas. Cuando la abrí, la tarjeta simplemente decía: Felicidades, Nan.



Eso era todo. Nada más. Pero era algo. Ella no lo utilizó para llamar la atención de Kiro o de alguien más; solo envió un regalo. Fue tan inesperado y especial. Porque no importa lo que pasara en el futuro, nunca olvidaría lo que hizo por mí.



—¿No es este el regalo que Nan envió? —preguntó William mientras lo dejaba a mi
lado.



—Sí, lo es —contesté. No expliqué más.



Él asintió y nos empujó, a mí y Lila Kate, por el largo pasillo, al ascensor, después hacia el estacionamiento del hospital, donde se hallaba estacionado un Land Rover plateado.



—Un regalo de tu padre. Dijo que necesitabas un auto familiar ahora. Algo seguro —explicó William cuando se acercó para abrir la puerta—. Traté de decirle que proveería a mi familia con un auto seguro, pero me dijo que era su regalo y que no tenía nada más que decir. Añade unas maldiciones a eso, y tendrás una idea. —William sonrió mientras caminaba hacia mí y tomaba Lila Kate en sus brazos como un profesional.



—Tendrás un viaje bastante lujoso, también. Cortesía del abuelo —le dijo a Lila mientras la aseguraba en su asiento de auto, que parecía muy complicado. Sin embargo William parecía saber lo que hacía.


Cuando terminó, tomó mi mano, suavemente me sacó de la silla de ruedas, y me acercó a la puerta del pasajero. —¿Cómo sabías cómo asegurarla? —pregunté mientras subía al auto.



—He estado estudiando el manual por los últimos tres días. Cuando Kiro lo trajo con el Land Rover, pensé que era mejor asegurarme de usarlo correctamente.



Él es ese papá. El que tanto quise que fuera. Adoraba a nuestra niña, y leía manuales de seguridad para asientos de auto.



—Eres maravilloso —dije, y él sonrió.



—¿Acabas de averiguar eso?



Cerró la puerta y rodeó el auto para entrar en el lado del conductor. En lugar de poner en marcha el auto, se quedó con la mirada fija al frente y luego se giró hacia mí. Se puso pálido.



—¿Qué pasa? —Me senté con la espalda recta y me incliné para tocar su pierna. ¿Iba a vomitar?



—Tengo que llevarla. Yo no... supongo que no pensé en eso hasta este momento. Ella es tan pequeña.



Contuve una sonrisa, porque hablaba muy en serio. —William, llévanos a casa. Ahora. Eres un conductor seguro, está en un vehículo seguro y en el mejor asiento de seguridad. Puedes hacer esto, cariño. Estás sobre analizándolo.



Asintió y tomó una respiración profunda, luego puso en marcha el auto. Lentamente salimos de la zona de estacionamiento, y nos dirigimos a casa.



William se adelantó y encendió la luz del dormitorio. Esperé en la puerta, sosteniendo a una alerta y feliz Lila Kate. Ella despertó contenta cuando la sacamos de su asiento de auto. No le gustaba estar atada y pareció encantada de ser liberada.



—Bienvenida a casa —le dije cuando entramos en su habitación. La sostuve para que pudiera ver cada parte de su cuarto. El enorme unicornio que Dean Finlay envió se encontraba de pie en la esquina, y sus pequeños ojos seguían regresando hacia sus colores brillantes. William hizo señas para que me sentara en la mecedora.



—Necesitas descansar. Puedes sostenerla, pero siéntate mientras lo haces.



De nuevo cuidaba de mí, y sabía que después de lo que sucedió, tenía que dejarlo. Para un hombre que tenía miedo de amar a alguien y perderlos, se sujetaba con las dos manos y se sostenía con fuerza. Él no permitió que me rindiera. Cuando trataba desesperadamente de abrir los ojos en la habitación del hospital, escuché su voz. No acepto no tener un para siempre contigo.



No lo acepté, tampoco. En ese momento, lo supe cuando abrí los ojos. Él me necesitaba, y yo me encontraba lista para ver a nuestra bebé.



Mi dulce Lila Kate,



Hoy te trajimos a casa del hospital. He estado obsesionada con tu bello rostro desde la semana pasada. No estuve allí de inmediato para ti. Fueron sólo papá y tú por los primeros dos días y medio. Pero volví. Abrí los ojos. Echaba de menos a tu papá, y no podía esperar para conocerte.



Tenemos tantas cosas para experimentar juntas. Espero con interés el día en que digas tu primera palabra y el día en que des tus primeros pasos. Imagino que tu padre y yo seremos un desastre cuando te llevemos a tu primer día de jardín de infantes. Cuando me digas acerca de tu primer amor. Cuando arregle tu cabello para tu primer baile. Cuando te vea en tu toga y birrete mientras te gradúas de la secundaria y sigas logrando grandes cosas.



Pero en este momento, quiero abrazarte y besar cada uno de tus pequeños dedos de los pies. Quiero leer los libros con los que llené tu habitación. Espero nuestras noches juntas sin dormir y las veces que vomites todo sobre mí y tenga que cambiarte. Esas pequeñas cosas no van a ser una tarea o una dificultad para mí. Las apreciaré, porque casi no llegué a experimentarlas en absoluto.



Así que tomate tu tiempo mientras creces. No quiero apresurar nada. Quiero saborear cada momento. Lo bueno, lo desordenado, y lo más desordenado. Tráelos, Lila Kate, porque tengo ganas de cada minuto de ello.



Te amaré siempre,



Mamá.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:44 pm

41

William

Maite se bañaba, y yo estaba al cuidado de Lila Kate. Ella dormía pacíficamente, pero a Maite no le gustaba que se despertara y llorara porque no estábamos allí. Maite dijo que tenía miedo, y quería asegurarse de que estuviéramos ahí.



Puse la pila de cartas envueltas en la cinta de satén roja delante de mí en la cama. Casi tenía miedo de mirar las descripciones de cada una. No quería pensar en las circunstancias en las cuales tendría que leerlas. Me dolía incluso pensar en ello. Pero Maite escribió esas cartas para mí.



Una fue marcada para el día después de su funeral. Una para la primera vez que me hiciera cargo de Lila Kate solo. Una para el día en que comenzara el jardín de infantes. Una para el día que pensara que podría amar de nuevo. Esa no iba a ser capaz de abrirla, porque ese día nunca habría llegado. No podía amar a otra persona o incluso intentarlo, porque no habría sido justo para esa persona. En mi corazón, siempre hubiera estado Harlow. Nadie podía tomar su lugar. Y cada vez que nuestra hija me sonriera, sería capaz de ver a su madre y recordar el sacrificio que hizo para que esta perfecta niña pudiera tener una vida.



—Estás muy tranquilo. ¿Te quedaste dormido? —gritó Maite desde la bañera.



Recogí las cartas y me dirigí al cuarto de baño. Ella las notó de inmediato, y una sonrisa tocó sus labios. Si no la tuviera, esas cartas habrían sido de oro. Pero ella estaba aquí.



—¿Vas a leerlas? —preguntó.



Bajé la vista y luego de regreso hacia ella. —No —contesté—. No necesito hacerlo. Eran para un William que no tenía a su Maite. Tengo a mi Maite. Ese William no existe. El hombre roto y vacío al que se las escribiste nunca existirá. Pero voy a guardarlas. Empacarlas. Tal vez algún día, las sacaremos y vamos a recordar. Pero no hoy.



Ladeó la cabeza, y un rizo húmedo rozó su cuello. —No hubieses estado vacío. Lila Kate habría llenado el vacío que dejé atrás.



Tal vez lo habría hecho. Pero nunca compensaría el hecho de que la mujer quien era dueña de mi alma se había ido. —Lila Kate siempre será mi niña. Voy a quererla y amarla hasta‖el‖día‖en‖que‖me‖muera.‖Pero‖tú…‖eres‖el‖amor‖de‖mi‖vida.‖Eres‖mí‖para‖siempre.‖ Envejeceré amándote.



Maite suspiró, pero fue un suspiro de felicidad. —Eres un buen orador, William Carter. Un muy buen orador.


—¿Maite?



Se sentó en el agua. —¿Sí?



—¿Quieres casarte conmigo?



Se rio y levantó su dedo anular, el cual tenía el anillo de diamantes. —Ya hicimos esto. ¿Recuerdas? Dije que sí.



—Mañana. ¿Quieres casarte conmigo mañana?



Me miró un momento como si me hubiera vuelto loco. —Acabamos de llegar a casa desde el hospital.



Asentí. —Sí, pero quiero llamarte mi esposa. Quiero que tu apellido sea Carter. Quiero que seas mía.



—Soy tuya. Lo he sido durante mucho tiempo.



—Por favor.



Se mordió el labio inferior y me miró como si estuviera pensándolo. Finalmente, liberó su labio inferior. —Tres semanas. Dame tres semanas. Puedo pedirle ayuda a Blaire para conseguir un vestido, y le dará a tus padres, mi papá, y los Colts el tiempo para hacer planes y regresar aquí. No tiene que ser lujoso. Realmente lo prefiero simple. Pero quiero que las personas a las que amamos estén aquí.



Podía darle tres semanas si eso era lo que quería. —Trato hecho.



Se levantó y señaló las toallas. —¿Podrías pasarme una de esas? Tengo que llamar a Blaire.



Las burbujas y el agua corriendo por su cuerpo desnudo demandaron mi completa atención. No podía tocarla hasta que su cardiólogo lo acordara. Pero mirarla era tan malditamente agradable.



—Me estoy congelando. —La risa en su voz me sacó de mi lujuria. Agarré una toalla, me acerqué a ella y la envolví a su alrededor. Mientras me inclinaba para besarla, los gritos de nuestra hija llenaron la habitación a través del monitor de bebé.



Maite me empujó suavemente. —Date prisa, ve a comprobarla.



Me di la vuelta y corrí.



Entrando en su habitación, encendí la luz tenue para que la luz brillante no dañara sus ojos. Cuando me vio de pie junto a ella, dejó de llorar, pateó sus pies y chupó hambrientamente su puño. Esa era su señal de hambre. Las enfermeras me lo enseñaron.



La levanté y la llevé al cambiador para arreglarla, y luego nos fuimos a ver a mamá. Necesitaba bajar y preparar un biberón, y Maite no estaría bien conmigo dejando a Lila

Kate quejándose en su habitación.



—Alguien tiene hambre y quiere visitar a su mami mientras preparo un biberón — dije, llevándole a Lila Kate a su madre, quien rápidamente se puso un camisón y se metió en la cama para que pudiera ponerla a su lado.



—Hola, tú —arrulló a nuestra hija—. ¿Estás lista para algo de comer? Esa mano no tendrá buen sabor por mucho tiempo.



Las dejé y me dirigí hacia abajo para preparar el biberón.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:45 pm

42

Maite

Me vi forzada a sacar a William por la puerta esta mañana. Ha estado siendo paciente y hablando en el teléfono con un contratista. Así ha sido siempre desde que empezó a trabajar y pasaba mucho tiempo al teléfono. La frustración que se grababa en su frente era difícil de extrañar. Lila Kate seguía durmiendo un buen rato del día, y descansé cuando ella lo hizo. Cuando se despertó, normalmente nos acostábamos en mi cama, hablábamos y jugábamos. No era difícil.



Era tiempo de almorzar, y se ponía exigente, así que la llevé abajo y la acosté en la cuna donde preparé su biberón. El timbre sonó justo cuando tenía su tetero lo suficientemente caliente. Lo saqué del agua caliente y lo sequé, luego me dirigí a la puerta.



Un hombre que nunca antes vi se encontraba al otro lado, pero no tenía que conocerlo para saber quién era. La similitud era tan fuerte, su rostro era una versión vieja de William. Era su padre. El hombre de quien nunca hablamos.



Nunca tratamos de mencionarlo, el dolor que veía en los ojos de William me hacía retroceder. Sé que no tenía ni idea de dónde estaba su madre, y dijo que cuando lo llamó le hizo saber sobre el bebé. Yo pasé siete meses de embarazo, y pasaron dos semanas desde el nacimiento de Lila Kate, y ella seguía sin llamar para comprobarlo.



―Hola‖―dije,‖rompiendo‖el‖silencio.‖Sonrió,‖y‖pude‖ver‖que‖se‖hallaba‖nervioso.‖ Incluso su sonrisa era como la de William.



―Yo‖soy,‖eh,‖yo‖soy Brett Carter. El padre de William.



Asentí.‖―Deduje‖eso.‖El‖parecido‖es‖increíble.‖―dije.‖



Brett‖sonrió.‖―Sin‖tonterías.‖Descubrí‖que‖serías‖el‖tipo‖de‖chica‖que‖conquistó‖a‖ William.‖Ha‖tenido‖suficiente‖falsedad‖y‖frivolidad‖en‖su‖vida.‖―Asentí,‖porque‖pensé que sentí que él caía en la última categoría. O solo era frío e insensible. William siempre quiso una relación con este hombre (una verdadera relación) pero nunca la obtuvo.



―Acabo‖de‖dejar‖mi‖trabajo.‖Me‖dijo‖sobre‖la‖bebé.‖Felicitaciones.



Como si supiera que hablábamos de ella, Lika Kate lloró, recordándome que tenía hambre.‖―Gracias.‖Es‖hora‖de‖almuerzo‖y‖Lila‖Kate‖tiene‖hambre.‖Es‖bienvenido‖de‖entrar‖

y conocer a su nieta, si quiere.



No esperé a que me diera una excusa. Volteé y lo deje parado en la puerta abierta y fui por mi bebé escandalosa. Me vio sostener el tetero y empezó a patear y llorar fuerte. Se hallaba lista para algo de comer. La alcé y volteé para ver que efectivamente Brett me siguió dentro. Observaba a Lila Kate con preocupación.



―Es‖tremendamente‖pequeña‖―dijo.



―Se‖ adelantó‖ ocho‖ semanas‖ ―respondí,‖ abraz{ndola‖ y‖ d{ndole‖ la‖ botella,‖ que‖ chupó con glotonería. Cerró sus pequeños ojos como si fuera la mejor cosa en el mundo. Yo me encontraba segura que eso era asqueroso.



―William no‖ me‖ lo‖ dijo. ¿Se tuvo que quedar mucho tiempo en el hospital?‖―preguntó.



¿Este‖hombre‖habla‖en‖serio?‖¿No‖sabía‖nada?‖―Sí,‖se‖tuvo‖que‖quedar‖m{s‖de‖una‖ semana.‖Yo‖también‖―respondí,‖luego‖asentí‖hacia‖la‖sala―.‖Necesito‖sentarme‖para‖que‖ ella puede estar cómoda. Podemos seguir allá.


Retrocedió y me dejó pasar. No me fijé a ver si me seguía. Me acomodé en mi gran y cómoda silla, para poder cruzar las piernas al frente y dejarla acostarse en mi regazo mientras la alimentaba. También le gustaba esta posición.



Podía verlo tomar asiento en el sofá de al lado, y esperé hasta que ella chupara felizmente antes de mirarlo.



―Así‖que‖lo‖hiciste‖bien,‖entonces‖―dijo.‖Quería‖reírme.‖¿Dónde‖estaba‖cuando‖su‖ hijo estuvo en el hospital pensando que iba a criar a su hija por su cuenta?



―No‖ exactamente.‖ Perdí‖ mucha‖ sangre‖ y‖ me‖ desmayé,‖ y‖ luego‖ tuvieron‖ que‖ operarme de emergencia. Mi corazón se detuvo, pero estaba determinada a vivir. Un par de días después, desperté por una bebé saludable y su aterrorizado padre.



Los ojos de Brett se agrandaron, y podía decir que no era consciente de que las cosas fueron tan malas.



―No‖me‖di‖cuenta.William me‖dejó‖un‖mensaje‖diciendo‖que‖se‖encontraba‖en‖el‖ hospital contigo y que tuviste al bebé. Me dijo que lo llamara. Me hallaba ocupado, y supuse que querías tiempo con el bebé y tenías suficientes visitas, así que hoy fui a verlo a su‖trabajo.‖No‖fue‖muy‖informativo.‖Apenas‖me‖miró.‖―Suspiró―.‖Supongo‖que‖ahora‖ puedo‖entender‖la‖razón.‖Yo‖solo…‖cuando‖me‖dijo‖que‖lo‖llamara,‖no‖pensé‖que‖lo‖tuviera que hacer en ese mismo momento. Imaginé que sería sobre el trabajo, y sabía que tenía que hacer su trabajo mientras él se encontraba contigo y el bebé.



Esa no era una excusa. Su hijo le dijo que se encontraba en el hospital y que su niña había nacido, y le pidió a su padre que lo llamara. Debió haber llamado. Un trabajo no

era más ‖importante‖que‖su‖hijo.‖Y‖él‖tenía‖un‖hijo‖fanástico.‖―William‖es‖un‖hombre‖increíble.‖ Un hombre estupendo. El tipo de hombre que cualquiera estaría orgulloso de decir que es suyo. Estaré orgullosa de llamarlo mi esposo, y sé que Lila Kate ya lo adora. Sigue el sonido de su voz cuando está en una habitación. Nunca tendrá un momento en su vida donde no esté orgullosa de su padre. No se encuentra un mejor hombre que William. Es el mejor. Y lo reconozco. Lo adoro y honro.


´´Pero no se da cuenta del regalo que tiene. Él quiere una verdadera relación con usted. Puedo ver el dolor en sus ojos cuando escucha su nombre. Mi padre loco, salvaje y estrella de rock estuvo en el hospital con nosotros. No es perfecto, pero importó. Se hallaba ahí. Tuvo que lidiar con fans y con los medios de comunicación mientras estuvo ahí, pero lo hizo. Usted ni siquiera pudo llamar a su hijo y preguntar si se encontraba bien. Si su bebé se hallaba bien. No lo entiendo, Señor Carter.



Decidí detenerme. Podría regañar a este hombre y decirle cuán horrible era en todo el día, pero dije lo que necesitaba decir.



Brett Carter se paró y metió sus manos en sus bolsillos. Se iba. Bueno, espero no volverlo a ver. Ni siquiera vino para sostener a su nieta. Me pregunte si ella llegaría a conocer a este hombre. ¿O su único abuelo sería el único e irrepetible Kiro Manning?



―Tienes‖razón.‖En‖todo‖―dijo‖mientras‖iba‖hacia‖la‖puerta.‖Se‖detuvo‖justo‖afuera‖ del‖arco―.‖Me‖alegra de que te haya encontrado. Eres digna de él. Es un hombre con suerte.‖―Luego‖se‖fue.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:47 pm

43

Nan

Sostenía la invitación en mi mano, de pie al borde del agua mientras dejaba que las olas se estrellaran y mojaran mis pies. Si me quedaba parada aquí el tiempo suficiente, mis pies se hundirían en la arena hasta mis tobillos. Era una extraña manía, pero hacía esto casi todos los días, excepto en invierno, cuando el agua se hallaba demasiado fría.



Hoy vine hasta aquí para pensar. Había esperado que la invitación llegara. Estaba ocurriendo. Eso lo supe incluso antes de haber escuchado que William embarazó a Maite. Pero verlo era diferente. Era más definitivo.



Una vez pensé que William Carter era el hombre que me vería. Mi yo interno. El yo que tenía miedo de mostrarse al mundo. El yo que fue tan magullado emocionalmente por haber llevado mi corazón en una mano cuando era una niña. Cuando me hice mayor, encerré ese yo tan fuertemente dentro de mí que hice imposible que la gente me hiriera.



Pero hice fácil que el resto me odiara.



Existían muy pocas personas que no me utilizaban. Mi hermano era Rush Finlay, hijo del famoso baterista Dean Finlay. Durante años, mis supuestas amigas sólo querían acercarse a mi hermano. Querían una entrada. Y yo las dejé tener una, porque viéndolo cómo se las follaba y luego las tiraba era lo que se merecían. Era mi forma de tomar venganza.



Luego me enteré de que Rush no era el único con un padre famoso. Kiro Manning había sido mi padre todo este tiempo. Sin embargo, nunca me reconoció o trató de mantener una relación conmigo. Eso casi me derrumbó a mí, y a las paredes de acero alrededor de mi corazón. Su negativa a reconocerme casi me hizo enloquecer por completo. Sin embargo, Rush estuvo allí, y me amó. Él siempre fue quien me amó. Cuando nadie más lo hizo, mi hermano mayor me aceptó sin importar lo horrible que actuaba. No lo aprobaba, pero veía mi yo interior.



Luego Blaire me lo quitó. Se ganó su corazón y le dio un hijo, y ahora tenía poco espacio para su desastre de hermana. Odiaba a Blaire por eso. Odiaba que se lo llevara lejos. Quería odiar a su hijo, también, pero maldita sea si Nate no era el niño más lindo del mundo. No podía odiarlo. Era imposible.



William Carter entró y estuvo allí cuando necesité a alguien que me cuidara. Rush se encontraba ocupado con su nueva familia, y William tomó su papel con un toque diferente. William no era mi hermano, y era guapísimo. Así que, empezamos a Oops!, también, tipo amigos con beneficios. Él no esperaba que fuese agradable, y yo no esperaba que sólo me follara. Era tan dulce a veces, y mejoró las cosas cuando nadie más pudo. O incluso quiso. Él sabía cómo hacerme reír.



Pero como cualquier cosa buena que aparecía en mi vida, lo alejé porque lo dejé acercarse demasiado. Me negué a aceptar que tal vez podía amarme. Me aterrorizaba abrirme y que me rechazaran una vez más.



Mientras alejaba a William, su cabeza giró hacia a mí completo polo opuesto. Una chica que tenía el amor de su padre. Era tranquila y sin pretensiones. No era cruel con nadie. Nunca. Era una persona de hechos, pero dulce. Era la persona perfecta para William. Yo no lo era. Yo era la jodida niña engreída que no se sentía lo suficientemente segura, como para permitirse acercarse a alguien.



William se enamoró de esa chica, y sucedió justo delante de mis narices. Mientras yo gritaba e insultaba, ella se encontraba tranquila y en calma. Sólo un Oops no la habría elegido. Era la fácil de amar. Yo era imposible.



Miré la invitación de nuevo. Maite Manning nunca hizo nada más que tener el amor de un padre que compartimos. No fue su culpa. No lo pidió ni lo exigió, simplemente lo tenía. Podía culparla, pero sería inútil. Por lo que vi, su vida no había sido de color de rosa sólo porque Kiro Manning la amaba. Él todavía apestaba siendo un padre. Por lo tanto, tener una estrella del rock como un padre nunca fue algo positivo.

Fui‖injusta‖con‖ella…‖no,‖fui‖cruel‖con‖ella.‖Pero‖pagué‖mis‖faltas.‖Pagué‖los‖errores‖ que cometí con ella. Ahora podía alejarme y dejar que William y Maite Carter vivieran sus felices para siempre. Tenían una bebé y una casa con una cerca de madera blanca. Eso era lo que se merecían.



Yo no me merecía una mier*da. Me encontraba sola en este mundo, y todo era mi culpa. No veía que eso cambiara nunca, porque tendría que dejar libre el yo que alguna vez fui, y no podía hacer eso de nuevo. Un rechazo más, y no sabría si lo lograría. Encontrar una razón para vivir se estaba convirtiendo en algo más y más difícil.



Esta era mi vida. Y yo la había creado.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:49 pm

44

William

Maite no vaciló cuando dije que no necesitaba enviarle una invitación a la boda a mi papá. Él nunca mencionó su visita a nuestra casa, pero Maite me dio cada detalle. Si no quería decirme nada sobre mi bebé, entonces no se merecía ser parte de mi boda.



Sin embargo, vacilé cuando dijo que quería invitar a Nan. Toda la actitud de Maite contra Nan cambió desde que descubrió que le dio su sangre. Aunque ya había regresado a su normal sucio ser, hasta donde podía decir. La vi en el club ser una perra con Rush sobre algo. Sus miradas soberbias también se hallaban firmemente en su lugar. Ni siquiera reconoció a Blaire cuando se acercó a Rush. Pero a Maite no parecía importarle. Nunca olvidaría lo que hizo Nan. También era difícil olvidarlo para mí. Si quería invitar a Nan e intentar llegar a ella, entonces me encontraba más que dispuesto a dejarla. Como sea, todas las apuestas se hallaban fuera en el momento que Nan hiciera algo para molestar a Maite. Tenía mis límites.



El resto de las invitaciones fueron enviadas a todos los que amamos y nos preocupan en nuestras vidas. Lila Kate se recostó en una sábana en el piso mientras nosotros nos sentábamos a la mesa y enviábamos las entregas. Era feliz de escucharnos hablar. En momentos como este, se me hacía un nudo en la garganta. La idea de que casi no tuve esto para mí por detenerme en ello demasiado.



Las chicas se alistaban arriba mientras comía el desayuno. Escuché a Maite hablar con Lila Kate mientras bajaba las escaleras, bajé la taza de café y fui a encontrarlas. Maite vestía vaqueros y una camisa de manga larga, ya que el otoño finalmente comenzaba a mostrarse. Normalmente era cálido aquí hasta noviembre, pero teníamos unos días fríos ya.



Lila Kate tenía todo un nuevo guarda ropa ahora, gracias a Blaire. Vino con ropa de recién nacido, porque nada más que los vestidos le quedaban, e incluso eran grandes. Maite todavía no quería dejar la casa, así que Blaire le trajo la ropa. Pasaron por lo que parecieron cientos de conjuntos antes de quedarse con los que a Maite le gustaban más. Hoy la vistió en algo cubierto de muchas mariposas.



—Mira quién te espera —dijo Harlow mientras llegaba abajo—. Papi se encuentra aquí.



—De hecho las esperaba a las dos —le dije, y besé sus labios—. Te ves muy bien para comer esta mañana.



Maite se rio. —Eso se puede arreglar.



—Mami es sucia. Me gusta —bromeé. Su hermosa sonrisa creció.



Tomé a Lila Kate de sus brazos y la puse contra mi pecho. Sostuve su cabeza mientras la levantaba para intentar mirarme. —Tienes un día de compras divertido hoy. Compra lo que quieras.



Iría a comprar un vestido de novia con Blaire y Della. Della también buscaba un vestido. Su boda se encontraba aún a meses, pero iban a hacer un viaje de compras y convertirlo en un día de chicas. Blaire invitó a Bethy, pero usó la excusa de que necesitaba trabajar horas extras. Blaire se preocupaba por ella, lo que hacía que nos preocupara a todos. Se alejaba más y más. Alguien tenía que alcanzarla, solo que no sabía quién lo haría. Sabía que Jace no hubiera querido esto. No la hubiera querido penar tanto tiempo.



—Diviértanse mientras no estoy. Tengo nervios de irme, pero no porque no crea que no puedas manejarlo. Solo que no me he separado de ella desde que desperté. No me agrada la idea de no ser capaz de verla cuando quiera. —Habíamos estado en casa un poco más de una semana ya, y Maite no dejó la casa. El doctor recomendó que mantuviéramos a Lila Kate en casa su primer mes mientras su cuerpecito y sistema inmunológico maduraban un poco más. Mientras iba a trabajar, Maite se quedaba aquí felizmente. Blaire casi tuvo que rogarle para que fuera a ver un vestido de novia.



—Tendré el teléfono en el bolsillo. Cada vez que quieras verla, solo usa FaceTime. Ahora, ve a divertirte —dije, golpeándola en el trasero y asintiendo hacia la puerta.



Rio y rodó los ojos hacia mí. —Bien. Iré —concordó, pero luego se inclinó para besar a Lila Kate en la cabeza una vez más—. Regresaré pronto —dijo.



Lila Kate se emocionó tanto por Maite que enterró su cara en mi pecho. Mantuve mi mano en su nuca, porque en cualquier segundo echaría la cabeza hacia atrás de nuevo para ver si Maite seguía cerca.



—Se parece más a ti ahora —dijo, tocando su bracito.



—Es demasiado bonita para parecerse a mí —respondí.



Maite enarcó una ceja hacia mí. —Sé que no te gusta escuchar esto, pero eres bonito, también, chico bonito.



Riendo, abrí la puerta y le besé los labios una vez más mientras la SUV Mercedes de Blaire llegaba a nuestro camino de entrada. Maite ondeó un adiós y sopló besos, luego finalmente dejó la casa por primera vez.



La miré hasta que se encontró a salvo en el auto de Blaire y se alejaba, antes de cerrar la puerta. —¿Quieres apostar a que tu mami nos llama en los siguientes diez minutos? —le pregunté a Lila Kate mientras entrábamos en la cocina para darle un biberón y terminar mi café—. No será capaz de evitarlo. Estar lejos de ti no es algo de lo

que sea aficionada. Pero necesito que tenga ese vestido para poder casarme con ella. Luego seremos oficiales. La familia Carter. Suena bien, ¿no?



A la mujer que me dio todo,



Hoy es el día que te voy a dar mi nombre. No parece suficiente, pero, ya tienes mi corazón y alma desde hace un año ya. Esto es todo lo que me queda para darte. Lo que tú me has dado es mucho más.



Decidí, desde que Lila Kate y yo tenemos muchas cartas de ti, que era el momento de que tuvieras una también. Mereces una carta más que nadie. Eres, después de todo, el héroe de nuestra historia. Sin ti y tu determinación, no estaríamos todos frente a amigos y familia hoy con nuestra pequeña en brazos, prometiendo un para siempre al otro. Como si necesitáramos una ceremonia para eso.



Te convertiste en mí para siempre antes de que me diera cuenta.


Gracias por ser valiente. Más valiente que nadie que conozco. Gracias por mostrarme que cuando queremos algo tanto, vale la pena tomar todos los riesgos y oportunidades para tener siquiera una probada.



Cuando pensé que te perdí, ni una vez me arrepentí de permitirme amarte. Me encontraba destrozado pero en mi corazón, me sentía tan malditamente agradecido por esos recuerdos. Por dejarme tener ese tiempo contigo. Descubrí que la vida es sobre experimentar esos momentos donde eres tan feliz que sientes que tu pecho se va a quemar. Necesitamos esos atesorados recuerdos para aguantar durante esos momentos en los que el mundo se derrumba.



No entendí eso hasta que estuve ahí. Mientras te encontrabas dormida, todo lo que podía hacer era recordar los buenos momentos. El sonido de tu risa y cuán increíble te sentías en mis brazos. Cómo estar contigo hizo todo bien. Es lo que me sacó adelante. Es lo que me ayudó a sostener a nuestra bebé por primera vez sólo, sin saber si verías su cara.



Gracias por amarme. Soy el hombre más afortunado en el mundo. Sé que muchos hombres claman eso, pero no tienen idea. No te tienen. Y no tienen a mi bebé. Yo lo tengo todo, y no podría pedir más.



Con amor de tu adorado y afortunado como el infierno esposo,



William.
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Mensaje por tamalevyrroni Mar Dic 01, 2015 12:52 pm

45

Maite

Doblé la carta y limpié las lágrimas que habían estado corriendo por mi rostro. Ese hombre tenía que hacerme llorar antes de caminar al altar. Usé el pañuelo en mi mano para borrar la humedad en mis mejillas y tomé una respiración profunda. Probablemente necesitaría enmarcarla, porque iba a leerla tan seguido que iba a desgastar el papel.



—¿Por qué estás llorando? —preguntó Blaire mientras entraba en la habitación.



Levanté la carta. —Esto. Es de William —expliqué—. Supongo que no fue con el fin de hacerme llorar, pero lo logró.



—Ah, entiendo. Rush me tenía en un mar de lágrimas antes de caminar al altar.



Sonriendo, recordé su boda. Había sido hermosa y mucho más grande que la mía. Yo había querido algo sencillo, y William estuvo de acuerdo.



—Tenemos que irnos en cinco minutos. ¿Estás lista? —me preguntó.



—Sí. ¿Está lista Lila Kate?



Asintió. —Sí. Se ve como un ángel. Su mamá no está usando blanco, pero ella se ve hermosa en su esponjoso vestido blanco.



Riéndome, me deslicé en mis zapatos y guardé la carta en mi joyero. —Hagámoslo —dije, cruzando la puerta de mi dormitorio y dirigiéndome a la habitación de Lila Kate. Ella se encontraba en su cuna, mirando sus pequeños zapatos con fascinación. Cuando su mirada se encontró con la mía, pataleó felizmente—. Tenemos un guapo príncipe esperándonos. Necesitamos irnos. —La cargué en mis brazos.



Se veía adorable en su vestido.



Blaire nos dirigió hacia mi Land Rover, y aseguré a Lila Kate en su asiento para bebés antes de subir en el asiento del pasajero. Mi vestido era sencillo. No elegí el tradicional vestido blanco de novia. En su lugar, mi vestido era un azul pálido. Me recordaba al color del cielo cuando lo ves a través de una nube. Era un simple, pero elegante vestido de satén que se ajustaba a mi cintura y caía con soltura justo por encima de mis rodillas.



Lila Kate gorgoteó y nos dejó saber que ella estaba allí queriendo un poco de mimos. Giramos hacia el club, luego condujimos hacia la playa privada para uso de los vecinos exclusivamente. Woods nos había ofrecido usar el tramo de playa frente a su casa. Así no tendríamos invitados no deseados, y seguiría siendo privado.



Blaire estacionó junto al gran arco cubierto de rosas que servía como la entrada a la boda. —Esta es tu parada —dijo, sonriendo—. ¿Nerviosa?



Sacudí la cabeza. —No. De ningún modo. Nunca he estado más dispuesta a hacer cualquier cosa en mi vida.



Después de salir del auto, rápidamente recogí a Lila Kate de su asiento antes de que ella se pusiera demasiado ansiosa y la acurruqué en mis brazos. Seguía pesando menos de tres kilos, pero ganaba peso constantemente, y eso era lo que importaba.



—Vamos a ver a tu papi —susurré. Dimos un paso hacia el arco. Blaire enderezó su vestido y rápidamente envió un mensaje de texto para hacerles saber que estábamos listas, ya que no podíamos ver nada desde este lado de la casa.



La música comenzó, y Blaire sacudió las manos antes de recoger un pequeño bouquet de tres rosas —una rosa en el centro entre dos rosas blancas. Era un símbolo en nuestra familia. Podría llevarla yo misma, pero mis manos tenían algo mucho más importante.



Blaire caminó por el pasillo, y conté hasta veinte como habíamos practicado, antes de que Lila Kate y yo hiciéramos nuestro camino por la alfombra cubierta de pétalos. Giramos alrededor de la casa, y allí estaban ellos, todos de pie y volviéndose hacia nosotras. Las personas que nos amaban. Sonreí mientras la mirada de Lila Kate analizaba todo.



No fue hasta que llegamos al centro de la alfombra que lo vi. Nuestro guapo príncipe. Sus ojos se encontraron con los míos.



Él pensó que yo era el héroe en nuestra historia. Cuan equivocado estaba. Él había sido el héroe todo el tiempo.

FIN

Nos Vemos En You Were Mine,La Historia De Bethy y Tripp.
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Mensaje por EsperanzaLR Mar Dic 01, 2015 2:57 pm

Gracias Tami por compartirla me encanto
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Mensaje por EsperanzaLR Miér Dic 02, 2015 5:14 pm

Rolling Eyes Rolling Eyes Rolling Eyes Rolling Eyes Rolling Eyes
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Mensaje por EsperanzaLR Jue Dic 03, 2015 4:23 pm

Suspect Suspect Suspect Suspect Suspect Suspect Suspect
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