Re: WEBNOVELA"Mundos separados DE LINDSAY ARMSTRONG"

por SuenoLR Dom Nov 29, 2015 4:37 am

Sique mi Kat

por EsperanzaLR Dom Nov 29, 2015 12:04 pm

asturabril escribió:

por EsperanzaLR Dom Nov 29, 2015 12:05 pm

SuenoLR escribió:
Sique mi Kat

Ahora sigo mi Tonia

por EsperanzaLR Dom Nov 29, 2015 12:08 pm

Capítulo 2
—¿Has llegado ya a una decisión, Maite?
Estaban en el despacho de Finn en Eastwood. Aún no habían tenido su sesión de ese día. Walt la había acompañado hasta esa sala para que pudiera esperar cómodamente a que llegara William, que ese día había aparecido con retraso.
—Tengo que saberlo hoy mismo —continuó él mientras apagaba el teléfono que lo había tenido entretenido bastante tiempo.
Ésas eran las primeras palabras que le decía en todo el día.
Se miraron a los ojos. Ella llevaba puesto uno de sus conjuntos deportivos de licra. Él, en cambio, iba vestido de manera mucho más formal, con pantalones azul marino y camisa blanca de raya diplomática. Tenía todo el aspecto de un poderoso hombre de negocios y no parecía estar de buen humor.
—¿Por qué? ¿No puedo decidirlo más tarde? —contestó ella—. Por cierto, buenos días para ti también. ¿Cómo estás,William?
—Lo siento, he sido un maleducado —reconoció William—. Es que hoy tengo un día muy complicado.
—Yo también. No puedo compararlo con llevar el peso del imperio McLeod, pero también es difícil.
William la miró con sus ojos azules entrecerrados. Pareció darse cuenta entonces de que tenía ojeras y cara de cansada. Después de todo, no había podido dormir en toda la noche.
—¿No te encuentras bien? —le preguntó entonces—. Creo que un tiempo en un puesto de ganado te vendría muy bien para recargar las pilas —añadió—. ¿O es que eres tan urbanita y cómoda que te asusta pasar un tiempo en el campo?
Se fijó en sus ojos; la miraba burlón.
Inspiró profundamente para intentar controlarse. Después le habló con bastante calma.
—No, no me da miedo estar en el campo. Pero tú no eres el único con problemas, William. Yo también necesito algo, así que estoy lista para negociar contigo. Iré a Waterford si tú aceptas acompañarme a la boda de mi hermana.
Su primera reacción al ver como William abría la boca con incredulidad fue de satisfacción. Estaba segura de que había conseguido sorprenderlo.
Su segunda reacción fue de pánico y se arrepintió de haberle dicho nada.
William cerró por fin la boca.
—Creo que será mejor que me lo expliques.
Se ruborizó al instante, se había metido en un buen lío y no sabía qué decirle.
—No… Olvida lo que acabo decirte, William, me ha salido sin pensar y…

por EsperanzaLR Dom Nov 29, 2015 12:14 pm

—No, no quiero olvidarme de ello. Dímelo, Maite —le ordenó con firmeza.
Tragó saliva mientras rezaba para que se la tragara la tierra.
—Maite, no voy a dejar de insistir hasta que me cuentes de qué va todo esto —le advirtió William al ver que no contestaba.
Frustrada, cerró los ojos. Después exhaló con fuerza y le contó de la manera más aséptica posible lo que pasaba. Consiguió mantener la calma casi hasta el final de la historia, cuando la emoción contenida pudo con ella.
—Sé que no parece lógico, pero el caso es que no quiero mantenerme al margen del resto de mi familia. Quiero que Dakota sea feliz, pero sería aún más humillante después de lo que pasó aparecer en su boda sin pareja, como una patética solterona.
William no la había interrumpido mientras le contaba aquello.
—¿Dakota? —dijo por fin mientras ella se sonaba la nariz con un pañuelo.
Su pregunta le hizo sonreír.
—Recuerdo lo afortunadas que nos sentíamos de pequeñas por no haber sido concebidas en Timbuctú o Harare. Podríamos haber acabado con un nombre mucho peor…
—Entiendo —repuso él con una sonrisa antes de ponerse de nuevo serio—. Pero ¿por qué has pensando en mí?
—Bueno, cuando se me ocurrió de repente esta extravagante idea de alquilar un acompañante para la boda, me di cuenta de que tenía que ser alguien realmente impresionante —le dijo ella con algo de embarazo—. En ese momento no se me ocurrió nadie mejor que tú. Pero no pretendía decírtelo y…
No supo cómo seguir.
—¿Por qué crees entonces que me lo has pedido?
Se quedó mirándolo y recordó entonces por qué lo había hecho.
—William, has actuado de manera muy despótica en todo este tema. Has hablado con mi jefe a mis espaldas y él me ha llamado y me ha pedido que lo haga como un favor personal. Ahora me encuentro en esta disyuntiva por tu culpa, a mi jefe no puedo decirle que no a nada, se ha portado muy bien conmigo, pero… ¡Hasta has hablado con el hospital de Augathella sin consultarme antes!
William la miraba divertido, como si estuviera satisfecho con su conducta.
—Muy bien, puede que para ti no sea nada grave, pero creo que te has comportado como un manipulador y me enfadé porque…
—Iré.
—Pero…
Se quedó unos segundos sin palabras.

por asturabril Dom Nov 29, 2015 2:41 pm

por EsperanzaLR Lun Nov 30, 2015 11:38 am

por SuenoLR Mar Dic 01, 2015 4:12 am

Sique mi Kat

por EsperanzaLR Mar Dic 01, 2015 2:59 pm

asturabril escribió:

por EsperanzaLR Mar Dic 01, 2015 3:00 pm

SuenoLR escribió:
Sique mi Kat

Ahora sigo mi Tonia

por EsperanzaLR Mar Dic 01, 2015 3:03 pm

—Mira, creo que no era buena idea después de todo. Me pareció justo pedirte algo a cambio y negociar tu oferta, pero ahora creo que no tendría demasiado sentido…
—Maite, dejemos las cosas claras —la interrumpió William entonces—. Si vienes a Waterford, te acompañaré a la boda.
—Pero…
—¡Maite! —gruñó él.
—De acuerdo. Gracias —repuso algo desencantada—. Harás muy feliz a mi madre.
—¿Por qué? —le preguntó ella de repente una hora más tarde.
Estaban en la piscina haciendo ejercicios de flotación.
Era un típico día caluroso y húmedo, como casi siempre en Brisbane. No acababa de acostumbrarse al clima de esa ciudad, casi tropical, así que era agradable estar dentro de la piscina y en los jardines de Eastwood.
Llevaba puesto un gorro de látex, gafas oscuras y su traje de baño azul marino. Había interrumpido de repente sus instrucciones para hacerle esa pregunta.
Finn, que había estado flotando boca arriba sobre el agua, se dio la vuelta y fue nadando hasta el borde.
—Puede que no quieras saber la respuesta.
—Sí que quiero —insistió ella.
William se encogió de hombros. Su torso era ancho, fuerte y musculoso. Destacaban sobre su perfecta piel bronceada las cicatrices del accidente y de las operaciones posteriores en su pierna. Había tenido mucha suerte de que no le quedara ninguna marca en su rostro.
—Me dio la impresión de que estabas pidiendo ayuda.
Hizo una mueca al oír sus palabras.
—Y también parecía que no tenías a nadie más a quien recurrir. No me extraña, después de todo te dejaron por tu hermana pequeña. Pero ya han pasado dos años, ¿no es demasiado tiempo para seguir afectada por eso?
—Puede que tú te estés haciendo la misma pregunta dentro de dos años —repuso ella con calma.
—De acuerdo, lo acepto —contestó él—. De hecho, ya me habían comentado que no tienes responsabilidades personales y que estás decidida a seguir igual, así que no he sido tan despótico como crees.
Se sumergió un segundo bajo el agua y volvió a salir.
—Supongo que te lo diría Peter, ¿verdad?
William asintió con la cabeza.

por EsperanzaLR Mar Dic 01, 2015 3:06 pm

—Si crees que sigo triste y afligida por todo aquello, no es así.
—No, no es así. Todo lo contrario. Siempre me has parecido una mujer inteligente y llena de energía. Pero no he podido evitar preguntarme si te has negado a conocer otros hombres después de lo que te pasó —le dijo William con una mirada llena de curiosidad.
—Sí y no —repuso ella—. Supongo que no me preocupa tanto conocer a un hombre que me pueda hacer lo mismo como darme cuenta de que quizás sea yo quien tenga el problema. Después de todo, yo lo elegí a él. Puede que sea mi criterio el que falle —añadió con una sonrisa—. No se puede condenar a todo el género masculino por la conducta de uno de sus miembros, pero a veces me resulta difícil no hacerlo, la verdad.
—Entonces, ¿no te planteas casarte algún día y tener hijos?
Se mordió el labio inferior antes de contestar.
—Sí que me lo planteo. Me encantan los niños. De hecho, estoy muy satisfecha del trabajo que he hecho con algunos que necesitaban rehabilitación. Pero no me imagino enamorándome de nuevo, así que… No sé…
—¿Dónde y cuándo es la boda de tu hermana?
Se lo dijo entonces.
—Tal y como estás progresando, creo que serás bastante móvil para entonces.
—¡Qué suerte la mía! —replicó William con amargura.
—Mira, sé que asistir a una boda, después de todo lo que te pasó, será lo último que te apetezca hacer —le dijo ella con un suspiro—. Te lo dije sin pensar y lo siento. Mira, iré a Waterford y tú no tienes que ir a la boda. Lo entiendo.
—Maite, nunca pensé que fueras una mujer tan indecisa como me estás demostrando hoy —repuso él con buen humor.
—Normalmente no lo soy —le dijo mientras se quitaba el gorro y se lo colocaba de nuevo—. Mi madre me llamó ayer, algo que no hace muy a menudo, y desde entonces estoy desconcertada y no sé lo que hago ni lo que digo.
William se echó a reír al escucharla.
—Iré contigo a esa boda.
—¿Estás seguro? —le preguntó con nerviosismo.
—Lo estoy.
Maite salió de la piscina sin darse cuenta de que William no podía dejar de mirarla. Era una mujer muy esbelta y su cuerpo, cubierto de gotas de agua, lo tenía hipnotizado. Se dio la vuelta entonces y puso las manos sobre las caderas.
—Pero…
Al ver que su paciente la estaba mirando con intensidad, se quedó callada y sin poder seguir.

por EsperanzaLR Mar Dic 01, 2015 3:08 pm

Se fijó entonces en sus pechos, no demasiado grandes, pero perfectos y deliciosos. Después bajó la vista hasta sus tentadoras caderas y no pudo evitar preguntarse cómo sería su espontánea y natural fisioterapeuta en la cama.
—Pero… —comenzó Maite de nuevo.
Pero tampoco esa vez pudo terminar de decirle lo que pensaba.
Él se esforzó por apartar la vista de su atractivo cuerpo y comenzó a nadar hacia el centro de la piscina.
—Voy a ir a la boda de tu hermana, señorita Torrance —le dijo desde allí—. Y no hay nada más de lo que hablar.
Maite decidió no llamar esa noche a su madre. Aún no se creía que William McLeod fuera a acompañarla a la boda de Dakota y tampoco había decidido si debería dejar que fuera. Así que pensó en esperar un poco más antes de decírselo a su madre.
Pero su madre la llamó desde una línea privada y contestó el teléfono sin saber de quién se trataba.
—Hola, Maite Torrance al habla —dijo de manera distraída mientras se preparaba pasta para la cena.
—Lo sé, cariño —repuso su madre—. Me temo que he sido un poco mala, te estoy llamando desde un teléfono que no es mío. No quería llamarte desde casa, temía que no quisieras hablar conmigo.
—Mamá… —protestó ella sintiéndose culpable—. Yo nunca haría algo así…
—Sólo quería decirte de nuevo que entiendo que sea difícil para ti venir a la boda. Por favor, no creas que no nos damos cuenta de cómo te sientes y que sólo pensamos en ella. Aunque tienes que saber que tu hermana está muy triste con todo esto…
—Mamá, no pasa nada —la interrumpió entonces—. He conseguido que me den libre ese fin de semana y voy a poder ir. ¿Crees que podría llevar a alguien?
—¿A quién?
—A alguien que…
—¿A un hombre?
—Sí, así es —repuso mientras mezclaba la salsa con la pasta.
—Cariño, ¡claro que puedes! —exclamó entusiasmada su madre—. ¿Quién es? Háblame de él. No sabía nada de esto, pero supongo que es alguien importante si quieres que te acompañe a la boda de tu hermana. ¿Es un buen chico? Bueno, seguro que lo es. ¿Es guapo?
Dejó la cuchara de madera sobre el mostrador de la cocina y cerró los ojos.
—Mamá, sólo somos amigos…

por asturabril Mar Dic 01, 2015 7:47 pm

Sigue sigue no pares Wink

por SuenoLR Miér Dic 02, 2015 4:08 am

Sique mi Kat!!!!!!!!

por EsperanzaLR Miér Dic 02, 2015 5:16 pm

asturabril escribió:Sigue sigue no pares

por EsperanzaLR Miér Dic 02, 2015 5:17 pm

SuenoLR escribió:
Sique mi Kat!!!!!!!!

Ahora sigo mi Tonia

por EsperanzaLR Miér Dic 02, 2015 5:21 pm

—¿Cómo se llama?

Dudó un segundo.

—William McLeod —le dijo de mala gana.

—¿McLeod? ¿De la familia de los McLeod? —repitió atónita.

—Sí, pero escúchame, mamá. No quiero que se lo digas a nadie. Si lo haces, no iré. Sólo somos amigos, nada más.

—Tu secreto está a salvo conmigo —le prometió su madre con pesar—. Es una noticia fabulosa. ¡Estoy tan contenta por ti! Bueno, cariño, ahora tengo que dejarte, he pedido prestado este móvil y no puedo hablar más. Está pitando y creo que se va a quedar sin batería. Hablaremos pronto…

La voz de su madre se cortó de repente.

Apagó su teléfono y se dio con la cabeza en la pared. No entendía cómo su pacífica y tranquila vida se había convertido en un campo de minas en sólo veinticuatro horas.

Eso era lo que había conseguido por culpa de su orgullo y con la ayuda de alguna mentira.

Se dio cuenta entonces de que se le estaba quemando la pasta. Apagó el fuego y apartó la sartén. Se le había quitado el apetito.

Se sirvió una copa de vino blanco y salió a la terraza.

Empezaba a atardecer y la temperatura era algo más suave, aunque seguía habiendo demasiada humedad. Se fijó en un grupo de ruidosos y coloridos pájaros que se estaban juntando en el árbol que crecía pegado a su edificio.

Miraba los pájaros, pero era otra cosa la que tenía en su mente. Lo quisiera o no, William McLeod iba a tener que aceptar que ligaran su nombre al de ella.

Y lo único que podía hacer ella al respecto era tragarse su orgullo y admitirlo cuanto antes. No podía haber más orgullo ni más mentiras.

Fue Walt quien la acompañó una hora más tarde hasta uno de los salones de la casa.

William estaba sentado en el sofá viendo un partido de criquet en un gran televisor. Había una cafetera y dos tazas sobre la mesa de centro. Llevaba una camisa blanca de algodón y pantalones color caqui. Se fijó en su bastón, lo tenía apoyado al lado suyo en el sofá.

—Maite… —dijo al verla.

Su tono no le dejaba claro si se alegraba de verla o todo lo contrario. Le pareció un tono más bien ambiguo e indiferente.

Pero se dio cuenta de que estaba mirándola de arriba abajo.

por EsperanzaLR Miér Dic 02, 2015 5:23 pm

Se había cambiado de ropa después de llamarlo para decirle que iba a ir a verlo. Llevaba una sedosa blusa amarilla y pantalones vaqueros. Su pelo, liso y largo, lo llevaba normalmente recogido en una coleta para trabajar con más comodidad. Para esa visita, en cambio, se lo había dejado suelto y recogido a un lado con un prendedor plateado.

No pudo evitar mirarse a sí misma al ver que William también lo hacía. Temía que hubiera algún problema con su conjunto que se le hubiera pasado por alto. Quizás una mancha o algo desabrochado…

—Es la primera vez que te veo sin tu ropa deportiva o sin bañador. Tienes buen aspecto —le dijo William a modo de explicación.

No pudo evitar hacer una mueca al oírlo.

—Lo digo en serio —murmuró entonces.

—Bueno, gracias. Tú, también estás bien —repuso ella algo incómoda—. Mira, William, antes que nada quería disculparme por venir a verte, pero es viernes y no quería esperar a verte el lunes en rehabilitación para poder hablar contigo. Tampoco me pareció apropiado comentártelo por teléfono.

—No pasa nada. Siéntate y sirve el café, por favor —le dijo él—. ¿Ha pasado algo?

—Sí, mi madre —repuso ella mientras se sentaba en un sillón cercano al sofá y comenzaba a llenar de café las dos tazas—. Tienes que creerme si te digo que quiero mucho a mi madre, pero esto es lo que ha pasado.

Le explicó la conversación que había tenido esa noche con su madre.

Cuando terminó, William levantó una ceja con extrañeza.

—¿Y?

—Bueno, le ha hecho tanta ilusión que le dijera que voy a estar acompañada que está convencida de que tú y yo somos…

Se quedó sin palabras.

—¿Amantes? —ofreció él.

—Bueno, no lo sé… Supongo que algo parecido —le dijo ella con mucha incomodidad—. Me prometió no decir nada, pero estaba tan contenta que no creo que pueda mantener el secreto, la verdad.

William se incorporó en su asiento y tomó su taza de café, pero la miró divertido antes de probarlo.

—¡Qué maraña hemos tejido! —repuso él—. Y supongo que temes algo más.

—¡Claro! Se trata de ti, las cosas podrían trascender. La prensa podría enterarse de ello. Puede que hablen de ello aunque mi madre no se vaya de la lengua. No entiendo cómo no pensé antes en esto. ¡El hecho de que vayas a esa boda conmigo podría levantar todo tipo de sospechas!

—¡Qué horror! —exclamó él en tono burlón.

por EsperanzaLR Miér Dic 02, 2015 5:28 pm

Lo miró a los ojos al escucharlo.

—¿Es que no te importa? —le preguntó atónita.

—Hace mucho que no me importa lo que diga la prensa del corazón —le confesó William—. Además, ¿no se trataba de eso? ¿De conseguir que tu familia y amigos vieran que no eres una solterona?

—Pero después de lo que te ocurrió… No ha pasado tanto tiempo —le dijo ella—. Me siento muy mal. No podría hacerte algo así.

William se quedó mirándola unos instantes.

—Te lo agradezco mucho, Maite, pero no tienes que preocuparte por mí. Puedo cuidar de mí mismo.

Intentó controlarse, pero no lo consiguió.

—¿Qué es lo que tengo que hacer para conseguir que no vengas a la boda? —le preguntó algo frustrada.

—Habría ayudado que no me lo hubieras pedido. Pero lo hiciste y me parece que es una manera de devolverte el favor después de todo lo que has hecho por mí.

Abrió la boca para hablar, pero no se le ocurrió nada coherente que decir, y volvió a cerrarla.

—Bueno, ¿quieres seguir enfadada con tu familia?

—No, claro que no —repuso ella con emoción en la voz.

—¿Quieres que él vuelva contigo?

—¡No, por supuesto que no!

—Entonces, creo que ésta es la mejor manera de arreglar las cosas de una vez por todas. Y conseguirás que tu hermana sea feliz al verte allí.

—Pero va a ser una farsa.

—Verás, querida, muchas veces está bien atenerse sólo a la verdad, pero en ocasiones es mejor no hacerlo.

Lo miró sin comprender sus palabras.

—No quieres recuperar a ese hombre, no quieres estar mal con tu familia y no quieres sentir que eres el centro de las miradas en esa boda. Así que…

—¡No sigas! —repuso ella de repente—. Me siento fatal. Como una estúpida y orgullosa mojigata…

William se echó a reír.

—Maite, esto fue idea tuya. Sólo te digo que fue una buena idea y que me das la oportunidad de agradecerte tu buen trabajo.

—Entiendo…

—Entonces, ¿estamos de acuerdo? ¿Ninguna duda más?

—De acuerdo —repuso ella de mala gana.

por EsperanzaLR Miér Dic 02, 2015 5:30 pm

No pudo dormir esa noche, Maite estaba demasiado confusa.

William y ella se habían tomado el café como dos buenos amigos mientras veían el partido de criquet. Había estado tan a gusto que se había quedado hasta el final del torneo.

Pero no conseguía entender a ese hombre, seguía siendo un enigma para ella.

Tenía que agradecerle que aceptara ir a la boda. También le gustaba su compañía y su seco sentido del humor. Después de meses de trabajo, había aprendido a reconocer cómo era, pero sólo en parte.

Aunque no pasaba a menudo, podía saber si tenía un mal día con sólo mirarlo. Esos días parecía más pálido que de costumbre y cambiaba constantemente de humor. Nunca le extrañó su conducta, había pasado por mucho.

Pero no podía quitarse de la cabeza que había algo más en él que no entendía. William le había dicho que le parecía bien hacerlo porque así podía darle las gracias por su trabajo. Pero no entendía cómo podía aceptar ir a una boda cuando la suya no había podido celebrarse por la muerte de su prometida.

También le había sorprendido que le diera igual que su nombre pudiera ser ligado al de ella en la prensa del corazón.

Pensó entonces que quizás se hubiera encerrado en sí mismo y hubiera bloqueado sus emociones para poder así afrontar su tragedia.

William también estaba teniendo problemas para conciliar el sueño esa noche.

Pensó en tomarse un somnífero, pero no quería depender de ese tipo de medicación.

Las cosas estaban mejorando poco a poco. Cada vez le dolía menos la pierna y tenía más movilidad. Y las terribles pesadillas que lo habían perseguido en sus sueños habían empezado a desaparecer también.

A pesar de todo, su vida ya no era su vida.

Por eso no entendía por qué era tan importante para él llevarse a su fisioterapeuta a Waterford con él.

No pudo evitar sonreír al recordar la indecisión de Maite después de haberle dicho lo que quería a cambio de aceptar su oferta de trabajo. Ese detalle le había dejado más claro aún lo que ya sabía, que era una buena persona.

Y también era, a su manera, una mujer muy atractiva. Y era hábil, inteligente y activa. Era una buena compañía.

Pero no sabía si todo eso justificaba cómo se había comportado él.

Dio una vuelta más en la cama. Era cierto que empezaba a sentirse frustrado y necesitaba cambiar de aires. También estaba convencido de que Maite había sido en gran parte responsable de su mejora, aunque ella no terminara de creerlo. A ella le importaba de verdad la gente, se le daba bien animar a las personas y conseguir que no perdieran la esperanza de moverse de nuevo.

por SuenoLR Jue Dic 03, 2015 4:59 am

Sique mi Kat

por EsperanzaLR Jue Dic 03, 2015 4:01 pm

SuenoLR escribió:
Sique mi Kat

Ahora sigo mi Tonia

por EsperanzaLR Jue Dic 03, 2015 4:07 pm

Y él no entendía por qué se sentía tan culpable.
Se dijo que para él era más sencillo no tener que cambiar de fisioterapeuta en mitad de su tratamiento, pero quizás hubiera algo más detrás de su decisión. Algo que no entendía.
Maite siguió trabajando con William durante la siguiente semana y éste le mostró de nuevo lo difícil que podía llegar a ser. Él quería dejar de usar el bastón y ella se negaba.
William había tenido una importante reunión ese día que no podía cambiar de hora y terminaron su sesión en el gimnasio más tarde de lo habitual. De vuelta a la casa, él se negó a que lo llevara en silla de ruedas.
—Y he decidido que tampoco necesito el bastón.
—¡William, no seas tonto! —repuso ella mientras lo fulminaba con la mirada.
—No es la primera vez que me dices eso y tampoco entonces estuve de acuerdo contigo —le dijo él con mirada penetrante y oscura—. ¿Sabes lo duro que es tener que usar un bastón para andar? ¿O que una chica tenga que llevarte en silla de ruedas?
—¡Claro que sé que es duro! Aunque lo de menos es que sea una chica quien empuje la silla.
—Sí que importa. Me siento como un viejo e inútil anciano.
Inspiró profundamente y contó hasta tres antes de hablar.
—Te sentirías peor si tropezaras y te rompieras algo —repuso ella enfadada—. Muy bien. Se acabó la silla, pero no puedes prescindir del bastón. No seas inmaduro e infantil —añadió ella con firmeza.
Quería intimidarlo, pero no lo consiguió.
—Señorita Torrance, puedes insultarme todo lo que quieras, pero no puedes detenerme —contestó él dando media vuelta y alejándose de allí.
Maldijo entre dientes mientras lo veía marchar.
—Y yo puedo dejar de tratarte, señor McLeod. Así que ya puedes ir buscando a otra persona que te acompañe a Waterford.
Finn se detuvo y la miró.
—¿Y qué pasa con la boda de tu hermana?
Abrió la boca para hablar y volvió a callarse.
—Porque tú les has dicho que vas a ir con alguien y que se trata de mí. Creo que lo tienes más difícil que yo.
Frunció el ceño al escucharlo.
—Bueno, supongo que tendré que tragarme mi orgullo, eso es todo.
William la miró de arriba abajo con una sonrisa burlona.

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