Foro Maite Perroni & William Levy (LevyRroni)
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WebNovela LevyRroni You Were Mine(+18)

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Mensaje por EsperanzaLR Miér Ene 06, 2016 2:12 pm

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Mensaje por asturabril Miér Ene 06, 2016 5:08 pm

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Mensaje por EsperanzaLR Jue Ene 07, 2016 12:48 pm

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Mensaje por Joanita Sáb Ene 09, 2016 9:11 am

Siguelaáaaaaa por favor! !!!
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Mensaje por tamalevyrroni Sáb Ene 09, 2016 2:07 pm

Woods se recostó contra el respaldo de la silla de su oficina y sonrió mientras se frotaba la barbilla. ―Preguntaría el por qué, pero ya sé la respuesta. Es la razón por la cual echas raíces.

―Es hora. Tengo veintiséis ―contesté.

―Y está Maite ―agregó Grant con un tono divertido.

Sí. Está Maite. Era la razón detrás de cada decisión que tomaba.

―Sé que he estado con la cabeza en las nubes el último año y medio, pero ¿cómo no me enteré que tu abuelo murió? Me siento como un imbécil ―dijo Grant.

El padre de mi madre, King Montgomery, fue un viajero. Rara vez puso un pie en Rosemary Beach. No creía en sentarse detrás de un escritorio todo el día. Amaba conocer nuevos lugares y experimentar cosas nuevas. Tuvo un infarto en un viaje de caza en África. No podía imaginarlo sufriendo una enfermedad, postrado en una cama. Saber que murió rápido haciendo algo que él amaba hacía todo más fácil de aceptar.

Mi padre y él nunca simpatizaron. Creo que fue una de las razones por las que amaba a ese viejo. Creía que yo debería elegir mi propio camino. Esa fue una de las razones por las que me dio el departamento cuando me gradué del instituto. Creo que fue su manera de darme una casa por si, de hecho, decidía huir.

―Aún no me encontraba de regreso en Rosemary Beach. Nadie aquí lo conocía muy bien ―expliqué.

―Bueno, creo que es una buena idea. He barajeado ese pensamiento más de una vez. Pero nunca hice nada porque me encuentro demasiado ocupado con el club. Pero te apoyo. La propiedad no se halla técnicamente a la venta, pero para ti sí lo está ―dijo Woods.

Miré a Grant. Necesitaba escuchar su respuesta.

―Diablos, sí. Estoy dentro. Adelante. Me encanta la idea ―dijo Grant.

Poniéndome de pie, no pude contener la sonrisa en mi rostro. ―Quiero avanzar rápido. Tengo que lidiar con algunas otras cosas. Me encargaré de cualquier costo extra para apresurar el papeleo.

―No hay necesidad. Haré que todo ocurra rápido.

42

Maite

Me paré ante la puerta que conducía al comedor. William se encontraba en mi sección con una mujer que no conocía. Habían pasado cinco días desde que me fui de su apartamento. No me llamó, no me envió mensajes de texto, y hasta hoy, no lo vi en el club.

En esos cinco días, continué con la rutina, pero mi corazón no estaba en ello. Anoche, finalmente me deshice y lloré hasta que me quedé dormida. Fue tan fácil rechazarlo. Pero entonces, ¿no me había dejado antes y sin mirar atrás? ¿Cuándo iba a dejar de creer en el hombre? ¿Primero tenía que destrozarme una y otra vez?

Jimmy se dirigía en mi dirección, retrocedí y esperé a la vuelta de la esquina, fuera de la vista del comedor.

―Es una mujer mayor. Como de casi cincuenta años. No está golpeando esa mierda. Algo pasa, pero no es lo que piensas. Saca esa patética mirada de tu rostro y déjalo ir, chica. Camina por ahí y pavonéate, demuéstrale a ese hombre lo que se pierde. No actúes como si te hubiera lastimado. No como si lo extrañaras. Y deja de pensar que está en una cita. El guapo William no te engaña con esa mujer. En serio, podría ser su madre.

Hablaba en serio. No me acerqué lo suficiente para verla. De espaldas, tenía el cabello bonito y piernas. No podría decir nada más. ―¿Seguro que es mayor? ―pregunté, rogando que tuviera razón. Si caminaba por ahí y lo encontraba coqueteando con esta mujer, iba a estallar en mil pedazos justo en frente de todos. Mi corazón no podía soportar tanto.

―Confía en mí, Maite, no es lo que piensas. Lo juro, nena. Ve a buscar sus pedidos de bebidas. Y cuando te alejes, sacude ese trasero. Estará mirando. Sabes cómo pavonearte. Hazlo. ―Jimmy guiñó un ojo y pasó por delante de mí hacia la cocina.

Respiré profundamente, rogué no perder los estribos y hacer algo loco, como llorar. Podía hacer esto. Jimmy dijo que era mayor. Quizás una pariente. La verdad era que quería verlo. Lo extrañaba.

Antes de que pudiera de nuevo alterarme, me dirigí a la puerta y fui a su mesa. Él hablaba y tenía una expresión seria en su rostro. Casi como si estuviera discutiendo un asunto de negocios. Lo cual no tenía sentido. No tenía ningún asunto de negocios.

Levantó la mirada, y dejó de hablar, cuando se encontraron con los míos. Se sorprendió al verme trabajar en el comedor durante el almuerzo, dado que normalmente no lo hacía. Él lo sabía. Pero también había una mirada hambrienta allí. Como si hubiera querido verme tanto como yo. Lo que no podía ser la verdad, porque no llamó.

―¿Qué estarán bebiendo hoy? ―pregunté cuando me acerqué a la mesa. Se suponía que debía compartir los especiales primero, pero mi lengua se hallaba tan trabada que ni siquiera lo intenté.

Miré directamente a la mujer. Ella echó un vistazo al menú que aún no había abierto, luego a mí. ―Por ahora, agua con gas ―respondió. Jimmy estaba en lo cierto. Era demasiado vieja para William.

Volví mi atención a William, y aún me miraba como si fuera su última comida. ―Hola ―dijo simplemente.

¿Qué hacía con eso? Me ignoró por una semana. Lo presioné por respuestas sobre nuestro futuro, y se había alejado. Bloqueándome. ¿Ahora esto? ―Hola, William ―me las arreglé para articular.

―Eh, sí, beberé una Coca Cola ―dijo. Asentí, me di la vuelta para irme y su mano se cerró alrededor de mi brazo―. Espera.

No podía hacer una escena aquí, pero quería liberarme de su agarre y correr. Dándome la vuelta, noté que la señora a su lado, nos observaba con interés.

―Maite, quiero presentarte a alguien.

¿Qué? Me presentaba a la extraña mujer. ¿Por qué? No me hallaba segura de lo que quería que diga a eso, por lo que permanecí en silencio.

Miró a la señora. ―Quinn, esta es Maite. Te la mencioné antes. Maite, esta es Quinn. Es una diseñadora de interiores. Hace toda la decoración aquí en el club ―explicó.

De acuerdo. Raro. Asentí y sonreí. Me encontraba segura de que no le interesaba ser presentada a la empleada. Su sonrisa, sin embargo, era muy genuina. Extendió su mano hacia mí. ―Es un placer conocerte, Maite. William me ha hablado mucho de ti.

La sorpresa en mi rostro era difícil de ocultar. Mis sentidas emociones heridas y abiertas a este punto, porque lo que hacía no tenía sentido en lo absoluto. Habrías pensado que acababa de salir de su cama esta mañana y lo besé antes de venir a trabajar. No que fui completamente ignorada por cinco días.

Estreché su mano y murmuré algo antes de largarme de allí.

Jimmy me esperaba con las manos en sus caderas mientras se asomaba por la esquina. ―Entonces, ¿quién es? ―preguntó.
 
―La diseñadora de interiores que Woods contrata para decorar, supongo. No tengo ni idea de qué se trataba. Actuó como si supiera quién era y me dio la mano. Te lo juro, Jimmy, creo que necesito comenzar a tomar medicamentos para la ansiedad. William está jodiendo con mi mente, y no creo que pueda aguantar mucho más.

Jimmy me abrazó y palmeó mi espalda. ―No, no, Maite. Soy un profesional en esto. Todo va a estar bien. He visto a Blaire y Della pasar por esto. Solo aguanta.

Me eché hacia atrás y lo miré. ―Blaire y Della tenían hombres en sus vidas que adoraban el suelo que pisaban. Esto no es lo mismo.

Jimmy arqueó una ceja. ―Maite, amor, necesitas levantar el ánimo. Abre los ojos, chica. Ese hombre está tan obsesionado contigo que no puede ver claramente.

Si tan solo.

No discutí. Pasé junto a él y entré a la cocina para conseguir sus bebidas.
***

Los ojos de William nunca me dejaron. Cuando me hallaba en el comedor, me seguían a todas partes. Fue un milagro que no se me cayó la comida sobre alguien. Anoté sus órdenes sin hacer contacto visual y volví a llenar sus bebidas con una sonrisa. Para el momento en que casi terminé con su comida, me hallaba tan severamente tensa que me dolía la cabeza.

Masajeé mis sienes y apoyé la cabeza contra la pared. No salía hasta las seis, y no podía permitirme un dolor de cabeza. Cuando las migrañas me golpeaban, me enfermaba. Esto no podría suceder. Hoy no.
 
―Chico amante pagó, y te dejó una buena propina. Lo agarré por ti para que pudieran limpiar la mesa.

Jimmy levantó tres billetes de cien dólares, lo que era ridículo. No iba a aceptar esa cantidad de dinero. Su comida costó solo cien dólares. Gemí, agarré el dinero y lo metí en mi bolsillo. Lidiaría con él más tarde, aunque no me encontraba segura de cuándo sería eso.
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Mensaje por tamalevyrroni Sáb Ene 09, 2016 2:14 pm

43

William

Se encontraba molesta conmigo. Sabía que iba a estarlo, pero verlo era duro. Quería agarrarla y arrastrarla fuera en ese momento y contarle todo. Pero había sufrido cinco días muy largos sin ella para asegurar nunca despertar otra vez sin ella en mis brazos.

Ella quería tranquilidad. Necesitaba saber que yo estaba en esto para siempre. Entonces eso es lo que conseguiría. Ya había comenzado a hacer planes para nuestro futuro antes de que exigiera saber cuáles eran. Pero contarle mis ideas no era lo mismo que mostrárselas.

La única manera en que la dejé salir por mi puerta esa mañana era porque había dicho, Con Jace, no me preocupaba por cómo iba a continuar respirando si salía de mi vida. Contigo, lo quiero todo.

En ese momento, me di cuenta que no era su segundo mejor. Lo que teníamos era más grande que cualquier otra cosa que había tenido. Incluso con Jace. Sabiendo que ella significaba más que un cambio de juego. Movería hasta las malditas montañas para darle lo que necesitaba.

Mirando hacia atrás a los últimos cinco días, eso fue exactamente lo que hice. Tener amigos en lugares altos era práctico.

Maite salió de la entrada trasera del club, y enderecé mi postura relajada en mi moto. No me notó hasta que se hallaba casi a mi alcance. Su sorpresa se convirtió rápidamente en ira. Me tragué la sonrisa. Estaba enojada conmigo. Lo corregiría pronto. Ella había exigido, y yo me encontraba a punto de ceder.

―¿Qué estás haciendo? ―preguntó, mirándome.

―Sé que estás enfadada conmigo, pero tengo que mostrarte algo. ―Tendí la mano hacia ella―. Un par de cosas, en realidad.

Ella frunció el ceño y cruzó los brazos sobre su pecho. ―Estás jugando con mi cabeza, y no puedo hacer esto ―dijo, sonando cansada.

Extendí la mano y le aparté el cabello de la cara que se había soltado de su coleta. Me dio una excusa para tocarla. ―Lo siento. Pero te juro, se ha acabado. Ya no más. Sólo ven conmigo. ¿Por favor?

Parecía que estaba a punto de flaquear, así que decidí seguir presionando.

―No es un viaje lejano. Sólo dame diez minutos. Lo juro. Te lo explicaré todo.

Sabía que había ganado cuando sus ojos me miraron. ―Vale.

Le agarré la mano y enrosqué mis dedos con los de ella. ―Vamos a coger mi moto ―dije, llevándola a donde la había aparcado.

Abroche el casco en su cabeza, aunque sabía que podía hacerlo ella misma. Entonces puso sus brazos sobre mis hombros y subió. Cuando sus brazos se envolvieron a mí alrededor, cerré los ojos y disfruté de la sensación de ella contra mí.

El viaje fue corto, sólo al exterior de la propiedad del club. Tomé el camino de grava pequeño a través de las dunas y me detuve justo cuando llegamos a la colina con vista al agua. Apagando el motor, trepé fuera, luego tomé su casco y la ayudé a bajar.

Miró a su alrededor y luego a mí con el ceño fruncido. ―¿Qué estamos haciendo aquí?

―El Country Club Kerrington poseyó esta propiedad. Era para la expansión después de que el padre de Woods falleciera, pero Woods no siguió adelante con ello. Así que lo compré. Todo. He contratado a Grant como el contratista general. Estoy construyendo un hotel de lujo aquí, así los que no quieren comprar o alquilar una casa durante los meses de verano tienen otra opción. Los huéspedes del hotel tendrán acceso al Club Kerrington durante la duración de su estancia. ―Hice una pausa. Su boca se abrió, pero no dijo nada, por lo que seguí―. Me reuní con Quinn hoy porque quería darle una idea de lo que quería y suministrar algunas opciones diferentes. Tratarás con ella a partir de ahora. Ella sabe que tú tendrás la última palabra en todo.

Maite levantó una mano para detenerme. ―¿Espera, qué? ¿Cómo pagaste esto?‖Un‖hotel‖es…‖grande, William. Realmente grande.

Me había olvidado de que ella no lo sabía todo. Nunca habíamos hablado sobre mi dinero. No me di cuenta hasta que sacó a relucir la necesidad de que yo tenía que ser camarero y quedarme sin dinero la otra mañana. ―El padre de mi madre falleció hace dos años y me dejó todo. El resto de la familia se molestó, pero la voluntad era férrea, y yo era su único heredero. Cuando volví a la playa de Rosemary, esta idea poco a poco comenzó a desplegarse en mi cabeza.

―¿Así que adquiriste el terreno para construir un hotel? ¿Aquí? ¿Vas a….construir‖uno? ―Todavía me miraba en estado de shock total.

―Tú estás aquí, Maite ―contesté, y luego le cogí de la mano y la llevé de vuelta a mi moto―. Necesito que veas una cosa más―expliqué. Ella no dijo nada. Dejó que le pusiera el casco de nuevo antes de que subiéramos otra vez a mi moto para que pudiera llevarla más abajo a la playa.

Cuando llegué al lugar que daba a un largo tramo de playa, vi la manta que había dejado antes, junto con los cuatro faroles en cada esquina para que no se fuera volando y nos diera un poco de luz. El sol casi se había puesto. Ella lo miró mientras le quité el casco y la llevé allí.

―Esta es también la propiedad que he comprado. Tiene una vista increíble y un montón de espacio para construir una casa tan grande como quieras. Cualquier casa que desees. Vamos a construirla juntos.

―¿Quieres construir una casa? ―preguntó en un susurro.

Vi como miró a su alrededor, y luego sus ojos se volvieron hacia mí. ―Sí, quiero construir una casa. Contigo. Una que desees. La que te haga feliz, porque mientras estés en ella conmigo, no me importa el lugar donde vivamos.

Ella continuó mirándome como si hubiera perdido la cabeza.

Me metí la mano en el bolsillo y saqué la pequeña caja de terciopelo.

Cuando me arrodillé, Maite jadeó. Esta era la parte que me asustaba muchísimo. Esto era lo que quería. Más que nada. Pero no estaba seguro de que ella lo quisiera. Sus palabras la otra mañana me había llevado a creer que lo hacía. Quería un para siempre conmigo. Yo también lo quería, y esperaba que mis acciones lo demostraran. No más bailar alrededor del otro, sin saber de nuestro futuro.

―Necesitabas saber que lo que teníamos era para siempre. Maite, era para siempre conmigo cuando tenía dieciocho años. Tú fuiste todo lo que pude ver entonces, y tú eres todo lo que puedo ver ahora. He estado esperando por ti, cariño, para que sanes y vuelvas a mí. Pero todo lo que tenías que hacer era decirme que querías un para siempre, también. Me gustaría mover cielo y tierra para hacer que eso suceda. ―Abrí la caja y le miré a la cara―. Maite Lowry, ¿te casarías conmigo?

Silencio.

Esperé mientras miraba hacia abajo al anillo en mi mano y luego de vuelta a su cara.

―¿Hiciste todo esto por lo que dije? ―preguntó.

Ella iba a matarme. Logré un movimiento de cabeza. ―Sí. No creo que entiendas que si me pidieras volar a la luna y traerla de vuelta a ti, encontraría una manera.

Soltó una risa suave que se convirtió en un sollozo, y mi estómago se anudó. Ella no iba a llorar. Esto era lo que dijo que quería. Luego su cabeza se movió arriba y abajo mientras soltaba otro sollozo. ―Sí.

Ninguna palabra me había traído más felicidad. Me puse de pie y la llevé a mis brazos al instante.

Sus brazos fueron alrededor de mi cuello mientras la sostenía. No llevaba tacones, por lo que no me podía alcanzar.

―Dios, te amo tanto. Juro, mujer, pensé que ibas a decir que no ―dije en su cuello mientras cerraba los ojos y empezaba a respirar de nuevo.

―¿Cómo crees que cualquier mujer en la tierra podría decirte que no y a una propuesta así?, no lo sé―dijo ella, luego olí.

―Me perdí ocho años contigo. No quiero perder otro día.

Me dio un beso en la mejilla, y tiré con facilidad su cuerpo hacia atrás. Tenía planes para esta manta. ―¿Puedo tener el anillo ahora?―preguntó dulcemente. Me di cuenta de que todavía me encontraba sosteniéndolo en las manos.

Riendo, abrí la caja y tomé el anillo. Ella tendió la mano, y se lo puse en el dedo. No podía apartar los ojos de él.

―Oh, guau, y pensar que ese brillo posesivo no podría ser peor―dijo, sonriendo.

Aparté mis ojos del anillo para mirarla. Mi Maite. ―Sólo para que quede claro, esto significa que o bien te mudas conmigo mañana o quemo tu complejo de apartamentos. Tú decides ―dije, antes de llevarla hasta la manta conmigo. Y colocarla en mi regazo.

Ella echó la cabeza atrás y se rió.

El sonido que nunca envejecería.

Me miró con brillo en sus ojos. ―¿Me darás sexo por la mañana todos los días?

―Y sexo por la tarde y sexo en la ducha y sexo por la noche y, infiernos, nena, incluso sexo en el balcón―le asegure.

Apoyó la cabeza en mi pecho. ―Te amo.
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Mensaje por tamalevyrroni Sáb Ene 09, 2016 2:20 pm

44

Maite

La‖boca‖de‖William‖tocó‖mi‖oreja.‖―Necesito estar dentro de ti. He pasado cinco días recordando cuán malditamente increíble es ese coño. ¿Me dejarías tenerte aquí afuera en la oscuridad?

Mientras preguntaba, su mano se deslizó por la parte frontal de mis pantalones cortos. Sabía que nos encontrábamos lo suficientemente lejos de las otras casas, aunque todavía existía la probabilidad de que alguien pudiera estar caminando por la playa. Pero luego deslizó sus dedos en mi interior, y decidí que no me importaba.

Me alejé de él y comencé a quitarme mis pantalones cortos y mis bragas. Sus ojos llamearon, y movió sus manos hacia la cremallera de su pantalón. ―Lo‖juro,‖ cuando lleguemos a casa, voy a besar cada centímetro tuyo y a tomármelo agradable y lento.

Me monté a horcajadas sobre su regazo, y él sacó su dura longitud y la sostuvo mientras me bajaba sobre ella.

―Joder, eso es caliente ―gruñó.

Si no estuviera tan necesitada de que me llenara, me habría tomado el tiempo para bromear con él.

―Ahí está…‖sí…‖húndete…‖¡Jodeeeeer!‖―rugió cuando me golpeé contra él.

Lancé mi cabeza hacia atrás y grité. Ya sabía que estaba lista para él, pero no me había dado cuenta de lo húmeda que me encontraba hasta que entró.

Sus manos agarraron mi culo a medida que me movía sobre él. ―Voy‖a‖ recostarme y te dejaré cabalgar ―dijo antes de estrellar su boca contra la mía. Gemí cuando su sabor me invadió.

Cuando finalmente se separó, empujé su pecho, y él se rió antes de recostarse. Coloqué ambas manos en su pecho y comencé a mover mis caderas arriba y abajo, jadeando a medida que se construía la sensación. El placer que sabía que iba a venir.

―Saca‖ tus‖ tetas, nena. Necesito verlas ―ordenó con esa voz ronca que podía hacerme hacer lo que fuera.

Me quité la camisa y bajé mi sostén para que mis pechos cayeran libres.

―Dios, sí ―dijo mientras sus manos los acunaban suavemente antes de apretar. Alabanzas cayeron de sus labios mientras rodaba mis pezones en sus dedos‖y‖observaba‖rebotar‖mis‖pechos―. Tan malditamente hermosa ―susurró mientras agarraba mis caderas y se arqueaba hacia mí.

―Me voy a venir ―gemí, empujándome más fuerte contra él―. Más duro, William. Estoy tan cerca ―rogué.

Él me lanzó sobre mi espalda. ―Abre más para mí, cariño. Separa esas piernas, y déjame hundirme en ese dulce coño. Estoy listo para sentirte llegar en mi polla ―dijo, su voz gruesa con necesidad.

Eso fue todo lo que necesité. Las palabras sucias de William me enviaron a una espiral, y lo alcancé, gritando su nombre mientras bajaba su boca a mi oído y me decía lo mojada que me hallaba y lo dulce que olía. Cuando el segundo orgasmo me golpeó, estuve bastante segura de que grité.

Mi nombre salió de los labios de William justo cuando su cuerpo se empujó sobre el mío. Mi visión se encontraba borrosa por el clímax que había tenido, pero observé a mi hermoso hombre mientras su boca se abría y me llenaba con su caliente liberación.

Cuando terminó, se envolvió a mí alrededor y giró sobre su espalda, todavía enterrado dentro de mí. ―Creo que me quedaré en tu interior todo el tiempo ―susurró‖contra‖mi‖cabello.

En este momento, podría estar de acuerdo con eso.
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Mensaje por tamalevyrroni Sáb Ene 09, 2016 2:27 pm

45

William

Me apoyé contra el marco de la puerta de nuestra habitación, observando a Maite dormir. Se encontraba agotada, al fin y al cabo, también tuvo seis orgasmos antes de que la dejara ir a la cama. Sonriendo, tomé un trago de agua por el que me levanté de la cama. Estaba aquí en mi cama. Mi anillo en su dedo. Durante ocho años, había imaginado este momento.

Ella era mi mundo.

Incapaz de mantenerme alejado por mucho tiempo, me acerqué y coloque mi vaso sobre la mesita de noche. Se dio la vuelta y sus ojos se agitaron. Bostezó antes de mirarme ―Tengo frío ―susurro adormilada ―. Ven a darme calor.

Sonriendo, levanté las mantas y me subí. ―Siempre, nena, siempre.

Fin

Nos Vemos En Kiro's Emily(La Historia De Los Papas De Harlow)
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Mensaje por EsperanzaLR Sáb Ene 09, 2016 3:24 pm

Gracias por compartirla Tami Fue una linda historia
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Mensaje por asturabril Dom Ene 10, 2016 4:48 pm

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