Foro Maite Perroni & William Levy (LevyRroni)
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Leif WebNovela LevyRroni(Saga Existence)

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Mensaje por tamalevyrroni Dom Sep 27, 2015 11:36 am

Leif WebNovela LevyRroni(Saga Existence) Wmmdrm

Índice.

La Muerte está Acechándola



La Muerte Habló Con Ella



La Muerte Rompe Las Reglas


Una Probada Del Cielo



Ella Era Mi Creación



Casi Es La Hora



Él Tenía Que Amarte



Él Es La Muerte.Ve Quien Realmente es



Parece Que Sólo Somos Tu y Yo



Te Mentí



No Puedo Esperar a Pasar La Eternidad Contigo



Puedo Sacarnos A Ambos De Aquí...Con Vida



Déjala Ir


No Soy Nada Parecido A Mi Padre.

SipNosis:

Ella era mía. Yo tenia su alma.Hasta que La muerte le robó el corazón.” - Leif
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Mensaje por EsperanzaLR Dom Sep 27, 2015 12:13 pm

Gracias por compartirla es muy interesante I love you
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Mensaje por asturabril Dom Sep 27, 2015 7:22 pm

Gracias Tami siguela
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Mensaje por SuenoLR Lun Sep 28, 2015 4:05 am

Gracias!!
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Mensaje por EsperanzaLR Lun Sep 28, 2015 11:38 am

I love you I love you I love you
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Sep 28, 2015 2:34 pm

1

La Muerte está acechándola

Había llegado el momento. La había dejado crecer normalmente. Había dado un paso atrás, la había protegido y guiado en silencio. Ahora, llegó el momento de hacerla mía. El alma que el Creador había hecho para ser su compañero se había ido. Se había mudado. Mi camino estaba limpio. Finalmente. Había estado esperando toda la vida por ella.



No hice caso de la mirada celosa de Kendra. Estaba molesta conmigo últimamente. Una vez había sido una distracción positiva. Padre la había enviado a mí, como una forma de entretenimiento. Hubo momentos en que había sido útil, pero esos días habían terminado. Kendra sabía que su diversión había llegado a su fin. Necesitaba hablar con Padre sobre cómo quitarla, si iba a causar problemas. Nada iba a interponerse en mi camino ahora.



Me senté en el asiento vacío al lado de Maite… La excusa para estar cerca de ella había sido ensayada en mi cabeza durante más de un año, cuando empecé a planear una manera de facilitar mi entrada en su vida. No le gustaba mucho. Una vez que esto me hizo gracia, pero ahora me preocupaba. Necesitaba gustarle. Era mi mundo. Siempre lo había sido...



—Oye, Maite, el Sr. Yorkley dijo que tenía que venir a hablar contigo. —Pagan me miró con los ojos muy abiertos. El impacto en su expresión era adorable. Había estado esperando para finalmente hablar con ella, sabiendo que esta vez, me recordaría.

El impacto fue reemplazado rápidamente con un gesto molesto. No es lo que había esperado, pero por lo que podría decir es que a ella realmente no le gusto.



Nerviosamente, me froté las manos sobre las rodillas de los vaqueros preguntándome si debería haber tomado otro camino para acercarme a ella. No, cuestionar mi plan ahora era una mala idea. Tenía que hacer que esto funcione. —Eh, um, bueno, —empecé a decir—, quiero decir, esto es, necesito algo de ayuda en el habla. No es lo mío y el Sr. Yorkley dijo que eras la indicada para hablar acerca de cómo obtener un poco de ayuda.

—Este es el primer día de clases. ¿Cómo puedes necesitar ayuda ya? —preguntó. Me obligo a mirarla, a pesar de que el desdén en sus ojos era doloroso de ver. No iba a comprar a mi excusa. No era algo que hubiera previsto.

—Um, sí, lo sé, pero, bueno, eso es que el Sr. Yorkley y yo sabemos que voy a dar batalla—le expliqué. ¿He de decirle acerca de mi "dislexia" ahora o después? Leif Montgomery mariscal de campo, no debería ser tan abierto. Él querría mantener su personalidad genial. Tenía que acordarme de hacer mi papel. Si esto iba a funcionar no podía dejar que me viera con demasiada claridad tan pronto.

—¿Por qué ambos piensan que vas a dar batalla? Sin duda, no tienes miedo de hablar en voz alta en clase.



Quería contarle todo. No podía seguir mirándola y responder adecuadamente. Volví la mirada lejos para mirar hacia adelante antes de contestar. —No, eso no es así. —Fue la única respuesta que se me podía ocurrir. Realmente pobre.



—Realmente no se por qué necesitas mi ayuda. Es muy simple. Escribes tus discursos sobre los temas asignados y luego los expones de forma oral. Simple, básico, sin ningún tipo de lujo o ecuaciones difíciles. —Su disgusto por mí era tan evidente en su tono. ¿Qué había hecho para que me odiara tanto? Pensé que era un buen tipo. Todo el mundo me quería. ¿Por qué no ella?



—No es tan fácil para mí. —Empecé a decir algo más y me detuve. Esto no iba como esperaba. Tenía que pensar en esto—. No importa, olvida que te pregunté.—Sin otra mirada hacia ella, me puse de pie y me alejé. Había arruinado esto completamente. Desde hace más de diez años que había estado esperando el momento en que hablaría con ella y saber que me recordaría mañana.



—No entiendo por qué la quieres tanto. Es una perra total. —Kendra me alcanzó mientras acechaba por el pasillo lo más alejado de mi fracaso en la cafetería como podía.



—Cállate, Kendra. No estoy de humor. —gruñí ganando velocidad.



—Irritable, malhumorado. No es atractivo, mi príncipe —respondió ella con un tono divertido.

—Estás arriesgándote—La amenacé, mientras llegaba a mi casillero.



—Es una mojigata, Leif. Llegar hasta ella atravesando su pared de hielo va a ser imposible.

Sacudiendo la puerta de mi casillero abierto, tomé mi bolsa de deporte. —Déjame en paz —Mis palabras salieron mientras la presencia espeluznante de La Muerte se deslizaba por los pasillos. Kendra también lo sintió. Se puso rígida y dio un paso más cerca de mí. ¿Detrás de quién estaba? Ningún alma había salido de su cuerpo.



—¿Lo sientes?—Kendra susurró. El temor en su voz era evidente.



—Sí —respondí buscando por los pasillos un rastro de él. Pero no vi nada. Poco a poco la sensación se fue y tomé una respiración profunda. Se había ido.



—Ese era William ¿no?—preguntó Kendra mirándome fijamente.Asintiendo con la cabeza, cerré mi casillero.



—¿Por qué estaba aquí?



—No tengo ni idea, Kendra. Es la Muerte. Él puede ir a donde quiera. Sólo aléjate de mí, está bien.



Caminé alrededor de ella y me dirigí a los vestuarios. Tal vez podría tener algo de paz y tranquilidad ahí.

***

La muerte estaba acechándola. Ira, miedo e impotencia batallaban dentro de mí. ¿Debería ir a preguntarle a mi padre, ¿qué hacer? ¿Sabría la respuesta a esto? La habíamos salvado de la muerte una vez ya. ¿Por qué volvió? ¿Cuántas veces la muerte iría por ella? Sólo tenía diecisiete años. Tenía que encontrar una manera de detener esto.



No podía acercarme lo suficiente a su casa sin alertar a la muerte que estaba cerca. Él me sentiría y vendría a buscarme. Aunque la muerte no tenía ningún poder sobre mí, cruzarme con él no era algo que quería hacer. ¿Sabía que fui el que la mantuvo viva hace tantos años atrás, cuando había ido a tomar su alma? ¿Lo había averiguado? ¿Había venido a corregir un error?



—¡Ghede! —grité en la oscuridad sabiendo que mi padre vendría al sonido de mi voz. No lo hacía venir a menudo para pedirle ayuda. Preferí mantener mi distancia de su vida en Vilokan. El más allá vudú sería mi morada final una vez que Maite fuera mía. Pero ahora mismo, quería estar cerca de ella. Vilokan se sentía tan oscuro y solitario sin ella a mi lado.

—¿Qué tengo que arreglar ahora, ¿eh?—preguntó Padre cuando salió de la oscuridad. Las dos punt*** pequeñas de color naranja de los cigarrillos eran la única luz que nos rodeaba.



—William está acechando a Maite. Una vez más. —explico forzándome para no empezar a pasear de un lado a otro. Padre odiaba cuando me paseaba.



—¿Es así? ¿Qué hizo esa chica para hacer enviar a la muerte detrás de ella otra vez? —Padre sacó los cigarrillos de su boca con dos de sus largos y delgados dedos y sopló anillos de humo en el aire antes de mirar hacia mí—. Esto simplemente significa que tienes que tomarla ahora, ¿eh?. Eso es todo lo que significa.

—No puedo llevarla todavía. Ella me odia. No sé por qué, pero lo hace. Tengo que hacer que me quiera antes de llevarla a Vilokan. Si no me ama, nunca va a aceptar su destino.



Padre negó con la cabeza y agitó la mano que sostenía los cigarrillos hacia la casa de Maite. —¿Quieres que la muerte se la lleve? Sólo toma a la chica y acaba con esto. La diversión está en el sexo, no en el amor.



Quería rugir de frustración. Estas no eran las palabras útiles que había estado esperando. Pero entonces mi padre creía que el sexo, las fiestas, y el ron eran las cosas más importantes en la vida. —Necesito su amor. He trabajado muy jodidamente duro para ganar su confianza con el paso de los años. La he protegido. Cuidado sus necesidades. La he MOLDEADO Necesito su amor. ¿No puedes entender eso?



Padre suspiró y puso los cigarrillos de nuevo en su boca y meneó la cabeza. —No tiene ningún sentido, hijo. Haré lo que pueda. Pero si es el amor lo que necesitas. Entonces ve y consíguelo, pronto.



—Estoy tratando. Me acerqué a ella hoy. Voy a hacerlo lo mejor posible. Sólo necesito más tiempo. —Mañana necesitaba un nuevo plan. Tenía que hacerle ver que yo era más que un jugador de fútbol popular. Estúpidamente, había pensado que si me hacía querido entre sus compañeros iba a ganar su corazón. Debería haberlo sabido mejor. Maite no era superficial.

Padre se había ido, dejándome solo en la oscuridad una vez más. No era de ayuda. Necesitar su amor era algo que él jamás entendería. La relación de mis padres no tenía nada que ver con el amor. ¿Por qué era tan diferente de ellos?



Levantando los ojos de nuevo en dirección de la casa de Maite esperé que se fuera. No dejaría que La Muerte se fuera con su alma. Tenía que hacer algo para protegerla sin alertarlo. Pero, ¿qué?

***

Estaba esperándome afuera de la puerta de la única clase que compartíamos, Química. Podía sentir su ansiedad mientras estaba allí. Esta era una buena señal. Por lo menos, iba a venir a mí, porque yo aún no sabía cómo acercarme a ella de nuevo.



Al salir al pasillo, mi alegría por tenerla esperando para hablar conmigo disminuyó por el hecho de la muerte estaba en algún lugar cercano. No podía verlo, pero podía sentir su presencia helada.



—Um, Leif, ¿podría hablar contigo un momento?—preguntó. Por mucho que quería hacer esto fácil para ella, sabía que no podía. La Muerte sabía que no era humano. No quería alertarlo sobre mis verdaderas intenciones. Me apoyé en la pared y crucé los brazos. Se mordió el labio inferior con nerviosismo. La muerte se acercó a nosotros y peleé contra el estremecimiento que se arrastraba sobre mí en su cercanía.



—Acerca de lo de ayer, lo siento, fui muy grosera sobre ayudarte. Sí me inscribí para las tutorías por créditos extra y no debería haberte tratado de la manera en que lo hice —Se detuvo y me miró con una expresión ansiosa. Quería aliviar su mente, pero no podía. No aquí. No con él, mirando y escuchando—. Si todavía quieres que sea tu tutora, estaría feliz de serlo. —Terminó y no estaba seguro de cuál era la respuesta correcta para esto.



Haría lo que sea que me permitiera sólo para estar a su lado. Pero William estaba cerca. Mantuve la expresión de aburrimiento en la cara y fingí estar pensando en su oferta. Cuando parecía que ella podría salir corriendo, respondí. —¿Te estás ofreciendo por el Sr. Yorkley? ¿Él te obligó a hacer esto?



El ceño fruncido en su rostro era tan jodidamente lindo. Un día muy pronto iba a ser capaz de llegar hasta él y alisar su piel con la punt*** de mis dedos... o labios. —Actué como lo hice, porque simplemente no me gustas mucho. Me equivoqué y, sinceramente, ni siquiera te conozco lo suficientemente bien como para formarme una opinión de tí. Te estoy ofreciendo ayudar porque lo necesitas. Por eso me inscribí y por eso estoy aquí ahora.



Admitió que no le gusto. A pesar de que sé que debería preocuparme, no lo hice. La simple admisión me hizo sonreír. —No te gusto, ¿eh? —Ella se incorporó tratando de estar más alto y me dio una pequeña sacudida con la cabeza. No pude evitar reír—. Bueno, puede que tengamos que trabajar para cambiar tu opinión. Te veré más tarde. —respondí, luego di media vuelta y me alejé.



Dejarla sola con William tan cerca me molestaba. Pero él no tenía por qué saber que podía sentirlo igual que él no tenía por qué saber, que tenía la intención de tomar el alma de Maite antes de que él pudiera. Después de todo, su alma era mía.
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Sep 28, 2015 2:38 pm

2

La Muerte hablo con ella

—Eres un buen hijo. La chica esta justo a tu alcance. No te preocupes por la muerte. El alma de esa chica no significa nada para el. —mi padre paso frente a mi mientras yo me ponía en marcha a la casa de Maite. Su sombrero de copa fue echado hacia atrás sobre su cabeza, lo que significa que ha estado bebiendo mucho y estaba en su mejor estado de ánimo.



—Gracias, pero realmente es tarde. No quiero tener su lado malo esta noche. Ella aun no es mi fan. — Pero ella lo será. Yo me iba asegurar de ello.



—Debes ganar a la chica. No tienes tiempo para nada más. William esta en sus talones. — Con un anillo final de humo de sus labios desapareció. Estaba en lo cierto, por supuesto. Tenía que encontrar la forma de entrar en el corazón de Maite muy rápido.Maite abrió la puerta casi de inmediato. La mirada en su rostro no era prometedora. Mierd***. La hice molestar de nuevo. Deslumbrándola con mi sonrisa mas sincera comencé a disculparme. — Realmente lo lamento. Me siento mal porque tienes que trabajar de acuerdo a mi horario. Se que son las siete, es tarde y bueno, lo siento.

Su ira se desvaneció y la sonrisa fácil que esperaba ver apareció en su rostro. Ella era hermosa.

—Está bien. Pasa adelante siéntate en la mesa. Voy a conseguir algo de beber. ¿Te gusta la raíz de cerveza?— ella preguntó girando y alejándose de mí. La seguí al interior. No estaba seguro de que alguna vez había probado una cerveza de raíz, pero esa admisión sonaba extraña.



—Eso está muy bien, gracias— Contesté.



Su sala de estar no era nueva para mí. Yo había estado aquí muchas veces antes. Velando por ella. Consolándola. Ahora, ella me estaba ayudando. Esta vez ella recordaría que yo estaba aquí. El hecho de saber que ella finalmente sabría que es real era muy emocionante.



Cuando ella volvió a la habitación, decidí facilitar la tensión nerviosa que nos rodeaba. Esto debería ser fácil. — Yo traje el calendario de clase y todo lo que se espera para este curso. Tengo una semana antes de la primera exposición y necesito que sea algo en lo que yo crea fuertemente.



Ella coloco la soda frente a mí. —Por lo tanto, tenemos que decidir que es lo que te apasiona. — No pude mantener la sonrisa de mi rostro. Pasión. Esa fue una palabra cargada. Una palabra que conocía muy bien.



— ¿Qué? — Preguntó con el ceño fruncido.



— ¿Qué me apasiona? — Preguntó con una sonrisa.



Ella rodo los ojos —Tú sabes, algo que sientas fervientemente. Como tu objetivo o plataforma.



Solo había un cosa por la que sentía pasión en este momento, pero todavía no es la hora.

—Pasión, eso me gusta. Vamos a pensar en algo que me apasione. —El aspecto remilgado en su rostro, como frunció sus labios y tomo la libreta era endemoniadamente lindo. —¿Tienes alguna idea? —Preguntó en un tono, ella sabía que yo diría alguna cosa superficial y estaba dispuesta a escribirlo. Decidí lanzar pequeñas ideas que puedan envolverla. —La importancia de la adopción. —Ella comenzó a escribir y se detuvo. Era todo lo que podía hacer para no echarme a reír en voz alta. Yo acabo de sorprenderla. Demonios si.



—Está bien— respondió ella me estudiaba de cerca. Ella quería una explicación. Por suerte, tenía una. —Fuí adoptado después de vivir en hogares de acogida por cinco años. Yo había perdido la esperanza de que le agradara a alguna familia cuando tenía nueve años porque la mayoría de la gente quiere bebés. Me dieron una oportunidad que solo niños de nueve años pueden soñar. —Sus ojos se abrieron en estado de shock.



—Oh, wow, no tenía idea. Yo, eh, puedo ver porqué esto sería un tópico importante para ti. —La expresión de su rostro cambió de sorpresa a confusión, y luego como a tristeza. Yo no tenia la intención de ponerla triste. Sólo quería redimirme de alguna manera. Ella pensaba tan poco en mí.



—Tu sabias que yo era adoptado ¿cierto?—le pregunté en voz baja con una sonrisa fácil con la esperanza de levantarle el animo. —Te ves muy angustiada. Pensé que tal vez perdiste el final feliz.



—Lo siento. Solo que, bueno, yo no esperaba eso. De alguna manera me sorprendió.



Me recosté en mi silla. —Seguro que tienes un montón de ideas en lo que a mi concierne. ¿Estas segura de no mantener un monto de ideas de alguien que parece no te agrada mucho?—El rubor en sus mejillas fue instantáneo lo que me dijo que yo había progresado. Si pudiera demostrar que no era el chico que ella pensaba que yo era entonces yo tenía la esperanza de que ella me amara algún día. Preferiblemente antes. — ¿Quién sabe Maite? puedo gustarte antes de que esto termine.

***

Ella me estaba calentando. Por la forma en que sus ojos me seguían, por el pasillos y me estudió a través de la cafetería, sabía que sus sentimientos hacia mí estaban cambiando. Nuestra noche dedicadas al estudio eran ahora muy fácil. Nosotros conversábamos y reíamos sin ninguna dificultad como en un principio. Ella ya no estaba nerviosa a mi alrededor. Mi único problema era el hecho de que la Muerte seguía mirando. Podía sentir su mirada en mí mientras ella caminaba por el pasillo. Ella quería verme. La atracción era como una sensación de hormigueo corriendo a través de mi cuerpo. Pero no pude. La muerte estaba cerca de ella.



El era una fría barrera que me impedía decirle algo a Maite e incluso encontrar nuestras miradas. Él me veía y estudiaba de cerca. Yo no quería que se diera cuenta, el ser sin alma que el era obviamente, rechazaría más de lo que el asumía. Yo no era un sirviente cualquiera. Demonios. Yo soy el Príncipe del Vudú. William no necesita mucho tiempo para notarlo. El podría estropear todo. El habló... y Maite lo escuchó. ¿Qué?



¿Podría ver a la Muerte también? Yo sabía que mi reclamo en su alma le permitió ver a las almas perdidas, pero también la muerte. Escuchando a los chicos hablar alrededor de mí acerca del juego la noche del viernes era imposible. Necesitaba escuchar lo que sea que el estuviera diciendo. ¿Por qué estaría William hablando con un alma? ¿Qué podría decirle a ella? El estaba aquí para tomar su alma, o al menos intentarlo. Esto no era normal. Necesitaba hablar con mi padre. Él entendería esto. Me desconecté de todo el mundo a mi alrededor, excepto Maite. No podía ver a William. Sólo podía sentirlo. Tampoco oírlo. Pero ella si. Ella podía hablar con el. ¿Como?



—No me molesta— dijo ella entre dientes mientras abrió la puerta de su casillero. ¿Qué significaba eso? Maldita sea necesitaba oír lo que el decía también.



Poco a poco ella volvió la cabeza para mirarlo. Él debe estar a su lado. Todavía no podía verlo. Pero ella estaba estudiándolo muy de cerca.



¿Se acerca su momento y el acaba de decírselo? ¿No hace eso normalmente con los niños?



¿Por qué habría de darle los anuncios de su seguimiento?



—Seguir mirando solo hará peor las cosas. Ghede aconsejaría no hacer una escena. — el tono frío de Kendra me recordó hablar con mi padre de nuevo para deshacerse de ella. Ella se había encariñado conmigo. Ese nunca había sido el plan.



—Este no es tu negocio, Kendra — Le recordé con voz dura. Si ella no salía de mi camino, yo mismo la quitaría.



—Me pregunto si el es tan sexy como todo el mundo dice— ronroneó.



— ¿Quién dice que William es sexy?— Una alarma se encendió en mi cabeza.



¿Era la Muerte atractivo?



—Todo el que lo ha visto. He oído decir que tiene los ojos más azules que jamás se hayan creado y el cabello negro y es ligeramente demasiado largo. Su sonrisa es siempre arrogante y su cuerpo está construido para...—
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Sep 28, 2015 2:46 pm

—Bueno eso es suficiente. No quiero escuchar más de tu porquería. El es la Muerte. El no puede ser sexy.



—Eso no tenía sentido. Vi como la expresión de Maite se volvió suave. ¿Qué estaba diciéndole a ella? ¿Ella se sentía traída por el?



—Tiene perfecto sentido para mí. No seria más fácil para un alma controlar su miedo si el que la toma es agradable a la vista.



—Para una chica, tal vez— le contesté, cuando Maite se volvió y se alejó de su casillero. La muerte se había ido. Solté un suspiro de alivio.



—Para los hombres también. La belleza aliviaría sus temores. Algo oscuro y siniestro sería aterrador. — Siguió explicando. —He oído de otros que lo han visto o han sido tocados por el. Es como nada que hayan experimentado jamás. Lo que yo daría por ser arrastrado por su…—



— ¡Basta! — detuve sus lujuriosos pensamientos. Yo no quería oírla hablar de la sensualidad de la muerte. Necesitaba encontrar una manera de mantenerlo alejado de Maite.

***

—Hola. — Dijo Maite dando un paso atrás para dejarme entrar a su casa. El mismo día que la atrape hablando con William, ella me ignoró. Yo había estado ansioso de llegar hasta aquí. Tenía que arreglar las cosas. Necesitaba saber que estaba mal. Nosotros habíamos progresado y entonces, nada.



— ¡Oye!— le contesté estudiándola con atención mientras me dirigía a la mesa. El silencio no era bueno.



—El sexo seguro— anuncie esperando obtener algún tipo de reacción de su parte. Quería que Maite sonriera fácilmente para mi.



Esta tranquila y reservada Maite, quien me ignoraba, era inquietante. Ella se congelo y me miro, abrió ligeramente su boca con una mezcla de misterio, sorpresa y horror en sus ojos. Eso se parecía más a ella, más animada en su precioso rostro.



—Desearía que pudieras ver tu rostro —le dije incapaz de mantener la risa.



—Tú dijiste ¿sexo seguro? — Ella pregunto, todavía luciendo completamente confundida.



Levante mi trabajo. — El tema para mi próxima exposición— Ella soltó una leve carcajada.



—Estaaa bien era una forma de anunciarlo.



Ella todavía parecía insegura. Yo hubiera querido eliminar la tensión en la habitación para que no estuviera más nerviosa. Así que trate de nuevo. — Espero que estés muy bien educada sobre este tema porque yo no tengo ni idea.



— ¿Qué? —Ella chillo en replica.



Yo no pude evitar reírme de nuevo con su expresión.—Lo siento pero es que eres tan linda cuando te sorprendes.



Ella se congelo por mis palabras y de inmediato dejo de reír. ¿Que hice mal?—Yo pienso que tener la experiencia es necesario. Es básicamente acerca de tus creencias sobre el tema o la importancia del mismo. — La tensión en su voz me alarmó. Ella estaba avergonzada. Esa no había sido mi intención.



Estiré la mano y mi dedo se deslizó por su mejilla levantando su barbilla hacia arriba para que ella tuviera que mirarme.

—Estas avergonzada. Eso es lindo.



Mis palabras, una vez más no tuvieron la reacción que yo esperaba.Se quedó helada al oír mis palabras. Su expresión molesta estaba de vuelta.—Por favor, dejar de decir que soy linda. Es una especie de insulto.



¿Insultar? ¿Qué? Dejé caer mi mano de su barbilla y traté de averiguar en que momento la insulte.



Nada vino a mi mente. — ¿Cómo te insulte?



Maite se encogió de hombros, —Simplemente lo hiciste. Nadie quiere ser lindo. Los cachorros son lindos. —Ella no hizo contacto visual conmigo. En cambio, ella empezó a leer mis notas.



—Bueno, definitivamente no te pareces a un cachorro— le respondí con una sonrisa. Yo siempre había pensado que era bueno con las mujeres. Maite estaba demostrando que estoy equivocado.



—Bueno, eso es algo por lo menos. — Respondió ella en un tono cortante. —Está bien, ¿cuáles son los tres principales razones por las que crees que el sexo seguro es importante? —Ella estaba tratando de cambiar de tema. Yo no quería cambiar el tema. —¿No estás seguro?— Preguntó.



Yo no sabía que decir. Tenia que buscar la forma de solucionar este embrollo.—Um, bien, ¿qué pasa con el embarazo precoz? Eso es un buen punto. Nadie necesita convertirse en padres cuando todavía eres un niño. —Ella continuó como si me hubiera respondido.



Empezó a escribir en mi cuaderno determinada de que esta conversación había terminado.

—Tus sentimientos están heridos— le dije cuando la realización llego a mí. —Yo no tenía intención de herir tus sentimientos. —le aseguré.



Todavía no me miraba—Está bien. Vamos a empezar tu ensayo. —Con la mirada fija en el papel, le contesté —El embarazo precoz, es definitivamente una razón.



—Está bien, ¿qué pasa con enfermedades de transmisión sexual? —Sugirió escribiéndolo en el papel antes de que pudiera responder. Esto no esta yendo a ninguna parte. Ella todavía estaba molesta.



—Esa es otra buena. — Estuve de acuerdo.



Estire la mano y tome el cuaderno. Nosotros vamos a solucionar esto. No me gustaba saber que herí sus sentimientos. Yo la adoraba. Si tan sólo pudiera decirle exactamente cuánto. —Lo siento, pero yo no podía pensar en ninguna otra forma de obtener tu atención. —Su silencio me hizo continuar. — Tu no eres solo linda. Si, tu tienes lindas expresiones pero no solo eres linda. — ¿Hable demasiado?



—Está bien— susurró. Eso era suficiente por ahora. No puedo decir más o me delataría a mismo de inmediato. Le devolví el cuaderno. —Ahora, vamos a ver... ¿qué pasa con el hecho de que el uso del condón quita el placer? ¿Deberíamos hablar de ello?




Ella comenzó a ahogarse con su refresco y le di unas suaves palmaditas en su espalda tratando de no reírme. —Una vez más, haces un montón de cosas lindas pero no son solo lindas.
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Sep 28, 2015 2:50 pm

3

La Muerte Rompe Las Reglas

— No tengo tiempo para esto ahora, Kendra. Te dije anoche que si sigues así voy a tener que hacer que Ghede te remueva. Pensé que te gustaba la atención de los chicos humanos. ¿Quieres quedarte aquí? Entonces déjame en paz. Retrocede. No te necesito aquí. Todo lo que tengo que hacer es decirle a mi padre y estarás de vuelta en Vilokan. ¿Quieres volver a estar en entera disposición sexual de los llamados de Ghede? ¿Hmm? No creo.



— No hice nada malo ayer por la noche. Pensé que te gustaría saber que La Muerte está aquí para tomar el alma de Maite. Su tiempo ha terminado, una vez más. Vas y te pones todo gruñón por perder tu cita de estudio con ella, pero la información que tenía era algo importante. —Tenía razón, por supuesto. El alma de Maite era de suma importancia. Si la muerte estaba allí para tomarla, entonces tenía que estar listo. —Ahora se bueno, mi príncipe. Sólo estaba haciendo mi trabajo —susurró ella acercándose y pasando una mano por mí cabello. Kendra realmente no podía tener idea. — ¿Estás seguro de que venir durante la noche pasada no fue una gran cosa? No me gustaría echar las cosas a perder entre tu novia y tú.



Maldición iba a arruinar las cosas entre Maite y yo si no cerraba la boca. Lo último que necesitaba oír Maite era que yo la había reclamado como mi novia. Estaría furiosa. —Sabes que ella no es mi novia Kendra. Deja de llamarla así. Vas a empezar habladurías. —La sonrisa de satisfacción que apareció en el rostro de Kendra me confundió. ¿Qué había dicho que la hacía sonreír? La chica era una locura.



— Pasas mucho tiempo en su casa y ella siempre te mira. —Estaba seguro de que las personas que nos rodeaban podían oírla.



Tenía que hacer algo. Decir algo para solucionar este problema. Maite no necesitaba escuchar esto de alguien más. No había avanzado tan lejos con ella. Necesitaba construir su confianza en primer lugar. Por lo tanto, fulmine con la mirada a Kendra y dije lo único que podía cerrar el chisme a todo el mundo. —Ella es mi tutora y no, no me está mirando. No estas siendo más que paranoica cuando no tienes razón para estarlo.



La voz de Kendra se convirtió en un susurro tan bajo que sólo yo sería capaz de escucharlo. —Uy, mi príncipe. Mal movimiento.



— ¿Estás seguro de que sabe que no es tu novia?, porque parece que te está acechando— Ronroneó Kendra y su mirada se dirigió por encima de mi hombro.



Si Maite estaba de pie detrás de mí, iba a extinguir a Kendra con mis propias manos. Dando la vuelta mi horror fue total cuando me encontré con los ojos dolidos de Maite ante la escena que pensaba había acabado de presenciar. Las manchas rojas en las mejillas me dijeron más de lo que temía. MIERD***. ¿Qué había hecho Kendra? Tenía que hacer algo. Pero, ¿qué?




— Oh, eh, Maite. Iba a ir a buscarte y explicarte lo de anoche —comencé.



Maite asintió con la cabeza tiesa y me tendió un papel. —Pensé que podrías necesitar esto.



Extendí la mano para tomarlo, la mirada fija en él tratando de averiguar lo que tenía para mí. Pero tan pronto como la aparté de ella se volvió para alejarse. —Espera, iba a llamarte ayer por la noche.



Simplemente estuve atado. Gracias —Levantando el papel en mis manos, me di cuenta de que había terminado el discurso para mí.



Kendra deslizó su brazo dentro del mío —Eso no es cierto, Leif, nunca te he atado.



Iba a matarla. Espíritu Voodoo o no iba a morir. Agarre la mano de Kendra, la arranque de mi cuerpo y la colgué hacia atrás antes de apresurarme tras Maite.



— Maite— le grité a ella.



Poco a poco se dio la vuelta y me miró: — ¿Sí?



— Mira, acerca de anoche, realmente lo siento mucho. No había esperado que terminaras el discurso para mí. Metí la pata y me iba a llevar la mala nota. Debí haber llamado, pero…



—Ella sacudió la cabeza:— No es gran cosa. Sin embargo, ¿A partir de ahora podrías por favor, hacerme saber por adelantado cuando no serás capaz de llegar a la hora señalada para tu sesión? Ahora, si me disculpas. —El sonido de su voz se sentía frío, cortado, como agua helada a través de mis venas. NO. Esto no podía estar sucediendo. Había llegado tan lejos con ella.



—Maite espera, por favor. —Supliqué detrás de ella.



Ella se detuvo, hizo una pausa y luego se volvió hacia mí con una mirada tan dura que sabía que lo había arruinado todo. —¿Qué?



— Iba a ir y Kendra llamo. —Empecé



— No me importa. Sólo llama la próxima vez, por favor. —Me lanzo Luego giró y se alejó. Quería ir tras ella y pedirle que no se fuera. Pero ¿qué podía decir para hacer esto mejor?



Seguí en silencio detrás de ella. Necesitaba asegurarme de que iba a estar bien. Había habido lágrimas contenidas en sus ojos. Me destrozó pensar en ella herida. La idea de que ella llorando me daba ganas de rugir en frustración.



Ella no fue a su salón de clases. En su lugar, se dirigió hacia el estacionamiento. Me detuve cuando vi una figura oscura aparecer a su lado. Sabía que era William. Podía sentir su presencia. Esto era. Su muerte estaba cerca. Ella no estaba enamorada de mí, pero tenía sentimientos por mí. Eso tendría que ser suficiente. Porque cuando su cuerpo muriera, yo iba a estar allí para tomar su alma.



Pero su muerte no fue así...



En cambio, la muerte rompió las reglas. ¿Por qué? Había llegado la hora de Maite, otra vez. Pero esta vez, no había sido yo quien salvara su alma. La Muerte la había salvado. Me aparté de la escena del accidente mientras La Muerte abrazaba el cuerpo de Maite de forma segura en sus brazos. Su alma era débil y se trataba de liberar, pero William se negó a permitirlo. Esto no estaba bien. Era su trabajo. Él no podría optar por no llevarla. ¿Podría? Su fría mirada se levantó hacia la mía. Él sabía que yo estaba cerca. Un destello posesivo me sobresaltó. ¿Qué significaba eso? ¿La Muerte sabía que estaba reclamando su alma? ¿Me estaba desafiando? ¿Él... Él quiera... a Maite, también? Sacudiendo la cabeza, me aparté. No. Eso no sucedería. Eso no estaba bien. La Muerte no se interesaba por las almas. Debo hablar con padre sobre esto, pero primero tenía que volver a la escuela. Ella estaría en el hospital muy pronto y tenía que estar allí cuando se despertara.



El sonido de la ambulancia fue lo último que oí antes de que la dejara allí en los brazos de La Muerte.

~*~

— Escucha, Leif Montgomery, no me importa quién eres. Todo lo que importa es el hecho de que mi mejor amiga está yaciendo en esa habitación del hospital afortunadamente viva, porque TÚ la molestaste. No sé lo que hiciste, pero esto es culpa tuya. A ella. Le gustabas. Tú. —Miranda se puso como un guerrero pequeño apuntando con su dedo hacia mí con un gruñido en su rostro. Todo lo que decía era correcto. No iba a discutir ni siquiera para defenderme. Merecía más. Quería que Wyatt me diera un derechazo. Tenía que sentir algo. Todo dentro de mí estaba aturdido por el miedo. —No eres digno de ella. ¿Me oyes? No te la mereces. Así que mantente lo más lejos posible de ella. Yo la amo. Ella es como mi hermana. Si algo le hubiese sucedido —Miranda se detuvo y lloró en voz alta. Wyatt estuvo al instante a su lado, tirando de ella en sus brazos. Él no estaba feliz conmigo tampoco. El ceño de preocupación en su rostro mientras sostenía en sus brazos a Miranda me dijo que tendría que decirme unas cuantas cosas cuando Miranda no estuviese cerca.



— Sé que no la merezco —le contesté en voz baja. La había protegido desde el momento en que salve su vida de la muerte. Pero ahora, cuando más me necesitaba, la envié de vuelta al seno de la Muerte. ¿Por qué no había tomado su alma?, no lo podía entender. No tenía sentido.



— ¿Por qué Kendra? Ella es tan, tan, ¡Ugh! —susurró Miranda. No podía discutir eso.



— No era nada parecido a lo que piensas. Estoy enamorado de Maite. Kendra es una plaga molesta que no puede aceptar que he seguido adelante. —Miranda se enderezó y volvió su atención a mí.



— ¿Amas a Maite? —Preguntó con asombro en su voz. Lo dije en voz alta. Bueno, era hora de que lo admitiera.



— Sí, pero por favor no le digas que dije eso. En este momento, ella no está dispuesta a escuchar.—Miranda asintió con la cabeza y una pequeña sonrisa tocó sus labios.



— Estoy de acuerdo. Ella no tiene por qué saberlo en estos momentos. Pero vas a necesitar mucha suerte para volver a sus favores. Teniendo en cuenta que tu casi —Miranda dejo de hablar y sus ojos se llenaron de lágrimas. No tenía necesidad de preguntarle para saber lo que estaba pensando.



— Lo sé. Tengo la intención de hacer todo lo posible para ganar su perdón.



¿La Muerte le estaba cantando? ¿De qué demonios iba todo eso? Regrese todos los días. Le compre la comida que ella pedía. Pase tiempo con ella justo como siempre había querido. Habíamos reído. Era perfecto… pero en la noche él volvía a ella. Le cantaba mientras ella se dormía. Las letras que cantaba no eran palabras que el Señor de la Muerte debería dirigir a alguien. Apretando mis puños para evitar caminar a su habitación y exigirle a él que se fuera, escuche sus palabras.



“La vida que caminaba ataba mis manos, me hacía tomar cosas que no entiendo.
Caminaba este oscuro mundo sin saber lo que ellos sostenían como verdad, olvidando el yo que una vez conocí—hasta que apareciste tú.



La vida que caminaba eternamente era todo lo que conocía, nada más me ataba aquí a esta tierra—hasta que apareciste tú.



Sentía el dolor de cada corazón que tomaba, sentía el deseo de reemplazar todo eso que he llegado a odiar.



La oscuridad me sostiene de cerca pero la luz sigue señalando mi alma vacía, el vacío donde solía estar el dolor para llenar el agujero que no me controla más, no me llama más—porque apareciste tú.



El terror recorrió mi cuerpo cuando el significado de esas palabras se hundió. William se sentía atraído por Maite. La había mantenido con vida porque sentía algo por ella. Ella era mía. Yo había estado allí. Yo la había salvado y moldeado. La muerte NO la iba a alejar de mí. No le podría decir a Padre. Exigiría que simplemente la tomara. Ella no estaba lista todavía. No ahora. Estaba tan cerca de sentir algo más profundo que la amistad por mí. Necesitaba su amor. Tenía que ganarme su amor. Cuando la alejara de esta vida, quería que fuera por voluntad propia. William no se interpondría en mi camino. Ella no sabía quién era. Ella no podía. Si lo hacía, estaría aterrorizada. Maite no se enamoraría de la muerte. Sabía lo suficiente como para decir que ella nunca aceptaría quién era realmente.
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Sep 28, 2015 2:56 pm

Una Probada Del Cielo

—Si no estás lista para trabajar en mi discurso, no tengo prisa— susurré en el oído de Pagan mientras ella se abrazaba contra mi costado.



Suspiró y se presionó más cerca a mí mientras nos sentábamos en el sofá. Se suponía que debíamos estar viendo una película pero eso no estaba pasando. Había estado haciendo ecuaciones de álgebra en mi cabeza toda la noche para mantener mi mente alejada del calor que el cuerpo de Maite transmitía, la esencia de madreselva de su cabello, y el hecho de que su mano estaba justo por encima de la cintura de mis jeans. Su otra mano estaba agarrando firmemente la mía. Estar así de cerca era como probar un pedazo de cielo. El problema era que mi cuerpo quería una mordida más grande. Preferiblemente con Maite en su espalda y conmigo encima de ella, ¡NO! Tenía que tomar un respiro.



Mi celular sonó haciendo que Pagan chillara y se aferrara a mí.—Es mi teléfono, no la alarma de incendios. Dios, estás asustadiza esta noche— bromeé hurgando en mi bolsillo y tirando de mi teléfono. El número era privado, lo que significaba que era mi padre.



—¿Hola?



—La Muerte está fuera de la casa de la chica. Márchate— respondió mi padre en mi oído. No había sentido la presencia de La Muerte ¿Por qué mi padre me estaba llamando por esto? No estaba listo para irme. Maite era mía.



—Estoy en casa de Maite justo ahora… Me di cuenta de eso, pero estoy ocupado… No hemos terminado aún.



—No discutas conmigo. Márchate. Ahora.



—Muy bien, voy en camino— respondí sabiendo que discutir con mi padre no tenía sentido. Él tenía sus razones. No iba a ir lejos si me iba. La Muerte había estado aquí casi todas las noches por semanas. No lo entendía pero lidiaba con ello.



—Ese era mi papá. Necesita que vaya con él para llevar el carro de mamá del mecánico. Van a trabajar en él a primera hora. No puede ir a la cama hasta que lo haya dejado y está molido después de haber trabajado en el turno doble— mentí.



Maite frunció el ceño y se sentó derecha.—Oh, claro, um ve. Podemos trabajar en el discurso mañana.



Algo la estaba molestando. No quería dejarla. Nunca.—Te ves tensa. Detesto tener que dejarte.

Ella forzó una sonrisa que no alcanzó sus ojos.—Probablemente sólo necesito dormir un poco.



Inclinándome, capturé su boca con la mía y mordisqueé suavemente su labio superior. Su boca se abrió inmediatamente y deslicé mi lengua en su boca necesitando probarla. Dejarla nunca era fácil. Tener su calor y su sabor en mis labios me daría algo a lo que aferrarme hasta mañana en la mañana.



Maite se presionó contra mí y su pecho se rozó contra el mío. Todas las buenas intenciones que pude haber tenido habían volado por la ventana mientras que un gemido hambriento escapaba de mi pecho. La recosté contra el sofá y la besé otra vez captando su dulce sabor.



Sus piernas se separaron y fácilmente me presioné en medio de ellas presionando su cuerpo contra el mío tan cerca como nunca habíamos estado. El calor acunando mis caderas envió un temblor de placer a través de mi cuerpo. Necesitaba más. Deslizando mis manos debajo de su camiseta, alcancé el borde inferior de su sostén.



—No— esa única palabra me empujó de nuevo a la realidad. Lentamente, saqué mi mano de debajo de su camisa y me senté empujándola conmigo.



Mi respiración estaba entrecortada y mi corazón acelerado. Había estado tan cerca de tocarla. Mi erección estaba presionando contra la cremallera de mi pantalón, causándome un poco de dolor. Lo suficiente para recordarme que tenía que salir como un demonio de aquí.



—Wow— me las arreglé para decir —Lo siento, me dejé llevar.



Mis ojos cayeron al borde de su blusa que aún estaba un poco levantada y arrugada por donde mi mano había estado. La piel lisa y suave de su estómago se burló de mí e hice una mueca mientras que el duro bulto se presionaba contra el metal.



—No te diculpes. Solo necesitabamos parar. Tu papá está esperando.



Mi padre. Maldición. Lo había olvidado. Levantándome, cogí mi chaqueta y mis libros.—¿Estarás bien hasta que tu mamá llegue a casa?— Maite me sonrió y asintió.



Empecé a retroceder hacia ella para tener una probada más de sus labios pero no lo hice. En su lugar, me forcé a mí mismo a caminar hasta la puerta.



Tal vez Will Walker esté ignorando a Maite en la escuela pero la seguía observando. No entendía sus acciones pero siempre y cuando el continuara hiriéndola y empujándola lejos, estaría ahí, dejándola que él enviara a Maite corriendo a mis brazos.
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Sep 28, 2015 2:59 pm

5

Ella Fue Mi Creación—Leif.

¿Le permitían quedarse con ella? ¿En qué estaban pensando? La Muerte simplemente no podía tener un alma. Esto era una estupidez. Él era la Muerte, demonios. Él remueve el alma. No se queda con ella. Maite envolvió sus brazos fuertemente alrededor del cuello de William como si él fuese un salvavidas y ella se estuviese ahogando. Ese había sido yo una vez. Yo había sido al que ella corría. Yo había sido su lugar seguro. Puede que no lo recordase, pero yo había estado allí en cada momento de su vida. Habían sido mis brazos los que la sostenían. Habían sido mis palabras las que la consolaban. Siempre yo. Me había tomado mi tiempo.



Había querido que creciera normalmente. El mundo en el que vivía no había sido fácil. Cerciorarme de que ella tuviese amor y seguridad mientras crecía había sido mi prioridad número uno.



Padre me había dicho que la tomara más temprano, pero yo había esperado. Había querido que ella me escogiese. Que me quisiese… y lo había hecho.



Pero solo por un momento.



Los fríos ojos de la Muerte se elevaron y se encontraron con los míos. El desafío estaba allí. Él la quería, ¿pero en verdad la conocía? Ella fue mi creación. Podía leer cada expresión en su rostro. Comprendía sus emociones. El resplandor brillante iluminó sus ojos y sabía que no iba a permitir que le explicase todo a ella. Maite se encontraba en sus brazos. Allí era donde quería estar, por ahora. Pero yo mantuve todos los recuerdos que cambiarían las cosas. Encontrar una manera de acercarme lo suficiente a ella para volver a introducir en sus pensamientos todos aquellos recuerdos perdidos iba a ser bastante difícil. Padre sabría cómo. Iría a buscar ayuda de su parte. William podría ser la Muerte, pero yo también poseía poder. Maite se daría cuenta de que habían cosas que necesitaba saber antes de hacer su decisión final.



Hoy no dejaría que me apartara. Aquí no. Ahora no. Primero, ella recodaría. Luego, una vez que entendiera lo que yo para ella, le permitiría hacer su elección. Al final, Maite me escogería. Debía hacerlo. No habría ninguna otra opción.



—No vengas aquí pidiéndome que te ayude. Solo toma a la chica. Que se joda William. Eso no es lo que dictan las reglas. El alma de la chica es tuya. Ahora tómala. —Mi padre, Ghede, el rey Vudú de los muertos, se levantó mirándome mal, mientras la pelirroja en sus piernas, cayó hacia el piso. Sin siquiera mirarla para ver si se encontraba bien, Padre tomó sus dos cigarrillos de costumbre y los encendió con un chasquido de sus dedos.



La mujer en el piso revoloteó para subir el borde muy bajo de su blusa sobre sus senos desnudos, cubriéndolos. El peculiar nerviosismo de sus movimientos llamó mi atención.



Eso no era normal. La mayoría del harén de Padre se hubiera quedado tirada en el piso con sus senos completamente al aire para que todos los que quisieran verla, lo hicieran. Frunciendo el ceño, noté el ligero rubor de sus mejillas y volví mi vista a Padre.


—¿Ella está viva? —pregunté sin poder ocultar la expresión horrorizada de mi rostro.



Padre rió y giró su mirada hacia la mujer mientras tomaba una larga calada de sus cigarrillos. —Me aburrí. La chica no debió haberse metido con el vudú. El sonrojo en sus mejillas es lindo, ¿no? Me gusta ésta.



La completa indiferencia hacia la vida de la mujer no me sorprendió para nada. Padre nunca fue alguien a quien le importase mucho sobre la vida. Disfrutaba la muerte de un seguidor. Introducir un alma dentro de su cuerpo humano no era algo que él hacía. A menos que le permitiesen practicar rituales de vudú que los abran para su interferencia.



—¿Qué sucede con su cuerpo? ¿También vas a quedártelo?

Padre lanzó una maliciosa sonrisa en dirección a la mujer, cuyo corazón latía tan rápido que podría escucharlo desde el otro lado de la habitación. —Me gusta el cuerpo.



Estúpida mujer. Ahora ella era el nuevo juguete de Ghede hasta que le aburriera. Sacudí la cabeza, en estos momentos no podía pensar en ello. Tenía mi propia colección de problemas.



—Padre, por favor, solo dime qué hacer. William la tiene. Ella lo quiere. ¿Cómo hago que recuerde? Él la protege, y no puedo acercarme ni un poco a ella.



Padre estiró la mano para ajustar su sombrero, antes de sacarse los cigarrillos de la boca e inclinarse sobre su escritorio. —William es la Muerte. No siempre puede estar con la chica.



William tenía un trabajo que hacer. Si se encontraba con Maite durante el día, entonces… eso dejaba libre la noche.



—Voy por ella mientras él esté trabajando, —dije en voz alta, y mi padre asintió con la cabeza y volvió a introducir los cigarrillos en su boca.



—Sí. Devuélvelo los recuerdos mientras duerme.



En sus sueños. Perfecto.
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Sep 28, 2015 3:03 pm

6

Casi es la hora

Esperé, listo para atraparla si caía. Mi Maite siempre estaba involucrada en algo peligroso. Pasé más tiempo manteniéndola viva que consolándola. Era raro que llorara. Pero entonces, nunca permití que algo la molestara por mucho tiempo. Si un fruncido del ceño aparecía en su perfecto rostro, encontraba una manera de hacerla sonreír. Hoy, ella no me estaba haciendo precisamente muy feliz. Verla escalar un árbol era difícil. Cada pequeño desliz de su pie me causaba un momento de pánico.



Justamente mientras temía que su pie se deslizara y esta vez mi chica valiente no pudo sujetarse a tiempo. Caminando hacia el árbol hasta que estuve directamente debajo de ella, extendí mis brazos listos para atraparla de su caída del árbol, otra vez. Sería la tercera vez este verano.



—Ups, te tengo, —le aseguré mientras miraba abajo hacia sus ojos fuertemente cerrados. Sus parpados parpadearon rápidamente antes de abrirse y mirar arriba hacia mí. La confusión en sus ojos cuando me veía siempre era demasiado dolorosa. Odiaba que no pudiera recordarme. Que no pudiera recordar las veces que pasamos juntos.



—Uh, —murmuró confundida mientras trasladaba sus ojos de mi rostro al árbol.



—¿Qué estabas haciendo allí arriba? Estabas muy alto. —le decía esto todas las veces. Nunca hacía ningún bien pero seguía intentando. Quizá algún día se le pegaría.



—Uh, yo, uh… ¿Me atrapaste? —preguntó en ese familiar tono de voz sorprendido.



—Sí, ¿Por qué crees que no estas tumbada en el suelo con algunos huesos rotos? —pregunté tratando de no reír. No le gustaba que me riera de ella. Era como si supiera que estaba omitiendo alguna pieza de información importante y odiara no estar al tanto.



Cuando empezó a moverse en mis brazos, la puse de pie cuidadosamente. La curiosa expresión en su rostro alivió parte del dolor en mi pecho. Ella me recordaba… al menos su corazón lo hacía. Podía verlo en sus ojos. Estaba tratando fuertemente de abrirse a esos recuerdos.



—¿De donde vienes?



Siempre me preguntaba esto, —Estaba cerca. Te vi trepar demasiado alto, y vine por si necesitabas ayuda.



—¿Te conozco? —preguntó mirando mi rostro por algún signo de una pista.



—Desearía que lo hicieras, pero no. Todavía no. No es la hora. —recogí mis palabras. No debí decir eso. Necesitaba ser más cuidadoso con las cosas que le decía. Incluso si me olvidara para el final del día.



—¿A qué te refieres? —preguntó con el ceño fruncido.



Maite Moore, trae tu trasero aquí si quieres echar un vistazo a mi casa del árbol antes de que lleguen los chicos. —su amigo, Wyatt, la llamó desde la calle. Él no era capaz de verme. Eso podría confundirla. Era hora de irme, por ahora.



Lentamente, dejé que el recuerdo se desvaneciera mientras observaba la forma de dormir de Pagan y se volteaba. Esta vez no lo olvidaría. Ella aún no me había conectado con el muchacho en sus sueños. Pero lo haría. Con una última promesa, le susurré en su oído, —Casi es la hora. —antes de dejarla sola para que se despertara.

***

—Muchacha no escoger tu sobre William. Solo tomar ella, —Padre estaba de pie en el patio trasero de la casa de Maite.



—Ella está recordando, Padre. Necesito tiempo, —miré hacia su ventana y vi como se puso de pie mirando al árbol. Los recuerdos cambiarían las cosas. Tenían que hacerlo.
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Sep 28, 2015 3:06 pm

—Recuerdos, ellos no ser suficiente, —arrastró las palabras sobre los cigarrillos que colgaban en su boca.



—Lo serán, —gruñí por la frustración.



—Muerte cerca. Dejar mí. Yo hablar con él, —demandó Padre. Los oscuros ojos negro carbón se encontraron con los míos y supe que no valía discutir con él. Iba a hablar con William No había manera en que pudiera detenerlo. Pero no iba a ir muy lejos. Quería escuchar que decía William. ¿Padre le diría que el alma de Maite era mía? Si era así, tenía que estar aquí.



Retrocediendo dentro del bosque, esperé. Supe el momento en que William sintió la presencia de mi padre. La amenaza rodando fuera de su figura era imposible de ignorar.Maite lo besó y cerré los ojos incapaz de ver.



Luego ella regresó dentro de la casa y William se volteó para enfrentar a mi padre.

—¿Qué quieres con Maite? —preguntó suavemente pero el fuerte filo en su voz era aterrador.



—Ella pertenecer a mí. —replicó Padre sin retroceder. El William que había caminado por los pasillos de la secundaria había sido tan no amenazante que a veces había olvidado el verdadero poder del Señor de la Muerte. Ahora, viéndolo así, me encogí retrocediendo contra el árbol detrás de mí.



—No, no lo hace. —replicó William dando un paso hacia Padre. No estuve sorprendido cuando mi padre dio un paso atrás. Los vientos se habían aquietado por la presencia de la Muerte y todos los seres vivientes habían huido de su presencia. Un oscuro gruñido revistió el silencio.



—Muchacha estar marcada como restitución. Su mamá hacer trato. Ella saber coste.



—Maite Moore es mía. Déjala. Nunca te has cruzado conmigo antes, pero puedo asegurarte que un Señor espíritu vudú no es rival para mí. Sabes eso.



Por primera vez en mi existencia, vi como el cuerpo de mi padre se tensaba por el miedo. Había presionado muy lejos a la Muerte. —Pero restitución deber ser hecha.



—NO, no con Maite. Cualquier trato que tengas con su madre es con su madre. Maite no tiene nada que ver con eso.



—Nunca conocer ella si yo no haber salvado. Tú haber tomado alma mientras ella estar tirada en suelo, morir cuando pequeña. Yo quien no gustar ver niños morir. Tu no importar quien tomar. Ella estar viva por mí. Ella significar propósito para mí. Salvar para hijo mío. Vigilar todos estos años. —me quedé congelado mientras Padre explicaba a William lo que habíamos hecho exactamente todos esos años atrás. La expresión violenta en su rostro me dijo todo lo que necesitaba saber. Él no iba a dejarla ir. Quizá nos extinguiría a mi padre y a mí pero no dejaría ir a Maite.



—Déjala o lidia conmigo.



—Muchacha tener que elegir o tomar mi pago de todos modos. Yo tener derecho, —el temblor en la voz de Padre era inconfundible.



—¡Está bien! Déjala elegir, —rugió William.



Sin esperar a ver que pasaba, huí.

7

"Él tenía que amarte" – Leif

O William o al transportista siempre se mantenían cerca de Maite. Gracias a ellos, estaba aterrada de mí. Las llamas de color naranja en sus ojos causadas por mi cercanía eran el único consuelo que he recibido de estar en su presencia. Odiaba saber que ella tenía miedo de mí. ¡YO! La razón por la que estaba viva. Su fuente de consuelo.



Yo iba a arreglar eso. Si todo ha ido según lo planeado ella estaría corriendo por esa puerta en cualquier momento. Con suerte, con el corazón roto y dispuesta a escucharme.



Como si fuera una señal, la puerta trasera se abrió y la cara llorosa de Maite de inmediato me hizo cuestionarme mis acciones. No me gustaba verla llorar. Le había puesto a William una trampa. Un espíritu del vudú en la forma de una mujer muy atractiva había hecho que Maite pensara que ella estaba viendo algo que realmente no estaba pasando.



—Yo te llevaré a casa—, le dije desde la distancia. Yo necesitaba que venga a mí.



Se dio la vuelta y se puso rígida de inmediato, mientras sus ojos me encontraron en la oscuridad. Sus manos se levantaron para enjugar las lágrimas rodando por su rostro. Me moría por ir a secarle las lágrimas. Antes de que pudiera moverse y arruinar mi estrategia perfectamente desarrollada para estar a solas con ella. Dio un paso hacia mí.—Claro, gracias a Leif. Me vendría bien un paseo.



Eso no era lo que yo había estado esperando. Esto fue demasiado fácil. Abriendo la puerta del lado del pasajero, di un paso atrás y la deje ascender hacia el interior. Tocarla era mucho, demasiado pronto. En primer lugar, ella tenía que ver que yo seguía siendo el mismo muchacho por el que una vez había sentido algo. No el príncipe del mal vudú que se le dijo que debia temer. Una vez que ella estaba a salvo dentro, cerre la puerta y eche un último vistazo atrás en la puerta. William se acercaba. Yo no tendría tiempo para llevármela de forma segura. Él la encontraría. Tuve que llevarla a mi casa mucho antes de lo esperado.



Sabía que era peligroso repartir a Maite. Pero entonces, me di la cuenta que la muerte proteje su cuerpo y que yo poseía su alma. ¿Qué tan malo puede ser? Ella había estado durmiendo desde que llegamos. Su cuerpo no había sido capaz de manejarlo tan bien como yo esperaba. Se agito en su sueño y murmuró, —Will— entonces gimió. Yo lo odiaba.



—Shhhh, está bien Maite. No te exaltes. Te tengo.— Le aseguré quitándole el pelo de la cara.



—¿Leif?— susurró.



—Sí, estoy aquí—, le contesté amando el escalofrío que recorrió su cuerpo.



—¿Dónde estoy? ¿Por qué no puedo abrir mis ojos?— Yo podía oír su incertidumbre.



—Estás conmigo por ahora. Donde perteneces. Dónde has pertenecido siempre. Tú has sido mía desde el momento en que yo te elegí cuando ambos éramos solo niños. Y en cuanto a tus ojos se abrirán pronto. Tú cuerpo humano tiene dificultades para tratar con el viaje y por eso lo siento.



—No entiendo.— Ella respondió. No, ella no lo entendería. No ahora. Había tantas cosas que tenía que decirle. Pero no si mientras estuviera así.



—Sólo descansa. Te sentirás mejor en poco tiempo.



Poco a poco regreso a dormir. Llevándola a mi cama, la tumbe allí. La dejaría dormir un poco más de tiempo. Padre tenía que saber que la había traído hasta aquí. Era mejor que le explicara las cosas a él primero. Sólo en caso de que la muerte descendiera sobre nosotros más temprano que tarde.
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Sep 28, 2015 3:07 pm

Después de hablar con Padre me apresure a regresar para comprobar a Maite. Tenerla aquí, en Vilokan, en mi cama, se sentía completo. Finalmente. A pesar de que yo no pudiera conservarla. Todavía no. Sólo necesitaba hablar con ella. Hacerle entender. Había sido imposible hablar con ella de otra manera. William estaba siempre con ella o esa... esa... molesta transportadora del infierno que yo no quería cruzarme. El transportador era una mujer rubia de miedo.



—Estás despierta—, le dije sonriendo cuando entré en la habitación y me encontre de pie a Maite despierta en el centro de la habitación.



—¿Dónde estamos?— Ella preguntó con voz temblorosa.



Mi lugar. ¿Te gusta?— bromee con la esperanza de aliviar su ansiedad.



—¿Por qué estoy aquí Leif?



—Debido a que tú me perteneces a mí.— No debería haber soltado algo por el estilo. Mal momento.


Dio un paso hacia mí y una expresión feroz se había apoderado de su ceño de preocupación. —Yo no te pertenezco a ti, Leif. No soy una posesión. Soy una persona. Por favor, llévame de vuelta a casa.Oh, claro que no. La furia ante la idea de su pertenencia a William comenzó a producirse dentro de mí.



—¿Para que William pueda tener lo que he creado? No lo creo Maite— Tuve que calmarme. Ella me temería si lo perdía. Ella estaba diciendo lo que ella creía que era la verdad. Tuve que contenerme a mí mismo.



—Veras, Él estaba obligado a amarte. Tú eres diferente. Vio eso. Pero lo que no pudo explicar es que eres diferente, porque te he hecho diferente. No él. No el detino. Yo. Todo lo que Tú eres ha sido moldeado en mi creación. Fuiste elegida para mí.— Extendiendo mi mano di un paso hacia ella,— está bien, confía en mí. Mi contacto nunca te haría daño.



Maite sacudió la cabeza frenéticamente y empezó a retroceder lejos de mí. ¿Por qué? Todo lo que yo había hecho era protegerla. ¿Por qué tenía que verme como algo oscuro, algo malo? Yo la amaba. —¿Alguna vez te he herido, Maite? Escucha a tu alma. Sabe a donde pertenece. El fuego intermitente en tus ojos en este momento es tu alma alcanzandome a mí.— Cerré la distancia entre nosotros, —dame tu mano.



—Por favor, Leif, llévame a casa. Sólo quiero ir a casa—, suplicó.
Deje caer mi mano de nuevo a mi lado, me di por vencido en tratar de conseguir que me toque. Íbamos a tener que trabajar en la cuestión de la confianza.



—¿Qué debo hacer para que confíes en mí? Tú confías en la muerte sin lugar a dudas. La muerte, Maite que es la Muerte. ¿Cómo puedes confiar en una creación con la intención de tomar las almas de la tierra y no confías en mí? Yo nunca te he dejado salir lastimada. Nunca te he dejado sola. Pero él se presenta y caes sin sentido bajo su hechizo. ¿Qué hizo para merecerte? No salvó tu vida. Él hubiera tomado tu alma, cuando eras una niña. Dejando a tu madre llorando la pérdida de su hija y no pensó en ello otra vez. Es lo que hace.— Yo estaba desesperado por hacerla entender.



—¿Pero por qué me salvaste?— Su pregunta no me sorprendió. Ella nunca pudo entender lo increíblemente especial que era.



—Yo no soy tu más oscuro sueño, Maite. Puedo caminar en la oscuridad, pero vi una vida digna de salvar y la elegí. Mi padre la eligió. Estuvo de acuerdo en que eras para mí. Ahora te toca a ti aceptar que la vida que has vivido siempre está llegando a su fin. Es tiempo pasado. Se suponía que moririas ese día en la carretera y cuando La Muerte vino yo iba a tener tu alma en su lugar. Tú has confiado en mí. Tu alma y mi espíritu son uno. Pero La Muerte rompió las reglas.— La frustración en mi pecho se convirtió en un gruñido y me aleje de ella. Gruñir no era exactamente algo que calmaría su temor de mí. Me detuve frente a una de las muchas velas que había utilizado para iluminar la habitación. —Me volví laxo en mi juicio. Sabía que la muerte estaba contigo, pero yo creía que estaba haciendo lo que hace cuando tiene un interés especial en un alma, preparandote. En cambio, el tonto se estaba enamorando de ti.



Sosteniendo mi mano sobre la llama agarre el calor y la energía parpadeando contra la palma de mi mano y la aprete con fuerza antes de volver a mirarla. —No puede controlar a La Muerte pero sí controlar a los muertos, los que tomaron opciones menos inteligentes en la tierra. Caminan entre la oscuridad bajo el mando de mi padre. Bajo mi mando. Necesito a alguien para llenar la soledad. Tú has sido mi compañera durante más de quince años, incluso si no te das cuenta ahora. Pero tus recuerdos poco a poco volverán. Verás que, de hecho, me perteneces.



Maite sacudió la cabeza mientras sus ojos se centraron en la bola de fuego en la palma de mi mano. —¿Simplemente me vas a llevar de la tierra? ¿Qué pasara con mi madre? No puedo dejarla.



No. Eso no era lo que pensaba hacer. Sacudiendo la cabeza, apage la llama en la palma de mi mano y volvi a pararme frente a ella. —Te llevaré de vuelta pronto. Ni siquiera se dara cuenta de que habías desaparecido. Sólo necesitaba un lugar donde pudiera hablar contigo. Para explicarte, sin que,— no pude controlar el desagrado por sus afectos para William, me espetó, —que esa estúpida transportadora o William de forma continua estropearan mis intentos.



El suspiro de alivio en su voz me dijo que había pensado una vez más lo peor de mí. —¿Te preocupaba que te mantuviera prisionera? Vamos Maite, tú me conoces mejor que eso. ¿Cuando no me he asegurado de que fueras feliz? ¿Cuándo intencionadamente te he hecho daño? Nunca.— La alcanze y tome su mano en la mía. Cuando ella no la arrebato de mi mano, tire de ella a mi lado.



—¿Qué es lo que quieres hablar conmigo?— Preguntó estudiándome. Ella estaba más tranquila ahora. El sonido rápido latido de su corazón se había calmado.



—Eso está mejor. Tu corazón se ha ralentizado. No me gusta que me tangas miedo. No quiero que me temas—, me apretó la mano en la tranquilidad de mi sinceridad. —Ven a dar un paseo conmigo, por favor. Podemos hablar mientras te muestro todo.— Llegué a la pared de piedra que yo sabía que se abrería a la calle Bourbon.



Maite salió a la cálida noche de Nueva Orleans. Sus ojos se abrieron en estado de shock mientras examinaba nuestro entorno. Los bares, discotecas y tiendas de vudú esataban todos iluminados en la oscuridad de la noche. Niños danzando Tap, hombres borrachos y mujeres en topless todos lreclamaban su atención como si se tratara de una obra de teatro que se realiza sólo para ella. La familiaridad de la escena frente a nosotros de repente parecía vulgar cuando vi a Maite observar el comportamiento lascivo con el que había crecido. Yo no quería observara más. Estaba todo mal. Ella no pertenecía. Ella era demasiado buena, demasiado pura.



—Vamos Maite, ya has visto suficiente. Vamos a dar un paseo— le contesté mientras la conducia hacia el coche que había convocado.



—¿Vamos a conducir’—, Preguntó mientras la levantaba y la ponía a salvo dentro. De repente quería llevarla a un sitio que fuera lo suficientemente bueno para ella. Esto era demasiado sucio. No serviría de nada.



—Síp—, respondí tomando el asiento frente a ella. —Entonces, ¿qué piensas de la calle Bourbon? ¿Todo lo que siempre habías imaginado?— Yo quería suavizar la conducta inapropiada que acababa de obligarla a presenciar.



—Estas tiendas, los que Voodoo..—, preguntó ella dejandolo inconcluso.

Riendo, eche un vistazo a una de las tiendas ridículas creados para aprovecharse de los turistas, con la esperanza de encontrar un hechizo para el amor verdadero o una línea de la cintura Skinner o venganza sobre sus enemigos. Si ellos supieran. —Son propiedad de la gente común para dejar a los turistas secos. Ni uno solo de ellos tienen algún poder. Me imagino que si un espíritu del vudú real fueron a agraciar sus puertas cerrarían y saldría de la ciudad. El vudú no es real, a lo largo de estas calles. Sólo se puede encontrar en lo profundo del pantano por los elegidos por los espíritus para que lo encarnen. Este es el Garden District. Es una zona agradable. La mayoría de las mansiones del sur bien conservadas se pueden encontrar aquí mismo.— Le expliqué aliviado por dejar la suciedad de mi mundo detrás de nosotros.



—¿ Acerca de qué quieres hablar conmigo Leif? ¿Por qué estoy aquí?



Ella estaba dispuesta a hablar ahora. Muy bien. Podríamos hablar. Me incliné hacia delante apoyando los codos sobre las rodillas y le sostuve la mirada. —Yo sé que ahora entiendes lo que tu madre hizo. ¿Te acuerdas de todas las veces que he venido a ti en tu vida?. Tú sabes que fui yo ese día en la casa de la reina del viejo vudú quien eliminó la enfermedad de tu cuerpo. Sí, lo hice y necesito, mi padre requiere, restitución por eso.



Todo Gris Gris viene con un pago. No es del tipo monetario como los propietarios de la tienda de vudú requieren. El Voodoo real requiere algo más. Cuanto más difícil es la solicitud, más el pago será. Yo quería que vivieras Maite. Yo te miraba desde el momento en que llegaste a Nueva Orleans. La enfermera que velaba por ti era la nieta de la reina del vudú. Ella me llevó a verte el primer día que llegaste. Yo estaba fascinado con tus agallas.



Mi padre estaba buscanado a mi compañera y yo fui con la petición de que fueras tú. Dijo que habia que esperar. Que si estaba destinado a suceder, el destino jugaría en nuestras manos. Cuando los médicos dijeron que no volverías a ver otro día, tu madre fue a la enfermera y ella te trajo a la vieja reina del vudú que me llamó.— Me obligué a parar. Ella necesita tiempo para procesar todo esto. Sólo había estado esperando tanto tiempo para decirle todas estas cosas. El tiempo era corto. William la encontraría pronto. Nuestro tiempo era limitado y me moría de ganas de hacerle comprender.



—Una vida no se puede perdonar de forma gratuita. El costo es de una vida por una vida. Te salvE la vida y al hacerlo, compre tu alma. Ha sido mía desde el día que fuiste sanada. He estado cerca de ti desde entonces.



El ceño fruncido en el rostro de Maite frunció la frente. —Nada de esto tiene sentido. ¿Por qué te convertiste en humano? ¿Por qué me ignoraste por años? ¿Por qué pretendías conmigo? ¿Por qué me quieres? ¿Por qué no me dejas ir?



Ella estaba lista para escuchar.



Entonces sentí su poder. La vida que nos rodeaba se calmó. Ni siquiera los pájaros permanecerían en la presencia de la Muerte. Yo había estado tan cerca de hacerla entender. Tan malditamente cerca.



—Él está aquí. ¿Cómo diablos William llegar tan rápido?— Sin mirar atrás la dejé allí. No estaba preparado para hacer frente a William. Él todavía tenía todas las cartas, su amor y su autoridad sobre la vida.
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Sep 28, 2015 3:11 pm

8

Él es la Muerte. Ve quien realmente es —Leif

—Si alma que gané no viene, tomar otra —Me informó mi padre, anunciando su aparición. De pie afuera de la escuela donde yo he estado siguiendo a Maite los pasados tres años, la observe y esperé, pensé que separarla de su alma gemela sería un gran reto, pero su alma gemela me dejo el camino libre.



—Padre —contesté a modo de saludo—. Yo no quiero otra. Ya lo sabes. Quiero a Maite.



—Su alma necesita empujón en dirección correcta, eh.



—Que tomes otra alma no le afectará a ella. No sabrá que tú tomaste otra alma en su lugar. Y yo no voy a decirle eso. Me haría parecer como un monstruo aún más grande ante sus ojos de lo que ya lo soy.



Mi padre dejó escapar una risa espeluznante. —Yo saber que alma tomar en su lugar, mmm.


—¿Qué se supone que significa eso? —pregunté consternado por su humor, sacándome de mis pensamientos de Maite y mi reingreso a su mundo humano.



Daré a alma oportunidad de hacer elección correcta. Sólo eso.



—¿Qué quieres decir? —pregunté, pero ya era demasiado tarde. Él se había ido. Con un suspiro de frustración, tiré de mi mochila en mi hombro y me dirigí hacia las puertas principales del instituto. Maite no se asustaba del chico que ella siempre conoció como su compañero de clases. Necesito recordarle que aun sigo siendo ese chico. Que nada ha cambiado.

~*~

—Hablando de picante, aquí viene tu último novio digno de baba —Susurró la mejor amigo desde la infancia de Maite mientras yo hacía mi camino hacia ellas.



Justo cuando llegué a su casillero, ella cerró la puerta demasiado fuerte antes de girarse para encararme. Quería reírme de su mirada enojada, pero pensé que eso no me haría ganar ningún punto. Verla lo suficientemente valiente como para enojarse conmigo, fue un cambio agradable. Cualquier cosa era mejor que sentirse aterrorizada de mí.



—Leif —murmuró. Sus ojos se movían por todas partes, pero siempre regresaban a mí. Era tan jodidamente linda.



—Maite, es bueno verte a ti también.



—¿Qué necesitas? —Espetó y Miranda le dio un codazo un poco fuerte. Mis manos se hicieron puños para no tomar el brazo de su amiga y apartarla de Maite.



—Bueno, me preguntaba sobre la tutoría. Quiero decir, ahora que estoy de vuelta tengo que mantener mi calificación, y sabes que no puedo hacerlo sin tu ayuda.



Los ojos de Maite finalmente se centraron en mí y se ampliaron. Eso no era lo que ella esperaba que dijera. Bien. —Ah, bueno, cuando te fuiste llené tu lugar. Pero estoy segura de que hay otros tutores disponibles si sientes que realmente lo necesitas.



—Pero tu fuiste muy servicial. Dudo que nadie sea capaz de ayudarme de la forma que tú lo hiciste —La ira brilló en sus bonitos ojos mientras se ponía la mochila por su brazo y daba un paso alrededor de mí.



—Lo siento mucho, Leif. No sé que mosca le ha picado hoy —Comenzó a balbucear Miranda. Yo le afectaba. La emoción era una cosa buena.

—Está bien. Me maché sin decir ninguna palabra. Estoy seguro que tengo muchas cosas que arreglar.



—Bueno, ella ha continuado con su vida, ¿Lo sabes? —No quería escuchar a Miranda decirme sobre Will Walker y sus pretensiones en lo que es mío.



Alejándome de ella son un asentimiento de cabeza, me marché sin responderle.



Las sirenas llamaron mi atención cuando me dirigía al salón de clases que compartía con Maite. En su lugar, fui a la puerta trasera y seguí a Maite y Miranda, quienes corrían hacia el campo de futbol.



Al acercarme, vi el campo lleno de socorristas, estudiantes, y los gritos de pánico llenaron el aire mientras Miranda cubría el cuerpo sin vida de Wyatt. Levantando mi mirada, encontré a William de pie allí, sin ser notado por la multitud. El dolor y confusión en su rostro me dijo todo lo que necesitaba saber.



Wyatt fue el enigma al cual mi padre se refería hace rato. Él tomó a Wyatt en lugar de Maite. Él no tomó cualquier alma, si no un alma que la haría llorar y conseguiría llamar su atención.



Maite levantó sus ojos y la observe mientras fulmino con la mirada a La Muerte. Finalmente lo comprendía. Ella no entendía que esta muerte no fue tomada por William, pero sí podía hacerse una idea de en que consistía su propósito en esta vida. Él no era esa extraña de rock por la cual las chicas gritaban.



—Él es la Muerte, ve quien realmente es —susurré antes de darme la vuelta y marcharme de la tragedia detrás de mí.
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Sep 28, 2015 3:15 pm

9

Parece que sólo somos tú y yo-Leif

—Whoa, no son a quienes esperaba ver aquí—, dije en voz alta para anunciar mi presencia. Maite y Miranda no se habían dado cuenta de que no estaban solas en el cementerio. Pero entonces Maite parecía tener sus manos llenas con una muy borracha Miranda. —¿Y bebiendo?— Cambié mi mirada de la botella de vino a Maite.



—Ella quería venir aquí. Me imaginé que necesitaba un poco de coraje para afrontarlo—. El corte molesto en su voz que me había acostumbrado recientemente no estaba. Ella sonaba… cansada.



Al ser la causa de todo el dolor que había visto su experiencia desde la muerte de Wyatt fue un gran peso en mi pecho. Ahora, ella parecía que estaba en su punto límite. —Puedo entender eso—, contesté.


Miranda se acomodó y dio unas palmaditas en el sitio a su lado en el banco frente a la tumba de Wyatt. —Ven y siéntate—, me ordenó con un insulto.



Tomé el asiento ofrecido. —Aquí, está bueno—, Miranda empujó la botella a mi pecho. Sí, ella había tenido demasiado.



—No importa si lo hago— Si bebía un poco tal vez me ayudaría a hacerle frente lo que iba a hacer. El tiempo se agotaba. Si no tenía la atención de Maite esta noche era muy posible que mi padre tomara otra alma- alguien cercano a ella. No podía dejar que eso ocurriera.



—Perdón por haber huido hoy y po habete deado allí—. Miranda se disculpó por el episodio que había presenciado en el centro comercial más temprano. Maite no respondió. En cambio llegó a través de Miranda y tomó la botella de vino de mi mano.



—Haz alcanzado tu límite Miranda. Un poco más y mañana me odiarás—. Dijo Maite cuando empujó el corcho en la botella y la dejó en el suelo junto a sus pies.



—Estaba preocupado por ti pero vi a Maite atrapada contigo—, respondía a Miranda.



—Síííí. Do zabría ge hacer zin ella—, balbuceó Miranda.



—Ella es muy especial—, estuve de acuerdo y me incliné hacia adelante para encontrarme con la mirada de Maite.



Miranda asintió con la cabeza y empezó a apoyar su cabeza en el hombro de Maite pero falló y se cayó. Me agaché y tiré de ella hacia arriba y Maite hiso lo mismo. Nuestras manos rozaron y sentí una caliente sacudida del breve contacto. Rogándole que no funcionaría pero en momentos como este a menudo me preguntaba si podría influir en su voto un poco. Tal vez.



—Vale, creo que es hora de que volvamos a casa—, anunció Maite poniéndose de pie. —Vamos. Vamos a la cama.



—Te ayudaré a llevarla al coche—, me ofrecí.Miranda cayó sobre sus rodillas y se rió a carcajadas.



—Sí, está bien gracias—, murmuró Maite.



Estaba más que positivo por la repentina disposición de Maite a aceptar mi ayuda y tenía que ver con el hecho de que Miranda estaba más que un poco fuera-de-control. Me agaché y la tomé por dejado de los brazos. Una vez que la tenía de pie, envolví mi brazo alrededor de su cintura mientras ella comenzó a balancearse y reír. —Tranquila chica—, traté de sonar alentador. Era culpa de mi padre que estuviera así después de todo.



—Danquila chica—, imitó riendo Miranda. —Adiós Wyatt, de quiedo musho—, dijo en voz alta mientras la llevaba de vuelta por el camino hacia el estacionamiento. Las almas que vagaban en el cementerio me podían sentir. Ellos sabían que los veía tal como sabían que Maite también. Esquivé a los que se interponían en nuestro camino.



—De quiedo musho—, Miranda comenzó a cantar. Tan pronto como llegué al coche de Maite abrí la puerta del lado del pasajero y dejé a Miranda en el asiento. Luego, sin preguntar abrí la puerta trasera y me subí adentro. No quería darle la oportunidad a Maite de bajarme. Esta noche nosotros teníamos que hablar.



Ella necesitaba saber. Si no le explicaba las cosas otra alma que ella amaba se perdería para siempre. No podía dejar que esto pasara.



Maite abrió la puerta trasera contraria y metió la cabeza mirándome como si hubiera perdido la cabeza. —¿Qué crees que estás haciendo?—susurró.



—Me estoy asegurando de que las dos lleguen a casa a salvo—, le contesté con una sonrisa que esperaba fuera tranquilizadora.



—Oh no, no lo harás. ¡Fuera!—Ella estuvo cerca de gritar.



—No seas tan mala Maite—, intervino Miranda desde el frente.

Pude ver la incertidumbre en el ceño fruncido de Maite. Finalmente, ella rodó los ojos y dio un portazo. Luego abrió la puerta del lado del conductor y se subió. La escuché murmurar, —Lo que sea—, antes de que cerrara la puerta. Supongo que era una buena medida. En caso de que extrañara el hecho de que ella había cerrado la puerta primero.



—Permanece despierta. No seré capaz de llevarte dentro si estas desmayada. No queremos que tu papá salga y te encuentre de esta manera—. Dijo Maite a Miranda en una suave reprimenda.



Miranda logró despertar algo de la chica de ojos caídos que había estado quedándose dormida.


—Así está mejor, mantén esos ojos abiertos—, le alentó Maite bajando la ventana. —El aire frio debería ayudarte ay si empiezas a marearte por favor, asómate por la ventana y vomita.



—¿De quién fue la idea de emborracharla?— pregunté ya sabiendo la respuesta.



—De Maiteeeeeee, eees tan listaaa—. Respondió Miranda con una risita cuando era obvio que Maite estaba ignorándome.



—¿Podemos hacerlo oootra vez ma...mañana?— preguntó Miranda.



—No. Créeme, el dolor de cabeza que vas a tener en la mañana me dará la razón. Esto ha sido cosa de una sola vez—. Respondió Maite.



Cuando Maite sacó a Miranda del coche, rápidamente abrí mi puerta y comencé a recibir a Miranda fuera del coche. Ella no iba a poder hacer ese camino y las escaleras sin mi ayuda.



Una vez que llegamos a la puerta, la madre de Miranda abrió la puerta y Maite dio un paso hacia delante y le entregó la botella de vino casi vacía.



—Ella quería ir a ver la tumba de Wyatt esta noche. Cogí esto porque pensé que lo iba a necesitar. Lo siento…



La madre de Miranda levantó la mano para detener cualquier explicación adicional. —No, está bien. Entiendo. Eso no es peor que las pastillas que le he estado dando—. Podía ver la preocupación y el miedo en los ojos de su madre y me recordó una vez más de cuán importante era que Maite supiera. Todo. Esta noche.



Sólo vete a casa Maite. Tu madre ya me ha llamado buscándote. Su avión llegó hace una hora. Cuidaré de Miranda esta noche—. La madre de Miranda le informó.



Después de que cerró la puerta, me volví a mirar a Maite, —Parece que sólo somos tú y yo.
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Sep 28, 2015 3:22 pm

10

Te mentí. —Leif

—No, simplemente soy yo, y me voy a casa. —contestó Maite, corriendo furiosamente, y dirigiéndose hacia el coche. Yo, por supuesto ya le había quitado las llaves.



Observé como buscaba las llaves que había dejado en el contacto, frenéticamente. Abriendo la puerta del pasajero, me deslicé rápidamente. Con las llaves colgando de mi dedo cuando le sonreí. Eso no me hizo ganar ningún punto. Pero realmente tampoco lo estaba esperando. Ella me estaba forzando a hacer esto.


Pagan me arrebató las llaves y encendió el coche. —¿Qué planeas hacer Leif? ¿Entrar y visitar a mi madre? Hmmm…. Porque seguramente Gee estará allí poco después de que yo llegue y ella se muerde la uñas por patearte el cul***.



Desafortunadamente, ella no iba a volver a su casa. No esta noche. Nunca. —No, Maite, simplemente pienso que tú y yo necesitamos hablar.


—¿Sobre que? ¿Del hecho de que quieres robarme mi alma para hacer algo de vudú después o del hecho de que me acosaste mi vida entera y luego me robaste la memoria? ¡Lo sé! Quieres hablar sobre como me mentiste sobre todo desde el principio haciéndome creer que eras un chico agradable. Elige un tema, porque yo ya he hablado de todos ellos.



Ella no lo entendía. William me había hecho sonar tan endemoniado. Ella le había elegido como su luz. Suspirando, me froté las palmas de las manos contra las rodillas. —Estas enfadada conmigo. Lo sé.



Incluso lo entiendo. Siempre esperé que fueras una ve lo supieras…—Entonces ¿por qué lo haces? —Me interrumpió.



—Porque te elegí a ti. Era tu propósito. Es tu propósito. ¿No lo entiendes? Tenías que haber muerto, Maite. Muerto. Ido. Obtener otra vida y perder las oportunidades en esta.



Porque ibas a morir. La muerta no estaba enamorada de ti entonces. Él iba a tomarte como se suponía que tenía que ser. No había nada que pudiera pararlo, excepto tu madre. Ella podía elegir tenerte para entregarte a Ghede y lo hizo. Ella quizás no se dio cuenta, pero cuando le suplicó a un medico vudú que te salvara con magia vudú te estaba dando a mi padre.



Así vivías. No moriste. La muerte no se te llevó. Tenías que crecer con tu madre y tener amistades con Miranda incluso Wyatt. Tenías que VIVIR. Fueron años que no hubieras tenido si no te hubiera elegido. Esta vida que tienes ahora debió haber terminado esa noche en el Hospital New Children´s Orleans. —¡GHEDE! ¿Por qué no entiende eso? Cualquier humano hubiera entendido lo que ella estaba tan cegada.



Maite empezó a girar el coche hacia su casa. Me estiré y tomé el volante para detenerla. —No. No hemos acabado de hablar.



Ella intento pelear conmigo y forzar el coche para girar pero yo no, tenía el control total sobre la dirección que nos dirigíamos. No nos íbamos a parar hasta que alcanzáramos el viejo puente East Gulf. Luego no nos pararíamos exactamente allí, tampoco.



—Vale, bien. Me mantuviste viva. Puedo vivir esta vida y lo aprecio, pero ahora quiero mantenerla y a ti no te importa. Tú clamas que me quieres y me necesitas pero no te puede importar menos lo que yo quiero. Todo es muy egoísta para ti. Todo es sobre lo que Leif quiere. No tienes consideración por lo que yo quiero. Actúas como si fuera de tu posesión y yo simplemente debo estar feliz con ello.



Ella era mía. Pero yo era más suyo de lo que ella entendía. Pertenecía a ella, también. Me lo debía. Ella simplemente no me quería. El darse cuenta de que ya no tenia el control sobre el coche hizo que su corazón corriera, como su respiración. La estaba asustando, otra vez. ¡Mierd***! Odiaba esto.



—He intentando hacer esto fácil para ti. He intentado hacer esta transición de manera que puedas aceptarlo. Te he protegido de la verdad. Quería que tú tomaras esta decisión porque querías. No porque te estaba forzando por que no tuviésemos tiempo. Es algo que necesitas saber. —Señalé hacia un lado de la carretera antes de que no dirigiéramos al puente. Necesitaba decirle más primero. —Aparca.



El coche inmediatamente se aparcó el mismo a un lado de la carretera sin la ayuda de Pagan. En realidad ella nunca me había visto usar mis poderes. Sabía que esto era más de lo que ella estaba preparada para ver pero no había más tiempo.



—¿Qué es eso que necesito saber? —Preguntó, golpeando su palma contra el volante con frustración.

—No te va a gustar esto. No quería que nunca te enteraras. Pero cuando te negaste a aceptar que tu alma estaba era restituida para la vida mi padre te lo otorgó, mi padre decidió que tomaría la restitución de alguien más. —Necesitaba su atención completa. Era el momento que se centrara en lo que tenía que decirle. —Maite, mírame.



Giró su cabeza y sus ojos brillaban con lágrimas no derramadas mientras esperaba a que hablara. —La muerte de Wyatt fue solo el principio. Ghede tomará más. Todos los que sean cercanos a ti. Él los tomará uno a uno hasta que cedas y aceptes venir conmigo o hasta que no quede nadie más.



Sacudiendo su cabeza ella gritaba. —NO, ¡TÚ ESTAS mintiendo! Eres un mentiroso. Vi a Will. Lo vi extraer el alma de Wyatt. Will nunca hubiera tomado un alma para tu padre.



Él nunca hubiera…


—Will no lo sabía. ¿Te lo había dicho antes? ¿Te había preparado para la muerte de tu amigo? No. No lo hizo. Porque la muerte de Wyatt no era por el destino. Mi padre utilizó su poder sobre tu restitución sin pagar para matar el cuerpo donde habitaba el alma de Wyatt. Will fue allí para recuperar el alma del cuerpo por que ese es su trabajo. Él estaba tan sorprendido como tú.



Ella lo sabía ahora. ¿Me odiaría?—Pero… pero tu dijiste que mi muerte y la de Wyatt iban a ser las tragedias de este año escolar. Eso significaba que la muerte de Wyatt fue el destino.



—Te mentí. Quería que estuvieras enfadada con Will. Podía sentir tu dolor y sabía que te estabas alejando de él.



Observé como una serie de emociones le cruzaban el rostro. Esto era mucho más de lo que cualquier humano podía comprender. Pero ella no era normal. Ella había estado viendo almas la mayor parte de su vida. Ella estaba enamorada de la muerte. Nada en Maite era normal. Ella seria lo suficiente fuerte para lidiar con esto. Si solamente fuera capaz de hacer que se enamorara de mi primero. Nos había fallado a ambos.—Vale, iré contigo.



No iba a esperar a que ella pensara más en esto. Mientras fuera su decisión, la tomaría. Así era. Encendí el motor con el chasquido de mi dedo y aceleré.


—Leif ¡Ayúdame! —Gritaba Maite mientras el coche corría hacia la mitad del puente. Con solo deslizar un dedo el volante se sacudió.



Te tengo Maite. —Le aseguré cuando el coche rompió la barandilla y fuimos a toda velocidad hacia las aguas del océano debajo de nosotros. Vilokan, el más allá en la religión del vudú se encontraba debajo del agua. No la ayudaría esta vez. Era demasiado duro para ella. Iríamos a la manera antigua. Las aguas oscuras nos envolvieron y yo me dirigí a forzar al cuerpo de Maite dentro de un sueño profundo antes de empujarla hacia mí y nos hundimos en las profundidades. Pronto, estaríamos en casa.

11

“No puedo esperar para pasar la eternidad contigo”.-Leif

No pude conseguir que se fuera de mi dormitorio. Se negó a caminar por el pasillo o explorar Vilokan conmigo. En su lugar, Maite se quedó acurrucada en mi habitación donde yo no ya no era bienvenido sin una invitación. Padre no le había causado exactamente una buena impresión con sus aventuras sexuales durante la cena a la que ella había asistido. Aceptar que ella hable con Wyatt había sido la única cosa en la que pude pensar para hacerla feliz.



Al abrir la puerta, Wyatt pasó junto a mí sin un reconocimiento. Él me odiaba. Odiba quien era yo y lo que representaba. Una vez, había sido mi amigo. A lo largo de mi vida lo había observado y deseado tener una vida similar a la suya. Que hubiera sido amigo de Maite me cautivaba más. Tenía la vida de un chico normal.



Le llevé a Maite comida que ella reconoció. Las comidas que le gustaban a mi padre no eran algo que ella aceptaría fácilmente. Sus apetitos eran muy raros en todas las cosas. Ajustando la bandeja en la mesa junto a la cama, encontré la mirada de Maite.



--A él no le gusto--, dije mientras le entregué un plato.



--No. Pero entonces, ¿quién puede culparlo? Le quitaste su eternidad. Ahora está atrapado aquí para siempre.



El odio mezclado en sus palabras era más doloroso de lo que jamás hubiera imaginado. --Yo no tomé su alma Maite, mi padre lo hizo. No tenía ni idea de que iba a hacerlo. Ghede no responde ante nadie dentro de nuestro reino. Él toma las decisiones que le agradan y se excede cosas placenteras y corrompe actividades agradables, convirtiendo las cosas que deben ser satisfactorias y buenas en conductas depravadas. Nada de lo que yo pueda decir lo detendrá. Era un niño cuando él me pidió que eligiera un alma. No tenía ni idea de cuáles serían las consecuencias. Te elegí. Entonces no sabía lo que eso significaba. Puedes odiarme, pero intenta entender que yo no soy mi padre.



Maite estuvo en silencio un momento y me empecé a fijar en un plato de comida. --¿Quién es tu madre?



Mi madre no era alguien sobre quien realmente quería discutir. Nunca. Pero con Pagan iba a compartir todo. Incluso las cosas más dolorosas. --Mi madre es Ezrulie, ella es la razón de que mi piel sea pálida y mi pelo rubio. Es la diosa vudú de muchas cosas. El amores una…la venganza es otra. Tiene muchos amantes y disfruta de las mismas cosas que mi padre. La veo de vez en cuando, pero la mayor parte del tiempo vivo con mi padre. Ella nunca deseó un hijo, pero entonces yo no soy el único. Tiene varios, muchos de los cuales andan por la tierra. Ella no está por encima de los hombres humanos teniéndolos en su um…cama.



Maite tomó pequeños bocados de la carne de cerdo que le había traído y suspiré de alivio. Ella necesitaba comer. No me gustaba la idea de que pasara hambre. Padre la haría inmortal pronto. Pero por ahora, necesitaba alimento.--No hablas como tu padre tampoco. Él tiene un poco de acento cajún.



Finalmente, sentía curiosidad por mí. --He pasado la mayor parte e mi vida siguiéndote. Adopoté tu acento así encajaría en tu vida. No quería parecerte un extraño.--¿Así que todos esos sueños que he tenido son reales? Esas cosas realmente sucedieron. ¿Hay más recuerdos que he olvidado?



Esos eran sólo pequeños pellizcos de nuestra vida juntos. Había muchas cosas que yo quería que recordara, --Quizá unos pocos más--. Contesté.



--¿Unos pocos más? ¿Eso es todo?



No quería ocultar nada más de ella. Ya había escondido mucho. Dejé mi plato y me levanté. Si iba a contarle esto, tenía que ser capaz de caminar. Me ayudaba a pensar. Además, tenerla posada sobre mi cama me hacía difícil concentrarme mucho en ninguna otra cosa. Mi mente seguía volviendo a la época en su sofá, antes de que William hubiera consumido su corazón. Yo nunca había estado así de cerca con nadie.



--Estuve contigo muchas veces en tu vida. Cuando estabas sola o triste, yo estaba allí. Cuando estabas en peligro, yo estaba allí. Era lo que hacía. Padre dijo que eras mía y yo debía protegerte. Así que lo hacía. Siento que lo recuerdes. No es algo que hice a propósito. Es sólo que soy un sin alma y tu alma no puede recordarme por mucho tiempo cuando no estoy cerca de ti.



--¿Por qué quieres que me acuerde de esas veces? ¿Las que elegiste para que soñara con ellas?
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Sep 28, 2015 3:27 pm

Me detuve y me giré para mirarla a los ojos.--Porque esas fueron las veces en que me enamoré un poco más de ti.



--Tú no me amas, Leif. Si me amaras nunca habrías sido capaz de mantenerme en contra de mi voluntad.



--Ya te he dicho que no puedo controlar a mi padre. Él salvó tu vida. Él es tu dueño Maite.



--Nadie es mi dueño.



Ella no entendía. Empecé a temer que nunca lo haría. --No quiero discutir contigo. No esta noche. Vamos a comer. ¿Está bien?



Volví a mi plato y comimos en silencio. Cuando Maite puso su plato en la mesa, yo hice lo mismo. --¿Estás llena?--, pregunté poninéndome de pie para limpiar nuestra comida.



--Sí--, murmuró.



No podía hacer que me perdonara. Esta noche, había tenido todo lo podía manejar sobre esto. Girándome, me dirigí a la puerta para dejarla de nuevo, sola. Justo antes de llegar a la puerta me giré y lo intenté una vez más.



--¿Qué puedo hacer para demostrarte que estoy enamorada de ti? Cualquier cosa menos dejarte ir, porque no puedo. Haré cualquier cosa que mi pidas. Quiero que aceptes esto. Nosotros. Sólo dime.



Ella me devolvió la misma mirada sin decir nada por unos momentos. Entonces, finalmente, respondió. --Libera a Wyatt a un transportista. No lo mantengas aquí.



¿Podría así ganar su corazón? --¿Si puedo convencer a mi padre para liberar a Wyatt a un transportador entonces vas a creer que te amo y dejarás que esto funcione entre nosotros?



--Sí, si llevas de la mano el alma de Wyatt a un transportista y me dejas ver que eso sucede. Una vez que sepa que eso ha sucedido y que su alma está donde le corresponde entonces me quedaré contigo. Haré todo lo que pueda para hacerte feliz. Para hacernos…a nosotros…felices.



Podemos ser felices. Y hacer que esto suceda. No importa lo que tenga que hacer, haré que esto suceda. --Tienes un trato. Descansa un poco Maite. Mañana es un nuevo día y no puedo esperar para comenzar la eternidad contigo.

12

Puedo sacarnos a ambos de aquí... con vida.Leif.


Mi padre no iba a ser fácil de convencer a la hora de dejar que el alma de Wyatt fuera con William Odiaba el poder que William ejercía sobre él. En Vilokan, mi padre tenía el poder. Sin embargo, William tenía el poder sobre las almas de la creación. Pero yo necesitaba el perdón de Maite. En mi futuro había previsto salir con ella desde el momento en que era un niño. No podía dejar eso atrás. No quería que su odio por mi creciera cada día.



—Disculpa, pero necesito encontrar a alguien y estoy completamente perdido. ¿Conoces a Rosella, cabello rojo... y, con suerte, todavía con vida? Pensé que tal vez podría estar parada aquí, ya sabes.



Deteniéndome, me volví para encontrar una atractiva y menuda chica de mi edad, viniendo de la entrada principal. Lo primero que noté diferente, además de que tenía ojos marrones muy grandes y pestañas increíblemente largas, fue el hecho de que vestía ropa. Ropa normal. Sus pantalones vaqueros estaban gastados y descoloridos, pero abrazaban muy bien sus delgadas caderas. La camiseta negra que ella vestía decía “No me hagas mandarte a Cajun de una patada en el cu*lo” escrito a través de ella en letras mayúsculas blancas. Nada de esta chica parecía Cajun. Su piel pálida y el cabello cobrizo gritaba irlandés.



—Oye, ¿estás como vivo, también? Porque pareces, pero aquí es difícil decirlo —preguntó ella.


Alcé mis ojos de su camisa y me encontré con su mirada. El rosa en sus mejillas y el latido de su corazón me dijo que en realidad era humana. ¿En qué pensaba mi padre? ¿Recolectaba una horda entera de humanos? Entonces, la idea del por qué él podría estar recolectando otros humanos se apoderó de mí. Oh, mier*da no. ¡Ella tenía mi edad!



—¿Quién eres y cómo llegaste aquí? —pregunté, estudiándola para detectar cualquier señal de mentira.



Su postura se enderezó y la expresión abierta y curiosa que había destinado a mí, se oscureció. Genial, molesté a otra mujer. —Soy Sabine Monroe. Estoy buscando a mi hermana. Rosella Monroe. Es mayor que yo. Mismo cabello. —Hizo una pausa y presionó firmemente sus labios. Algo le molestaba y era positivo a que no se trataba de mi comportamiento grosero—. Con suerte, sigue viva.



—Tú estás viva —declaré.



Sabine asintió lentamente, como si tal vez necesitara encontrar a alguien un poco más sensato.

—¿Cómo has llegado aquí? Este es el más allá del Vudú. No es normal ver a un ser humano, que vive y respira, caminando por los pasillos. Por lo general son las almas de aquellos que sirvieron a Ghede quienes entran a Vilokan.



Sabine puso las manos en sus caderas y suspiró. Me di cuenta de que sus uñas estaban pulcramente limadas y cada pun*ta blanca tenía una Flor de Lis(1) negra al final. —Soy consciente de dónde estoy. Obviamente, la vida y la respiración pueden entrar en las paredes de Vilokan si saben lo que están haciendo. Confía en mí, no quiero estar aquí. Sólo necesito a alguien que me diga dónde puedo encontrar a mi hermana para poder llevarla a casa. Volver a la superficie donde se puede seguir viviendo y respirando y mantenerse lo más lejos posible de la basura de vudú de Mame.



—De acuerdo, espera. Tu hermana está aquí y la estás buscando. ¿Ustedes dos están vivas? No eres una heredera de la reina Vudú o una bruja, pero estás aquí. Donde sólo aquellos, a los que Ghede les permite entrar, pueden caminar.



Un pequeño escalofrío la recorrió y negó con la cabeza. —No, no soy ninguna de esas cosas. Mame, sin embargo, necesita una buena lección acerca de jugar con la basura vudú que compra de la tienda en Bourbon. Le he dicho que ese lío no era algo para joder alrededor. Pero nadie escucha a la de dieciocho años. Por lo tanto, aquí estoy.



La mujer pelirroja que había visto con mi padre meses atrás. Seguramente no era quién había sido después. Pero, ¿quién más? El pelo rojo era familiar. Tal vez. No le había prestado suficiente atención a la chica con mi padre. He estado preocupado por William tomando a Maite lejos de mi. Esta chica no tenía necesidad de conocer a mi padre. Su gusto en mujeres podría ser perturbador. La idea de él usando a esta chica me enfermó. Ella era demasiado joven, inocente, demasiado... hermosa. Sin mencionar que necesitaba conseguir un acuerdo con padre para dejar que el alma de Wyatt volviera con William.

(1): La flor de lis es una representación de la flor de lirio y se considera símbolo de realeza. Fue utilizada como signo heráldico en la bandera francesa, como símbolo de la Virgen María e incluso en órdenes militares.
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Sep 28, 2015 3:34 pm

—Escucha, tengo algunas cosas con las que tengo que lidiar esta noche. Puedo encontrar a tu hermana. Pero estás en un lugar peligroso. Ghede, es el...



—El señor Vudú de los muertos. Sí, lo sé. Mame me explicó todo eso antes de que me enviara con la vieja bruja vudú, que a cambio me envió aquí.



—Claro. De acuerdo, bueno, él no es exactamente un agradable hombre comprensivo. Si pudieras darme un día para trabajar algunas cosas y dejarme encontrar a tu hermana, te la traeré y así las sacaré a ambas de aquí.



Sabine levantó una ceja. —Claro, ¿tú? ¿Cómo harás eso? Con tu buena apariencia, porque Dios sabe que no eres un espíritu vudú. Luces como un humano, así como yo.



Tuve que morderme la risa, lo cual resulta sorprendente. No había estado mucho de humor para reír antes. —Escucha, Sabine. Te aseguro que tengo conexiones. Sólo, por favor, haz lo que digo y espera. Soy el único que tiene la oportunidad de conseguir sacarnos de aquí... con vida.

13

Déjala ir.—Leif

Llamé una vez y luego abrí la puerta.—Es hora —anuncié a medida que entraba en la habitación.

Maite se había dado la oportunidad de despedirse de Wyatt. Un transportista había sido alertado del retorno de Wyatt. Todo estaba en su lugar. Pronto, tendría la eternidad que siempre me había imaginado con Maite.

Se había puesto el vestido negro de corta longitud que Padre le había proporcionado para que se lo pusiera. Era su manera de mostrarle a William a quién pertenecía Maite ahora. Yo sabía que ella odiaba la fragilidad del vestido pero me las había arreglado para llegar a un acuerdo con Padre en tanto que ya no estuviera dispuesto a discutir con él en este asunto.

—Vamos a hacer esto —respondió ella haciendo su camino hacia la puerta. Agradecido de que no fuera a dar la batalla, le tendí mi antebrazo para acompañarla, pero ella se apartó y negó con la cabeza—: No, esto no ha terminado todavía. Haces que Wyatt esté de forma segura en las manos de un transportista y fuera de este lugar, y entonces voy a cumplir mi parte del trato.

Ella era terca, pero no iba a discutir. En cambio, asentí con mi cabeza.—Guías el camino —dijo una vez que estábamos en el pasillo.

—Sabes que William probablemente estará aquí, Maite.

—Me imagino que lo estaría.

—Entiendes las consecuencias si te vas con él.

—Sí Leif, sé que vas a matar a todos los que amo y chupar sus almas hasta aquí para vivir en fornicación por toda la eternidad. Lo entiendo.

La amo con tanta fiereza, pero podía hacerme enojar tanto.—Maite, esto no es sobre mí. Ya te he dicho que es por mi padre. Es la forma en que opera. No lo puedo controlar. No tienes ni idea de cuánto halagos tuve que hacer para que le diera de vuelta el alma a Wyatt. Y para ser honesto la única razón por la que creo que estuvo de acuerdo es porque vio el mérito de entretenimiento en tu negativa a ir con William y que él será el que te controle.

Noté la puerta del otro lado del pasillo. Se abrió un poco y dos grandes ojos marrones se asomaron. La expresión de ojos muy abiertos en la cara de Sabine me dijo que había escuchado parte de la discusión que Maite y yo estábamos teniendo. Tenía que concentrarme en mi problema en cuestión. Tendría que lidiar con Sabine y su hermana más tarde.

—Ahora, por favor entiende, ningún dolor que hayas sufrido se debe a que yo quisiera. Nunca quise hacerte daño. Siempre he pensado que me quieres. Que tu alma me quiere. Infierno cuando estoy cualquier parte cerca de ti, tus ojos parecen como si estuvieran atrapados en fuego. Se supone que me quieras. Pero no lo haces. En cambio lo quieres a él. Y no puedes tenerlo, Maite. Nunca fue destinado a ser así.

—Está bien —fue su simple respuesta.

—¿Está bien?

—Ya me has oído, Leif. Dije que sí. Ahora continuemos.Bueno, eso fue más fácil de lo que esperaba. Con una última mirada en dirección a la entrometida Sabine me di vuelta y me dirigí a la puerta de entrada.

Ya basta —gruñí a uno de los espíritus vudú cuando miraron boquiabiertos hacia el cuerpo de Maite en el vestido que Padre le había hecho vestir.

—Puede, bien lucir en él, ¿no es así? —gritó Padre mientras caminaba en el gran vestíbulo.

—No la hagas sentirse incómoda, Padre —le supliqué.

—¿Quién yo? —preguntó él en un tono divertido. Lo vi cuando levantó su mano y colocó dos cigarrillos en su boca y luego volvió su atención a las actividades realizadas en el exterior.

Rebusqué en los espectadores por cualquier señal de la hermana de Sabine. Si pudiera encontrarla ahora, entonces una vez que esto terminara, podría ayudar a Sabine y a su hermana escapar. Luego, sería el momento de disfrutar de mi para siempre con Maite. Es decir, si todos sobrevivíamos a la furia de la Muerte.

—Por favor, haz que se detengan —susurró Maite desesperadamente. Confundido miré abajo hacia ella y luego seguí su mirada para ver a dos del harén de Padre correr sus dedos sobre la entrepierna de Wyatt.

La mayoría de los chicos adolescentes disfrutarían de eso, pero me di cuenta de que Wyatt se sentía incómodo y Maite estaba muy molesta por ello. Sin embargo, Wyatt se había dado cuenta de que quejarse sólo alentaría a Padre.

—Si hago una escena, Padre lo hará entonces mucho peor. Si no quieres ver a una de esas dos montar a Wyatt justo aquí entonces no digas ni una palabra. Wyatt lo sabe. Es por eso que está tan tranquilo.

El silencio cayó sobre las calles salvajes y las personas comenzaron a huir. Toda la risa y la bebida terminó cuando las almas sintieron la presencia de la Muerte cernirse sobre ellos.

—Ah, la Muerte se acerca. El ave caído correr para esconderse —dijo Padre arrastrando las palabras y sacando los dos cigarrillos de su boca para exhalar pequeños anillos de humo antes de ponerlos de vuelta.

—¿Qué quiere decir? —preguntó Maite.

—Will está cerca. Las almas de las personas en las calles lo sintieron y salieron corriendo. A diferencia de ti, la mayoría de los seres humanos no se aferran a la Muerte cuando está en su forma verdadera. Claro, les gusta el cantante Will Walker, pero cuando está realmente en la forma de la Muerte, se esconden.

Padre se dirigió a Wyatt y encorvó su dedo una vez. Las chicas sosteniéndose sobre él aflojaron su agarre en él mientras que él daba un paso adelante.

Jadeos llamaron mi atención a las calles en frente de mí. William había llegado y no había venido solo.

Los ojos de la Muerte rebuscaron hasta que encontró a Maite, a quien había acurrucado contra mi costado. Ella era mía.

—Bien, bien, bien, William y sus amigos. ¿Le debemos el honor a qué? —preguntó Padre en su tono jovial de costumbre.



—Sabes por qué estoy aquí, Ghede —respondió William no apartando los ojos de los de Maite. El brillo posesivo en sus ojos hizo que se me pusiera la piel de gallina en miedo. ¿Sería capaz de hacer frente a él? ¿Padre esperaría que yo maneje a William por mi cuenta?



—Tsk tsk tsk, yo no sé qué querer decir. Dijiste dejarla elegir a ella —anunció padre agitando la mano en nuestra dirección—. Ella lo hizo.



La transportadora rubia se dirigió hacia nosotros cuando William la detuvo. ¿Acaso no planeaba tomarla? ¿Sería realmente así de fácil?—No. La obligaste a elegir. Eso no era parte del trato —rugió William. Maite se estremeció en mis brazos y dio un paso atrás de mí.



—Aquí está el alma que has venido a buscar —Padre empujó a Wyatt hacia la Muerte y al instante Wyatt estuvo en protección de unos brazos transportistas. Luego se había ido.



Maite había conseguido su deseo, su única demanda. Se había cumplido. Ahora, la Muerte tenía que irse.


—Ahora, ¿eso es todo lo que quieres o usarías tu hacha en ella tu mismo? —Padre se volvió hacia nosotros—: Ven acá Maite —la persuadió.



Ella estaba aterrada por Padre. La apreté suavemente en el brazo en tranquilidad luego le di un codazo hacia delante. Ella tenía que ir a él. Si se negaba todo podía ponerse muy feo.



—Usa tu hacha en ella William —se rió Padre mientras agarraba a Maite y la empujaba hacia la Muerte.


Di un paso hacia ella. ¿En qué estaba pensando Padre? William podría extender la mano y tomarla.



—Yo quiero…



—No te pedí nada todavía, Maite. Sostén ese pensamiento sólo un momento más —indicó William levantando su mirada desde Maite y centrándose en Padre—. Te has metido con la persona equivocada esta vez Ghede. Te gusta el entretenimiento, pero nunca fui uno de entretener.



Los transportistas comenzaron a alejarse de William. ¿Estaban todos a punto de irse? ¿Era este el fin? Entonces los guerreros comenzaron a descender. Nunca había visto a uno de los guerreros del Creador antes. Había oído hablar de ellos. Temido. Pero nunca los había visto.



Las espadas enormes que colgaban de su lado simplemente acabarían con nuestro mundo con un solo golpe. El libre albedrío de un ser humano era el único poder que sosteníamos. A los guerreros sin embargo, les eran dado su poder del verdadero Creador. No teníamos ninguna oportunidad contra ellos.—¿Por una chica trajiste los guerreros? —preguntó Padre con asombro.



—Sí —respondió William y dio un paso hacia delante sosteniendo su mano en alto hacia Maite.



—No puedo —sollozó ella.



—Confía en mí —le respondió. Esperé a sabiendas de que ésto era todo. Si ella se acercaba a él la dejaría ir. Me daría por vencido. Si Maite lo elegía una vez más, entonces, la dejaría ir.



Como en cámara lenta, Maite se adelantó y puso su mano en la suya. William la empujó contra su costado con fuerza. El alivio en su rostro se reflejó en los ojos de ella mientras levantaba su mirada hacia él. Estaba donde quería estar. Ya no podía luchar más contra esto. Todo lo que estaba haciendo era que ella me odiara más cada día que pasaba. Amaría a Maite por la mayor parte de mi vida, pero no podía obligarla a que me amara. Finalmente entendí eso.



—Mala elección jovencita —susurró Padre. No esperaba que ella se fuera. En el fondo, sabía que lo haría.



—No, Ghede. Tú eres el único que hizo una mala elección. No tomas lo que es mío. —William lo desafió. Luego hizo una pausa y se inclinó para susurrarle al oído a Maite antes de entregársela a la transportista rubia que había protegido a Maite tan ferozmente antes.



—Tomaste un alma que era demasiado joven para defenderse por sí misma. Un alma que pertenecía al Creador. Has cambiado el destino y luego decidiste jugar con un mundo que no es tuyo. Saliste de tu reino y te llevaste otra alma no en virtud de tu regla. Ahora te doy una elección Ghede. Cerramos este portal hoy, así como los que se encuentran en África y Haití donde los guerreros están de guardia, y los sellamos para toda la eternidad. El poder del vudú va a terminar aquí. Ahora mismo. Cruzaste la raya. —El guante había sido arrojado. William tenía el poder.



—O dejas ir el alma de Maite. Libre de cualquier restitución. Te mantienes alejado de ella y su familia por toda la eternidad y permaneces siendo como eres. Pero te advierto, si veo a tu hijo, a ti o alguno de tus espíritus una vez más remotamente cerca de Maite, voy a poner fin a esta religión. No habrá segundas oportunidades. Es tu elección.



Padre se volvió y miró hacia mí. Podía sentir sus ojos taladrar en mí mientras yo estudiaba a Maite. Esto era todo. Tendría que dejarla ir ahora. Era la única manera.



Ella nunca tuvo la intención de estar conmigo. A pesar de que en mi corazón, ella siempre lo estaría.


—Déjala ir —respondí. Entonces dejé caer mis ojos de su mirada y me giré para irme. De vuelta al castillo, donde mi futuro nunca estaría completo.



Había perdido la llave de mi felicidad.
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Mensaje por tamalevyrroni Lun Sep 28, 2015 3:40 pm

14

No soy nada como mi padre—Leif.

Una mezcla de emociones se agitaban violentamente en mi interior. No podía decidir si la desesperación, la ira, pérdida, o el odio era el más poderoso. ¿Cómo había fallado tan fácilmente? ¿Por qué no fui más rápido y gané su corazón?

—Um, oye tú… uh Leif, creo... —Una voz familiar se agitó en mi interior y giré mi cabeza para mirar al intruso cuando me encontré con la expresión sorprendida de Sabine. Me había olvidado de ella. Mier*da. No estaba con ánimos de ayudar a nadie en estos momentos.

Alguien tenía que ayudarme.—Oh mi. Um, me temo que las cosas no salieron muy bien con la chica —dijo en voz baja.

—Es obvio, ¿verdad? —respondí.

Sus grandes ojos marrones se ampliaron. —Lo siento.

La sinceridad de su voz fue mi perdición. Todas las emociones dentro de mí dieron un paso atrás para dejar que el dolor tomara el papel principal, mientras las lágrimas llenaron mis ojos.—Ella no me eligió a mí. —Me las arreglé para decir.

—Oh. Wow. Bueno, uh, tal vez eso sea lo… ¿mejor?

Quise rugir que no era lo mejor. Nunca sería lo mejor. ¿Cómo podría el hecho de que había perdido todo lo importante para mí, sea lo mejor?



Acechando hacia mi dormitorio sin contestar, me paré y toqué el pomo frío de la puerta, luego hice una pausa. Su olor estaría allí. Su ropa. Mi almohada tendría su olor. La veía allí en mi cama. No era tan fuerte aún. En su lugar, me giré y regresé al dormitorio en el que yo había estado durmiendo desde que Maite había llegado aquí.



Sabine seguía de pie en el pasillo mirándome con ansiedad. Sabía que ella quería mi ayuda, pero en este momento, no podía cuidarme ni a mi mismo.—Puedes venir y hablar de ello. Si eso ayudaría. —Sabine hizo una pausa y se retorció las manos—. Siempre me ayuda hablar de las cosas y soy muy buena oyente.



Maldita sea que ella era muy agradable. No necesito estar alrededor de lo agradable ahora mismo. Yo era cualquier cosa menos agradable en este momento. —No, gracias. Necesito estar solo —respondí lo más cortésmente que pude, antes de abrir la puerta de mi dormitorio temporal.



—Si entras en esa habitación, encontraré a mi hermana sola. Siento que estés molesto pero no voy a quedarme alrededor y esperar por más tiempo. Necesito encontrar a Rosella. Ella se ha ido ya demasiado tiempo. Estoy en un apuro.



Lo que decía Sabine de seguir adelante e intentarlo era tan tentador. Lo único que me impedía caminar lejos era el hecho de que ella nunca saldría viva de aquí. Yo era la única oportunidad que tenía. Esos malditos ojos grandes inocentes de ella, ponían mi lado humano.



La parte de mí que sintió compasión y remordimiento, la parte que había sido moldeada por mi amor a Maite.—Está bien, te voy a ayudar. Pero no soy de humor para una molestia. Escúchame. Haz lo que digo y nos llevaremos bien. ¿Entendido?



—Sí, capitán, lo tengo. —Ella habló arrastrando las palabras en un acento atractivo del sur al que yo no había prestado atención a mucho antes.



Asiento con la cabeza, mis pensamientos se remontaron a Maite. ¿Estaba feliz ahora? ¿Qué estaba haciendo? ¿Me echaría de menos ella en absoluto?



Tenía que verla por última vez. ¿Podría escaparme e ir a comprobar sobre ella o William haría realidad su amenaza? Forzando los pensamientos de Maite aparte, me enfoqué en la muchacha que está de pie delante de mí. La única que me necesitaba.



—Voy a ir a buscar a tu hermana ahora. Tú te quedas aquí, en tu dormitorio.



Sabine comenzó a negar con la cabeza.—Esa parte no está en discusión. Voy a traer a su hermana de regreso a ti. Pero si vas conmigo, todo se estropeará. Ghede no va a dejar que te vayas de aquí si te ve.



Tragó con nerviosismo, —¿Te refieres a tu padre?



Por lo tanto, había oído mucho más de la conversación que yo había tenido con Maite. —Sí, mi padre.


Por último dio un paso atrás en su habitación y comenzó a cerrar la puerta. Vi como ella me observó un momento.



—Pero tú no has hecho que la chica se quede contigo. Ella quería irse y la dejaste.



—No soy mi padre. No soy nada como mi padre. Ese es el problema.



Closer by William Walker(Cancion)

Cae la noche mientras te observo desde la distancia.
La oscuridad reclama el cielo y me gustaría que supieras...



Se supone que debemos estar a kilómetros de distancia,
pero algo me atrae más cerca
Se supone que debemos estar muy lejos,
pero la gravedad nos acerca más.



Más cerca de tu piel, en lo profundo,
la rebelión, se ha apoderado de mí
y parezco no ser capaz de nadar.
Hasta el límite de mí mismo, estoy bajo tu control.



Me pregunto cómo llegamos aquí,
me pregunto cómo llegamos aquí, al lugar donde deberíamos ir.
Ooooh oooh oooooh.
El lugar al que deberíamos ir.
Ooooh Oooooh ooooh.



Las almas no están hechas para cosas como estas.
Nuestros mundos nunca estuvieron destinados a colisionar.
Mejor vete, mientras tienes algo que dejar atrás.



Se supone que debemos estar a kilómetros de distancia,
pero algo me atrae más cerca.
Se supone que debemos estar muy lejos,
pero la gravedad nos acerca más.



Máscerca de tu piel, en lo profundo,
la rebelión, se ha apoderado de mí
y parezco no ser capaz de nadar.
Hasta el límite de mí mismo, estoy bajo tu control.



Me pregunto cómo llegamos aquí,
me pregunto cómo llegamos aquí, al lugar donde deberíamos ir.
Se supone que debemos estar a kilómetros de distancia,
pero algo me acerca.

FIN DEL LIBRO Nos Vemos En Ceaseless.
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Mensaje por asturabril Lun Sep 28, 2015 4:30 pm

Gracias. A leer toca I love you I love you
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Mensaje por SuenoLR Mar Sep 29, 2015 5:02 am

Gracias
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Mensaje por EsperanzaLR Mar Sep 29, 2015 11:41 am

Muchas Gracias por traerla Tami Es super Besotes
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Mensaje por asturabril Mar Sep 29, 2015 9:11 pm

I love you I love you I love you I love you
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Mensaje por EsperanzaLR Miér Sep 30, 2015 11:24 am

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