Re: WEBNOVELA"Novios por una semana" de Lindsay Armstrong Novios

por Joanita Lun Ene 11, 2016 5:36 pm

Siguelaáaaaaa por favor! !!!

por asturabril Lun Ene 11, 2016 7:03 pm

por EsperanzaLR Mar Ene 12, 2016 2:00 pm

Mis lindas lectoras seguira manana

por asturabril Mar Ene 12, 2016 4:56 pm

por EsperanzaLR Jue Ene 14, 2016 12:11 pm

Joanita escribió:Siguelaáaaaaa por favor! !!!

Ahora sigo Joanita

por EsperanzaLR Jue Ene 14, 2016 12:11 pm

asturabril escribió:

por EsperanzaLR Jue Ene 14, 2016 12:23 pm

Capítulo 6

—Puedes pisar el terreno que te apetezca, Maite —dijo él, suavemente, pero de un modo letal—. Sin embargo, si quieres tener el contrato de los vinos Clover, tendrás que regresar conmigo a Harvest Moon esta noche.
—¿Y… y entonces?
—Entonces, consideraré que has cumplido tu parte del trato.
—Pero… ¿y el resto del tiempo que queda hasta el día de la boda?
—¿Me estás proponiendo ayudarme a perpetuar esta farsa hasta el mismo día en que se case mi hermana? Eso es mucho más sacrificio de lo que yo hubiera esperado —afirmó William, lleno de ironía—. A menos… a menos que estés esperando conseguir el resto de cuentas publicitarias de Clover. ¿Es así, Maite?
—No se me había pasado por la cabeza —replicó ella, a pesar de que la habían herido aquellas palabras—. Pero, ahora que lo mencionas, ¿por qué no? Porque, para ser sincera, ¿de qué sirve ponerla celosa esta noche y luego enviarme a mí a casa? Incluso ahora que sé de lo que va todo esto, podría hacer un trabajo mejor. Darle un buen escarmiento si es eso lo que quieres. Verás…
—Maite… —le advirtió él, con dureza.
—Déjame acabar. Verás, estoy dispuesta a admitir que, hasta ahora, no he hecho mi papel muy bien pero, por decirlo de algún modo, andaba dando palos de ciego. ¡Pero ahora que sé tanto, podría ir a por otro Óscar!
—De acuerdo —dijo él, por fin, tras una pausa en la que Vivian estuvo conteniendo el aliento—. Los vinos Clover por una actuación de Óscar esta noche. Luego, ya hablaremos pero, de hecho, había decidido ya que tendría que marcharme de negocios durante el resto de los días que quedan hasta la boda. Mag nunca me hubiera perdonado si me perdiera la boda, que es la estrella de la semana, pero será más comprensiva con los demás días.
—Oh —comentó Maite, sin poder evitar sentirse algo triste.
—¿Te has cortado con el filo de tu propia navaja?
—Con algo, pero has sido tú el que has empezado esto.
—Efectivamente —replicó él con frialdad—. ¿Estás lista?
Maite apretó los puños y abrió la boca. Sin embargo, una vez más, volvió a pensar en Stan Goodman y en la cuenta de los vinos Clover.
—¡Sí!
—No te olvides el anillo —murmuró él, devolviéndoselo.
Maite tenía dos horas para prepararse para el baile. El viaje de vuelta a casa había sido muy rápido y casi en silencio. Al llegar a la finca, había tanta actividad por

por EsperanzaLR Jue Ene 14, 2016 12:32 pm

el baile que había podido escaparse a su dormitorio sin encontrarse con nadie que quisiera hablar con ella. Allí pudo tumbarse en la cama y dar gracias al cielo por aquellas dos horas porque se sentía, literalmente, como si la hubieran exprimido. Además, lamentaba lo que había hecho y dicho. Echada en la cama, boca arriba, pensó en quién podría culparla. Ginny Deacon había tenido razón. Enamorarse de William era pedir que le rompieran el corazón a una mujer. ¿Qué hubiera ocurrido si hubieran hecho el amor? ¿Le hubiera dado el contrato de los vinos y un golpecito en la cabeza? ¿Iba a poder conseguir aquel contrato sin acostarse con él?
Inquieta, deseó que no existieran ni los vinos Clover ni Goodman & Asociados. Por otro lado, había estado segura de que resistirse a acostarse con William era lo más adecuado y ético que se podía hacer en el plano profesional y personal. Había sido una profunda convicción la que le había hecho dar marcha atrás entre las brumas del gozo físico que había experimentado entre sus brazos.
Sin embargo, si se prescindía de la cuenta de los vinos Clover, si admitía simplemente que se había enamorado de William Clover, ¿qué esperanza quedaba para ella?
Se sentó en la cama. Ella era capaz de separar los asuntos profesionales de los personales, podía admitir que se había enamorado de él pero, ¿podría él hacer lo mismo, especialmente después de lo que le había pasado con Ginny Deacon o acaso era la clase de hombre que, verdaderamente, no quería comprometerse con nadie? Por supuesto, todo podía ser mucho más simple. A pesar de todo lo que ella le había hecho, seguía enamorado de Ginny. Llena de pena se frotó los ojos, dándose cuenta de que había derramado más lágrimas aquel día que en los últimos años. Sin embargo, aquella era la explicación más evidente.
Mientras se preparaba un baño, pensó en Ginny Deacon. No podía admirarla, no solo por haber atrapado a Lleyton sino porque también estaba utilizando a Ralph. Sin embargo, ¿quién era ella para juzgar a otra mujer que se hubiera enamorado de William Dexter? ¿Quién era ella para juzgar las presiones que, según el propio William, ella había tenido que soportar? Y mucho más si los dos se amaban. Además, a ella no la hubieran podido rechazar de un modo más firme… y por una fábrica de aviones.
¿Qué era lo que iba hacer aquella noche?
—Perderías la cuenta de los vinos Clover —se dijo, en voz alta, mientras se sentaba en el baño—. Ya va siendo hora de que te des cuenta de que los vinos te han colocado en una situación imposible y de que te pongas al lado de la moralidad y de la ética. ¡Cualquiera pensaría que es la única cuenta publicitaria del mundo! ¡Qué estúpida has sido! —añadió, tumbándose en la bañera.
El vestido era de pura seda rosa pálido. Tenía un escote palabra de honor, sin tirantes y se le ajustaba bien a la cintura y caderas, formando una falda al estilo de un farol. La seda era muy sensual y el estilo divino, enfatizando la esbeltez de su figura. Completó el conjunto con el hilo de perlas de su madre.

por EsperanzaLR Jue Ene 14, 2016 12:40 pm

Los zapatos, de salón y forrados de seda del mismo color, tenían el tacón muy bajo. Llevaba el pelo recogido hacia atrás, lo que le daba un aspecto diferente, más misterioso, porque aquella noche necesitaba ser distinta. Cuando Belinda entró para ver si necesitaba algo, le pidió a la muchacha que le prestara algo de maquillaje.
Belinda estuvo encantada, no solo de salir corriendo a por su estuche, sino también de ayudar a Maite a aplicarse el maquillaje. Al final, solo se puso un poco de sombra gris parda, un poco de colorete y un toque de lápiz de labios marrón rosado.
—Tiene un aspecto tan diferente —dijo Belinda—. No es que esté mejor, sino más distinguida.
—Bien. Después de todo es un baile. ¿Ahora qué tengo que hacer? —preguntó Maite, mirándose una vez más en el espejo.
—Todo el mundo se está reuniendo en la terraza acristalada, es decir, los invitados de la casa, para tomar un cóctel antes de que lleguen el resto de los invitados. Allí es donde se va a preparar el bufé para la cena. El baile será en la terraza que hay fuera. Gracias a Dios, hace una noche estupenda. Parece que la señora Dexter es capaz de conseguir hasta que haga buen tiempo.
Maite se sintió de repente nerviosa. Se le ocurrió que, por mucho que apreciara la amistad de Amelia y Marguerite, tal vez ellas, muy pronto, no sintieran lo mismo por ella. Entonces, se encogió de hombros al pensar que lo que ella estaba a punto de conseguir aquella noche, era lo que ellas más deseaban.
—De acuerdo, estoy lista —dijo Maite—. Muchas gracias por ayudarme.
—Es un placer, señorita. ¡Oh, no se olvide el anillo! —exclamó la muchacha, recogiéndolo de la mesa y dándoselo a Maite. Ella lo miró y, rápidamente, se lo colocó en el dedo por última vez.
La terraza acristalada brillaba a la luz de las velas. Toda la familia estaba ya reunida cuando ella llegó.
Amelia iba vestida con un vestido color amarillo, Mag estaba radiante con uno verde manzana, la prima Mary iba de fucsia. Las damas de honor iban, una de azul lavanda y otra de color frambuesa y Lady Wainright iba vestida de magenta y cargada de diamantes. Solo una persona no iba vestida de color, lo que no quería decir que por eso no estuviera maravillosa.
Ginny Deacon había elegido el negro. Llevaba un vestido muy ajustado que mostraba su espléndida figura y unas sandalias negras con un tacón muy alto. Además, completaba el atuendo con una pulsera de diamantes en el brazo. El conjunto era el de una belleza espléndida, casi regia.
Maite se sintió algo insignificante al verla, lo que sirvió para sacar a flote su espíritu combativo. Aceptó un cóctel de champán que le ofreció un camarero y se acercó al grupo con la cabeza muy alta. Lleyton y Eddie estaban vestidos con esmoquin negro y camisas blancas, pero Ralph había elegido un traje marrón rojizo,

por EsperanzaLR Jue Ene 14, 2016 12:48 pm

con camisa a juego y un cinturón plateado. Solo le faltaba un sombrero para completar el efecto.
—¡Hola! —exclamó ella, cuando todos se volvieron para recibirla—. ¡Estáis todos guapísimos, especialmente tú, Ralph!
De soslayo, vio que William fruncía el ceño. Sin decir nada más, Vivian se puso a su lado y permaneció del mismo modo mientras llegaban los invitados.
A la hora de la cena, se sentó a su lado, pero casi no intercambiaron palabra. Ginny y Ralph estaban en la misma mesa, en la que había también cuatro parejas más. Ginny estaba radiante, como si no tuviera una sola preocupación y Ralph estaba muy atento con ella, lo que era bastante inusual para él.
—¿Es eso lo que tú llamas ganar un Oscar, Maite? —le preguntó William cuando les retiraron los postres.
—Todavía no he empezado.
—Es decir, ¿planeas pasar de no hablarme a lo contrario? —preguntó él, mirándola con desaprobación.
—Todo a su tiempo. Solo necesito prepararme, así que…
—Pareces distinta. No creo que te haya visto con maquillaje antes —le interrumpió él.
—Ah, no, pero esto es un baile. Además, no creí que te dieras cuenta.
—Una de las primeras cosas que me llamó la atención sobre ti fue lo natural que eras.
—Oh…
—De hecho, me gustas más al natural.
—Yo no te pertenezco, William —dijo ella, algo herida.
—¿No? Estaba empezando a pensar que podía comprar no solo9 cuerpo si no alma también —replicó él, con ironía—. Pero la razón por la que te prefiero natural es porque se añade al especial magnetismo de Maite Florey. ¿Te apetece bailar? Tal vez no te hayas dado cuenta, pero la orquesta ha empezado a tocar ya en la terraza.
—Claro —afirmó ella, apartando la taza y poniéndose de pie. Afuera, en la terraza, empezaron a bailar un foxtrot—. Pareces haberte olvidado de que solo hay una cosa que yo no haría para conseguir la cuenta de los vinos Clover,William. Si me hubieras dicho que estabas empezando a creer que podías poseerme en un sentido comercial, tal vez hubiera accedido, pero lo que has dicho no es cierto.
Bailaron en silencio durante unos minutos más, lo que fue una dura prueba para Maite. Sin embargo, estaba enfadada y aquello le dio el valor para ignorar las sensaciones que le producía estar entre sus brazos.
—Perdóname por tener ciertas sospechas, Maite, pero no puedo evitar preguntarme si esta no será una situación como la del burro y la zanahoria, siendo tu hermoso cuerpo la zanahoria y yo el burro —dijo él. Maite dejó de bailar pero él, con un giro, hizo que volviera a recuperar el paso—. ¿Es que no estás de acuerdo?

por EsperanzaLR Jue Ene 14, 2016 12:53 pm

—No.
—Entonces, ¿qué es lo que pasa?
—Bueno, lo más extraño de todo, es que yo tenía las mismas sospechas: que iba a tener que comerciar con mi cuerpo para conseguir los vinos Clover a pesar de que tú me aseguraras que nuestro acuerdo era justo y honrado. Sin embargo, tal vez estaba equivocada.
—Tal vez —respondió él, deteniéndose—. Sin embargo, algo de lo que te aconsejaría que no te olvidaras es precisamente cómo te olvidas de ti misma a veces.
—¿Qué se supone que significa eso,William? —preguntó ella, furiosa.
—Que yo no alejaría demasiado la zanahoria, si fuera tú, Maite. Esto es todo. Estoy empezando a revisar mi opinión sobre una chica con hematomas a la que le rompieron el corazón. Estoy empezando a pensar que Goodman & Asociados es mucho más importante para ti que cualquier otra cosa.
—Si en alguna ocasión se ha podido aplicar eso de «La sartén le dijo al cazo: apártate que me tiznas», tiene que ser con toda seguridad esta.
—Puede ser, pero yo no tengo nada que perder. Mientras tanto, tengo que bailar con otras invitadas, y estoy seguro de que a ti no te faltarán parejas de baile —dijo William, besándole la mano para despedirse de ella—. Digamos que nos reuniremos en breve y representaremos lo que tengas en mente para el siguiente episodio de esta emocionante saga.
—¿Cómo no, señor Vinos Clover? —replicó ella—. ¿Cómo no?
—¿Ralph?
—Ah —exclamó Ralph, volviéndose para mirarla. Había estado contemplando a Ginny Deacon—. La prometida. ¿Cómo te va, Maite? Ya veo que todavía no has perdido el anillo.
—No. Es una velada maravillosa, ¿verdad? Sin embargo, tengo mucha sed —dijo Maite, sentándose frente a una mesita.
Ralph hizo lo mismo e hizo una señal a un camarero que pasaba para que les diera dos copas de champán de la bandeja que llevaba. Maite miró la pista de baile y vio a Mag y a Eddie, bailando en la pista. Entonces, tomó un sorbo de champán y suspiró.
—¿Dónde está William? —preguntó Ralph—. No me dirás que te ha abandonado.
—No. Tenía que bailar con alguien. Bueno… Ralph, por muy bonito que sea todo esto —añadió, señalando la pista de baile—, la música podría ser algo más animada, ¿verdad?
—¿Sería eso lo que te gustaría, Maite? —preguntó él, con un brillo en los ojos.

por EsperanzaLR Jue Ene 14, 2016 1:03 pm

—Ralph, tengo la música en los pies, especialmente la música latina. De niña, quería ser bailarina en una discoteca, era mi ambición. No sé por qué, pero pensé que tú podrías sentir lo mismo.
—¿No habréis tenido una pelea Lleyton y tú?
—En absoluto. No me digas que no has sabido desde el principio que yo solo trabajaba para William..... —replicó ella. Ralph la miró boquiabierto—. Bueno, pues nuestra relación laboral ha terminado y no veo por qué no puedo irme a lo grande. Además, así tú tendrías la oportunidad de deshacerte de Ginny un rato, porque eso, estoy segura, te está pareciendo un golpe bajo. Él es tu hermano y ella era su mujer, ¿no?
—Pongamos esto en claro. Nosotros… Tú y yo, montamos un número aquí esta noche, Ginny se queda sin pareja, igual que William y… ¿es eso lo que estás intentando hacer? ¿Hacer que vuelvan a estar juntos?
—Eso es lo que tu madre, tu hermana y la propia Ginny parecen desear, aunque no estoy nada de acuerdo con los medios que escogieron —dijo Maite, muy cándida. Ralph se sonrojó—. Además, supongo que es difícil vivir a la sombra de un hermano que tiene tanto éxito.
—No te equivocas. Sin embargo, algo no me cuadra en todo esto. No sé por qué me da la sensación de que estaría saltando de la sartén al fuego.
—No te estoy pidiendo que empecemos una relación, Ralph. Solo que bailes conmigo. A mí solo me interesa mi profesión, así que no podría haber nada más entre nosotros. Además, ¿por qué no te entregas en cuerpo y alma a tu música, aunque no esté bien considerado por los Dexter? El modo en que tocaste anoche me llegó al alma y estoy segura de que un día lo conseguirás.
—¿Lo dices en serio?
—Sí, claro, pero mientras tanto, ¿por qué no vas a hablar con la orquesta?
—De acuerdo, pero si nos llevan al paredón al amanecer, recuerda que todo esto fue idea tuya —concluyó Ralph.
Empezaron a bailar discretamente, pero a medida que la orquesta se fue animando, el regocijo de la mayoría de los invitados, que eran de la edad de Mag y Eddie, se hizo evidente al ver que Maite y Ralph eran las estrellas de la noche.
—Vaya, tienes música en los pies —le dijo Ralph—. Creéme si te digo que con William te hubieras visto desperdiciada —añadió, poniéndole las manos en las caderas para moverla por la pista de baile.
Los demás se abrieron para dejarles paso y empezaron a aplaudir mientras ellos se movían al estilo latino por la pista de baile. A todo el mundo le encantó.
O casi a todo el mundo. Desde que habían empezado a bailar, Maite había estado evitando a William durante la última hora. También se había reído, hablando animadamente, estableciendo una inmediata relación rítmica como lo hacen los buenos bailarines. Luego, desaparecieron durante veinte minutos, para tomarse un

por EsperanzaLR Jue Ene 14, 2016 1:12 pm

respiro y charlar amigablemente. Cuando empezaron a sonar los acordes de La bamba, regresaron a la pista de baile para empezar de nuevo su exhibición de baile.
Al final, Ralph la levantó entre sus brazos y la besó con mucho entusiasmo, asegurándole que era sensacional, beso que ella le devolvió.
Luego, empezó una música lenta, suave. Ralph y Maite siguieron bailando juntos. De repente, como en un montaje cinematográfico, la familia Dexter se reveló ante Maite: Amelia tenía un aspecto airado y atónito, mientras que Lady Wainright, sentada a su lado, le lanzaba a Maite una mirada de desdén. Mag y Eddie seguían bailando, pero hablaban muy seriamente y en voz baja. Ginny, de pie al lado de la pista de baile, tenía la furia reflejada en los ojos.
Maite no supo por qué se había enojado tanto, ya que había abierto el camino para que pudiera reencontrarse con William… A menos que odiara no ser el centro de atención constante de todo el mundo.
Sin embargo, fue el propio William, al que había ignorado completamente durante horas, quien la hizo detenerse y casi tropezar. Estaba apoyado contra una de las columnas, con los brazos cruzados. Tenía los ojos llenos de profundo desprecio.
—Ralph —dijo ella—, ¿puedo confiar en que te portes bien el resto de la noche?
—¿Qué quieres decir?
—Bueno, creo que ya he hecho suficiente daño, o lo que sea, por una noche, así que me voy a la cama. Pero necesito que me prometas que no te meterás en ningún lío con Ginny —le pidió Maite. Ralph empezó a protestar—. Prométeme dos cosas: lo que te he dicho antes y que no estropearás la noche de tu hermana Mag.
Al final, consiguió que Ralph le diera su palabra y Maite se marchó de la pista de baile. Sin embargo, se quedó un momento allí, sin que nadie la viera, para ver lo que ocurría. Y Ralph no la desilusionó. Se fue directamente a Mag y empezó a bailar con ella.
Maite suspiró y se dio la vuelta para marcharse. Sin embargo, al pasar a través de la terraza acristalada, oyó que alguien decía:
—¿Quién es esa chica de rosa?
—Pensaba que estaba con William, pero no parecía estar del todo claro. Supongo que debe ser la novia de Ralph…
Maite se mordió los labios y salió corriendo hasta llegar a su habitación. Allí, estaba todo oscuro. Sin encender la luz, echó la llave a la puerta. Tenía la intención de hacer las maletas y marcharse de Harvest Moon enseguida, aunque tuviera que pedirle a alguno de los invitados que la llevara.
Entonces, cuando se dirigía hacia la galería, se sobresaltó al ver que se encendía una lámpara. Era William quien la había encendido. Estaba sentado en una de las sillas de mimbre con una copa en la mano.
—¡Me has dado un susto de muerte! —exclamó ella, llevándose las manos al corazón—. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo sabías que iba a subir?

por EsperanzaLR Jue Ene 14, 2016 1:38 pm

—No lo sabía.
—¿Cuánto tiempo pensabas quedarte aquí?
—Lo que fuera necesario.
—Pero… pero, esta es mi habitación. ¡No tienes derecho a estar aquí!
—Es mi casa. ¿Dónde está Ralph? Espero que no hayáis ideado un plan maquiavélico para que él suba por el desagüe. Podría hacerse daño.
—¿De qué estás hablando? No creerás… no te estarás imaginando ni por un solo momento que…
—Tú fuiste la que me habló de los latin lovers, Maite. Ahora entiendo a lo que te referías. Puede entrar aquí a través de cualquiera de las otras habitaciones saliendo a la galería. ¿Es ese el plan?
—No… no hay ningún plan. O por lo menos no de esa clase —dijo ella, sentándose en la cama.
—Estaba seguro de que había algo —replicó él, sonriendo—, pero este tiene que ser uno especial de los de Maite Florey. Cuéntamelo.
—William… Lo que puede haberte parecido un desprecio esta noche, es en realidad algo muy diferente. Supongo que por eso estás un poco molesto…
—¿No lo estarías tú? Todavía llevabas puesto mi anillo de compromiso y le has dado a entender a todo el mundo que es mi hermano el que te interesa.
—¡Eso no es cierto! Y la única razón por la que llevo puesto tu anillo es porque… ¡Bueno, ya sabes por qué!
—Sí —respondió él—. Porque es parte de un trato que teníamos. A cambio de hacerte pasar por mi prometida, ibas a conseguir el contrato de los vinos Clover. Sin embargo, esta noche, te hiciste pasar más bien por una fulana…
—No te atrevas a… —replicó ella, levantándose de la cama como un resorte.
—Y tal vez incluso hacerte pasar sea la palabra equivocada. Yo diría que te salió del alma. Así de natural fue tu actuación —concluyó él, levantándose.
—¿De verdad? —preguntó Maite, furiosa—. ¡Bueno, en ese caso, déjame decirte que me lo pasé estupendamente! Si crees que yo soy peor que tu ex esposa, estás muy equivocado. Si las miradas pudieran matar, la que ella me envió hace un rato hubiera debido enviarme directamente a la tumba, a más de dos metros bajo tierra. Me preguntó por qué… ¿Podría ser porque Ralph es más divertido que tú?
—Entonces, pongámoslo a prueba —dijo él, tomándola por los hombros.
—William… no…
—Oh, sí, Maite. ¿Acaso no has tirado tú el guante?
—¡No! ¡No! —exclamó ella, al sentir sus caricias, horrorizada.

por EsperanzaLR Jue Ene 14, 2016 1:46 pm

Sin embargo, él no le hizo caso y la besó en la frente. Maite cerró los ojos y se quedó quieta e impasible. Ni siquiera se movió cuando él le retiró las horquillas del pelo.
—Eso está mejor —dijo él, tomándole la barbilla para que levantara la cara—. Y me gustas ahora más que se te ha borrado un poco el maquillaje, pero creo que ya te lo dije antes. El vestido, por otra parte, es precioso. No importa… ¿Quieres que te lo quite yo o prefieres hacerlo tú?
—No hablas en serio, ¿verdad? —afirmó Maite, incrédula.
—Claro que hablo en serio. ¿Quieres que te lo demuestre? —preguntó él, enmarcándole la cara entre las manos.
Entonces, inclinó la cara para besarla.
—¡Gritaré hasta que esta casa se venga abajo!
—Dudo que alguien te oiga con la música, pero hazlo si va a hacerte sentir que te has resistido.
—¿Cómo?
—Lo que quiero decir es que solo estás fingiendo, Maite. ¿No es así? —preguntó él, acariciándola el vestido y los pechos, haciendo que ella temblara involuntariamente—. Esto de querer y no querer…
—¿Por eso crees que estuve con Ralph? —replicó ella, con la garganta seca.
—No tengo ni idea, ni me interesa que me lo expliques. Pero tenemos un asunto sin terminar —dijo él, estrechándola entre sus brazos—. Grita ahora porque dentro de un momento ya será demasiado tarde.
—¿Podríamos… podríamos hablar en vez de eso? —suplicó ella—. Las cosas no han salido bien, sabes…
Maite se dejó caer sobre él, desesperada porque todo hubiera salido al contrario de lo que ella esperaba. Ni siquiera se resistió cuando empezó a besarla, pero tampoco respondió. De hecho, horrorizada, empezó a llorar.
—Venga —dijo él, con desdén—. Sea lo que sea lo que quieras que piense sobre ti, Maite, estoy seguro de que tienes más espíritu de lo que estás demostrando.
Sin embargo, ella se limitó a hundir el rostro sobre el hombro de William y sollozar amargamente. Entonces, se separó de él y se volvió a sentar en la cama, moviéndose hacia delante y hacia atrás, tratando desesperadamente de superar aquellas lágrimas.
—Vas a conseguir que te dé hipo —le avisó él.
Al poco tiempo, sintió que se sentaba a su lado y le ponía un vaso en la mano y se lo llevaba a los labios. Era un coñac, lo que él estaba tomando cuando ella llegó al cuarto, y consiguió animarla un poco. Al cabo de unos minutos, Maite se sintió mejor.
—Gracias. Creo que todo esto ha sido demasiado para mí. Lo siento.

por EsperanzaLR Jue Ene 14, 2016 2:02 pm

—¿Quieres que hablemos ahora? —preguntó él, lentamente.
—No —replicó ella, tomando un poco más de coñac—. Bueno, no le eches la culpa a Ralph. Fue todo idea mía… ¿Cómo puedo marcharme de aquí? Porque creo que necesito hacerlo.
Maite levantó por fin los ojos. Al ver la cara llena de lágrimas, William entendió que, fuera lo que fuera, ella estaba muy asustada de él, pero que nunca daría marcha atrás. Fuera lo que fuera lo que había ideado para conseguir los vinos Clover, había una galantería y una valentía inusuales en ella.
William le quitó la copa de las manos, la puso en el suelo y se tumbó con ella sobre la cama. Ella emitió un gruñido de protesta, que él silenció poniéndole un dedo sobre los labios y estrechándola aún más contra él. Luego, movió a ambos a una posición más cómoda sobre la cama.
Allí, los temores y lágrimas desaparecieron completamente. William esperó que se sintiera a salvo entre sus brazos y que se sintiera a salvo del torbellino que él le había ayudado a crear. Sin embargo, no estaba del todo seguro por qué tenía que sentirse de aquel modo por una mujer que solo había pensado en su interés profesional, le había dejado en ridículo con su propio hermano y que le había dejado con la miel en los labios solo unas horas antes, a pesar de haberle besado muy apasionadamente.
A pesar de todo, de una cosa estaba seguro. A menos que hiciera aquello, no conseguiría sacársela de la cabeza…
Le acarició el pelo, y le besó la suave piel de la garganta. Maite se movió y lo miró con una mezcla de cautela y sorpresa, que Lleyton hizo desaparecer besándole los párpados.
Ella sintió que no tenía explicación para lo que él hacía pero, sin embargo, no era inmune a sus besos y caricias, que se iban haciendo cada vez más íntimas. Cuando él le desabrochó el vestido, solo pudo echarse a temblar y ayudarle a quitárselo, quedándose solo con unas braguitas rosas, un liguero y medias transparentes, sin sujetador.
A pesar de todo, no sentía vergüenza por estar desnuda. Él la estrechó de nuevo entre sus brazos, escondiendo la cara entre su pelo, gozando de su cuerpo. Maite no entendía la razón por la que él hacía aquello. No podía ser que estuviera enojado por lo que había hecho. Aquel delicioso gozo, el deseo mutuo de dar y tomar… Sentía la misma necesidad en él, el mismo placer…
Para cuando William se quitó la ropa, ella se sentía en el paraíso, incapaz de soportar verse separada de él, ansiosa por recibirle de nuevo entre sus brazos, como si estuviera hecha especialmente para él. De hecho, su feminidad parecía ser la parte exacta que completaba la masculinidad de William.
Gradualmente, él fue incrementando el ritmo de un modo muy sensual, acariciándole todas las partes de su cuerpo que podían darle placer. Algunas veces, le hizo caricias que la dejaron perpleja, revelándole que nunca antes las había experimentado. Poco a poco ella se fue afianzando más y fue capaz de darle también

por EsperanzaLR Jue Ene 14, 2016 2:13 pm

placer con sus propios dedos. Finalmente, alcanzó un remolino de necesidad y deseo, una cúpula del placer de sensaciones perfectas, algo que no había experimentado nunca antes, y se aferró a él para sentir cómo él temblaba por todo el cuerpo.
Durante un rato no hablaron. Maite sentía que no quería separarse de él, que le había dado su alma. Había entendido por fin lo que era sentir la intimidad entre un hombre y una mujer y no había nada que deseara ocultarle ya que él la conocía ya en cuerpo y alma. Además, en aquel momento comprendió que nunca sería lo mismo con otro hombre.
Entonces, mientras se relajaban y él le apartaba dulcemente el pelo de la cara y le sonreía, alguien llamó a la puerta.
—Mai… déjame entrar… Soy Ralph.
Maite vio que el rostro de William se transformaba y sintió que la abrazaba de un modo cruel. Entonces, ella entendió el mensaje que le transmitían aquellos ojos. Le advertían que guardara silencio.
Ralph volvió a llamar otra vez y, por fin, se marchó por donde había ido. Entonces, William la soltó y se levantó de la cama. Ella se sentó, mesándose los cabellos y abrió la boca para hablar, pero él lo hizo primero.
—Siento haber llegado antes que Ralph —dijo él, poniéndose los pantalones y la camisa—. Deberías habérmelo advertido.
—Eso no es cierto… No tenía ni idea…
—Maite, no empieces de nuevo con tus explicaciones llenas de mentiras. Si pensabas que no me gustaba que Ralph se apropiara de lo mío, estás en lo cierto. Si ese era el plan, has ganado…
—No sé a lo que te refieres…
—En ese caso, te lo explicaré con todo detalle —dijo él, duramente—. Lo que ha pasado esta noche te quita a ti toda la responsabilidad y me la deja toda a mí. Por eso te separaste de mí tan delicadamente esta tarde, ¿verdad? Porque te estabas apegando demasiado.
—No, eso no tiene sentido… Creo que, hace unos minutos, te he mostrado mucho apego…
—Después de amenazarme con ponerte a gritar entre una lluvia de lágrimas. Incluso me hiciste pensar que eras bastante… galante. Pero al final, todo apunta a una cosa… Querías que yo fuera el instigador, el que diera el paso y no tú, y no había mejor modo que utilizar a Ralph… Ponerme a cien y llevarme al punto donde ya no había marcha atrás… —añadió él. Maite lo miró atónica, pero él sonrió fríamente—. No me digas que no sabes lo suficiente de los hombres como para saber eso.
—¿Pero por qué iba yo a…?
—¿Que por qué? Para poder seguir aferrándote a esa afirmación que esgrimes tan frecuentemente de que no te acostarías conmigo para conseguir algo —replicó él—. Lo que no significa que no te guste Ralph. Sin embargo, debería haberme imaginado que tú no das nada por nada… Por eso Ralph vino a reclamar lo suyo

por EsperanzaLR Jue Ene 14, 2016 2:15 pm

—¡No! Mira…
—¿Me vas a decir acaso que esta noche no le has utilizado?
—No, bueno, sí, pero… —susurró ella, mientras él se ponía los zapatos.
Entonces, William se levantó.
—Ahora ya has conseguido tener a los dos hermanos Dexter. Créeme si te digo, Maite, que eso es una verdadera hazaña, pero el que te está hablando ya no quiere jugar más —añadió. Después, se inclinó y apartó con un rápido movimiento la sábana con la que ella se cubría—. Déjame mirar por última vez a la mujer que casi me engañó.
Entonces, la miró de arriba abajo, aprendiendo las curvas que ya conocía tan bien.
—Oh, sí —prosiguió—… eres muy hermosa. Pero también eres una actriz consumada. Estoy empezando a preguntarme si tus fobias a volar, a las alturas y a los ascensores no serán también una invención, pero te daré lo tuyo. Te has ganado el contrato de los vinos Clover. En la cama.
En ese momento, dejó caer la sábana, recogió la chaqueta y la corbata y se marchó por la galería.

por asturabril Jue Ene 14, 2016 4:57 pm

por Joanita Jue Ene 14, 2016 6:58 pm

Siguelaáaaaaa por favor! !!

por EsperanzaLR Vie Ene 15, 2016 11:28 am

asturabril escribió:

por EsperanzaLR Vie Ene 15, 2016 11:29 am

Joanita escribió:Siguelaáaaaaa por favor! !!

Ahora sigo Joanita

por EsperanzaLR Vie Ene 15, 2016 11:35 am

Capítulo 7

—¿Amelia? Soy Maite, por favor, ¿podrías dejarme entrar? Necesito hablar contigo. Había pasado media hora desde que Ralph hubiera llamado a la puerta de su dormitorio. Abajo, el baile seguía aunque había luz bajo la puerta de Amelia. Volvió a llamar y de repente, la puerta se abrió. Amelia, vestida con una bata azul sobre el camisón, seguía siendo una figura imponente. —Maite —dijo, llena de desprecio—, eres la última persona con la que quiero hablar, y especialmente a estas horas de la noche. ¡Vete a la cama! —No, por favor, no me dé con la puerta en las narices —suplicó Maite—. Necesito que alguien me comprenda y… necesito ayuda. Amelia dudó, mirando el pálido rostro de Maite y cómo iba vestida con un jersey y unos vaqueros. —Sinceramente, me parece que ya has causado suficiente drama esta noche, por un motivo u otro, pero entra. Pero te advierto que es mejor que tengas buenas razones para esto. La habitación era enorme. Al ver que había una bandeja con una tetera y pastas, pero solo una taza, todavía limpia, dedujo que Amelia había estado a punto de sentarse a tomar una taza de té. Maite hubiera dado cualquier cosa por tomar un poco del dorado líquido, pero Amelia se sirvió la taza y empezó a tomársela. —¿Cómo has podido? —exclamó la madre de William—. No sé a lo que estás jugando, pero… —Amelia, déjame que te explique. Probablemente seguirás odiándome, pero todo esto no es como te lo imaginas. Tras tomar aire, le contó toda la historia a Amelia, omitiendo solo dos cosas. Una de ellas fue lo que había pasado entre William y ella hacía pocos minutos. Cuando hubo terminado, Amelia dijo: —Bueno, eso explica muchas cosas, pero… ¿cómo sé que es cierto? —Por favor —dijo Maite, sacando la caja de terciopelo que tenía el anillo—, devuélveselo a William. Es el anillo. Y Ralph podrá decirle, si es sincero, por qué hicimos lo que hicimos. No sé por qué vino a mi puerta esta noche, pero le dejé muy claro que no podría haber nada entre nosotros. También le dije que no debería interferir entre William y Ginny, aunque ella se lo pidiera, y que aquella era la oportunidad que tenía para poder salir de su papel, para sacarnos a los dos de nuestros papeles, y tal vez así reunirlos a ellos. —Ginny… Bueno, me imagino que ella tenía sus razones… Y Ralph y William siempre se han acosado verbalmente el uno al otro. —Lo sé. Ojalá me hubiera parado a pensar, pero no se me ocurrió que la animosidad que sienten el uno por el otro se pudiera activar por mí. Realmente no

por EsperanzaLR Vie Ene 15, 2016 11:38 am

creo que haya sido… Al menos, así lo espero. Tenía que decirle a alguien la verdad porque desde el principio me he sentido muy culpable por estropear la semana más especial de Mag, pero de verdad no sabía en lo que me estaba metiendo cuando vine aquí. Amelia la contempló durante un momento. Maite, que se había duchado, tenía profundas ojeras y el rostro pálido. —Entiendo —dijo la mujer. Entonces, se levantó y fue al cuarto de baño y regresó con su taza enjuagada para servirle a Maite una taza de té. —Gracias. —Solo hay algo de lo que todavía no estoy segura. ¿Fue William o la cuenta del vino Clover lo que te mantuvo aquí cuando empezaste a entender? —En eso también hubo un malentendido, pero no puedo culparle a él por pensar que estaba… bueno, tanto personal como profesionalmente en esto y que podríamos… tener una breve relación. Sin embargo, a mí no me convenía. —Entonces, ¿no te enamoraste de él? —preguntó la mujer, pronunciando la frase que Maite más había temido escuchar. —Pensé que lo haría, pero no, no me enamoré de él. Lo otro que quería pedirte era que le digas a William que no puedo aceptar la cuenta del vino, ni la del champú, porque Goodman va a borrar de sus libros a Clover. —¿Por qué no se lo dices tú misma? —No quiero volver a ver a William… Es imposible explicarle las cosas y, de todos modos, ahora es el momento de… hacerlo. Eso es algo que también quería preguntarte. Por favor, ¿cómo puedo marcharme de aquí? Tengo que marcharme ahora. Ya he tenido suficiente y tengo hecho el equipaje. ¿Sería posible llamar un taxi? —No, estamos demasiado lejos de la ciudad, pero supongo que podría organizarte algo. ¿Por qué no esperas en tu habitación un rato? Nuestro jardinero hace también las veces de chófer. Voy a ver si puedo despertarle. —¿No podría esperar aquí? —No tendrás miedo de William, ¿verdad? —No, claro que no, pero… —respondió ella, sin querer explicar por qué no quería volver a verlo. —De acuerdo. Siéntate. Entonces, la mujer se marchó de la habitación. Veinte minutos más tarde, acompañó a Vivian escaleras abajo y la condujo a un Range Rover azul, que estaba esperando afuera con las luces encendidas y el motor en marcha. —Tu equipaje está dentro, Maite. Espero que me perdones, pero creo que esta es la mejor manera de que te marches. —No te preocupes. En cuanto llegue a una estación de tren o algo por el estilo, podré cuidarme de mí misma, Amelia. Gracias por ayudarme.

por EsperanzaLR Vie Ene 15, 2016 11:48 am

—Sí, bueno —respondió Amelia encogiéndose de hombros. Luego, para sorpresa de Maite, la abrazó—. Entra… y cuídate mucho. Maite entró en el vehículo y saludó al conductor. —¡Hola! Siento mucho… Entonces, al ver quién era el que estaba al volante, se detuvo en seco. No era el jardinero. Era William. En cuanto Amelia cerró la puerta, él apretó el acelerador. —¿Cómo ha podido? —preguntó Maite, desesperada—. ¡Me dijiste que tu madre era una mujer respetable! —Y lo es. Ponte el cinturón. De hecho, si no se hubiera encontrado conmigo cuando estaba buscando a Richards, te podrías haber salido con la tuya. —¿Salirme con qué? Me haces parecer una delincuente que hubiese intentado cometer un robo a mano armada. ¿Dónde vamos? —A cualquier sitio con tal de escapar de este manicomio. ¿Dónde te gustaría ir, Maite? —¡A la civilización, a donde haya trenes y taxis y autobuses y aviones para poder volver a mi casa! ¿Puedes conducir? —preguntó ella, mientras se ponía el cinturón. —¿Qué quieres decir? —Hace no mucho tiempo, estabas bebiendo coñac. —En realidad, tú bebiste tanto como yo. ¿Crees que eso cuenta? —replicó él, pero ella no respondió—. ¿Maite? —No quiero hablar sobre eso, William. Se ha acabado. Tú has tomado tu decisión. Pues ahora yo he tomado la mía. —Mi madre me ha dicho que, tal vez, te haya juzgado mal. —Sea como sea, eso no modifica el fondo de todo esto. En realidad, no significa nada. Se ha terminado y lo último que quiero hacer es hablar sobre ello. —No entró en detalles. Solo me dijo que debería escucharte. Algo de lo que le has dicho ha hecho que te la ganes. ¿Más mentiras, Maite? ¿Por eso tenías tantas ganas de salir de aquí sin verme? —Sí, efectivamente, le dije una mentira. —Me lo imaginaba. —¿De verdad? Qué estupendo que me conozcas tan bien, William. —Maite… Si tienes algo que decir, dilo ya. —De acuerdo. ¿A qué distancia está la estación más cercana? William volvió a pisar el acelerador, pero ella se negó a ceder a aquella intimidación o a permitirle que viera lo triste que estaba. De hecho, se acurrucó contra la ventana y, a los pocos kilómetros, se había quedado dormida.

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